Capítulo 3: ¿Guardaespalda o acompañante?
Los siguientes aspirantes pasaron uno a uno por el simulador. Algunos lo hicieron bien, y otros apenas pasaron la prueba.
Observé en silencio junto a Shelly, con los brazos cruzados, mientras Larry y R-T regresaban parloteando más relajados con su café y galletas.
Bo se mantuvo firme con su mirada analítica, evaluando a cada uno de los candidatos sin dejar entrever ninguna opinión.
En eso llega uno de mis maestros, Ricochet, es un año menor que Bo pero él parece mayor físicamente, con su barba bien afeitada y traje lila oscuro, con un parche oscuro en el ojo derecho, y siendo de la misma estatura que el mayor.
Él observaba con una ligera inclinación de cabeza, como si ya tuviera su propia conclusión, y en ese momento noté cómo le susurraba algo a Bo.
—Nadie lo ha hecho mejor que ustedes tres—La voz de Shelly fue un murmullo bajo, lo suficientemente discreto para que solo yo la escuchara.
No respondí, pero lo sabía.
Cuando la última tanda de aspirantes terminó, el cuartel quedó en un silencio tenso. Todos esperaban el veredicto del jefe mayor.
Él exhaló con calma, cruzó los dedos sobre la mesa y nos recorrió con la mirada antes de hablar.
—He analizado cada desempeño, y los resultados son claros... —Hizo una pausa
—Los gemelos Lennox y R-T.
Algunas miradas de los demás aspirantes se endurecieron y otros solo suspiraron resignados.
—Ustedes tres han demostrado ser los más aptos para este encargo. No solo por sus habilidades en combate y estrategia, sino también por su compatibilidad con la protegida.
Su mirada se dirigió brevemente hacia Melodie, que seguía con los brazos cruzados, observándonos con una expresión un tanto neutral, y Bo prosiguió.
—Por esa razón, desde este momento quedan oficialmente asignados como el equipo de seguridad personal de Melodie Yoon.
Escuchar las palabras en voz alta, aunque ya lo esperara, hizo que el peso de la situación me cayera por completo.
Nosotros tres a su lado.
Larry dejó escapar un leve silbido, R-T sonrió apenas y Shelly asintió con orgullo.
—No los decepcionaremos— Mi voz sonó firme, más de lo que esperaba.
Bo solo asintió con su usual seriedad.
—Espero que no.
A un lado, Ricochet también asintió con aprobación, su expresión apenas mostrando una satisfacción velada. Sabía que él había tenido algo que ver con la decisión final.
Melodie no tardó en dar un paso al frente, acercándose a nosotros con una sonrisa leve.
—Parece que volveremos a pasar tiempo juntos— Su mirada se posó en mí por un segundo más largo que en los demás.
Yo solo asentí.
—Así parece.
—Espero que me cuiden bien.
Larry sonrió de lado, divertido.
—Siempre.
R-T le dio un pequeño saludo con dos dedos.
—Eso significa que ahora sí puedo hackear lo que necesite para tu seguridad, ¿cierto?
Melodie rio suavemente.
—No hagas cosas ilegales por mí.
—Eso no fue un no.
Negó con la cabeza, divertida, y después volvió a mirarme.
—Nos veremos pronto, Lennox.
El uso de mi apellido me sorprendió por un segundo. Pero no lo demostré.
—Nos veremos pronto, Yoon.
Ella sonrió de lado y se giró para despedirse de los demás, mientras Shelly nos daba algunas indicaciones finales.
Sabía que esto no iba a ser un trabajo normal, pero de alguna forma, tampoco se sentía solo un trabajo, no cuando se trata de ella.
Y ese pensamiento no dejaba de darme vueltas en la cabeza mientras la observaba alejarse.
___________________________
--Dos días después--
La oficina del mánager era un espacio elegante pero minimalista, con paredes de cristal y un escritorio impecablemente ordenado. Nos había citado temprano para explicarnos nuestro papel exacto en la vida de la celebridad.
—Además de su seguridad en conciertos y eventos públicos... —comenzó con su tono serio y profesional— Melodie ha solicitado personalmente que la acompañen en sus salidas personales.
Le lancé una mirada rápida a mi hermano, quien solo levantó una ceja con interés.
—¿Eso incluye cuando va de compras o a cenar?— preguntó.
—Incluye cualquier salida donde ella considere que necesita apoyo— aclaró acomodando sus lentes— Habrán momentos en los que querrá privacidad, pero si decide llevarlos con ella, deben estar atentos.
Asentí manteniendo la seriedad.
—¿Qué pasa con su residencia? —preguntó R-T, sacando su tableta con la intención obvia de comenzar su parte del trabajo. Y el señor suspiró.
—La seguridad en su departamento es buena, pero Melodie insiste en que se mejore, así que, ahí entras tú.
Y sonrió levemente.
—Entonces, ¿me da acceso total al sistema de seguridad?
—Sí, pero sin violar la privacidad de la artista.
—Tranquilo, no me interesa husmear—respondió con calma, mientras ya comenzaba a planear mejoras en su cabeza.
Larry y yo nos miramos un instante. Nuestro trabajo sería más tradicional: acompañarla y asegurarnos de que nadie se acercara con intenciones sospechosas.
Pero lo que más me llamaba la atención era que ella quería que estuviéramos ahí, y no solo porque éramos buenos en nuestro trabajo, sino porque confiaba en nosotros.
Pasaron unos días en los que nos acostumbramos a nuestra nueva rutina con ella. R-T pasó tiempo revisando el sistema de seguridad de su residencia y mejorándolo con tecnología que ni el mismo equipo de la agencia conocía.
Por otro lado, Larry y yo la acompañamos en algunas salidas casuales. Nada fuera de lo común: cafés, pequeñas reuniones privadas, paseos por lugares donde no llamara demasiado la atención.
O al menos, eso pensábamos.
Desde el primer día en la calle con ella, noté algo que me incomodó.
Habían personas tomando fotos. Algunas eran obvias, fans que la reconocían y sacaban el móvil con entusiasmo, gritando su nombre. Otras eran más discretas, como fotógrafos con lentes largos escondidos entre los transeúntes o fingiendo estar ocupados en otra cosa.
La miré esperando alguna reacción, pero ella ni se inmutó.
—¿No te molesta que te estén fotografiando? —pregunté en voz baja.
Ella sonrió con tranquilidad.
—No, esto es normal.
—A mí no me gusta.
Se rio suavemente.
—Te acostumbrarás. Y además, probablemente mañana ya haya noticias sobre mis nuevos guardaespaldas.
Parpadeé.
—¿Tanto así?
—Claro. Los medios aman cualquier cosa nueva en la vida de un artista.
No le di demasiadas vueltas en ese momento, pero esa noche, cuando revisé mi móvil, entendí a qué se refería.
Como ahora seguía a Melodie en su cuenta principal, el algoritmo empezó a mostrarme más contenido relacionado con ella.
Pero lo que realmente me tomó por sorpresa fueron las fotos que varias páginas de noticias y chismes habían publicado sobre nosotros.
"Melodie Yoon es vista con nuevos guardaespaldas. ¿Quiénes son?"
"Los misteriosos gemelos que ahora la protegen"
Hay fotos de nosotros caminando con ella por la calle, saliendo de un café, incluso en la puerta de su residencia.
Abrí una de las publicaciones y por curiosidad bajé a los comentarios.
"¡Dios, ¿de dónde sacó esos guardaespaldas? Están buenísimos!"
"Seguro los contrató solo porque son guapos. ¿Protección? Hell, nah."
"Obvio los trajo para poner celoso a Draco jaja."
Fruncí el ceño al leer eso último. ¿Celoso?
Le di un vistazo rápido a otros comentarios y noté que varias personas mencionaban a Draco Larsen como si tuviera algo que ver con esto.
No entendía el contexto, pero tampoco quería perder el tiempo en especulaciones. Larry, por otro lado, estaba emocionado porque era fan de Draco y no tardó en decirlo varias veces en los días siguientes ya que teníamos pendiente acompañarla al famoso evento de los Grammys.
Yo simplemente dejé el móvil a un lado.
Sería mejor no darle más vueltas, ugh.
_________________________
--Sábado de noche, los Grammys--
Melodie tenía cinco nominaciones, lo que significaba que era una de las artistas más esperadas en la alfombra roja. La seguridad debía ser estricta y nosotros estábamos ahí para asegurarnos de que nada saliera mal.
Larry y yo llevábamos trajes negros, yo de corbata roja, él anaranjada. R-T, en cambio, aunque intentó seguir el código de vestimenta, se las arregló para añadir un toque más relajado con una chaqueta menos formal, y se quedó cuidando la limosina.
Melodie, en su vestido corto rosado con brillos, lucía impresionante, pero eso significa que tenía que tener más cuidado con las cámaras indiscretas.
Desde el momento en que bajó de la limosina, los flashes explotaron a su alrededor. Yo fui quien le abrió la puerta, y en cuanto mis ojos recorrieron la multitud, noté algo que me molestó de inmediato.
Algunos fotógrafos, en lugar de tomar imágenes desde un ángulo adecuado, se inclinaban o intentaban captar fotos desde una perspectiva baja.
Desagradable, son una mierda.
Mi mandíbula se tensó y sin dudarlo avancé unos pasos al frente.
—Todo aquel que tome fotos o grabe, hágalo de pie— ordené con firmeza, mi voz cortando el ruido del lugar, y observando alrededor a quien rompiese esa regla.
Algunos se sorprendieron por mi tono autoritario, pero se enderezaron de inmediato. La mayoría sabía que un guardaespaldas hablando así no era para discutir.
Ella pareció notar lo que hice y me lanzó una mirada de aprobación antes de continuar caminando con confianza hacia la alfombra roja, caminaba frente a ella y Larry tras suyo, dando las mismas órdenes con un tono menos autoritario, pero estricto.
No estábamos invitados oficialmente al evento y se suponía que una vez que ella entrara nos quedaríamos en la parte de seguridad o en las áreas de backstage. Pero para nuestra sorpresa, Melodie pidió que estuviéramos con ella en las mesas de las celebridades.
—Me sentiré más cómoda si están cerca —dijo con naturalidad, como si fuera lo más obvio del mundo.
Así que ahí estábamos, en medio de estrellas de la música, rodeados de artistas con trajes brillantes, ropa costosa y copas de vino servidas en la mesa.
Fue entonces cuando conocimos a Draco en persona.
La conexión entre él y mi gemelo fue instantánea. Yo en cambio, no pude evitar recordar los comentarios en redes sociales.
¿Draco y Melodie habían sido algo?
Antes de que pudiera procesarlo, otra persona se acercó a la mesa: Buzz, un punk con cabello fucsia puntiagudo y una actitud relajadamente arrogante.
Creo que era amigo de Stu, pues la última vez que hablé con Nani, ella lo mencionó. Lo recuerdo vagamente.
—Debe ser raro trabajar teniendo cerca a tu ex, ¿no?
Mi expresión no cambió, pero internamente procesé sus palabras.
¿Ex?
No dije nada, pues no era mi asunto y no tenía sentido reaccionar, pero me quedé con la duda.
Draco, sin embargo, soltó una carcajada.
—Vamos, bro, no seas tan dramático. Mel y yo somos amigos.
El tipo se encogió de hombros, riendo levemente.
—Sí, sí, lo que digas.
Melodie simplemente sonrió, sin parecer incómoda con la conversación. Pero yo tomé nota mental del comentario.
No tenía por qué importarme con quién había salido en el pasado.
Pero por alguna razón, sí lo hizo.
________________________
El evento transcurría con la intensidad de una noche llena de celebraciones y expectativas.
Las categorías fueron anunciadas una a una, y para su alegría, terminó ganando dos Grammys. La ovación fue ruidosa cuando subió al escenario a recibirlos.
—Muchas gracias a todos los que han sido parte de este viaje —dijo con una sonrisa radiante, sosteniendo el premio en sus manos—Estos Grammys significan más de lo que puedo expresar, y estoy agradecida con cada persona que ha creído en mi música, aún en el poco tiempo que llevo en la industria musical.
Todo parecía fluir con normalidad hasta que, desde el público, alguien alzó la voz con una pregunta directa:
—¡Melodie! ¿Es cierto que "My Only Trophy" fue dedicada a Draco?
La sala se llenó de murmullos y algunos flashes de cámaras parpadearon con más intensidad. Mi gemelo y yo intercambiamos una mirada rápida, alerta ante cualquier reacción incómoda.
Ella sin perder la compostura, simplemente sonrió.
—Oh, esa canción... No, no fue dedicada a él —respondió con naturalidad—Pero aprecio el apoyo.
Y con eso, continuó su discurso de agradecimiento sin inmutarse.
Tras la ceremonia llegó el momento de las fotos oficiales. Melodie posó con sus seis Grammys acumulados en su carrera, sosteniéndolos todos con orgullo.
Y en un gesto que dejó claro la naturaleza de su amistad, invitó a Draco a unirse a ella en la sesión de fotos como señal de que no había tensión entre ellos.
El metalero aceptó con una sonrisa divertida cargando sus siete Grammys con cierto esfuerzo. Ambos se colocaron uno al lado del otro, él haciendo la seña de rock n'roll y ella con su habitual gesto de amor y paz.
Desde donde estaba observé todo sin perder de vista el escenario ni la multitud. Aunque el lugar estaba considerado "seguro", no confiaba del todo en la idea de que un evento con tantas personas fuese completamente libre de riesgos.
Después de las fotos, mientras Melodie charlaba con otros artistas, un joven fan logró acercarse con un ramo de rosas en la mano.
—Melodie, esto es para ti —dijo con una voz algo nerviosa pero una sonrisa genuina.
Solo que, como era mi deber me acerqué de inmediato, aunque sin interrumpir el momento. Con discreción le susurré:
—¿Quieres que te las cuide?
Era común que los regalos, incluso los más inofensivos, pudieran ocultar algo. No era paranoia, era precaución. Y sí, Melodie notó mi actitud, pero solo sonrió y negó con la cabeza.
—Está bien, Lawrie. Gracias.
El fan no mostró señales de incomodidad ni nada sospechoso así que no insistí. Me mantuve cerca por si acaso, pero al final no fue más que un simple regalo de admiración.
Cuando la noche estaba por terminar el evento se dispersó y nos dirigimos al estacionamiento para retirarnos. El cielo, que había estado despejado hasta entonces, comenzó a soltar pequeñas gotas que pronto se convirtieron en una lluvia constante.
Y sin dudarlo saqué un paraguas grande, lo abrí mientras caminábamos.
Pero la chica se estremeció un poco, frotando sus brazos por el frío.
—No traje suéter... —murmuró, casi para sí misma.
Antes de que pudiera reaccionar, Larry me miró y tomó el paraguas de mis manos. Lo entendí al instante, por lo que me quité el saco y sin decir nada, lo coloqué sobre sus hombros.
Ella parpadeó sorprendida.
—Oh... Gracias, Lawrie.
—De nada.
No le di mayor importancia. Para mí era algo lógico, si alguien tiene frío y yo tengo algo para ayudar, se lo doy. No era nada complicado.
Pero noté que me miró con una expresión curiosa antes de sonreír levemente.
A lo largo de la noche en camino a su hogar, Melodie solía lanzar comentarios que para muchos sonarían coquetos.
—Vaya, ese traje te queda increíble, Lawrie. No sabía que el negro podía lucir tan bien en alguien.
O mientras me ajustaba el reloj en la muñeca:
—Esas manos parecen de modelo, seguro más de una persona ha querido que las muestres en comerciales, ¿no?
No era tonto, sabía que sus palabras podrían interpretarse de una manera particular, pero tampoco creía que tuvieran un significado oculto.
Melodie siempre fue así.
Desde que la conocimos tenía esa facilidad para halagar a cualquiera sin sonar forzada. No importaba si era a nosotros, una profesora, a un mesero o incluso el presidente. Para ella los cumplidos eran algo natural.
Así que aunque sus palabras llegaban a mi mente, nunca me detuve a analizarlas demasiado. Al final solo éramos su equipo de seguridad.
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