CAPÍTULO II
Los gritos de alarma y el sonido de los instrumentos musicales de los bucinatores , despertaron a Tito de un agradable y relajado sueño .
- ¡ No puedo creer que nos estén atacando ! ¡ A una legión ! - exclama Narciso .
Los ocho hombres se visten deprisa y se ayudan a colocarse las armaduras de escamas o de cota de malla sobre sus cuerpos . Se colocan los cascos , cogen las vainas de sus semisphatas con sus cintos , y por último cogen los pesados escudos semicilindricos y sus pilum ( jabalinas ) y salen a la carrera de la tienda .
- ¡ A la empalizada ! ¡ Rápido ! - gritan centuriones y optios .
Entre los gritos de sus superiores y los sonidos de las bucinas , se oyen los alaridos e insultos de los germanos .
- ¡ Por Mitra ! - jadeo Tulio al ver la horda de guerreros que hay en torno al campamento .
A Tito se le hizo un nudo en la garganta . < Este va a ser mi primera batalla de verdad y no creo que sobreviva . Debí quedarme con mis padres y hermanos en las tierras que tenemos cerca de Pompaelo > piensa con miedo . Ese miedo que hace que apriete con fuerza su pilum y su escudo semicilíndrico .
El ruido atronador que usan al chocar espadas y hachas contra los escudos junto con su aspecto desaliñado y cubiertos de pieles , los guerreros buscaban intimidar y aterrorizar a los legionarios , antes de comenzar el ataque .
- Preparar las pilum . Todos en su posición . ¡ Pronto gritarán de otro modo cuando prueben la punta de nuestras espadas ! - anima el centurión de su cohorte Batiato .
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- ¡ Son millares ! - exclama el joven tribuno Metelo .
- Comportate tribuno . Los hombres nos miran y tenemos que dar ejemplo - le reprime el Legado Valerio , usando el mismo todo su autocontrol para no sucumbir al miedo que siente .
- Si señor - dice el tribuno Metelo avergonzado .
A su lado el Prefecto Macro observa en silencio y con actitud profesional a los guerreros germanos .
- Van a atacar el campamento Habra que preparar los escorpiones - dice Macro .
- Tribuno , da órden de que se preparen los escorpiones y te quedas al mando de ellos - ordena el Legado .
Mientras el joven tribuno que ha entrado en la legión como trampolín para obtener un cargo en la administración civil se aleja corriendo a cumplir sus órdenes , Valerio observa a la masa hostil y vociferante de guerreros .
Algunos de ellos , pocos van equipados con cota de malla y cascos estilo celta . Armados de espadas largas tanto germanas como romanas y provistos de escudos ovales o tipo cometa .
- ¿ Esos son los jefes ? - pregunta Valerio , al ver que la mayoría de guerreros no llevan ningún tipo de protección corporal o van provistos de lanzas , jabalinas , hachas cortas y pocos de ellos parecen portar espadas .
- Si , los líderes acompañados de sus mejores guerreros - asiente el prefecto Macro .
- Hay que enviar mensajeros . Necesitamos a las demás legiones.
Enviaré a una turma de caballería a Mongatium - decide Valerio .
- Aconsejo enviar a los batavos . Ellos conocen mejor el terreno y llegarán antes . Pero para evitar que los germanos se den cuenta , nuestra caballería y los batavos deben hacer una salida - dice Macro .
- Los van a masacrar - dice con pesar el Legado .
- No, si usan las mismas tácticas que contra los Mauri y los bandidos . Además los germanos no se esperan semejante ataque - réplica Macro .
- Está bien . Avisad al decurion de los batavos . ¿ De dónde habrán sacado espadas romanas ?
- Pueden ser de las cohortes aniquiladas de hace dos años - piensa en voz alta el tribuno Flavio .
- Si . Aunque también pueden haber conseguido más , mediante un trueque con un mercader romano - dice taciturno y con rabia contenida el prefecto Macro .
- ¿ Qué insinúas ? - pregunta Valerio .
- Armas romanas a cambio de esclavos germanos . Las tribus germanas luchan entre sí y se hacen prisioneros . No sería de extrañar que algún mercader taimado haga semejante cambio . Después de todo , los herreros germanos tardan meses en forjar espadas y los mercaderes romanos pueden obtener espadas romanas en menos tiempo - explica Macro .
El Legado Valerio sabe como senador romano , de la existencia de la corrupción en la sociedad romana , pero esto le escandaliza .
Armas romanas en manos de los enemigos de Roma .
- Señor , el decurion Poncio - anuncia el tribuno Flavio .
El decurion Longino que va acompañado de uno de sus jinetes batavos , se pone firme ante el Legado .
- Francos - y el jinete batavo escupe en el suelo con desprecio al verlos .
Pasando por alto , el acto de indisciplina , el Legado mira a los germanos y luego al jinete batavo .
- ¿ Cómo sabes que son Francos ?
- Por sus hachas y su idioma . Las hachas las usan de forma normal pero también las suelen lanzar con fuerza para destrozar los escudos - explica el jinete en latin , con un fuerte acento germano .
- Gracias por la explicación - Valerio se vuelve hacia el decurion - Necesito que vuelvas a Mogantium y pidas refuerzos al general Máximo . Saldréis con la caballería de la legión en el ataque .
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Con rapidez , Flavio Aecio coloca la silla de montar a lomos de su caballo Centauro y lo agarra a su cintura .
El soldado legionario que sirve como jinete esperaba quedarse tras la empalizada , defendiendo el campamento , no realizar una salida . < Pero órdenes son órdenes . Espero que el Legado sepa lo que se hace y yo salga de está con vida > .
Por supuesto no dice en voz alta sus pensamientos . Se coloca el escudo en su brazo izquierdo y mete la sphata de caballería en la vaina que cuelga de su cinturón , y se sube a lomos de su caballo .
Por último coge las dos jabalinas ligeras y se une a las filas de su turnae ( sección ) de caballería , la cuál está colocada en frente de la puerta del campamento .
Colocado entre sus dos amigos y compañeros , Aecio calma a su caballo que golpea con una de sus patas delanteras el suelo .
Su decurion se acerca y con gestos da las órdenes para no tener que gritarlas , indicando la puerta principal del campamento por donde van a salir .
Al mismo tiempo que ve , como los legionarios quitan la pesada barra de madera que bloquea las dos hojas de la puerta para abrirlas .
< Júpiter el más grande , protegeme . Marte Dios de la Guerra , guía mi brazo en esta lucha > Aecio lanza una silenciosa súplica a los dioses romanos .
Antes de que los legionarios abran del todo la puerta principal el decurion Vegecio expolea a su montura , justo en el momento en que los guerreros Francos lanzan el barritus , un grito de guerra prolongado que termina en un fuerte rugido .
Aecio da unos golpes con las rodillas a Centauro y este se lanza hacia delante con un relincho , galopando como el resto de los caballos azuzados por sus compañeros de sección .
Al salir por la puerta principal , siguiendo la grupa de su compañero de delante , ve como un grupo de guerreros se acerca al campamento en una formación conocida como Cabeza de Cerdo . Al frente van los jefes con sus mejores guerreros protegidos todos por armaduras de malla o de cuero reforzado y que portan las mejores armas para el combate . Detrás el resto de guerreros peor equipados .
Nada más verles salir , la Cabeza de Cerdo frena de golpe . En los rostros cercanos puede ver sorpresa y desconcierto . < No se esperaban este contraataque >
Pronto los guerreros Francos que van en cabeza juntan los escudos y sacan por entre medias las espadas .
El decurion Vegecio conoce el oficio y sabe al igual que Aecio que ningún caballo osa cargar contra hombres a pie que presenten un muro impenetrable .
Por ese motivo , Vegecio gira el caballo hacia la derecha de la formación germana y se yergue en la silla y con su brazo derecho lanza en parábola su primera jabalina . Está no va contra los primeros guerreros protegidos tras sus escudos , sino que cae y atraviesa a uno de los guerreros Francos de las filas de enmedio .
Siguiendo el ejemplo de su decurion , Aecio y los demás jinetes romanos lanzan sus jabalinas contra los germanos que se encuentran por detrás de la cabeza .
Gritos de heridos y rugidos de rabia son el preludio del lanzamiento de las franciscas , las hachas arrojadizas de los Francos.
Una de ellas pasa por detrás de su espalda sin peligro , al estar en movimiento a lomos de su fiel Centauro . Otra de las hachas se estrella con estrépito en su escudo ovalado .
- ¡ Maldito seas ! - dice Aecio entre dientes a la vez que se recupera del fuerte golpe en su hombro izquierdo .
Ahora el decurion les lleva contra el flanco izquierdo de otra formación enemiga . Los cascos de los caballos levantan trozos de nieve , a pesar de que está se ha endurecido . El movimiento de su caballo le resulta lento para Aecio acostumbrado a cabalgar en las llanuras de Hispania , allá en lo que fue un día territorio de las tribus celtíberas .
De nuevo el decurion Vegecio lanza su segunda jabalina pero esta vez a las primeras filas del flanco de la formación enemiga , allí donde no hay guerreros bien protegidos . Con la mano derecha Aecio coge la jabalina que porta en su brazo izquierdo . Levanta su brazo derecho con la jabalina en ristre , coge impulso a la vez que guarda el equilibrio en la silla de cuatro brazos de su caballo para no caer y lanza la jabalina hacia los Francos *
Una lluvia de unas treinta jabalinas caen entre los germanos provocando muertos y heridos . Pero el efecto más importante es , que las jabalinas rompen la cohesión enemiga por el flanco , y Vegecio aprovecha la oportunidad y se lanza contra los guerreros germanos desenvainando su espada . Entra al galope entre los germanos , y uno de ellos es arrollado por su caballo , a la vez que lanza un tajo descendente y letal contra otro guerrero franco .
Sus soldados , entre ellos Aecio con la adrenalina disparada por el miedo y la emoción grita a la vez que como el resto de sus compañeros desenvaina la espada de caballería . Todos entran al galope con sus caballos en la expuesta formación enemiga .
Centauro atropella y derriba a un germano herido que se había quitado del muslo la jabalina . Mientras Aecio para con el escudo el golpe de lanza de un franco y con un molinete de su espada le decapita .
Pronto los jinetes romanos entran en medio de la formación lanzando tajos y estocadas .
Braulio , uno de los jinetes de su turnae es derribado del caballo por un gigantesco franco , y a punto estaba de morir decapitado cuando Aecio llega y con su caballo golpea el cuerpo del germano . El golpe lo desequilibra y Aecio aprovecha su oportunidad para lanzarle un Tajo a los ojos que lo deja tuerto . El gigante grita de dolor y retrocede al mismo tiempo que se tapa la herida sangrante con una mano . Dispuesto a terminar rápido , Aecio remata al guerrero franco clavandole la hoja de su espada en la garganta .
Entonces y antes de que Braulio pueda subir a su caballo , ambos ven como el resto de los germanos de la formación huyen a la desbandada mientras gritan de terror .
Aecio confuso ante el súbito cambio , mira hacia la cabeza de la formación enemiga para saber que está ocurriendo . Entonces ve los dos primeros cuerpos quemados , atravesados por un único proyectil lanzado por uno de los escorpiones . Otro proyectil ardiente a unos metros de distancia , atraviesa y empuja en el aire a uno de los guerreros francos vestido con cota de malla . El hombre suelta un alarido de dolor antes de morir , que en otros momentos a Aecio le haría estremecer la sangre pero que ahora le inflama .
Expolea a Centauro para que galope en su persecución y en seguida alcanza a dos guerreros que huyen . Al primero lo decapita al pasar por su lado y al otro lo ensarta por la espalda con la punta de su espada larga .
Sus compañeros también se dejan llevar por la euforia del momento , hasta que otra formación enemiga aparece en el bosque y una lluvia de hachas arrojadizas salen de ella al encuentro de los jinetes romanos .
Dos jinetes caen muertos por ellas y otro jinete pierde a su caballo y se pone a correr por su vida . El decurion Vegecio consciente de que se ha perdido el efecto del miedo y que ahora son vulnerables , ordena a gritos el repliegue . Aecio se acerca al jinete romano sin caballo .
- ¡ Monta rápido !
* Nota histórica : En los tiempos de la Antigua Roma ningún pueblo , nación o Imperio tenía sillas de montar con estribos , con lo que el jinete debía guardar un precario equilibrio encima del caballo a la hora de cabalgar y aún más al combatir a caballo .
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