I
Es increíble como en un abrir y cerrar de ojos, el mundo se va al carajo, recuerdo ese día perfectamente, era horrible ver como ese desgraciado mataba a todos sin piedad.
Vivo en la ciudad Lestars, o al menos lo que queda de esta, y soy una persona neutra, al parecer la última que queda de esa clase.
Apesar de que este lugar está desolado y devastado, me ha ayudado mucho para protegerme de las fuerzas de Razay, el responsable de todo esto.
Ha sido difícil, sobre todo por que no tienes a nadie con quien conversar, mi única compañera es mi katana, a veces me pregunto por que sigo viviendo, ¿debería acabar con mi vida y dejar de sufrir esta soledad o seguir viviendo con una tonta esperanza que posiblemente nunca suceda? He intentado responder esa pregunta durante mucho tiempo, pero parece que entre más vueltas le doy, más confuso se vuelve.
Como pasatiempo, camino por la ciudad buscando comida, vaya pasatiempo ¿no? Aun qué, no he pensado que hacer cuando se termine.
Me encuentro en lo más alto de un edificio, observando el horizonte, aveces me pregunto que habrá más allá, pero basándome en mi situación, supongo que nada, o algo mucho peor.
Vaya, el sol ya se esta ocultando, el tiempo últimamente a estado avanzando muy rápido.
Narrador.
El chico baja del edificio pensativo, tratando de resolver esas dudas que tanto lo han estado atormentando durante años.
Una vez abajo, el chico camina una larga distancia para llegar a su ¿casa? Mientras observaba a su alrededor.
Un poco más adelante, encuentra una tienda comercial destruida, y como de costumbre, entra y empieza a buscar algo que haya quedado de comida.
Luego de un rato, solo encontró 3 latas de comida, encontrar tan pocas latas preocupo al joven, ya qué eso podría significar qué la comida está a punto de desaparecer.
Sin pensar tanto en el tema de la comida, continúa su largo camino hacia su casa.
Una vez ahí, el chico entra y coloca las latas de comida sobre una vitrina destruida, para luego colocar su Katana cercas de la puerta principal. Se prepara algo de cenar y este come tranquilamente, sumergiendoce completamente en sus pensamientos.
Luego de terminar, se dirige a su habitación o al menos lo que queda de ella. Antes de acostarse observa una fotografía de su familia, recordando aquellos bellos momentos que paso al lado de su familia cuando era niño.
Luego este se acuesta, decidido a dormir y descansar, pero sus dudas se lo impedía, aquellas incógnitas y dolorosos recuerdos lo ponían muy mal, por más que intentará olvidar, le era imposible, luego de unas horas este logra dormir.
Al día siguiente, en la ciudad...
Los débiles rayos del sol qué lograban sobresalir de las nubes grises, entraban por el techo de la casa del muchacho, cayendo en su rostro, despertando a este.
El abre sus ojos viendo el deprimente cielo, así que de todas maneras se levantó para continuar con su vida, aunque fuera deprimente y sin sentido.
Luego de desayunar, salio de la casa sin olvidar a su fiel compañera, la Katana, y fue rumbo hacia lo alto de un edificio y practicar un poco con ella.
Luego de practicar, se sienta en el edificio observando hacia las afueras, mientras la brisa del aire pasaba por su rostro, por alguna razón, esto tranquilizaba mucho al chico, haciéndole olvidar su triste realidad por unos momentos.
Luego de otra crisis existencial, no fija rumbo y solo va caminando por las solas calles de la gran ciudad.
Mientras caminaba, el muchacho observaba todo a su alrededor, recordando el bello hogar qué una vez fue, el sabía que sobre pensar eso le hacía daño, pero era algo inevitable en el.
De la nada, un dolor intenso llegó a su cabeza, haciendo qué todo a su alrededor le diera vueltas, mientras se empezaban a oír gritos de personas suplicando piedad, recordando lo que pasó hace 7 años atrás, hasta que finalmente, todo se tranquilizó, el chico cayó al suelo mareado.
Pasaron varios minutos, y el chico logro recuperarse.
-maldita sea, son cada vez más fuertes... -se pone de pie lentamente -y seguidos -dijo el muchacho tocando su cabeza.
Esto empezó a preocuparlo, ya qué el sabía que si eso continuaba, podría matarlo.
-¡Me lleva! -gritó para luego patear una piedra.
La piedra chocó con un cristal de una tienda, tirando varias cosas y estantes, pues la patada fue lo suficientemente potente como para que llegara a media tienda.
El chico al ver la tienda, no lo pensó 2 veces, y entró para buscar más conservas.
Por desgracia, no encontró nada, así que decide irse, pero antes de que diera un paso, unas cajas empezaron a moverse.
El chico solo observó atentamente, la intriga de saber que era lo iba consumiendo, así que decide acercarse para ver de que se trataba.
Estiro su mano para levantar la caja, lentamente, de repente, una rata sale de la caja corriendo.
-¡Carajo! -gritó el chico del susto, retrocediendo rápidamente.
Sin darse cuenta, choca con un estante qué estaba detrás de él. Decide tomarse un tiempo para recuperarse del susto, ya qué hace bastante tiempo que no recibía uno así. Sin más que decir, el chico decide retirarse.
Mientras él se iba, de entre las cajas qué sé tiraron por la caída del estante, de una de estas, salio un robot pequeño, del tamaño de una mano, que por el sensor de movimiento, se encendió, para luego, escanear al chico que se retiraba del lugar, sin qué este se diera cuenta de eso.
Horas más tarde...
El chico estaba en lo alto de un edificio, observando el bello atardecer, mientras pensaba e intentaba relajarse, sin embargo, le preocupaba lo que fuera a pasar con él en el futuro, apesar de que ahora no necesite mucho, la comida se esta agotando, pero no sabe muy bien que hacer cuando ya no haya comida definitivamente, pues de verdad sentía un gran terror al recordar que Razay y su ejército se encontraban allá afuera, no quería morir en sus manos.
-¿Tomaré el riesgo? - preguntó el muchacho para si mismo, de verdad le preocupaba ese momento, aunque sabía que era algo inevitable.
Su mente se nubló demasiado, ya no veía caso seguir ahí arriba contemplando el atardecer, así que decidió irse a su casa.
El muchacho caminaba por las devastadas calles de la ciudad, sumergido en sus pensamientos una vez más, hasta que que un ruido lo sacó de ellos.
Se detuvo en seco, y presto mucha atención a su alrededor, no era muy común un ruido así, y menos de esa magnitud, ya qué se escucho como si alguien hubiera disparado un cañonazo.
Parecía que todo volvió a la normalidad, pero se volvió a escuchar el mismo ruido, pero esta vez más fuerte, el muchacho estaba convencido, no estaba solo.
Lenta y sigilosamente se dirigió hacia la calle de donde provenía el sonido, los nervios y el miedo invadieron inmediatamente al chico, pues entre más se acercaba, más agresivo era el sonido, temía lo peor, su mente hacia qué pensara qué las fuerzas de Razay eran los causantes de ese escándalo.
Una vez que llego a la calle, logro ver que alguien o algo estaba sacando cosas de un callejón, solo lograba ver como salían volando varias cosas. El chico a pesar del gran terror qué sentía, seguía adelante, pero de la nada, hubo una gran explosión en el callejón.
El chico se asustó retrocediendo un poco, y observando como varios objetos salían disparados del callejón por la explosión.
Entonces, reinó el silencio.
-¿qué acaba de pasar? -miraba tratando de ver quien era el causante de todo esto.
-ay, ¿¡De quién mierda fue la grandiosa idea de crearme con sensor de dolor!? -dijo una voz femenina de entre el humo.
-¿hola? -seguía invadido por el miedo -¿Quien eres? -el miedo a que fueran las fuerzas de Razay.
-¿quieres esperar un poco? Deja qué me recupere y después me preguntas -aquella voz estaba molesta, pero aun así, sonaba dulce.
El chico, intentaba ver a través del humo, tratando de ver a la persona que le hablaba, pero, el humo se fue dispersando y no parecía que hubiera alguien más ahí.
¿Me habré vuelto loco? Se preguntaba el muchacho.
-¡ay! No puedo salir -los escombros se movían, pero no salía nada de ellos -¡oye tú, muchacho! ¿Me ayudas? -pregunto la voz.
El chico guardo silencio tratando de analizar la situación, además de que tenía miedo.
-no te hagas, se que estas a 3 metros de mi, puedo detectar tus movimientos, ¡anda, ayúdame! -la voz parecía perder paciencia.
-¿cómo se que no me harás daño al sacarte? -el chico quería salir corriendo de ahí, pero la curiosidad de ver a esa persona lo consumía lentamente.
-no te haré daño, lo prometo, pero por favor ayúdame a salir -suplicaba la voz.
El chico, temeroso se acercó a los escombros de aquella explosión, y empezó a quitarlos lentamente, con el incontenible miedo de que fuera una de ellos. Los escombros también empezaron a moverse solos, el chico estaba cerca de liberar a aquella persona.
-¡puedo ver la luz, sigue así, ya casi esta! -exclamó la voz emocionada.
Luego de unos segundos, algo salio disparado de entre los escombros, lo cual asusto al muchacho, haciéndolo caer de espaldas.
-¡al fin! Oye tú, gracias por la ayuda -agradeció la voz.
El chico se levantó y vio que lo que salio de los escombros, no era una persona, sino un... ¡¿Robot volador?! El miedo del muchacho no pudo ser contenido más, así que sin dudarlo, sacó su Katana y dio un corte certero al robot, acabando con el.
Él solo observó al robot hecho trizas en el suelo, pero su mente se fue calmando, pero su tranquilidad no duraría mucho, ya qué las piezas empezaron a sacar chispas y luego comenzaron a unirse de nuevo.
El miedo volvió a consumir al chico, cuando vio que el robot volvió a armarse, con una forma esférica, con una pantalla negra en medio, que después se formaron unos circulos pixelados azules, que simulaban los ojos.
-¡¿y a ti que te pasa?! ¡¿Por que hiciste eso?! -el robot estaba enojado, o ¿enojada?
El chico observó a la robot y comenzó a analizarlo.
-¿amigo o enemigo? -el chico volvió a sacar su Katana, poniéndose en guardia.
-amiga, no logro comprender a que te refieres pero no te haré daño, solo explica ¿por que me destruiste? -la robot se acercó a él.
-¿de donde saliste? -dijo elevando un poco más la voz.
-no has respondido mi pregunta -contesto la robot.
-¡dime de dónde carajos saliste! -grito con fuerza.
-de acuerdo, te lo diré, que actitud -se alegó un poco del chico - soy RT8394, o también conocida como A.V.E.P. (Asistente Voladora Esferica Personal), y salí de una caja qué se encontraba en una tienda que se encuentra aproximadamente a 3 calles de aquí -terminó A.V.E.P.
-¿tu nombre me suena familiar? -el chico trataba de recordar donde lo había oído.
-soy la última versión de los asistentes portátiles de los neutros, ahora que ya me conoces, ¿podrías decirme por que intentaste destruirme? -pregunto amablemente.
-bueno, es que dijimos que el mundo actualmente esta pasando por un momento bastante... Complicado -contestó el chico ya algo más tranquilo.
-me puedo dar cuenta -dijo A.V.E.P. qué observaba a su alrededor -¿Dónde están todos? -.
-bueno, digamos qué de la nada apareció una persona llamada Razay y aniquiló a... Todos los neutros, a excepción de mi, que logre esconderme... -le pesaba mucho decir eso -y ahora ha conquistado gran parte del mundo, y a todas las razas humanas -finalizó.
-¡¿a todas?! ¡¿Las 4?! -pregunto la robot sorprendida.
-si, es algo muy difícil de creer, y más sabiendo que fue hace 7 años -dijo el muchacho algo decaído.
-vaya, lo siento mucho, debió ser algo bastante difícil -dijo A.V.E.P.
-aún es difícil -dijo el muchacho.
-entonces, ¿las personas que vienen hacia acá son de las fuerzas de ese tal Razay? -preguntó.
El chico se sorprendió al oír eso.
-espera ¿dijiste que vienen personas hacia acá? -preguntó preocupado.
-si, vienen por el Sur de la ciudad -confirmó.
De nuevo un miedo terrible invadió al muchacho, pero este miedo era más grande e incontrolable qué el anterior, las fuerzas de Razay, se dirigían hacia la ciudad.
-estamos perdimos -.
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