¡Cúmplase!
Arrieta y el resto de los Prima de Ignis Fatuus entraron en la Coetum.
El líder del Prima tenía esbozada una amplia sonrisa cuando entró en la sala, deteniéndose al comprobar que solo se encontraban los demás Prima. El Populo no estaba presente. Miró a Ortega y a Monasterio, quienes estaban igualmente sorprendidos.
—¿Qué es todo esto? —les preguntó—. ¿Acaso están haciéndonos perder el tiempo?
Los otros se rieron en tono de burla, incluido el sr. Jung. Tomaron puesto dentro de la Coetum, esperando a que Hortencia Botero, de Lumen, iniciara la Asamblea.
Zulimar no había dejado de observarlos desde que hicieron acto de presencia en la sala. No entendía como aquellos hombres podían ser tan cínicos y presentarse ante ellos después de haber llevado a cabo tan cruel espectáculo con su Primogénita.
Samuel se sentó a sulado, pasándole un cooler que la chica tomó.
—¡Gracias!
—¿Preparada para la función?
—De nada servirá si ellos no nos ayudan. —Miró a Sidus y Astrum—. Lo sabes, Samuel, ¿verdad?
—No podemos peder las esperanzas antes de dar la batalla. Si lo hacemos no tenemos nada que buscar aquí.
—Buenos días tengan todos los presentes —saludó Hortencia—. Sean bienvenidos a esta Sala de Justicia y Rectitud. El Clan Aurum ha querido convocar esta sesión para tratar un tema que está causando preocupación dentro del Populo, y son los hechos que el pasado miércoles 21 de marzo ocurrieron en el este lugar. —El Prima de Ignis Fatuus se acomodó en sus puestos, mientras Arrieta fruncía el ceño—. Cedo la palabra a nuestro secretario, el sr. Elías Zamora, miembro del Clan Lumen, para que lea el acta donde se narran dichos acontecimientos.
—El pasado miércoles 21 de marzo del presente año, el Prima del Clan Ignis Fatuus nos invitó a presenciar lo que pensamos sería un juicio justo en contra de su Primogénita, la srta. Amina Santamaría y sus Custodes, Gonzalo Santamaría e Ignacio Santamaría, a pesar de que previamente los habían sometido a la Umbra Solar frente a nosotros. Se les pidió al resto de los Clanes que asistieran con sus Primogénitos.
»Muchos de los Prima actuaron movidos por la firme creencia de que a través del testimonio de estos, Ignis Fatuus exhorenaría a sus miembros al castigo que les había sometido, antes de que esta suprema sala fuera informada.
»Los sucesos acaecidos durante ese fatal día ocasionaron alteraciones emocionales y psicológicas dentro de los miembros del Populo. Tenemos conocimiento de denuncias hechas ante sus respectivas autoridades. —Arrieta apretó los puños—. El Clan Aurum fue, particularmente, el más afectado, por lo que, imposibilitados en poner sansiones a otro Clan por las acciones que tomen con respecto a sus Primogénitos, piden que los jóvenes tengan un juicio justo ante esta sala, invitándoles a compaderse ante la Fraternitatem Solem.
—Sabes muy bien que eso no se puede hacer —intervino Soledad—. Una vez que el Primogénito es juzgado por su Prima, la Coetum no tiene jurisdicción.
—¿Acaso te consta que le realizaron un juicio? —La abordó Zulimar—. ¿Tienes pruebas fehacientes de que tal juicio se realizó?
—Deberías pedirsela al Clan Ignis Fatuus —respondió Kevin.
Su respuesta hizo que Zulimar palideciera, si Sidus estaba defendiendo a Ignis Fatuus, entonces no tendrían su voto, y los chicos estarían en manos de Arrieta.
—¿Las tienes? —Zulimar se dirigió al hombre.
—Tienes mi palabra de que se hizo —respondió Arrieta.
—Tu palabra no nos sirve nada —le contestó Alexander Di Santos—. Cuando accedieron a pertencer a la Fraternitatem Solem, y te recuerdo que ustedes nos convocaron para hacer tal solicitud, dejaron de ser un Clan con normar propias y se adherieron voluntariamente a los preceptos, leyes y reglas de esta comunidad. Violar tales estatutos es un delito, y Ardere espera que no hayan cometido ninguna violación.
—Tus palabras son un insulto para nuestro Clan. —Monasterio acababa de intervenir. Su rostro estaba completamente enrojecido.
—Si ha sido así, muestra las actas del juicio y trae a los jóvenes para que compadezcan ante nosotros —le ordenó Susana.
—¿Por qué no mejor hablamos que un grupo armado violentó las instalaciones de la Coetum atreviéndose a asaltar La Mazmorra para darle libertad a unos delincuentes? —le gritó Arrieta—. ¿O es que eso no les conviene?
—¿Han perdido a los prisioneros? —preguntó con sorna Sara Monzón, de Astrum—. ¡Esto es algo inédito dentro de la historia del Clan Ignis Fatuus!
—Su Primogénita participó.
—Mi Primogénita no está en capacidad para realizar tal asalto como usted lo plantea, sr. Arrieta. Mucho menos adentrarse a La Mazmorra sin el uso de sus poderes —le respondió con autoridad la sra. Sara.
—Tenemos pruebas de que así es —confensó el sr. Jung.
—Al parecer ustedes tienen pruebas de todo, pero son incapaces de mostrar una —se burló Omar Guevara, de Lumen.
—¡El Primogénito de Ardere me hirió! —gritó Arrieta.
—Si es así, muestre la flecha. Una saeta especial como la de nuestro Primogénito no puede ser confundida con una cualquiera —exigió Carmen Durán.
—¿Cómo me pides la flecha con el Sello de Ardere si sabes bien que la Umbra Solar no permite a los Primogénitos usar sus poderes dentro de La Mazmorra? Porque ella es la energía que alimenta todo ese lugar —planteó Arrieta.
—Entonces, una flecha cualquiera pudo ser disparada por cualquier persona —concluyó Emily Santos.
—No tienes actas, ni armas, y has acusado a los Primogénitos de Astrum y Ardere de atacar a Ignis Fatuus dentro de La Mazmorra. ¿Qué interpretación podemos sacar de ello? —le interrogó Elías.
—¿Esto es un chiste? —Arrieta se rio ofendido—. Mi Clan ha sido víctima de un atentado y nos traes aquí, ¿para juzgarnos? ¿A qué grado de depravación ha llegado la Fraternitatem Solem?
—Esa respuesta no las puedes dar tú, Arrieta. Puedes argumentar perfectamente el cómo la Fraternitatem Solem, a la que pertenecemos, se ha depravado en solo tres meses —lo interpeló Fanny Bello, de Lumen—. Nos trajiste a esta Coetum para presentarnos un caso y lo que vimos fue la sentencia y su cumplimiento, sin contar que los chicos fueron, prácticamente, secuestrados de sus casas.
—¡Eso no fue así! —gritó.
—¿No lo fue? ¡Ja! Es lo más cínico que he escuchado en mis casi sesenta años —se burló Fanny—. No solo contamos con el testimonio del Primogénito de Sidus, sino que también hay grabaciones. Adicional al hecho de que los padres desconocían el paradero de sus hijos desde el momento en que Ignis Fatuus se los llevó, viniendo a tener noticias de ellos cuando decidieron someterlos a la Umbra Solar. ¿A eso como le llamamos? Porque si tienes otra palabra que no sea secuestro para definirlo, estoy deseosa por conocer el término.
Molestó, Arrieta se puso de pie. Su reacción solo ocasionó la murmuración de todos los miembros de la Fraternitatem Solem.
Andrés, quien, con la mano en su barbilla, no dejaba de observar al hombre, supo de inmediato que lo tenían, habían logrado que flaqueara.
—¡No permitiré que nadie trate a mi Clan como si fuera una banda de mafiosos! —gritó Arrieta, señalando en actitud amenazadora a Fanny Bello.
—No es usted quien pone las condiciones, hermano Arrieta. —La voz de Hortencia se elevó por encima de todo el cuchilleo—. Si no tiene a los reos, los perdió de forma inexplicable, como inexplicable también es el juicio al que les sometieron. Debido a que ni su propio equipo puede justificar tales acciones, esta Coetum llama a votación. No hay evidencias que corroboren la realización de un juicio a la Primogénita de Ignis Fatuus y sus Custodes. Ustedes, Prima de esta gloriosa Hermandad, ¿están de acuerdo con levantar las sanciones a la Primogénita de Ignis Fatuus y a sus Custodes, puesto a que desde el momento de su apresión fueron violentados sus derechos?
—¡De acuerdo! —Votó Aurum, levantando todos sus manos.
Lumen y Ardere siguieron el ejemplo de Aurum: Todos sus miembros levantaron la mano, estando de acuerdo con perdonar a la Primogénita y sus guardianes.
—¿Ignis Fatuus? —preguntó Elias.
—¡Por supuesto que estamos en contra! —gritó Arrieta, mientras que el resto de los miembros de su Clan levantaban la mano para apoyar a su líder.
—¿Sidus?
Kevin Gómez y su gente decidieron dialogarlo por algunos minutos, situación que se le hizo eterna a Zulimar. Finalmente, el líder de Sidus tomó la palabra.
—Apoyamos la rectitud, por lo que creemos que las saciones deben ser levantadas de inmediato.
Apretando los puños, y sin poder disimular su sonrisa, Zulimar dio por ganada la querella.
—¿Astrum?
—¡En desacuerdo! —exclamó Soledad, pero solo ella y Javier Sotomayor levantaron la mano.
—Tal parece que su Clan no se pone de acuerdo —la interpeló con seriedad Elias.
—Tanto el sr. Marco Valbuena como mi persona no compartimos la opinión de nuestra líder —respondió Sara Monzón.
—En tal caso, se hará constar en acta que por desacuerdos dentro del Clan, Astrum se abstiene de votar, salvando así el voto. En conclusión, con cuatro votos a favor, uno en contra y una abstención se levanta las sanciones a la Primogénita de Ignis Fatuus y sus Custodes. ¡Cúmplase la palabra de la Coetum en la Fraternitetam Solem y en todo el universo!
—¡Cúmplase la palabra de la Coetum en la Fraternitatem Solem y en todo el universo! — respondieron todos, incluyendo Ignis Fatuus quien lo hizo a regañadientes.
—Eso significa que usted tiene terminantemente prohibido buscar, citar, interrogar y juzgar a su Primogénita, sra. Arrieta, sin la autorización de toda la Coetum —le recordó Hortencia Botero, dando por finalizada la sesión.
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