El puñal de la traición
—¡¿Natalia?! —preguntó Amina sin dejar de reír—. ¿La salvamos para que nos atacara? —Volvió a soltar la carcajada, mientras los demás la observaban anonadados—. ¡Ay, no! ¡No, no, no, no! ¡Ja, ja, ja, ja! Creo que es aquí cuando me preguntó, ¿quién es más gafo: Aidan o yo? —El Primogénito de Ardere bajó el rostro—. ¡Esto es un mal chiste! Tenemos dos vejestorios que vinieron a amargarnos la paciencia. Una porque estuvo maldita, la otra porque Luis Enrique la trajo, ¡y ahora lo secuestró!
—¿Podrías ser un poco más seria con esto? —Le pidió Ibrahim.
—¡Estoy siendo seria! —respondió frunciendo el ceño—. Pero eso no evitará que me burle de nuestra mala suerte. ¡Esa sucia no es como Griselle! Ella no será tan fácil de matar.
—Pensé que si ya habías acabado con una, podrías con esta —opinó Dominick—. Todos podríamos con esta.
Ignacio esbozó una media sonrisa demostrando su desprecio por el comentario del joven.
—Sí, podría... El problema es que la esencia de la Cor Luna corre por sus venas, ¿y no tengo ni la más remota idea de cómo coño eso la beneficia? —le respondió Amina.
—Griselle también tenía un poder similar —le recordó Itzel.
—La Cor Luna está hecha con la esencia de los Munera de los primeros Primogénitos. Solo Mane no participó, porque aún no se había formado —le aclaró Ignacio.
—Creo que este es uno de esos momentos en los que necesitamos al Sr. Rafael o incluso al mismo David —recordó Amina.
—¡Algo se puede hacer! —animó Aidan.
—Sí, no dudes que se hará, mi bello —le respondió Eugenia—. Sin embargo, la Primogénita de Ignis Fatuus tiene razón.
—Me sometieron a una terrible prueba para poder tener un fragmento de la piedra, ¿y todo para revivir a la Imperatrix?
—Todavía no sabemos si era la emparatriz cuando nos atacaron en la playa —aclaró Dominick.
—Y si lo era, nos engañó como los propios pendejos —le aseguró Amina—. Mi antepasada le arrancó la Cor Luna al Imperator, mientras este esperaba por las víctimas que liberarían el poder de la piedra y le permitirían manipular el tiempo, y vino esta, y en un parpadeó tiene todo el poder corriendo por sus venas.
—Pero el efecto no es el mismo si no era Imperatrix —intervino Eugenia—. Si para ese momento, Natalia era una persona normal, como nosotros, su poder no es igual.
El celular de Amina vibró sobre la mesa. Estaba en silencio, por lo que no podían escucharlo. Sin embargo, Ignacio había reparado en él, aunque su prima lo había ignorado, leyendo en la pantalla el nombre de Monasterio.
—¿El Donum de Mane podrá ayudarnos? —preguntó Dominick, más sereno de lo que habitualmente había estado en las reuniones.
—Solo si estoy lo suficientemente cerca para sacarle el corazón... Y, obvio, si ella se deja.
El celular seguía vibrando.
«¿No responderás?», le preguntó Ignacio.
«Hay asuntos más importantes que resolver», le respondió la chica.
«No es la primera vez que vibra, lo ha hecho más de seis veces», insistió.
«¡Que espere, Iñaki!»
«Amina, recuerda que él está en la Coetum, reunido con la creme de la Fraternitatem», intervino Gonzalo al ver que su hermano no estaba consiguiendo nada.
—Creo que deberíamos empezar por buscar pistas en su casa —señalaba Ibrahim, cuando Maia de mala gana tomaba el teléfono, saliendo de la habitación.
El Primogénito de Sidus la vio marcharse, pero eso no impidió que siguiera exponiendo sus ideas.
Lo que Amina menos deseaba era salir del salón, no quería perderse ni una sola de las propuestas que los Primogénitos darían, haciendo un análisis rápido de la factibilidad de las mismas, y en base a ellas armar sus propias estrategias.
El secuestro de Loren se había vuelto un asunto personal. Nunca había tratado con la chica, y era vago su recuerdo de ella, salvo por el sonido de su voz, cuando la saludaba en los pasillos del colegio.
Sin embargo, nadie más que ella para saber el nivel del terror que se puede experimentar cuando se está indefenso ante un cruel enemigo, aunado al desespero de Susana, la misma angustia de madre que Leticia tuvo que experimentar cuando ella fue recluida en La Mazmorra.
Viéndose alejada del salón, deslizó su dedo por la pantalla.
—Dime, Monasterio. —Su tono informal denotaba autoridad. Abrió la puerta corrediza y salió a uno de los balcones del edificio de Lumen, encontrándose con los verdes azulados cerros, centinelas de la ciudad.
—¡Primogénita! ¡Han ocurrido muchas desgracias dentro de la Coetum! —La zozobra y el tono agotado del hombre le hizo suponer que había corrido.
—¿Qué pasa, Monasterio? —preguntó preocupada—. ¿Qué es lo que te tiene así?
—La Fraternitatem Solem se ha convertido en un caos. Una de las Prima de Astrum la ha entregado. No se sabe quién es amigo y quién traidor.
—¡No te estoy entendiendo! ¿Puedes explicarme con calma? —pidió, tomándose de la baranda.
—Han revelado que usted es quién está detrás de los asesinatos de los Traidores... —Amina palideció—. También dijo que controlaba el Donum Maiorum, lo que hizo que la Fraternitatem se terminara de fracturar. ¡Todos los Clanes se insultaban unos a los otros! La llamaban egoísta y luego se acusaban entre ellos de ser Infieles. —Amina pensó en interrumpirlo, pero el hombre no la dejó—. ¡Y eso no es lo peor! Arrieta ha montado en cólera, ha pedido la cabeza de Jung Eun In para martirizar a Tae Woo, además del Donum Maiorum, y la va a obligarla a dárselo usando a mis padres.
—¡No! ¡No le voy a permitir a ese maldito que toque a mis padres! —Dio la media vuelta para volver al salón por sus primos—. Llama a Jung y dile que se vaya de su casa, ¡qué recoja todo y huya!
—¡No quiere, Primogénita! Insiste en que si no lo encuentran, Arrieta tomará represalias contra mi familia. ¡Y todo por culpa de Soledad!
Escuchar el nombre de la madre de Saskia hizo que la Primogénita de Ignis Fatuus se detuviera en seco. No había preguntado quien estaba detrás de toda aquella información porque la vida de sus padres y la de una persona tan entregada y querida como Jung valían mucho más para ella, pero saberlo terminó por destruir cualquier resto de benevolencia que su corazón guardaba.
No se despidió de Monasterio. El hombre quedó aturdido pero sabía qué tenía que hacer, mientras que ella corría, con toda la ira quemándole su ser, hacia el salón donde Saskia se encontraba.
—Creo que la propuesta de Ibrahim es convincente. Natalia tuvo que dejar algún tipo de rastro en la casa en donde vivía —apuntó Ignacio, tomando el puesto de su prima.
—Todavía no me explico en qué momento se transformó —comentó Aidan—. ¡Luis Enrique tuvo que darse cuenta!
—Una vez me contó que Adele se había acercado a él para poderr casarse con un Primogénito. —Todos observaron a Itzel, quien estaba brindando la información—. Al parecer el Oráculo de Ardere le profetizó a sus padres que sería esposa de un Primogénito, y ella quería cumplir su destino. El problema es que el regente de su Clan terminó por ser una mujer, Evengeline, así que pensó que si no podía casarse con un Primogénito podría hacerlo con un Prima, pero para ello necesitaba cierto nivel de formación que sus padres no podían darle. Fue así como llegó a Lumen y el porqué buscó a David.
—Es imposible que el Oráculo le haya profetizado que se casaría con un Primogénito —aclaró Eugenia—. Siempre se ha llevado un registro de las Profecías y ninguna dice tal cosa. Las he estudiado —informó antes de que le preguntaran.
—Pero algo de cierto tiene que haber en todo esto —intervino Dominick—. De lo contrario, no se hubiese empecinado tanto con hacer cumplir la profecía.
—¡Siempre he dicho que lo peor que puede uno hacer es creer cien por ciento en un Oráculo! —exclamó Aidan, moviendo su rostro de un lado al otro.
Su comentario contrarió a todos los presentes. Él era un miembro de Ardere, novio del Oráculo de su Clan, ¿y no creía en ella? Pero Aidan no había sido consciente de sus palabras, ni siquiera cuando la mirada de todos seguía en él, y no podía serlo porque aquel sentimiento, en contra de las profecías, las tenía desde que se cruzó con Evengeline y esta le recomendó que se alejara de Amina.
—Aun así, todavía no puedo comprender cómo una persona tan centrada como Luis Enrique no se va a dar cuenta de que algo no andaba bien con Natalia. ¡Hasta nos ayudó a salvarla! —Ibrahim seguía insistiendo—. ¡Era su amiga!
—Una amiga que lo secuestró —murmuró con ironía, Gonzalo.
—No, no era su amiga —continuó Itzel-. Al principio, Natalia era para él como una especie de chicle... Imposible de que lo dejara en paz, ¡ni con kerosene se despega! Pero luego, temiendo que la Fraternitatem acabara y pensando que quizás, en un futuro, él y ella pudieran volver a hacerla surgir, fue a por esta y por la Cor Luna...
—Y terminaron aquí —la interrumpió Gonzalo—. ¡Fue una pésima idea!
—Si llegaron juntos, ¿cómo se mantuvieron? ¿Cómo vivieron todo este tiempo? —quiso saber Saskia.
—Ella trajo algunas joyas que vendieron —respondió Itzel.
—Ese dinero no le da la base para comprar la casa que tienen en la Urbanización Santa Fe. ¡Solo con una mina de oro podrían pagarla! —le aseguró Ignacio.
—Creo que le escuché decir que tenían algún tutor —informó la Primogénita de Lumen.
—Pero no es de Ardere —le aclaró Aidan—. Nadie en mi Clan sabe quién es dicho tutor, y para todos, ella siempre fue una extraña. Sin embargo, nadie investigó nada. Todos estábamos metidos en otras cosas.
—¡Y ahora todo se ha complicado! —agregó Dominick, mirando con suficiencia a Aidan.
—¿Y de Lumen, Itzel? ¿Alguien de Lumen conocía a Luis Enrique? —interrogó Ibrahim.
—No. Yo, al principio, pensé que él era un non desiderabilia —respondió observando a Ignacio y a Dominick, quienes afirmaron.
—Por lo visto, Natalia nos engañó muy bien —aseguró Ignacio—. Para tener esa casa, para pagar las mensualidades del liceo, vestir bien, ¡tener hasta piano! Tuvo que vender más que sus prendas.
Sus palabras estremecieron a más de uno.
—¿Alguien recuerda cuándo apareció? —quiso saber Gonzalo.
—Cuando Maia estaba convaleciente —respondió Aidan. La aguda mirada de Eugenia hizo que Ibrahim sospechara que algo no estaba bien.
—Eso quiere decir que tuvo que sellar el pacto con el Harusdragum antes de que se hiciera cercana a nosotros —dedujo Ignacio, para luego ver a Itzel—. Lo peor de esto es que Luis Enrique estuvo siendo mantenido por el enemigo todo este tiempo, sin saberlo.
—¿Para qué lo querría con vida? —preguntó Saskia—. Era más fácil matarlo. ¡Ya le quitó la Cor Luna, no puede tener nada más de él!
—¿Segura? —le respondió Ignacio, con una sonrisa irónica—. No olvides que por sus venas corre la misma sangre de George. Luis y Loren son los segundos hermanos... ¡Cuán valiosa es su sangre para ellos!
—Tu vida y la suya estarán unidas en un lazo inmortal —murmuró Eugenia.
Sus palabras causaron cierto revuelo entre los presentes, en especial porque la joven parecía más seria de lo normal, con el ceño fruncido y el dedo apuntando a Saskia.
Por un momento, todos pensaron que era referente a la hipótesis que Ignacio había dado, pero la actitud de Eugenia sugirió que sus palabras no eran para ellos.
Aidan vio a su novia desplomarse en la mesa, y supo que el Donum de Clarividencia se había revelado. Pronto todos olvidaron sus palabras, ni siquiera le dio chance a Ignacio de pedirle a Eugenia que investigara cada profecía, pues revivir a la joven se hizo prioridad entre ellos.
—A veces puede pasar horas así —recordó Aidan, pero la joven comenzó a volver en sí.
Iba a preguntarle si se sentía mejor, pero la puerta del salón se abrió de golpe, y la imagen de Amina se proyectó con fuerza sobre todos ellos.
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