Capítulo 2: Misión Melodie
Bo extendió algunas fotos sobre la mesa. Capturas de pantalla de correos electrónicos, mensajes en redes sociales, imágenes borrosas de alguien rondando su residencia. En algunas fotos, la artista aparecía en el escenario, brillando bajo las luces... pero las tomas no eran de fotógrafos oficiales y además se tomaron desde ángulos sospechosamente donde se podía alcanzar a ver sus zonas íntimas, desagradable el que tomó esto.
—Melodie ha estado recibiendo amenazas constantes —continuó Bo—. Cartas anónimas, mensajes encriptados, incluso intentos de hackeo a su equipo personal. Al principio, su agencia intentó manejarlo por su cuenta, pero la situación ha escalado.
Levantó la mirada y recorrió la sala con los ojos.
—No es raro en la industria del K-pop. Ya han escuchado historias de fans obsesivos, intentos de secuestro, invasiones a residencias privadas.
Asentimientos silenciosos. Todos en la sala sabían que este tipo de cosas eran más comunes de lo que se admitía públicamente.
Nuestro jefe continuó.
—Hace dos noches, un hombre intentó colarse en su hotel en medio de la gira. Fingió ser parte del equipo técnico. Llevaba una navaja. Fue detenido, pero no dijo una sola palabra sobre sus intenciones.
Un escalofrío recorrió la sala.
—Por eso nos contrataron —intervino la oficial Shelly, con los brazos cruzados—. Melodie necesita seguridad, y la agencia ha pedido a las mejores personas para el trabajo.
Mi mandíbula se tensó. Ya tenía un mal presentimiento sobre lo que venía.
Shelly sonrió un poco y me miró directamente.
—Por eso creo que Lawrie, Larry y R-T son la mejor opción.
Alcé una ceja. ¿Nosotros?
—Larry y Lawrie son los mejores en combate cuerpo a cuerpo y vigilancia táctica —explicó—. Y R-T es un genio en sistemas de seguridad. Si alguien quiere acercarse a Melodie, ustedes lo sabrán antes de que siquiera lo intenten.
Larry se cruzó de brazos, pensativo. R-T dejó escapar un silbido bajo y miró las fotos con más interés, acercándose al escritorio.
Yo me quedé en silencio.
Cuando éramos adolescentes, Melodie era la estrella del club de música en nuestra escuela. Todo el mundo la conocía, la admiraba. Ella brillaba con una confianza natural, como si hubiera nacido para estar en el escenario.
Y, contra todo pronóstico, se había convertido en mi amiga. Nadie lo entendía. Ella era popular, radiante, siempre rodeada de gente. Yo era serio y evitaba las multitudes aún con gente detrás. Pero de algún modo, nos entendimos.
Hasta que se fue de ahí.
Y ahora...
Ahora tendría que verla otra vez. Esto me ponía nervioso por cómo sería, pero a la vez interesado.
—¿Algún problema, Lennox? —preguntó Bo con su tono de siempre.
Parpadeé y enderecé la postura.
—No, señor.
La puerta se abrió, y con ella, la sala se llenó de una energía distinta. El murmullo de los demás agentes cesó de inmediato. Todos los ojos se posaron en ella.
Melodie Yoon.
No pude evitar observarla. Aunque había pasado tiempo desde la última vez que la vi, algo en ella seguía siendo igual: esa postura desafiante, esa confianza absoluta que irradiaba en cada gesto. Su cabello rosado, perfectamente peinado y ahora corto, pero con mechones largos al lado de su flequillo, resaltaba incluso bajo la luz fría del cuartel.
El moño rojo, inconfundible, coronaba su presencia, una firma de la que jamás se despojaría, incluso en un ambiente tan diferente al escenario.
No pude evitar pensar en lo diferente que se veía ahora. Años atrás, cuando éramos adolescentes, Melodie tenía un aire más relajado, más sencillo.
Pero esta versión de ella, la versión adulta, la estrella del K-pop, era aún más atractiva de lo que recordaba. Había algo en su mirada, en la manera en que mantenía la calma incluso en esta situación tensa, que la hacía aún más fascinante. Sin embargo, no dejaba de ser un recordatorio constante de que el mundo en el que ahora vivíamos estaba mucho más lejos de aquel club de música al que ella solía asistir como cualquier chica común.
Melodie se sentó con una naturalidad desconcertante para todos nosotros, como si estuviera en casa, como si ella tuviera el control de todo, como si no estuviera en un cuartel lleno de agentes altamente entrenados. La mirada de sus ojos, afilados pero amables, se posó sobre nosotros tres. Y fue entonces cuando algo en su rostro cambió. Un leve destello de reconocimiento, de algo que parecía familiar.
—¿Ustedes?
Su voz no era sorprendida, sino curiosa, como si una memoria olvidada le hubiera golpeado la mente. No había duda, Melodie me había reconocido. Había algo que la conectaba con los gemelos, y mi mente comenzó a hacer las conexiones rápidamente.
Mi hermano, Larry, quien siempre mantenía esa actitud relajada incluso en los momentos de tensión, me miró, su expresión un tanto desconcertada, pero también intrigada. Sin duda, él también había captado esa misma chispa de reconocimiento.
En ese momento, mi concentración se desvió. La joven figura de Melodie me recordó lo mucho que había cambiado, lo mucho que ella también había evolucionado. Y no pude evitar notar lo atractiva que se veía.
Pero aún así, me obligué a centrarme. Este no era el lugar ni el momento para distraerse.
Melodie, como siempre, fue directa al punto. Su mirada se desvió hacia R-T, y en su tono apareció un leve toque de curiosidad.
—¿Sabes qué hacer?
R-T, el tercero de nuestro equipo, no dudó ni un segundo. Siempre profesional, pero también confiado, dejó escapar una pequeña sonrisa antes de contestar.
—Sé instalar cámaras en lugares estratégicos, incluso sin que nadie se entere. Además, soy capaz de diseñar y crear drones que no solo monitorean, sino que protegen. Tengo la capacidad de implementar sistemas de láseres que neutralizan cualquier amenaza sin que se den cuenta. Todo esto es completamente invisible para el ojo humano.
No puedo evitar notar cómo Melodie lo observa. Su sonrisa, esa que siempre es cálida en su mundo público, se vuelve más afilada, como si estuviera impresionada. Y, por un momento, me pregunto si realmente estaba buscando algo más que simples guardaespaldas.
Luego, me mira a mí y a Larry. No sé si es su forma de observarnos o si hay algo más en su actitud, pero no se ve tan relajada como antes.
—¿Y ustedes?
—Nosotros somos los ojos y las manos.
Mi respuesta es rápida, calculada, sin perder la profesionalidad que siempre intento mantener.
Melodie no dice nada durante unos segundos. Su mirada se mantiene fija en los dos, como si estuviera evaluando. Hay algo que puedo leer en su expresión: una mezcla de respeto y tal vez un toque de diversión. Está acostumbrada a estar rodeada de personas que intentan impresionarla, pero nosotros no éramos como los demás aspirantes. Sabía que había algo más en nosotros, aunque no lo dijera.
Finalmente, después de lo que parecía una eternidad, asintió con su rostro relajado.
—Muy bien, entonces, vamos a ver cómo trabajan.
Su voz se suavizó, pero no perdió el tono de autoridad que la caracterizaba. Algo en su actitud, en esa seguridad innata que nunca se desvanecía, me hizo pensar que, de hecho, estaba tomando la decisión con una confianza total.
Nos mandaron a dar una prueba en una de las salas de entrenamiento, usamos nuestros trajes de agentes y usamos los cascos de seguridad que distorsionan nuestras voces.
Cuando llegamos, el ambiente cambió por completo. Las luces blancas brillaban con intensidad, reflejándose en los espejos de las paredes. La sala estaba equipada con obstáculos, simulaciones de posibles ataques y una serie de sensores que analizarán nuestro desempeño en tiempo real.
Melodie se quedó de pie en el centro, con los brazos cruzados y una leve sonrisa en los labios.
No parecía nerviosa, ni siquiera preocupada. Al contrario, se notaba entretenida como si fuese un simple juego.
—Muy bien— dijo Shelly, observándonos desde el panel de control —Simulación de amenaza nivel tres. El objetivo es proteger a la VIP en un entorno donde podría haber múltiples atacantes.
—Espero que esto no sea demasiado para ustedes— agregó la surcoreana con un tono divertido, sus ojos oscuros brillando con curiosidad.
Larry soltó una leve risa y yo suspiré leve.
—Lo que deberías preguntarte es si esto no sería demasiado para ti.
Melodie alzó una ceja con diversión y antes de responder, las luces parpadearon y la alarma de la simulación se activó.
Los paneles de la sala se abrieron de golpe, y de las sombras surgieron varias figuras, agentes disfrazados de agresores. No eran oponentes fáciles; cada uno de ellos estaba entrenado para imitar los movimientos de verdaderos criminales, para ponernos a prueba.
—R-T, danos tu visión completa— dije, sin perder el tiempo.
—En eso estoy— respondió su voz en nuestros auriculares. En cuestión de segundos el sistema de seguridad se activó, mostrándonos un mapa holográfico de la sala y marcando a cada atacante con un punto rojo.
—Larry, flanco izquierdo. Yo voy al derecho.
Asintió de inmediato.
Melodie nos miró de reojo pero no dijo nada. Aunque no lo admitiera, estaba analizando cada uno de nuestros movimientos.
Los atacantes se movieron rápido, dos de ellos fueron directamente hacia Melodie buscando rodearla.
—Atrás de mí— le ordené, bloqueando el primer golpe con el antebrazo y usando la inercia para empujar al agresor al suelo.
Larry por su parte, giró ágilmente y derribó a otro de los atacantes con una llave rápida.
Uno de los agresores intentó acercarse a Melodie por detrás, y sin pensarlo extendí mi brazo y la empujé con suavidad hacia un lado antes de sorprender al atacante con una patada directa al pecho.
—Tienes que moverte más rápido— le murmuré a la pelirrosa, manteniendo la guardia en alto. Pero ella solo sonrió.
—Tal vez solo quería ver si en verdad me protegías.
Rodeé los ojos y volví a concentrarme en la pelea, ya que los atacantes restantes eran más agresivos. Uno de ellos sacó una navaja de entrenamiento para simular un ataque real.
—Cuchillo— avisó Larry. Siempre es relevante avisar de inmediato si hay armas de cualquier tipo presentes.
Esquivando el primer ataque, giré sobre mi eje y sujeté la muñeca del agresor torciendo su brazo lo suficiente para hacerle soltar el arma. Fue un movimiento rápido donde lo derribé contra el suelo y presioné mi rodilla contra su espalda.
—Amenaza neutralizada— dije en el auricular.
Mi hermano terminó con el último atacante, asegurándose de que Melodie nunca estuviera expuesta.
Un fuerte bip resonó en la sala, indicando que la simulación había terminado.
Shelly nos sonrió desde el panel del control.
—Tiempo récord, ¡Buen trabajo! ¡Así me gusta!
Nos retiramos los cascos, y fue entonces cuando volteé a ver a Melodie. Ella no se veía asustada ni sorprendida. Tenía una expresión de satisfacción.
—Bien, bien...— dijo con leves aplausos y luego posando su mano por su cadera —No esperaba menos de ustedes.
Me limpié el sudor de la frente con la manga de mi uniforme y le dediqué una mirada seria.
—¿Hay algo que no te haya convencido?
Melodie ladeó la cabeza, evaluándome.
—No... aunque, es interesante verte con un estilo en un trabajo como este.
Fruncí el ceño ligeramente.
—¿Un estilo?
Se dibujó una sonrisa sospechosa en sus labios, y sus ojos afilados por la diversión.
—Ya sabes... La ropa oscura con rojo, melena de lado, esa actitud de tipo rudo...
Larry dejó escapar una carcajada baja y ella prosiguió.
—Es un look muy popular entre las chicas, no me sorprendería que más de una haya suspirado por ti.
Sentí el calor subir a mis mejillas, pero mantuve mi expresión firme.
—Estoy aquí para hacer mi trabajo, no para preocuparme por tonterías.
—Oh, sí, claro, claro...— dijo ella, con un tono que dejaba claro que había notado mi reacción.
Larry se inclinó hacia mí y susurró:
—Estás rojo.
—Cállate.
Melodie rió suavemente, pero luego su expresión se tornó un poco más seria.
—De todos modos... Gracias, me sentí segura con ustedes.
Sus palabras me tomaron por sorpresa, aún así asentí y retomé mi compostura.
—Ese es nuestro deber.
De nuevo sonrió, pero esta vez su mirada se quedó un segundo más en mí antes de apartarla.
Sólo faltaban otros aspirantes que completen el mismo simulador igual o mejor que nosotros, pero sospecho que Melodie nos quiere elegir por también ser cercanos a ella.
Me dirigí al panel de control donde seguía mi jefa para observar el frío paisaje, Larry y R-T solo fueron a tomar café con galletas como es costumbre.
Melodie me dirigió la mirada por un momento sonriendo en brazos cruzados. Supongo que nos volveremos a llevar bien.
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