XIV

En alguna parte de la ciudad Yirdigan...

Santiago recuperaba la consciencia lentamente, pero cuando intentaba moverse, sentía sus manos y pies atados, así que lentamente decide abrir los ojos.

—Ay... ¿Que pasó? —dijo mientras intentaba abrir los ojos.

De repente, un puñetazo en su cara la sorprende por completo, dando un quejido, luego, una voz familiar le habló —¿Dónde carajos esta tu grupo? —preguntó Kevin agarrándole de la camisa.

—¡¿Pero cómo...?! —mira a su alrededor confundido, para luego ver a Lexa, Kiara, Raúl y Avep sentados alrededor de la habitación reponiendo energías —¿Entonces no fue un sueño? —preguntó Santiago con un poco de tristeza, ya que el recordar lo que sus supuestos amigos habían hecho, le lastimaba el corazón.

—¡Responde la maldita pregunta! —exigió Kevin con furia.

—¡Guarda silencio! Que no ves que ya llamanos la atención suficiente, puedes preguntarle lo que quieras, pero en en voz baja —reprendio Kiara.

Kevin suspira y luego mira fijamente a Santiago con una mirada profunda e intimidante.

—¿Crees que te voy a decir? —dijo Santiago.

Kevin levanta su puño —Si sabes lo que te conviene —recomendó Kevin.

—De nada te sirve intentar ayudarlos, te abandonaron y dudo mucho que vayan a venir por ti y el otro sujeto —dijo Raúl.

Santiago se quedó pensativo, aunque sabía que tenían razón, no quería admitirlo. Solo decidió quedarse en silencio.

—Chicos, ¿Pueden dejarnos un momento a solas? —pidió Kevin entre dientes.

Todos, sin dudarlo, salieron de la habitación dejando a solas a Kevin y Santiago. Una vez que cerraron la puerta, se empieza escuchar un grito desgarrador, mientras las paredes son golpeadas con fuerza. Luego Kevin se asomó por la puerta.

—Esto va tardar más —cierra la puerta y una vez más se vuelven a escuchar gritos y golpes.

—Sabía que eran fuertes, pero no agresivos —dijo Lexa.

—Y eso que no está enojado —dijo Avep.

Para intentar distraerse del escándalo, el cual empezaba a relajarse poco a poco, Raúl se paseaba por la habitación, observando cada cosa que le llamara la atención. Hasta que llego a lo que parecía ser una pizarra, con algunos recortes de periódicos viejos pegados en ella.

—¿Y esto? —preguntó.

—Son algunos recortes qué informan lo que pasó aquí hace 7 años, y otros que recuerdan como era nuestra vida anteriormente —dijo Lexa, acercándose a Raúl y quedándose a su lado mientras observa los recortes junto con él.

—¿Pero por qué? —.

—Al principio de todo esto, los centinelas y nosotros intentamos encontrar la base de Razay, pero todo pasó tan rápido y al mismo tiempo que no logramos dar con ella —respondió.

Raúl logra ver un artículo que hablaba de la fundación del grupo de Centinelas en Yirdigan —Los Centinelas... ¿Podrias decirme que fue lo que sucedió realmente? —preguntó.

Lexa guarda un momento silencio —Cuando Razay atacó, ellos hicieron todo lo posible por detener el ataque. Pero nuestro exceso de confianza causó que no les diéramos el apoyo necesario, se podría decir que incluso entorpecimos sus movimientos, causando la derrota en la batalla. Luego, cruelmente les echamos la culpa de todo, cuando claramente la culpa fue nuestra. El odio injusto hacia ellos era tan grave, que terminaron... —guarda silencio e intentando recuperar la compostura —Asesinando a un Centinela —dijo con voz entrecortada.

—Oh, yo... Lo lamento mucho —dijo Raúl comprendiendo la situación.

—No te preocupes —recupera la compostura —Cuando sucedió eso, los Centinelas se sintieron traicionados, y con razón. Decidiendo dejar el grupo de rebeldes para forjar su propio camino. Algunos, cómo Santiago y Jonathan, entorpecian nuestras investigaciones para ellos robarnos información y conseguir ventaja, pero al final del día era para hacer lo correcto. Luego están, los que quieren vernos sufrir y matarnos por venganza —finalizó.

—Los que robaron el mapa —.

—Por lo que entendí, buscarán sobornar a las fuerzas de Razay para evitar que un rebelde consiga el mapa, y conociendo a esos desgraciados, lograrán lo que quieren —.

—¿Pero por que llevarse de cobarta a los inocentes? Quieren justicia pero no son justos —reclamó Raúl.

—No les importa nada, están segados por la ira y el sed de venganza. Jamás entraron en razón, y la verdad no los culpo. Con todo lo que paso con aquel Centinela... Es entendible que estén así —.

—Me mencionas ese Centinela como si fuera alguien muy importante —opinó Raúl.

—Era el líder. Era una de las personas más justas que podían existir —.

—Pero si lo amaban... —gira y ve a Lexa fijamente —¿Por que lo mataron? —.

—Los humanos... Sin importar de que raza seamos, podemos llegar a ser crueles y dejarnos llevar por nuestras emociones con facilidad. Los Pachengekes, apesar de ser personas relajadas, también podemos dejarnos llevar por las emociones muy fácilmente. No todos, claro, pero de igual forma hay gente así de cruel —contestó Lexa mientras se limpiaba los ojos para evitar soltar las lágrimas.

Raúl se queda pensativo, analizando todo lo que Lexa le acaba de contar, no lo podía creer —Eso es terrible... No lo puedo creer, no sé ni siquiera que decir —comentó.

—No hay necesidad de hacerlo, es preferible que olvidemos eso, por más profunda que sea la raíz del recuerdo —recomendó Kiara.

Aún pensativo, Raúl se acercó a la pizarra para ver más artículos de periódicos, cuando vio uno que le llamo la atención. Toma la hoja vieja con mucho cuidado, y analiza el artículo, este decía que se había firmado un acuerdo con los Neutros para crear una ciudad más segura. Nada fuera de lo común, hasta que vio la imagen que acompañaba el artículo.

En esta imagen, había una gran multitud gritando de emoción por la firma del tratado. Pero en el fondo de la multitud, en un callejón oscuro, se podía ver a una persona, tenía cuerpo femenino, pero esta estaba toda cubierta por vendas y una máscara, casi imperceptible a simple vista. Curioso, se da vuelta.

—¿Habían visto esto antes? —preguntó Raúl, pero cuando se dio la vuelta... No había nadie, la habitación estaba sola —¿Chicas? —preguntó para regresar a ver la pizarra, pero estaba vacía, lo cual confundió horriblemente a Raúl. Nuevamente regresa a ver dónde se suponía que estaban las chicas, pero esta vez no había habitación, solo una pantalla oscura, vacía. Desesperado mira a su alrededor, solo para darse cuenta que ya no había habitación, estaba en quien sabe dónde, en un vacío profundo —¿Que mierda? —se preguntó.

Luego, unas voces empezaron a hablar.

¿Que haces aquí?
No deberías entrometerte

Vete... Huye...

Antes de que sea demasiado tarde para ti...

De igual manera...

No

Podrás

Salvarlos...

Decían las misteriosas voces, para luego, en un abrir y cerrar de ojos, apareciera frente a Raúl, una montaña de cuerpos putrefactos, mientras dos cuerpos colgaban en los costados de la montaña de cuerpos. Además que, hasta abajo, había el cuerpo de una mujer.

—¿Q-que es esto? —se preguntó titubeando.

Una sombra emergio de la punta de la impactante montaña de cuerpos putrefactos, era la misma mujer de la fotografía del artículo, pero esta vez se podía notar que sus vendas eran oscuras y su máscara tenía una forma muy peculiar, en la parte del rostro terminaba en una punta y en sus ojos... Solo se podía ver una oscuridad muy densa, sabias que te estaba mirando, pero te daba una sensación bastante extraña. De sus brazos y debajo de su máscara, goteaba un líquido oscuro.

Debiste haberte quedado en Lestars, muchacho... No debiste haber salido de ahí. Deja de entrometerte, de igual forma, no tienen oportunidad contra mí —dijo la misteriosa mujer.

El chico se quedó Impactado, aunque quisiera moverse, el miedo lo tenía paralizado. Luego, la extraña mujer extendió el brazo, de repente, Raúl empieza a sentir un dolor insoportable en su pecho mientras le falta el oxígeno. Poco a poco, su cuerpo se debilita y cae de rodillas, su visión también empezaba a empeorar, para finalmente caer inconsciente.

No eres nada...

*
*
*
*
*
*

—... —.

—¿...bien? —se escuchaban una voces, pero era casi inentendible lo que decían.

—No lo sé, solo se cayó y ya, quedó así —dijo una voz familiar para el chico, el cual, empezaba a recuperar la conciencia.

Luego, se empezaron a escuchar más voces familiares, que le pedían que abriera los ojos. Entonces se logró escuchar un "ya sé", para después, un olor fuertemente a chile mezclado con otra cosa igual de potente llega a la nariz del chico, este lo huele, y por lo horrible que olía, se despertó de golpe.

—¿Que fue? —preguntó Raúl tosiendo fuertemente.

—Es que no despertabas con nada — dijo Avep.

—¿Estas bien? —preguntó Lexa preocupada.

—¿Que me pasó? —preguntó Raúl confundido y aun con el ardor en su nariz.

—No lo sabemos, agarraste este artículo, te diste la vuelta y... ¡Pum! Te desmayaste. Así nada más —contó Kiara mientras le enseñaba el artículo.

Raúl observa el artículo, era el mismo y la misma imagen, pero tenía una pequeña diferencia... No había ninguna mujer.

—¿Que no había una mujer en el callejón de atrás? —preguntó titubeando.

Kiara busca en la imagen, pero no ve nada fuera de lo ordinario —Aquí no hay ninguna mujer —contestó al no ver nada en el lugar que el chico especificó.

Raúl no pudo evitar sentir un terror enorme. Entonces lo que él experimento... ¿Que había sido? ¿Un sueño? ¿Una visión? ¿O algo mucho peor? Su mente se llenaba de dudas.

—Tal vez estas tan cansado que empiezas a delirar —dijo Kevin, quien también se encontraba ahí.

—Quizá, pero no puedo descansar ahora, tenemos un ejército que detener —dijo Raúl para luego levantarse lentamente.

—¿Seguro? —preguntó Lexa, quien estaba atenta para ayudar a Raúl si lo requería.

—Super seguro, gracias de todas maneras. ¿Santiago soltó la sopa? —preguntó Raúl intentando de olvidar todo lo que le acaba de pasar.

—Sí, costó mucho, pero no hay nada que un buen diálogo no solucione —dijo Kevin.

—¡¿Diálogo?! —sale de una habitación algo golpeado y con un hielo en la cabeza —¡¿Llamas esto "Diálogo", casi me matas imbecil?! —se quejó Santiago.

—El punto es que incluso logré que aceptará ayudarnos —dijo Kevin ignorando a Santiago.

—Así es, pero si este cabeza de alcornoque no hace sus estupideces —dijo Santiago viendo a Kevin con coraje.

—Ahora ya sabemos dónde se verán los Centinelas y en que momento, así que debemos darnos prisa —dijo Kiara.

—¿Y cual es el plan? —preguntó Raúl.

—El lugar queda a 20 minutos hacia el norte, y empezarán hacer movimientos dentro de 15 minutos, con suerte los alcanzaremos en pleno movimiento. Los atacaremos y les robaremos el mapa —dijo Lexa.

—¿Así nada más, sin una estrategia? —preguntó Avep.

—La improvisación hará la magia, el punto es noquear a todos y recuperar el mapa —reafirmó Kiara.

—¿Y que esperan? Vámonos ya —dijo Santiago con mal genio.

Todos rápidamente se prepararon para ir al punto de destino, el tiempo se les hecha encima. Así que rápidamente salen dele edificio en el que se encontraban corriendo a la mayor velocidad posible.

Ese mapa puede ser la única oportunidad de tener ventaja sobre el enemigo. Su plan improvisado, ¿funcionará?

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