Capítulo 8: Celos por un metalero (2/2)
El ánimo se me había ido al suelo. No estaba seguro de por qué exactamente, ya que ver a Melodie pasando más tiempo con Draco me dejó con una sensación extraña. No estaba molesto... pero tampoco me sentía bien.
Sin mucho interés en seguir la fiesta, terminé acercándome a Buzz, quien casualmente traía otra copa de Margarita.
—Vaya, amigo, luces un poco apagado —dijo, ofreciéndome esa copa con su sonrisa de siempre, esa que nunca lograba descifrar si era amigable o burlona —¿Por qué no te relajas un poco más?
Lo miré por un momento, dudando. No confiaba en Buzz, eso estaba claro. Pero, por otro lado... ¿qué podía hacerme otra Margarita? Ya había tomado una antes y solo me había puesto más hablador.
Así que la acepté pareciendo que aceptara una derrota.
El que me dio la copa se quedó allí, observando la fiesta con una expresión satisfecha, como si estuviera disfrutando de algún espectáculo del que solo él conocía el final. Luego su atención se desvió hacia alguien más.
Bibi.
Se notaba demasiado... interesado. Como si estuviera a punto de hacer algún movimiento calculado.
Al lado Meeple lo notó también. Y por su expresión, no le gustó para nada.
—No puede ser...— murmuró, cruzándose de brazos con cara de fastidio.
—¿Qué pasa? —pregunté, bebiendo un poco.
—Ese imbécil de Buzz — suspiró gruñendo —¿Por qué siempre tiene que actuar como si las mujeres fueran un maldito trofeo que debe ganar?
Lo miré con sorpresa. No porque no estuviera de acuerdo, sino porque... era la primera vez que alguien más decía lo que yo había pensado varias veces.
Mi primo siguió con los ojos clavados en Buzz mientras él se acercaba a Bibi con una sonrisa confiada.
—¿Sabes cuántas veces lo he visto hacer esto? Siempre es igual, ve a alguien que le interesa y actúa como si fuera su maldita misión en la vida conseguirla.
Yo ya tenía mis propias sospechas sobre él, pero escuchar a alguien más hablar con tanto desprecio por él me confirmó algo. No era solo yo, no era solo mi desconfianza natural.
Buzz realmente era un tipo desagradable.
—Lo peor...— continuó Meeple —es que como es amigo de Draco, a veces se siente con derecho a tratarme como basura frente a él. Y claro, no puedo decir nada sin quedar como el amigo problemático!
Me crucé de brazos, observando al problemático con nuevos ojos.
—Así que no soy el único que le cae mal.
Meeple dejó escapar una risa sarcástica.
—¿Tú también?
—Desde el primer momento en que lo conocí.
Nos quedamos en silencio, viendo cómo él intentaba impresionar a Bibi con algún comentario presuntamente ingenioso. Ella solo le sonrió con educación sin mostrar el más mínimo interés real, al parecer ya se conocían desde hace tiempo, pues he visto a Brock en algunas ocasiones del pasado convivir con él... ¿Ahora quiere estar con su ex novia?
—Qué asco— murmuró Meeple.
No pude estar más de acuerdo.
Por un momento, comenzó otra canción con buen ritmo y guitarra sonando. Pasó a cantar esta vez el imbécil junto con Draco, el nuevo dueto del karaoke con su especial: Oye Mi Amor, de Maná.
La música aún sonaba fuerte en toda la mansión, y la voz del metalero se alzó por encima del bullicio.
—🎶¡Si tú supieras lo que te quiero, podría darte todo, hasta mis ojos! ¡Hey!🎶
Buzz agarró el micrófono con confianza, siguiéndole el ritmo:
—🎶¡Pero tú ya tienes otro, un tipo frío y aburrido, un tonto que es un reprimido!🎶
Y los dos, con demasiada energía para mi gusto, gritaron juntos:
—🎶¡Eso no te pega a ti, no te vaaa!🎶
Sentí un pequeño nudo en el estómago.
Quizá era la Margarita, o quizá era el hecho de que la mirada de mi nuevo enemigo se desvió sutilmente hacia donde estaba yo, justo cuando cantó esas líneas.
Tragué saliva y le di otro trago a mi copa. Meeple a mi lado también parecía captar el mensaje, porque soltó una risa sarcástica.
—¿Acaso ese tipo está tratando de decirte algo? —susurró, con tono mordaz.
No respondí... No hacía falta, solo mis ojos se dirigieron hacía un lado por la incomodidad.
La canción siguió, y la mayoría de los presentes se unieron a cantar y bailar más dando aplausos por el ritmo.
Larry, sin saber nada de lo que pasaba por mi mente, estaba girando a Pearl con una gran sonrisa. Todos parecían estar divirtiéndose, menos nosotros dos.
Me llevé la copa a los labios otra vez, tratando de ignorar lo que sentía. No debía importarme.
Pero importaba.
Y ese idiota lo sabía.
Dieron otro canto, parecía que ambos o eran muy fans de ese grupo, o el imbécil elegía canciones específicas que iban directas a mí.
Porque Labios Compartidos parecía que otra vez iba para mí, ¿O acaso iba para Draco? Ya no entendía esto... Tomé el último sorbo antes de servirme una tercera copa.
—🎶¡Amor fugado, me tomas, me dejas, me exprimes y me tiras a un lado, te vas a otros cielo y regresas como los colibríes! ¡ME TIENES COMO UN PERRO A TUS PIES!🎶— tonterías...
—🎶Labios compartidos...🎶— se me quedó en la mente el coro hasta que terminase el canto.
Nuevamente con una sonrisa algo maliciosa, ahora le pidió a Melodie que cantara algo:
—¡Venga, estrella del k-pop, queremos escuchar algo en vivo!— dijo alzando su copa con el micrófono haciendo un gesto despreocupado.
Claro que ella no era de las que rechazaban un reto musical, así que aceptó sin problemas. Se acercó al micrófono y pensó por un momento.
—Cantaré Number One Girl de Rosé —anunció con una sonrisa confiada.
Draco se apresuró a sentarse en el gran piano de la sala para acompañarla. Con los primeros acordes empezó a melodear, y su voz llenó la habitación con una suavidad hipnótica.
Yo aún con la cabeza un poco embotada por la bebida, no pude evitar quedarme viéndola. Su voz era increíble, como siempre, pero esta vez... sentí algo diferente.
No fui el único. Todos aplaudieron cuando terminó de cantar, incluyendo yo, que me di cuenta demasiado tarde de que había estado mirando con demasiada intensidad.
Meeple, a mi lado, notó algo.
—Te gusta, ¿verdad? —me susurró con una sonrisa burlona.
No respondí, simplemente di otro trago a mi copa, como si eso pudiera apagar lo que sentía en el pecho.
Buzz, que parecía estar disfrutando el ambiente, de repente me miró con una expresión entre reto y diversión.
—Y ahora, ¿qué tal si canta el guardaespaldas?
Le sostuve la mirada, entrecerrando los ojos.
—¿Me estás retando?
—¿Tienes miedo? —provocó Buzz, con otra sonrisa llena de disgusto.
No era de los que se echaban para atrás. No con alguien como Buzz delante.
—Está bien —dije, levantándome con una seguridad inusual en mí—. Yo cantaré.
El ambiente se animó más, y algunas personas aplaudieron con emoción. Busqué una canción en la pantalla del karaoke y me decidí por una que siempre me había gustado pero que nunca me había atrevido a cantar en público.
"You" de Radiohead.
Cuando la pista comenzó a sonar, cerré los ojos un momento. Luego, me aferré al micrófono y comencé a cantar.
Mi voz empezó tranquila, pero conforme la canción avanzaba, la emoción fue creciendo dentro de mí. En un punto, elevé la voz con fuerza, sintiendo cada palabra, antes de cantar la última parte.
—You... Me... And everything caught in the fire...
En algunos momentos miré hacia Melodie.
Cuando la canción terminó, un aplauso fuerte llenó la sala. Poco me dio una palmada en la espalda, riendo.
—¡Esa voz tuya, padrísima! ¡Debiste haber sido cantante en otra vida!
Meeple me codeó con una sonrisa satisfecha.
—Eso estuvo increíble, ¿ves? Te dije que no tenías nada que perder— pero si yo le di ese consejo...
Y Buzz, por otro lado aplaudía, pero su expresión tenía aún esa extraña vibra. Parecía que no le gustaba verme recibir tanta atención.
Draco se levantó de su asiento con una sonrisa amplia.
—¡Bueno, bueno! Parece que nuestro Lawrie tiene talento oculto.
Yo solo respiré hondo, el alcohol en mi sistema me hacía sentir todo más intenso.
Pero lo que más sentía en ese momento... era el peso de la mirada de Melodie sobre mí.
Mi hermano se acercó y apoyándose de mi hombro agregó:
—Lo que no saben es que también es bueno tocando el piano.
—¿Ah, sí?— dijo Draco con interés, cruzándose de brazos— A ver, demuéstralo.
—¡Sí, sí! ¡Toca algo! —se unió Pearl con entusiasmo, mientras varias personas empezaban a animarme.
Suspiré. No era que no quisiera hacerlo, pero... no estaba acostumbrado a ser el centro de atención de esta manera.
Aún así me levanté y caminé hasta el piano. Me senté en el banquillo, pasé los dedos sobre las teclas y traté de recordar alguna pieza que pudiera tocar de memoria, sin partituras.
Entonces recordé una.
Las primeras notas de Love of My Life de Queen resonaron en la sala.
La reconocieron enseguida, porque escuché varios murmullos de emoción. Ajusté mi voz para cantar en una escala más baja de tono, pero aún así sonó bien.
—Love of my life, you've hurt me...
Mientras tocaba y cantaba, Poco y Buzz empezaron a seguirme en los coros. Melodie, que parecía encantada con la elección de la canción, también se unió con su voz dulce y afinada.
Por un momento, todo en la fiesta quedó en un segundo plano.
Solo éramos el piano, las voces, y el significado de la canción flotando en el aire.
Cuando terminé, solté un leve suspiro y levanté la mirada. Todos aplaudían, Draco silbó con admiración, y Larry tenía una sonrisa orgullosa en su rostro.
—Nunca dejas de sorprenderme, hermano—me felicitó.
—¡Eso estuvo hermoso! —exclamó la Zombie, con los ojos brillantes. Bibi me dio pulgares arriba.
Draco se acercó, dándome una palmada en el hombro:
—¿Seguro que eres solo un guardaespaldas y no un músico frustrado?
Me encogí de hombros, sintiéndome algo avergonzado por tanto reconocimiento, y le di las gracias en voz baja.
Pero entonces miré a Melodie.
Me sonreía de una forma diferente. No como la estrella famosa con la que trabajaba, sino como ella misma...
Y eso hizo que mi corazón latiera un poco más rápido.
___________________________
Estaba sentado ahora en el sillón tomando el resto de mi bebida mientras observaba todo lo que sucedía a mi alrededor, al lado mío más invitados.
La fiesta seguía en su apogeo, y aunque la atmósfera estaba animada, yo no podía evitar sentir una extraña mezcla de emociones.
Entonces vi a Meeple acercarse al micrófono, ajustándose sus lentes primero. Parecía un poco nervioso pero también decididamente listo para cantar.
La melodía de Summer's Over de TV Girl empezó a sonar y comenzó a cantar con algo de timidez, al menos sus notas eran claras. Había algo encantador en la forma en que cantaba, no era perfecto, pero su voz tenía algo genuino. A pesar de lo evidente que era su nerviosismo, se le notaba que lo disfrutaba.
De repente, vi cómo Bibi, que estaba cerca, notó la canción y se acercó emocionada. Sus ojos brillaron cuando la reconoció y no tardó en preguntar a Meeple si podía cantar con él.
Me sorprendió un poco ver esa espontaneidad, pero a la vez me hizo sonreír, porque parecía que Meeple estaba teniendo su propio momento de gloria. Después de un pequeño momento de indecisión, él le pasó el micrófono.
La forma en que se sincronizaban cantando era tan natural que me hizo pensar que quizás él estaba encontrando algo que le había costado tanto tiempo hallar: la confianza. Él, siempre tan callado al menos que agarrarse confianza, y Bibi, con su energía vibrante y calmada al conocerla mejor, se complementaban de una manera curiosa.
Cuando la canción terminó, con una risa ligera y tímida de ambos, se dirigieron a un sofá cercano.
Obvio que mi primo parecía estar flotando, lucía que su timidez se hubiera evaporado en el aire con cada nota que había cantado. En su lugar, estaba un chico relajado, sonriendo sin preocuparse por su timidez. No pude evitar sentir una especie de envidia por eso. A mí me costaba tanto soltarme, y veía a Meeple logrando algo tan simple como hablar y cantar con una chica, algo que, por alguna razón, nunca me había resultado fácil.
Yo seguía sentado observando cómo ellos se acomodaban en el sofá y comenzaban a platicar, riendo de algo que sólo ellos entendían. Fue uno de esos momentos en los que no pude evitar sonreír para mí mismo, pero también me sentí un poco distante de todo.
Mientras la fiesta continuaba y la música llenaba el aire, me di cuenta de que, aunque estaba rodeado de gente, me sentía como un espectador, más que un participante.
Quizás estaba demasiado preocupado por cosas que no importaban tanto.
Las pizzas estaban por llegar, y la fiesta seguiría. Pero por un momento todo parecía tranquilo.
Solo que, no pude evitar recordar la canción que Draco y Buzz habían cantado antes, especialmente la parte que decía: "un tipo frío y aburrido".
Aunque trataba de no tomarlo de manera personal, algo dentro de mí me decía que Buzz había hecho ese comentario a propósito, una indirecta.
Observé cómo Melodie se reía y se acercaba más a Draco durante la fiesta. En un principio, pensaba que no era nada, que solo era mi mente jugando trucos, pero cuanto más lo veía, más me incomodaba.
¿Realmente le interesaba de nuevo Draco? ¿Era mi mente jugando con mis inseguridades No quería hacer una montaña de un grano de arena, pero... no pude evitar sentir que algo estaba pasando entre ellos. La mirada cómplice, las risas y los gestos... tal vez estaba exagerando.
Me alejé de esos pensamientos, al menos por un momento, y decidí salir del bullicio de la casa. Me dirigí al piso de arriba y, tras un par de escalones, salí al patio, buscando algo de tranquilidad.
En ese momento, la música cambió. La letra que escuché me pareció extrañamente adecuada para lo que estaba sintiendo, como si la canción hablara directamente de mí, como si alguien supiera lo que estaba pasando por mi cabeza: Ain't Together, de King Princess.
La voz resonaba desde dentro de la casa, pero la sentía más cercana que nunca.:"I know you're with me, And I'd love to see someone else call you..." Esa parte me hizo detenerme. ¿Melodie me veía de la misma manera en que yo la veía a ella? ¿Podía ser que todo lo que estaba sintiendo no tenía sentido, que tal vez ella ni siquiera lo había notado?
La letra seguía: "And all this in between... You think it's hard for me to tell you're falling? Oh, we're falling" Las palabras resonaban con fuerza, como si la canción misma me estuviera preguntando si valía la pena ponerle una etiqueta a lo que sentía. ¿Qué somos realmente? ¿Amigos? ¿Algo más? ¿Debería hablar más o callar y seguir ocultando lo que siento?
A lo lejos, pude ver cómo el sol comenzaba a desaparecer, y el cielo se teñía de tonos cálidos, rojizos y naranjas. El atardecer era hermoso, pero, como la canción decía, "Being chill, being chill with you... Oh it kills, I ain't chill at all, at all...". Estaba lejos de estar tranquilo.
Mi mente no dejaba de dar vueltas, y todo parecía más complicado de lo que realmente era.
De repente, la letra cambió al coro: "We say 'I love you', but we ain't together...". Ese pedazo me golpeó de lleno. No pude evitar pensar en lo que Melodie y yo éramos, en cómo nos llevábamos tan bien, pero siempre había algo que nos mantenía separados, algo invisible que no nos dejaba avanzar.
Suspiré, sintiendo el peso de mis pensamientos, mientras mi vista se perdía en la ciudad lejana con el cálido cielo mezclado de nubes azules, y las luces empezaban a parpadear en el horizonte. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Me atrevería a enfrentarme a mis sentimientos? ¿O seguiría en la comodidad de la amistad, aunque me estuviera matando por dentro?
El sol ya se había ido, y la oscuridad comenzaba a instalarse, pero el calor del atardecer seguía en mi pecho. Y, aunque trataba de pensar en algo más, no podía quitarme la sensación de que, tal vez, mis sentimientos por Melodie iban mucho más allá de lo que había querido admitir hasta ahora.
_________________________
La fiesta terminó.
Y con ella, un cúmulo de emociones que aún no sabía cómo procesar.
La sensación de traición seguía allí, rondando en mi mente, especialmente por lo que había sucedido con Draco.
Aunque intentaba pensar que todo había sido para mantener su amistad con Melodie, algo en mi interior me decía que no era tan simple. No sabía si era mi inseguridad o si realmente había algo más que no quería ver. Lo único que sentía era un nudo en el estómago, una incomodidad que no se me iba.
La música y el bullicio de la fiesta ya se desvanecían, y el aire fresco de la noche parecía pesar más mientras todos se retiraban.
Meeple había conseguido el número de Bibi, algo que lo había dejado feliz. Emz y Poco se iban juntos en el auto del mariachi, riendo y bromeando, mientras Draco dejaba a Buzz y Stu en su hogar. Todos se dispersaban, pero algo seguía pesando en mí.
Pearl y Larry llegaron al coche, y Melodie seguía chateando con Draco en su celular. La miré desde el asiento trasero, notando la distancia que había entre nosotros, aunque estábamos físicamente tan cerca. Algo en su actitud me parecía distante, como si estuviera sumida en su conversación con él. No pude evitar preguntarme si había algo más entre ellos que no veía, algo que me hizo sentir incómodo y fuera de lugar.
Larry y Pearl estaban tan centrados en su conversación que casi no me notaban, pero yo sí sentía cómo la distancia se creaba poco a poco. Melodie seguía tecleando en su celular, ajena a mis pensamientos, y yo solo me quedaba allí, con la sensación de que algo había cambiado, de que la conexión que creía tener con ella se estaba desvaneciendo.
Aunque trataba de ignorarlo, mi mente seguía dándole vueltas a la misma idea: la forma en que se había reído con Draco, cómo se veían tan cómodos juntos. ¿Había sido todo solo una ilusión? ¿Era posible que me hubiera confundido? ¿O tal vez era solo mi inseguridad jugando conmigo?
Estaba junto a Melodie, pero la distancia entre nosotros se hacía más grande con cada minuto.
El chofer conducía y el camino parecía interminable, y con cada kilómetro, la noche se volvía más fría. El silencio en el coche era pesado, y aunque estaba rodeado de gente, me sentía más solo que nunca. La incertidumbre llenaba el aire, y no sabía cómo lidiar con todo lo que sentía.
Mientras la carretera avanzaba, mi mente no dejaba de dar vueltas. A medida que observaba a Melodie, el peso de la situación se hacía más evidente. Sabía que, en el fondo, este sentimiento por ella no era algo que pudiera quedarse guardado en silencio por mucho tiempo.
El mismo miedo que había sentido en el pasado, cuando la gente empezó a enterarse de mi amorío con Surge, regresaba con fuerza. En ese momento, las cosas no solo se complicaron, sino que se volvieron insoportables.
Si alguien descubriera lo que sentía por Melodie, ¿qué pasaría? ¿Cómo lo tomarían los demás? Lo que antes era algo inocente, algo que solo yo sabía, ahora parecía convertirse en un riesgo.
Recuerdo perfectamente cómo las cosas se volvieron difíciles cuando los demás comenzaron a opinar sobre mi vida, sobre lo que sentía y las decisiones que tomaba. Todo se volvía complicado y, al final, las consecuencias eran inevitables.
Suspiré, mirando hacia la ventana mientras el paisaje nocturno pasaba rápidamente...
Quizá lo mejor sería mantenerme alejado de este torbellino de emociones... Quizá era más fácil dejarlo ir y seguir con mi vida, sin complicaciones... Pero no podía evitar la duda, ese pequeño hilo de esperanza que me hacía pensar que tal vez valiera la pena arriesgarme.
Solo que, por ahora, no sabía qué hacer con todo eso. Solo quedaba esperar y ver si el tiempo me daba alguna respuesta.
Y mientras tanto, todo lo que podía hacer era quedarme callado, observando por un momento su rostro, preguntándome si ella también sentía lo mismo. Pero el miedo seguía allí, acechando, sin dejarme ver con claridad lo que realmente debía hacer.
Cuando llegamos a la casa de Melodie, todo parecía un poco más real. Como siempre, me invitó a quedarme, suponiendo que seguiríamos con lo de los últimos días, pero yo... no sabía si decir que sí o no.
Me quedé allí, quieto, con mi mente dando vueltas. ¿Debía quedarme? ¿Debería darle una excusa para irme solo? Sabía que me había invitado con la mejor intención, pero yo me sentía un caos, una mezcla de confusión y emoción que no sabía cómo controlar.
Ella notó mi extraña actitud y, con la gentileza que la caracteriza, se acercó para ver si todo estaba bien. No pude evitar reaccionar de manera instintiva, apartándome rápidamente de ella, como si fuera a perder el control de algo que no entendía del todo. Pero al hacerlo, algo inesperado pasó: Melodie tropezó con su tacón y, antes de que pudiera reaccionar, la vi caer hacia el auto, casi quedando cara a cara conmigo y yo golpeandome por detrás, sosteniéndome con mis codos.
Mi corazón dio un vuelco. Me quedé congelado, mirando cómo sus manos se apoyaban rápidamente en el auto para evitar caer de lleno, y sentí una mezcla de culpa y pavor.
—¡Perdón!— se disculpó rápidamente, levantándose apresuradamente, como si no hubiera sucedido nada, y yo seguía allí inmóvil, como si las palabras se me hubieran quedado atascadas en la garganta, la culpa me comía por dentro.
—No... no fue tu culpa— le dije, mi voz sonando algo rasposa. —Es solo...— intenté continuar, pero no sabía cómo explicarlo. La sensación de estar al borde de un precipicio emocional me tenía atado.
No sabía qué más hacer ni qué decir...
—Entonces... ¿Entramos?—
Me preguntó suavemente, notando que aunque aún no estaba completamente sobrio, yo parecía estar más tranquilo, pero con la misma incertidumbre en mis ojos.
Aunque mi mente estaba llena de dudas, algo en su voz hizo que accediera sin pensarlo demasiado.
—Está bien... —respondí, casi en un susurro. No tenía muchas ganas de hacer nada en especial, pero no me veía capaz de irme ahora.
Entramos a su casa, el ambiente tranquilo y familiar de siempre. La luz suave de las lámparas y el ruido lejano de la música que aún se oía desde afuera daban una sensación de confort, pero aún con todo eso, mi mente seguía funcionando a mil por hora.
Justo cuando pasábamos por el pasillo hacia la sala, una voz chillona y algo distorsionada nos hizo detenernos.
Era R-T quien estaba ocupado vigilando las cámaras de seguridad, como siempre lo hacía. Escuchamos su voz provenir de los altavoces:
—¡Hola! ¡Los vi llegar, chicos!— Su tono era un tanto exagerado, casi cómico, lo que de inmediato nos sacó una sonrisa.
Melodie rió levemente y me miró. Yo no pude evitar soltar una pequeña carcajada, tanto por lo inesperado de la intervención de R-T como por la forma en que él siempre lograba poner un toque humorístico en cualquier situación.
Era como una pequeña dosis de normalidad en medio de todo el caos que llevaba dentro.
—¡Gracias, R-T! —respondió Melodie en tono juguetón, mientras yo asentía con una sonrisa tímida.
Caminamos hacia la sala, y todo parecía tan familiar y acogedor. Mientras me dejaba caer en el sofá, mi mente no dejaba de pensar en todo lo que había sucedido esa noche.
Melodie se sentó cerca de mí, aún sin decir mucho, pero con una mirada tranquila.
—¿Quieres hablar de algo? —me preguntó, casi en susurro, como si entendiera la carga que llevaba encima.
Yo, por supuesto, no supe qué responder. Las palabras se me quedaron atascadas, pero me sentía tan abrumado que no sabía si podía hablar de lo que me rondaba por la cabeza.
Me quedé allí, mirando al suelo un momento mientras trataba de organizar mis pensamientos. Sus ojos esperaban, pero mi lengua parecía pesada, atascada.
—Es solo que... —empecé, intentando encontrar las palabras, pero me tragué la voz cuando vi su expresión tranquila, casi expectante. La maldita incomodidad seguía ardiendo en mi pecho. —... Draco estaba un poco... extraño, ¿No? Como si estuviera buscando algo más de lo que... ya tenemos. No sé, ¿te has dado cuenta? —Mi voz vacilaba.
Melodie me miró, su rostro ahora más serio y un poco confundido. Simplemente asintió, esperó que terminara. Pero yo seguía sintiendo la molestia, como si las piezas de un rompecabezas estuvieran fuera de lugar.
—Y... —seguí, con más dudas que certezas—. Creo que Buzz tiene algo que ver. O sea, ¿no te parece que es raro cómo se comporta cuando él está cerca? Y bueno... Yo, eh... —traté de hacerlo sonar casual, pero la irritación se filtró—No me agrada mucho cómo Buzz actúa conmigo. Siento que le molesta mi forma de ser. Mi estilo es... menos rebelde, más... serio. Quizás eso te guste más a ti—La última frase salió más fuerte de lo que pensaba y me di cuenta de lo que había dicho.
Me arrepentí al instante.
Melodie frunció el ceño, claramente sorprendida, y la incomodidad creció aún más entre nosotros.
—No, no, yo no...— intenté corregirme, pero al final solo me quedé callado. Mi respiración se aceleró un poco —Creo que sí tomé bastante...— dije agachando la cabeza.
—Deberías descansar, podría prestarte un cuarto y ropa extra si quieres, y tengo un baño para invitados— me surgiere con calma.
—Sí... Es mejor... Em, ¿Qué acabo de decir—
—Ven, yo te llevo— me dijo con una voz suave y subimos las escaleras.
¿De verdad iba a dormir en su casa?
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