Capítulo 13: ¿Ahora quién tiene celos? (1/2)



Después del drama en el evento de Starr Park, la vida volvió a sentirse un poco más "tranquila".

Las lluvias disminuyeron, la primavera estaba en su punto y la gente comenzaba a planear sus vacaciones. Algunos se iban de viaje, otros simplemente se quedaban en casa descansando.

En mi caso, no tenía pensado hacer algo en especial, pero Melodie decidió tomarse un descanso de las grabaciones y eventos super masivos, así que probablemente pasaría más tiempo con ella.

A la mañana siguiente, mientras ordenaba un café para mí y un té para Melodie en nuestra cafetería de costumbre, ocurrió algo inesperado.

Estaba en la barra esperando cuando Colette, la mesera albina de sonrisa ingenua y alegre, se acercó a nuestra mesa para servirme el café.

—¡Aquí tienes, Lawrie!— dijo con entusiasmo mientras vertía la bebida en mi taza. Luego, volteó a ver a Melodie con los ojos brillantes—¡Oh! ¿Podrías darme un autógrafo después? ¡Soy súper fan tuya!

Melodie sonrió amablemente y asintió.

Pero justo en ese instante, alguien pasó demasiado rápido tras Colette y la empujó bruscamente.

El movimiento fue tan inesperado que la taza resbaló de sus manos, derramando el café hirviendo directamente sobre mis pantalones.

El dolor fue inmediato.

Un ardor insoportable recorrió mi pierna, haciéndome soltar un leve gruñido y sobresaltarme en mi asiento. La tela de mis pantalones pegándose a mi piel solo lo hacía peor.

—¡Lawrie!— Melodie se levantó de golpe, alarmada.

Colette abrió los ojos como platos, llevándose las manos a la boca.

—¡Oh, no, no, no! ¡Lo siento muchísimo! ¡Fue un accidente! ¡Voy por pañuelos, lo siento!

La vi correr hacia la barra, pero en mi mente solo había una pregunta: ¿quién demonios había pasado tan rápido para empujarla así?

Intenté buscar al culpable entre la gente, pero el ardor era tan intenso que apenas podía concentrarme.

Observé cómo la puerta de la cafetería se cerraba de golpe, haciendo sonar el timbre colgado en la entrada. A través del vidrio, reconocí de inmediato el cabello fucsia y los lentes de quien acababa de salir a toda prisa.

De nuevo él...

Una rabia indescriptible me recorrió el cuerpo. Me puse de pie de inmediato, aunque mi rostro se mantuvo inexpresivo. Sentía el ardor del café en mis pantalones, pero en ese momento, lo único que me importaba era salir de ahí.

Colette, aún alterada, estaba a punto de darme los pañuelos, pero no me detuve a tomarlos. Melodie me miró con preocupación y preguntó qué pasaba.

—Ya vuelvo, preciosa —le respondí, manteniendo la calma en mi voz, pero con la mandíbula tensa.

Al salir, me encontré con mi hermano, quien estaba apoyado en el auto mientras esperaba. Me lanzó una mirada curiosa y preguntó:

—¿Qué ocurre?

Encendí la moto y respondí con frialdad:

—Tengo que darle los buenos días a alguien —me puse mis gafas de sol.

A lo lejos, vi cómo Buzz subía a su auto y se alejaba. Sin perder tiempo, lo seguí.

Él se percató de que iba tras él y aceleró, pero yo no me quedé atrás.

Sabía que intentaría perderme, pero no era el primero al que tenía que seguir en una persecución. Mantuve la distancia perfecta, leyendo cada uno de sus movimientos.

De repente, en una calle donde el tráfico apenas fluía, Buzz frenó de golpe y salió disparado del auto, comenzando a correr entre los peatones, aproximándose a una zona llena de muchedumbre.

—¿En serio?— murmuré con fastidio antes de bajar de mi moto y salir tras él.

Buzz era rápido, lo admito, pero no tanto como Max.

Se escabullía con agilidad entre la multitud, empujando a la gente en el proceso. Yo, en cambio, mantenía mi ritmo constante, esquivando a los transeúntes sin perder de vista su cabeza teñida que resaltaba entre la multitud.

Justo cuando estaba a punto de alcanzarlo, Buzz chocó contra una chica vestida con un traje rockero.

Era rubia, con un maquillaje llamativo que, sorprendentemente, le quedaba bien. Ella lo miró con disgusto, pero Buzz, sin dudar, la empujó para apartarla de su camino.

—¡Oye!— exclamó, visiblemente molesta.

Aproveché ese momento para acelerar el paso, pero Buzz ya había tomado distancia otra vez.

Suspiré y miré a la chica.

—Lo siento por eso— dije rápidamente.

Ella se cruzó de brazos, aún con expresión molesta, pero luego me miró de arriba abajo y se encogió de hombros.

—No hay problema— respondió.

Me quedé un segundo preguntándome quién era, pero no tenía tiempo para eso. Tenía cosas más importantes que atender.

Sin perder más tiempo, continué la persecución.

Lo seguí hasta una calle más vacía, sin tantas personas que pudieran interponerse en la persecución. Se notaba que intentaba alejarse de la multitud a propósito, como si ya tuviera un plan en mente.

Al llegar a otro callejón, vi cómo doblaba por una puerta oxidada que daba a otro lado. Aceleré mis pasos, siguiéndolo sin dudar.

Pero en cuanto crucé la entrada, un puño impactó de lleno en mi nariz.

Un dolor punzante me nubló la vista por un segundo, y antes de que pudiera reaccionar, sentí algo cálido bajar por mis labios.

Algunas gotas de sangre cayeron al suelo, y el ególatra estalló en carcajadas.

—¡Jódete, idiota!— se burló con una sonrisa petulante —¡Eso es por la mierda que me hicieron pasar con Cordelius hace semanas!

Lentamente, pasé el dorso de mi mano por la nariz para limpiarme la sangre. El golpe había sido fuerte, pero no suficiente para derribarme.

Suspiré hondo, sintiendo la adrenalina encender mi cuerpo aún más.

Me alcé las mangas del traje, sintiendo la tensión en los músculos.

Él se dio cuenta y su sonrisa se desdibujó un poco cuando vio la mirada seria que le lancé.

—¿Eso es todo lo que tienes?— murmuré con frialdad, flexionando los dedos hasta formar un puño firme.

Tragó saliva, pero aún intentaba mantener la actitud desafiante.

—¿Qué? ¿Vas a golpearme ahora, oficial modelo?

No respondí. No tenía nada que decir.

Solo me aseguraría de que sintiera en carne propia lo que significaba meterse conmigo.

Él siempre tenía algo que decir. Siempre soltaba veneno cuando se sentía acorralado.

Y esta vez no fue la excepción.

—Seguro hiciste que dejara de ser amigo de Draco para que te acostaras con esa plana china de mierda— escupió con una sonrisa burlona —Qué gustos tan humildes tienes, europeo "no me gusta romper las reglas".

Mi sangre hirvió.

Antes de que pudiera procesarlo, ya estábamos entre golpes y patadas. En una de esas me lancé ante él con fuerza.

—¡Cállate!— gruñí entre dientes.

Intentó bloquear mi embestida, pero su defensa era torpe. Aún así logró lanzarme un golpe directo a la pierna.

Me dolió, pero no lo suficiente para hacerme retroceder.

Respiré hondo... Tenía que concentrarme. No iba a pelear como un idiota furioso, debía pelear para ganar.

Me lanzó otro puñetazo, pero lo esquivé con facilidad. Luego intentó una patada, y también la evité sin problema.

Él estaba desesperado, a diferencia mí, porque sabía exactamente lo que él estaba haciendo.

Y ese Buzz estaba por aprender la diferencia entre pelear con rabia y pelear con técnica.

Le lancé un golpe directo al abdomen, sintiendo el impacto contra mis nudillos.

Aproveché el momento y lo derribé contra el suelo, aunque tuve que hacer más esfuerzo del que esperaba.

Era más robusto que yo, más pesado, y sabía que no podía darle ninguna oportunidad de contraatacar.

Lo sujeté con fuerza, pero entonces me di cuenta de algo al meter mi mano por uno de mis bolsos de mi cinturón: no tenía mis esposas.

Y él pareció notarlo también porque su expresión pasó de molesta a burlona en un instante.

—Ay, ¿me vas a atar?— soltó con sorna —¿Es un jueguito de los maricones? Me imagino que habrás hecho eso con Surge...

Mantuve la mandíbula apretada. No iba a dejar que me provocara con eso.

Lo que sí tenía era mi taser.

Sin pensarlo dos veces, lo activé y lo presioné contra su costado. Buzz se convulsionó por el impacto de la descarga, pero algo estaba mal. A pesar de eso, se movía con una energía desbordante, sus ojos reflejaban un frenesí que no era normal.

Lo entendí enseguida.

Había consumido algo.

Buzz, incluso después de recibir la descarga, logró sacudirse y quitándome de encima con una fuerza inhumana.

—No voy a cooperar con mi arresto...— se burló, jadeando, pero con una sonrisa salvaje en el rostro —Jajajaja, como en mi canción, Won't Cooperate.

Lo miré con desprecio.

—Me das asco.

Y volvimos a la pelea.

Esta vez, sus golpes eran más caóticos, pero también más impredecibles. Me costaba esquivarlos, y uno casi me da de lleno en la mandíbula.

Sentí una patada en las costillas, pero aguanté el dolor y le respondí con un golpe potente en el hombro. Escuché su gruñido de dolor, pero aun así seguía avanzando.

Él no iba a parar.

Y yo tampoco.

No había querido que esto terminara en violencia... pero con Buzz, la violencia era inevitable.

Buzz me agarró del cabello con una fuerza brutal, jalándome hacia él. Un dolor agudo recorrió mi cuero cabelludo, y en un reflejo instintivo, intenté zafarme, pero su agarre era demasiado fuerte.

—Ay, ¿no que muy valiente, policía? —se burló, con esa sonrisa arrogante que me sacaba de quicio.

Intenté contener la respiración al ver la hoja de una navaja destellar bajo la tenue luz del callejón. Él la sostenía con firmeza, y yo, con ambas manos, sujeté su muñeca antes de que pudiera acercarla más a mi cara.

El problema era que no tenía mucho margen de maniobra.

Mi taser se había caído al suelo en el forcejeo, y usar mi pistola en una situación así sería demasiado arriesgado.

Así que hice lo único que podía hacer.

Moví mi pierna con rapidez y la lancé con fuerza contra su pantorrilla. El impacto fue preciso.

Perdió el equilibrio y cayó de espaldas contra el suelo con un golpe seco, gruñendo de dolor.

No lo dejé recuperarse.

Aproveché el momento, tomé mi taser del suelo y subí la intensidad al máximo. Sin darle oportunidad de reaccionar, lo activé contra él.

Buzz gritó entre espasmos, su cuerpo sacudiéndose con violencia antes de que, finalmente, quedara tendido, jadeando, sin fuerzas para seguir peleando.

Suspiré, respirando hondo mientras intentaba recomponerme.

Mi cabello estaba desordenado, y aunque traté de acomodarlo un poco, aún me sentía tenso, con la adrenalina corriendo por mis venas.

El dolor en mi nariz no se iba, y el sangrado no cesaba. Mis brazos estaban llenos de moretones por el forcejeo, y a cada movimiento sentía una punzada que me recordaba lo brutal que había sido todo.

Saqué mi teléfono y marqué a mi hermano. Necesitaba su ayuda. Explicándole lo que había pasado, le dejé claro que necesitaba que viniera pronto. Él dijo que estaría allí en cualquier momento.

Mientras tanto, le retiré la navaja a Buzz y cualquier otra cosa que pudiera ser peligrosa. En su bolsillo encontré polvo, lo que sólo confirmaba lo que ya sospechaba: no estaba en sus cabales.

La situación no era nada agradable, pero no podía permitir que Buzz siguiera libre, especialmente después de lo que había intentado hacer. Aún me sentía eufórico por la pelea, pero mi cuerpo lo acusaba.

_______________________

Llamé a Larry para que viniera a buscarlo, y en poco tiempo, mi hermano llegó con un auto de la comisaría.

Apenas Buzz pudo mantenerse en pie, lo metí en el asiento trasero sin miramientos.

Cuando llegamos a la estación, Melodie ya estaba allí. Su mirada de desprecio hacia Buzz fue lo primero que noté. Pero luego me miró a mí, y su expresión cambió.

Sus ojos se posaron en mi nariz ensangrentada, mis nudillos raspados y los moretones en mis brazos.

—¿Se pelearon?— preguntó Larry, aunque la respuesta era obvia.

Me cubrí la nariz con un pañuelo ensangrentado y le respondí con ironía:

—¿Tú qué crees?

Larry suspiró y se llevó a Buzz a las celdas, mientras Melodie se acercaba a mí con expresión preocupada.

—Mejor deberíamos ir a la enfermería —sugirió.

No tenía ganas de discutir, así que simplemente asentí.

El trayecto en el auto fue silencioso, pero cómodo. Melodie estaba a mi lado, pasando pañuelos por mi rostro con delicadeza.

Entonces, para aligerar el ambiente, soltó un comentario inesperado:

—Te ves un poco sexy así, con las mangas subidas y el cabello alborotado.

Me quedé completamente quieto, sin saber cómo reaccionar.

—¿Sexy? —pregunté, mirándola de reojo con una sonrisa tímida —Debo parecer un desastre.

Ella rió suavemente.

—Tal vez, pero un desastre atractivo.

Sonreí, sintiéndome un poco más relajado.

Al final, cuando llegamos a la enfermería, me recosté en la camilla, cerrando los ojos mientras sentía el calor de su presencia a mi lado.

Sabía que al día siguiente tendríamos otro evento importante... Un evento privado de Draco de los MTV. Así que descansé esa tarde al volver a mi casa.

Pero antes de dormirme un rato, algo me notificó desde mi móvil.

De la nada, Draco creó un grupo de chat en el que nos metió a Larry, Melodie, Bibi, Meeple, Stu, Brock y Poco.

El nombre del grupo fue lo primero que me llamó la atención: "Mi Gente Latino"

—...¿Qué clase de nombre es este?— murmuré, viendo la notificación.

Draco: Mis hermanos de otra madre, los agregué aquí porque los considero mis amigos más cercanos hasta ahora. Los quiero, perros 🫂🔥

No supe qué responder al instante. No soy muy bueno con esas cosas. Afortunadamente, el resto sí lo era.

Larry: BROOOOO QUÉ TIERNO ERES, TE AMAMOS NOSOTROS TAMBIÉN!!!😭🩵

Melodie: Awww, Draco, gracias por incluirme. También los quiero mucho 🩷

Bibi: Ay, qué lindo, bro 🤜🤛

Brock: Te apoyamos siempre, bro. Nos sentimos orgullosos de ti B)

Meeple: No lo diré en voz alta porque no soy cursi, pero gracias, eso se aprecia mucho.

Yo miré la pantalla un momento y decidí escribir algo corto.

Yo: Gracias, Draco. Lo aprecio.

Melodie: Eres aún más seco en los chats, jajajaj.

Yo: No sé qué más decir.

Draco: Mañana es el evento de MTV y no estoy seguro si mi baterista de siempre va a poder ir. Estoy nervioso, no quiero que algo salga mal.

Antes de que alguien más pudiera responder, Stu habló en el chat.

Stu: Yo te cubro si es necesario. De todas me sé todas tus canciones de memoria, jeje.

Draco: ¿En serio? ¿Podrías hacerlo?

Stu: Claro! Solo hay que practicar antes, pero no es un problema.

Draco: No tienes idea de cuánto me acabas de salvar. Te debo una❤️‍🩹

Brock: Te va a ir increíble, Draco. Ahí estaremos.

Larry: TANTO ASÍ QUE SI ALGÚN DÍA TENGO UN HIJO LE PONGO TU NOMBRE EN TU HONOR, BRO🥺🥺🥺🥺😭😭😭😭😭

Poco: Ay no, pobre niño💀JAJAJAJAJ

Todos explotaron en risas con esa última respuesta. Incluso yo sonreí un poco.

El chat siguió con más bromas y comentarios animados. No podía evitar sentirme un poco fuera de lugar con tanta energía en el grupo, pero al mismo tiempo, era agradable estar ahí. No me sentía incómodo ni forzado a hablar. Simplemente era un espacio donde todos nos llevábamos bien.

Suspiré y bloqueé la pantalla de mi teléfono.

_________________________

Al otro día, me desperté con el cuerpo adolorido, pero al menos no tanto como ayer.

Me lavé la cara y me puse los lentes de contacto. Odio usar gafas, pero mi miopía no me da opción. A Larry le da igual, pero supongo que es porque le gusta verse intelectual o algo así. Igual, ambos lo heredamos de mamá.

El evento sería en la tarde, así que tenía tiempo para descansar y dejar que el dolor bajara un poco.

Prendí la televisión por inercia mientras tomaba café y, para mi poca sorpresa, mi pelea con Buzz ya era "chisme" de los programas de espectáculos.

Habían teorías ridículas sobre por qué lo había perseguido. Algunas decían que era una venganza, otras hablaban de una "rivalidad secreta" y, por supuesto, estaban las teorías más absurdas de ciertos "fans" que asumían que sabían la verdad absoluta.

Aunque, bueno, lo de la venganza en parte es verdad...

Pero en realidad todo había comenzado porque el imbécil me tiró café hirviendo en los pantalones. Lo demás es aparte.

Durante esa mañana, mi hermano salió un rato con su pareja, así que tenía la casa para mí solo.

Y en cuanto se acercaba la hora de ir, busqué mi traje usual de agente para más formalidad.

Mientras revisaba el teléfono, Melodie me mandó una foto de su vestido para el evento.

Apenas alcancé a verlo cuando la imagen desapareció. Lo había puesto en opción de "ver una sola vez".

Me quedé mirando la pantalla en silencio.

Era blanco, con su moño rosa intenso de costumbre. Se veía increíble, aunque eso no era ninguna novedad. Siempre lograba verse bien con cualquier cosa.

Suspiré, pasándome una mano por el cabello.

Después de mandarme la foto de su vestido, Melodie me lanzó una pregunta que me tomó desprevenido.

"¿Y tú qué llevas puesto?"

No pensé mucho en la respuesta, simplemente abrí la cámara y tomé una foto en el espejo.

Nada de poses ni de intentos de lucir bien. Todavía no me cambiaba, solo estaba con mi camisa holgada y pantalones igual de sueltos, el cabello algo desordenado porque aún no me molestaba en peinarlo.

Se la envié sin más.

A los pocos segundos, vi que aparecía escribiendo.

"Aguafiestas..."

Solté una pequeña risa. Solo bromeaba que así iría vestido.

Pero terminó su oración:
"Aunque me gusta verte así"

Cuando llegó la hora del evento, me arreglé en serio y pasé por ella a su casa, como de costumbre.

___________________________

Al llegar al lugar, nos guiaron a una sala privada donde, como era de esperarse, Draco sería el centro de atención.

Pronto saldría al escenario con su guitarra y su actitud despreocupada. El resto de invitados también estaban ahí, algunos conversando, otros simplemente esperando el inicio del show.

Melodie se fue a buscar a sus amigas, así que me quedé con Larry, pero él quiso ir a ver qué había de comer.

Pero en medio del ambiente animado, algo llamó mi atención.

Entre un grupo de chicas que asistían al evento, noté a Bibi. Hasta ahí, nada raro. Pero lo que sí me sorprendió fue que no estaba sola.

A su lado, reconocí a la chica con un aire rockero, rubia, y nuevamente con un maquillaje llamativo que le quedaba bien.

La misma chica con la que Buzz había chocado el día anterior.

Cuando nuestras miradas se cruzaron, ella pareció igual de sorprendida que yo.

Ella se acercó con paso seguro, aunque su expresión reflejaba sorpresa.

—¡Tú eres el tipo de ayer! —exclamó, señalándome con un dedo como si acabara de resolver un misterio.

—Y tú eres la chica que casi mata a Buzz— respondí con una leve sonrisa.

—¡Exacto!— rió, llevándose las manos a la cintura —Se lo merecía por no ver por dónde camina.

—Eso sí— asentí.

—Bueno, no pensé que nos volveríamos a ver tan pronto. ¡Soy Lumi, por cierto!

—Lawrie.

Creo que nos vamos a llevar bien.

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