II

El sol ya se estaba ocultando, dándole a la ciudad una vista hermosa, una qué no se veía desde hace mucho, tal y como le gusta al muchacho, pero este no puede apreciarlo en este momento, ya qué se encuentra corriendo hacia el sur de la ciudad, ya qué una robot, le dio una información que lo preocupó bastante.

Cuando ya estaban cercas de los últimos edificios y casas de la ciudad, el muchacho y la robot, subieron a un edificio para tener una mejor vista, y confirmar si de verdad, venían las fuerzas de Razay.

Ya una vez arriba, el muchacho pudo ver una gran cortina de polvo, qué se formaba a lo lejos y cada vez se acercaba más.

-¿de ahí viene la señal? -preguntó el chico con un tono bastante serio.

-si - confirma la robot.

-¿cuantos son aproximadamente? -el chico no sabe que le espera cuando estos lleguen.

-alrededor de 350, espera, son 400... 500... ¡Son 600! -el número subía cada vez que se iban acercando.

Cuando el polvo estaba más cercas ya se podía divisar un montón de vehículos, bastantes grandes, casi del tamaño de un tanque, y no solo eso, arriba de ellos había muchas aeronaves transportando dos GRANDES estructuras.

Cuando entraron a la ciudad, los vehículos sacaron unos cañones, con los que empezaron a reventar todo lo que tenían delante y seguir sin ninguna dificultad.

-claro, destruyan lo poco que queda -se quejó el muchacho.

Los vehículos frenaron de golpe, y de estos empezaron a salir un montón de soldados con una armadura oscura, evidentemente pertenecían al ejército de Razay, la pesadilla del muchacho se estaba volviendo realidad.

Las aeronaves qué cargaban las grandes estructuras, entraron sin dificultad, tumbando por completo un edificio qué les estorbaba, entonces el primer grupo de aeronaves soltaron la estructura y esta cayó sobre los escombros de aquel edificio, creando un gran estruendo, luego, el segundo grupo de aeronaves subió más alto con su respectiva parte de la estructura, quedando sobre la primera, para luego colocar suavemente sobre esta la segunda estructura, creando un edificio enorme.

-es una base de operaciones -comentó la robot.

Finalmente, un vehículo mucho más grande venía a toda velocidad, dirigiéndose hacia el frente del gran edificio, cuando frenó, sin perder ni un segundo, se abrieron las puertas de este y salieron varios soldados, para que finalmente, saliera un soldado con una complexión femenina, además de portar una armadura diferente, esta era de color azul oscuro y detalles cafes, además de que contaba con un casco, que en la parte de los ojos, emanaba la cliché luz roja, dándole un toque más importante.

Él muchacho no apartaba la vista ni un segundo, estaba atento a cualquier movimiento.

La soldado de armadura azul, se quedó unos segundos quieta, observando la gran y devastada ciudad qué estaba al frente suyo.

-¿ya viste que esa soldado tiene un color distinto? -comentó la robot.

-debe ser la general o algo así -opinó el chico que no dejaba de observar la escena.

La general bajo del vehículo lentamente, y se colocó frente a los demás soldados.

-es aquí, pero antes de empezar, inspeccionen la ciudad, y verifiquen qué no haya ninguna persona que nos estorbe -ordenó la general.

-¿de verdad cree que haya alguien vivo aquí? -preguntó un soldado.

-no le pedí su opinión soldado, solo haga lo que le ordeno y listo ¿ok? -dijo la general algo molesta.

Todos los soldados empezaron a moverse, para buscar si había algún sobreviviente.

El chico y la robot aun seguían observando sin ser detectados por las fuerzas de Razay, estaban paralizados por el miedo, sobretodo el muchacho.

-se ven muy malosos, ¿qué hacemos? -preguntó la robot con preocupación.

-evidentemente tenemos que huir lo más rápido posible -sin más que decir, el chico rápidamente se dirigía a su hogar, y tomar solo las cosas importantes, como la comida.

-oye tú ¿A dónde vas? -preguntó la robot, que al no tener respuesta, siguió al muchacho.

Ya después de un rato, el chico llegó a su devastada casa, y rápidamente tomó una mochila y metía ahí las conservas qué planeaba ocupar en su viaje forzado.

-¿y si los enfrentamos? -propuso la robot.

-¿te falla la programación o que? Claramente no tenemos oportunidad contra ellos, son demasiados y bastante poderosos -respondió el chico apresuradamente mientras acomodaba las latas en su mochila para que no hicieran tanto ruido.

-tienes razón, bueno... ¿A donde iremos? -preguntó.

-no lo sé, nunca había salido de la ciudad, tocara qué salir así nada más y esperar lo mejor -contestó.

-¿no tienes un plan? ¿Te quejas de mi mala idea cuando sabes que es más peligroso salir de aquí sin un plan? -se quejó la robot mientras mostraba una expresión de enfado.

-lo se, pero no tenemos tiempo de planear algo, ahora vámonos. -ordenó el muchacho con enojo.

-¿ni siquiera hiciste un plan de emergencia en caso de que esto pudiera suceder? -reclamó la robot.

Él chico no dijo nada y salio por una ventana y la robot sin más opción lo siguió.

Él tiempo pasaba y la noche empezaba a caer, pero aun se podía ver el sol que iluminaba con sus débiles rayos a la ciudad, la futura nueva base de Razay.

Él chico avanzaba poco a poco por los techos de las casas y edificios con sigilo, la robot iba atenta también a cualquier cosa que pudiera sorprenderlos.

-nunca había sentido la ciudad tan grande -dijo chico que estaba desesperado.

-¡cuidado! -la robot se puso enfrente del chico y lo empujó hacia atrás.

-¿qué? -preguntó el chico desconcertado desde el suelo, pero su pregunta pronto se respondió al oír unas voces provenientes de abajo.

Él chico asoma la cabeza lentamente y mira hacia abajo para ver de quien eran las voces.

Había 5 soldados buscando y destruyendo cualquier cosa que les estorbara. Platicaban mientras tanto.

-¿de verdad creen que haya alguien aquí? -preguntó un soldado.

-no, pero son ordenes de la general, y ya sabes como se pone cuando no le hacen caso -contestó una soldado.

-dejen de hablar y pónganse a trabajar, entre más rápido terminemos esto mejor -ordenó un soldado.

Él chico miraba aterrorizado a los soldados buscando y destruyendo cosas.

-aun no puedo creer que esto este pasando -dijo el chico.

-deja de perder el tiempo y vámonos -dijo la robot.

Él chico le hizo caso y continuo caminando con sigilo por los techos.

-oye, ¿qué quiere ese tal Razay? ¿Por que hace esto? -preguntó la robot.

-ya te lo dije, solo quiere poder y ser el único gobernante del mundo, solo por ambición -contestó el muchacho.

-como típico villano de cuentos -ve a su alrededor viendo como destruyen todo -se que no es el momento pero... ¿Cómo te llamás? -preguntó la robot.

-Raúl -respondió.

-¿Raúl? Ese no es un nombre muy común -dijo la robot.

Él chico en realidad no le ponía mucha atención a la robot, el solo continuo caminando, pues quería salir de ahí lo más rápido posible.

Mientras caminaba, lograba escuchar las conversaciones qué había entre los soldados, las cuales solo hablaban de lo poderosos qué eran y lo horrible qué era esta ciudad.

-ya ni respeto tienen -dijo Raúl molesto por como los soldados se burlaban de su ciudad, pues, a pesar de ser una ciudad muerta, le tenia algo de aprecio.

Ambos seguían por los techos, luego, tuvieron que pasarse a un edificio y caminar por las salientes de este, lo cual, era difícil para Raúl, no tenía un buen equilibrio y se ponía bastante tenso al caminar por caminos estrechos. Ese miedo de caer y que lo descubran o que se lesione gravemente hacía qué el chico caminara lentamente, mientras la robot flotaba por detrás de él.

-¿no puedes avanzar más rápido? -preguntó la robot.

-es fácil decirlo, pero no es lo mismo que hacerlo -dijo Raúl mientras avanzaba.

Después de haberle dado media vuelta al edificio, se toparon con unas ventanas rotas qué dejaban pasó libre a una oficina, o lo que era de ella. El muchacho no lo dudo y entró rápidamente.

-¿y de aquí a dónde? -preguntó la robot.

-para abajo -contestó mientras se acercaba a una puerta para seguir con su camino.

Cuando la abrió, se topó con un soldado qué pasaba por ahí buscando, Raúl se quedo paralizado por el miedo.

-¡Aquí hay alguien! -gritó el soldado a todo pulmón, avisando a los demás soldados más cercanos.

Raúl no perdió más el tiempo, sacó su Katana e intento acertar un corte en la garganta del soldado, pero este lo esquivo rápidamente y golpea al chico en la cara haciéndolo retroceder, el soldado también sacó un sable, y se acercó rápida y peligrosamente al chico.

-¡Raúl, cuidado! -alertó la robot.

Raúl reaccionó rápidamente y se cubre del ataque del soldado con su Katana, pero la fuerza del soldado era más que la suya y debido a esto retrocedió unos pasos.

-Maldita escoria, ¡¿como te atreves a tratar de matarme?! -gritó el soldado mientras atacaba A Raúl.

-te cruzaste en mi camino y no tenía elección -respondió Raúl mientras se cubría de los ataques, lo cual se le hacía muy difícil.

La fuerza del soldado era tan grande que de un ataque logró desarmar al muchacho, para luego agarrarlo de la cabeza y empujarlo contra la pared. Raúl intentaba zafarse, pero no lo consiguió.

-Así que eres de esos que se creen héroes ¿eh? ¿Sabes lo que les hago a esas personas en específico? -preguntó el soldado con un tono amenazante.

-no lo se, pero apuesto a que me lo dirás -contestó mientras hacia lo posible por zafarse.

-¡pongo a prueba su valentía! Primero les hago una pequeña perforación en el torso, luego les corto sus extremidades una a una, sin lastimar partes importantes claro, para poder ver como se retuercen del dolor y con agonía supliquen piedad -decía mientras ponía más fuerza sobre el chico.

-s-solo tengo una duda, ¿qué mierda tiene que ver eso con la valentía? -preguntó con dificultad.

-muy pronto lo averiguaras -contestó mientras prepara un ataque con su sable.

Pero para suerte de Raúl, la robot se lanzó a toda velocidad contra el soldado, chocando y por lo tanto golpeando el rostro de este.

-¡maldita! -se quejó el soldado al tiempo que intento atacarla.

La fuerza qué ponía al chico en la pared disminuyó, y este aprovecho para zafarse del agarre y propinar un fuerte golpe en la cara del soldado, mandándolo al suelo.

Raúl no perdió el tiempo y rápidamente fue a donde su Katana había salido volando y la tomó. Pero antes de que pudiera darse cuenta el soldado ya estaba de pie, el chico giro rápidamente y se lo encontró de frente, pero el soldado solo lo pateó en el abdomen y con eso fue suficiente para hacerlo retroceder y caer centímetros atrás, pero este se levantó rápidamente, aunque algo adolorido.

Él soldado gritó de coraje y lanzó un ataque al chico, pero este logró esquivarlo y rápidamente hace un corte perfecto en el cuello de aquel soldado. Como consecuencia, este solo trató de tapar su cuello con las manos, pero no fue suficiente para detener el sangrado, además, se estaba ahogando con su propia sangre, así que calló muerto al suelo.

Él silencio reinó unos segundos, Raúl quedó atónito por todo lo que sucedió.

-no perdamos más el tiempo ¡vámonos! -dijo la robot haciendo reaccionar a Raúl.

-¡ustedes no irán a ningún lado! -dijo una voz femenina.

Raúl y la robot no pudieron evitar poner una cara de susto al oír la voz.

De repente, un montón de soldados empezaron a llegar por las ventanas y entrando a la oficina, y sin perder el tiempo, sacaron sus armas.

Una soldado de cabello oscuro y mechas de color azul se acerco a Raúl mientras veía el cadáver de su compañero.

-increíble, hace tiempo que no perdíamos a uno -mira hacia Raúl -¿qué ocurre? ¿Acaso tienes miedo? -preguntó con burla la chica.

-no, es que yo solo venía de paso y ya me iba -se excuso Raúl a pesar de que sabia que no lograría nada con eso.

-así que solo venias de paso ¿eh? -vuelve a mirar el cadáver -no puedo creer que alguien tan estúpido haya logrado acabar con él, aunque bueno, se confiaba mucho -Mira al chico mientras este daba pasos hacia atrás lentamente -no sabes cuanto tiempo llevo sin usar esta hermosura -finalizó mientras sacaba una espada ya algo vieja pero afilada al tiempo que sonreía de una manera desquiciada.

-bueno, lamento decírtelo pero no la usaras en mí -dijo Raúl mientras se preparaba para el ataque.

-de verdad eres imbécil, ¿qué te hace creer que puedes contra un escuadrón? -dijo la chica de mechas azules manteniendo esa sonrisa psicópata.

A la robot se le ocurrió una idea para poder escapar de ahí, así qué miró a Raúl y le dijo...

-cierra los ojos -para luego, lanzar un flash bastante potente y cegador.

Raúl alcanzó a cerrar sus ojos, pero los demás casi casi que estaban viendo directamente, lo cuál hizo qué perdieran la vista por unos cuantos segundos mientras gritaban del ardor y dolor.

-vámonos -dijo la robot y con Raúl salieron del edificio y salieron corriendo.

-desgraciados, ¡vuelvan aquí! -gritó la chica ya con la vista algo mejor y salió tras ellos.

Los demás mandaron una alerta a todos los soldados, y estos rápidamente se unieron a la persecución.

-Dios, ¡son demasiados! -gritó la robot algo alterada.

Pachengeros, Nauricos y Matilabdianos, todos tras un Neutro, Raúl tenia todas las de perder, pero aun así corría lo más rápido que podía, sin embargo, los soldados podían volar, lo cual les daba una grandísima ventaja sobre el chico.

Le disparaban y aveces intentaban agarrarlo, pero de alguna u otra manera, Raúl lograba esquivar todo.

Más adelante vio un edifico casi destruido por completo, pero con una entrada algo estrecha, tal vez podría entrar y tener tiempo de perderse de la vista de los soldados, había esperanza, pero...

-oh no, no lo harás -dijo una soldado qué salió por detrás de un edificio volando, cercas de la persecución, quien cargó un rayo muy potente y lo lanzó frente al chico, haciendo qué este y la robot se detuvieran de golpe.

Cuando se detuvo, Raúl vio a la atacante, quien se iba acercando a él rápidamente, y se percató qué se trataba de la general.

-más vale "aquí corrió" qué "aquí quedó" -dijo la robot para luego escapar mientras todos ponían su atención hacia la general y el chico.

-¡oye tú! ¡¿A donde vas?! -gritó el muchacho quien iba a empezar a correr, pero la general aterrizó justo delante de él.

Raúl la miro directamente, mientas en su interior se moría de miedo.

La general, quien usaba unas alas qué simulaban las de un ángel para volar y vestía de su característica armadura azul con detalles cafés y su casco, lo miro directamente.

-no eres Pachengeke... No eres Matilab... No eres Naurico... -el chico solo la vio extrañado, para luego ser agarrado del cuello fuertemente -¿qué carajos eres? -preguntó mientras sostenía al chico del cuello.

-s-si te lo dijo... qué... C-cambiaría en mi destino -pregunto con dificultad.

La general pensó por unos segundos.

-tienes razón... Nada, y no me importa en lo más mínimo -dijo la general con desprecio.

Luego, azotó al chico fuertemente contra el suelo, y empezó a patearlo y a golpearlo fuertemente, dejándolo muy mal, para luego levantarlo y dejarlo de pie, aunque apenas el chico podía sostenerse.

-nunca volverás a causar molestias -dijo la general dando el golpe de gracia en el rostro de Raúl, quien, sin tener fuerza, retrocedió hacia atrás, y calló por el agujero qué dejó el disparo de la general, mientras se escuchaba como su cuerpo chocaba con partes fuera de su lugar del edificio, era imposible que sobreviviera.

Él silencio reinó, y todos quedaron sorprendidos por la escena.

-problema resuelto, tumben la ciudad y empiecen a construir la nueva base -dijo la general quien se retiró del lugar volando.

Los demás acataron la orden, y empezó la construcción de la nueva base de Razay.

Él último rayo de luz, desapareció, dejando caer la noche, y el último rayo de esperanza junto con él.

O al menos... Eso creían ellos.

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