Ave de fuego
La Coetum esperó un par de minutos para responder las interrogantes de la Primogénita de Astrum, tiempo en el que Saskia intentó obtener respuestas en los ojos de sus homólogos, mas fue en vano.
—Verás —comentó Hortencia Botero, entrelazando sus manos para dejarlas descansar sobre el escritorio—, el día que tuviste el enfrentamiento con la Primogénita de Ignis Fatuus varios miembros de la Coetum fueron denunciados por este Clan como cómplices del Harusdragum, entre ellos, Soledad. —Saskia bucó con la mirada a quién le confirmara dicha noticia entre los suyos. Gonzalo e Ignacio asintieron, lo que la hizo palidecer—. Desde ese momento no hemos tenido noticia alguna de ella, pero si podemos darte razón de tu verdadera madre.
—¿Mi verdadera madre? —cuestionó la chica, nerviosa.
—Sí, mi querida niña, hemos encontrado a tu verdadera madre —respondió Susana mientras Saskia se echaba a llorar en los hombros de Itzel—. Dayana Mujica es el nombre de tu verdadera madre. Dayana era la única descendiente del linaje de Astrum que poseía el Sello de Primogenitura. Después de darte a luz, tuvo otra niña...
—¿Tengo una hermana? —preguntó interrumpiendo a Susana.
La joven se mostró ilusionada, por lo que Susana y Hortencia se miraron. ¿Cómo decirle la verdad? Pero ante la indecisión de las mujeres, Andrés Aigner tomó la iniciativa de continuar.
—Dayana no se vio nada bien después del parto. Padeció una fuerte depresión posparto, lo que la llevó a buscar refugio en su mejor amiga, Soledad, quien terminó usándola para apoderarse, a través de crueles rituales, del Sello, así se hizo pasar por una de nosotros, quedándose contigo y desplazando a Dayana.
—Pero, ¿cómo pudo pasar eso, si me acaban de decir que era la última de su linaje? —los cuestionó.
—Primogénita, es culpa de nuestro Clan. Jamás llevamos un registro de los nuestros y, aunque ahora es una vergüenza que siempre tendremos que llevar, la verdad es que Astrum perdió, hace mucho tiempo, un par de siglos, la esperanza de que la Fraternitatem Solem se volviera a reunir —explicó Javier—. Muy pocos, un centenar en el mundo, fueron los que permanecieron fieles y, lamentablemente, la familia principal de nuestro Clan no se contaba entre ellos.
—Un fiasco completo —se quejó Saskia con un dejo de dolor e ironía.
—Lo siento mucho —repuso Javier Sotomayor.
—¿Y qué pasó con mi madre y mi hermana? —insistió la joven.
—Dayana se encuentra en el Hospital de la Fraternitatem —informó Susana—. Todavía no despierta pero se mantiene estable y el personal médico tiene la esperanza de que pronto despertará, debido a que su cuerpo reacciona a los estímulos externos de manera muy favorable.
—¿Y mi hermana?
—Primogénita, lo sentimos —contestó Hotencia, bajando el rostro, para luego poder sostener la mirada de Saskia—. La niña fue encontrada con su madre, pero el Sello en su clavícula estaba ennegrecido.
—¿Ennegrecido? ¡Eso qué quiere decir? —preguntó, aunque conocía muy bien el significado de aquel fenómeno.
—Fue la vida de tu hermana y no la de tu mamá la que Soledad tomó para hacerse con el Sello del Prima. Soledad no titubeó en arrebatar esa vida, tal como Irina no dudó en quitarle la suya a Luis Enrique —informó Hortencia.
Sorpresivamente, las lágrimas de Saskia dejaron de brotar.
—Quiero ver a mi verdadera madre —resolvió— y quiero que Soledad pague por lo que ha hecho.
Todos apoyaron la resolución de Saskia, por lo que la Coetum decidió salir a primera hora en busca del Harusdragum.
Eran las diez de la noche cuando una pequeña comitiva irrumpió en los pasillos del Hospital de la Fraternitatem Solem. Hortencia Botero iba a la cabeza del grupo, junto a susana Pérez y Javier Sotomayor, quienes acompañaban a Saskia.
Montero estaba por entregar su guardia cuando fue sorprendido por la Presidenta de la Coetum.
—¡Julio Montero! —lo saludó—. Esperamos no llegar en mal momento.
—Sra. Hortencia Botero, honorable Presidenta de la Coetum. —Hizo una reverencia—. ¿A qué debemos su apreciada visita? —preguntó, reparando en la presencia de Saskia—. ¡Oh, la Primogénita de Astrum! —Miró a todos—. Iba de salida, pero con gusto me quedaré a hacerle un chequeo a la joven.
—Realmente no hemos venido por eso..., tampoco lo habíamos juzgado necesario —confesó Hortencia, dando un vistazo a Susana y luego a Javier, verificando que a estos no se les había ocurrido—. Queríamos pedirle un favor más personal.
—Dígame, ¿qué será?
—¿Podrías autorizar a la Primogénita de Astrum para que visite a su madre?
Montero miró a la mujer con seriedad, luego a la joven, cuyo rostro suplicante movió sus fibras paternas.
—No es hora de visitas —dijo—. Además, mañana es un día muy importante para nosotros. Sin embargo, creo que ni a la joven Saskia, ni a Dayana le haría mal tener un pequeño encuentro después de tanto tiempo —resolvió, haciendo que Saskia saltara de júbilo—. ¡Pero, eso sí! —acotó—. Antes debo hacerte una revisión, porque no dejaré que te presentes en el campo de batalla sin estar en óptimas condiciones, ¿vale? —indicó, haciéndole un guiño.
Saskia asintió, haría cualquier cosa por poder ver a su madre... a una madre que no recordaba pero por la que sentía amor con todo su ser.
Después de cenar con su familia, Aidan partió hacia la casa de los Santamaría.
A diferencia de lo que siempre había pensado, los tres primos estaban de un excelente humor, incluso habían tenido una vídeo llamada con sus padres que seguían en el estado Zulia, mostrándose optimistas ante el reto que se les presentaba.
—¿Siempre son así? —le preguntó a Amina en el oído.
La chica sonrió, dándole un par de palmaditas en la pierna.
Aidan esbozó una hermosa sonrisa. Desde que Ignis Fatuus tuvo la creencia de que los chicos se sometían a intensas sesiones de meditación, rodeados del más denso silencio, con algunos minutos para planificar las estrategias que usarían en el campo de batalla, pero aquello estaba muy lejos de sus expectativas.
Se dirigió con Amina a la habitación de esta. Colgó su traje al lado del de su novia, admirándolos, mientra ella despejaba la cama del exceso de cojines.
Uno de ellos fue a dar contra su humanidad. Sonriendo, corrió a abrazar a su pareja, haciéndole cosquillas hasta caer con ella en la cama.
Las risas fueron mermando entretanto se acomodaban para descansar. Aidan reclinó su cabeza en su brazo derecho, subiendo su pierna, mientras que con el otro brazo mantenía cerca de él a Amina, quien se había acomodado en su pecho para escuchar los latidos de su masculino corazón.
—Mañana todo habrá acabado, Fuego de Ignis —dijo la chica, dándole un rápido beso en la mejilla.
—Eso espero, mi pequeño sol —respondió, besando sus cabellos—. Eso espero...
Y, mientras Amina se quedaba dormida, Aidan contemplaba el techo bañado con los suaves rayos lunares. Pero su paz se vio golpeada por las palabras de Eugenia y aquel recurrente sueño en donde corría a través de la lava, deseando estar con Maia.
Las risas de los chicos llegaban a la habitación de Ignacio. El joven Custos sonrió, tomando su portátil.
La encendió, conectando uno a uno los pendrives que Jung le había facilitado en una oportunidad. Tenía que dar con la Dimensión del Tiempo.
La casa se iba sumergiendo en un profundo silencio y el cansancio iba agotándolo, hasta que sus ojos encontraron lo que con tantas ansias buscaba.
La revisión de Saskia había resultado satisfactoria, a pesar de no recordar dónde había estado y seguir sin tener una idea de cuánto tiempo había transcurrido entre su desaparición y su retorno.
Sin embargo, se vio algo alterada por el encuentro que tendría con su madre.
Pidió un momento para tranquilizarse. Sus frías manos comenzaron a sudar, palideció, sintiendo un vacío en su estómago. Estaba nerviosa. Sacudió sus manos dando unos cortos saltos y controlando su respiración.
Decidida a enfrentar el destino que se había escogido, abrió la puerta. La habitación de apacibles tonalidades en blanco y arena tenía una excelente iluminación, gozando con un hermoso panorama que se reflejaba a través del ventanal. Pero para Saskia, lo más importante fue la mujer que yacía acostada en la cama.
Su tez morena, rostro redondo y su mediano cabello castaño oscuro, ondulado como el suyo, los sensuales y llamativos labios y la discreta nariz le gritaron que aquella mujer, que en apariencia no tendría más de treinta y cinco años, era su madre biológica.
Con un llanto silencioso, Saskia tomó la mano de la mujer que le había dado la vida, envolviéndola entre las suyas con temor y ternura. La piel de Dayana era cálida, suave.
Aquel simple contacto la hizo sentir protegida y amada.
—¡Mamá! —Su cprazón había hablado—. ¡Mamá! ¡Mamita! —repitió, besando la mano de su progenitora, sin evitar llenarlas de lágrimas—. ¡Mami, mami! Te prometo que nunca más estaré lejos de ti, nada nos volverá a separar... ¡Cuánto tuvimos que pasar para llegar aquí, para volver a encontrarnos! Y pensar que estuve a punto de arruinar este momento. Pero, ¡ya no más! No permitiré más manipulaciones, ni obstáculos entre nosotras... desde hoy soy una nueva Saskia, la Primogénita de Astrum.
Las primeras luces del alba fueron despertando a la Hermandad. El Solem llamaba a sus hijos al combate y todos, prestos, se alistaban para enfrentar al Harusdragum.
Fue inevitable para Amina no recordar a Zulimar mientras terminaba de abrocharse sus botas. Una solitario lágrima recorrió su mejilla, ella la dejó continuar y secarse en su cálida piel.
Desde el comedor llegaba el tintinar de los platos y el barullo de los tres hombres preparando el desayuno que les daría las energías necesarias para enfrentar a los non desiderabilias.
Sus voces, la algarabia, eran los alicientes que necesitaba para enfrentar al gran y maligno dragón.
—¿Apostaremos otra vez' —le preguntó Aidan.
—Te demostraré lo grandiosa que es tu novia —le aseguró la chica, dándole un toquecito con su hombro.
El desayuno fue un momento ameno, muy familiar, el preámbulo perfecto para luego ir a librar una batalla.
Una vez más, los ejércitos de la Fraternitatem Solem se reunieron en las afueras del Auditorium.
A diferencia de la última vez, la Hermandad no había reservado ningún pelotón, así que todos aquellos miembros del Populo, mayores de quince años, que habían recibido el entrenamiento adecuado, estaban llamados a presentarse y hacerle frente a los Harusdra.
La familia Aigner era una de las que se encontraba dentro del pelotón de Ardere, todos visiblemente emocionados, siendo una inspiración para su Clan.
Frente a todos, los Primogénitos y sus Primados se encontraban reunidos.
—¿Están todos listos? —preguntó Elías, recibiendo la confirmación de los chicos.
—¿Adónde iremos? —quiso saber Saskia.
—Ese es el problema —respondió Andrés—. No tenemos ni la más mínima idea del lugar donde se congregarán.
—¿Y cómo los vamos a atacar si ni siquiera sabemos dónde están? —cuestionó Itzel.
—Puedo usar mis portales —propuso Dominick—y echar un vistazo a través de ellos.
—Eso es igual a dejarlo al azar. Puede que corramos con suerte o perdamos todo el día. Venezuela no es del tamaño de una metra(1) —refutó Ignacio.
—¿Se te ocurre una mejor idea? —lo interrogó Dominick de mala manera.
—¡Chicos! —intervino Aidan, sonriendo.
—Por lo visto, algunas cosas no cambian con el tiempo —aseguró Saskia.
—Hay algo que podemos hacer y quizás resulte —propuso Amina, ganando la atención de todos—, pero necesitaré de tus portales, Nick.
—¿Qué piensas hacer? —exigió saber Ignacio.
—Mandaré al Phoenix a través de uno de los portales. Él se encargará de localizar al Harusdragum.
—¡¿Qué?! —le gritó el Primer Custos—. Recuerda que la última vez que lo hiciste quedaste debilitada.
—Ha sido la única vez que lo he hecho. Además, ahora estamos todos juntos.
—Vale —asintió Ignacio.
—¡Bien, Maia! —resolvió Dominick, abriendo un portal que daba hacia los Médanos de Coro, último lugar en donde se enfrentaron con los Harusdra—. Está hecho.
El cuerpo de Amina fue envuelto por una ráfaga de fuego que fue ascendiendo desde sus pies y que, al salir de ella, dio paso a la legendaria y mítica ave.
El Phoenix se mostró en toda su majestuosidad, volando para perderse en el firmamento. Los rayos solares lo ocultaron, apareciendo velozmente para atravesar el portal de Aurum. Planeaba con elegancia por encima de todos los escenarios naturales que se abrían a través de dicho portal.
El ave de fuego visitó los Médanos, el Lago de Maracaibo y el puente Rafael Urdaneta, la Goajira venezolana, el Relámpago de Catatumbo, los Andes venezolanos, el Pico Bolívar con su nieve perpetua, los extensos y serenos campos, el estero de Camaguán, Carora y Barquisimeto, el Lago de Valencia y el Campo de Carabobo, altar de la libertad. El Archipiélago de Los Roques, la costa venezolana, Margarita, el Delta amacuro, la Colonia Tovar y el valle de Caracas, los campos petroleros del Oriente, el Orinoco y el fuerte Caroní, el Amazonas, el Roraima(2) y el abismo de Sarisariñama. La cascada de Jaspe, el Henri Pitier y el Canaima, todos pasaron en cuestión de segundos delante de los Primogénitos.
—Al parecer si es una metra —se burló Dominick, pero Ignacio lo ignoró, estaba concentrado en la lucha que libraría a continuación.
—¿Se está escondiendo? —dudó Ibrahim.
No fue necesario responderle, el Fénix emitió un agudo chillido similar al que hacen las águilas en cacería, mostró al grupo la presencia del dragón.
—¿En serio? ¿El Auyantepui(3)? —se quejó Gonzalo.
—¿Le tienes miedo a las alturas, cielo? —se burló Ibrahim.
—El Auyantepui es un terreno muy complicado, tendremos que saltar mucho para acabar con el enemigo —recordó Aidan.
—Eso sin contar que podemos ser sorprendidos por una tormenta eléctrica —agregó Ignacio.
—Si se presenta, me ocuparé de ella —le aseguró Dominick.
—¡Yupi! ¡Visitaremos el Kerepakupai Merú4)! —gritó emocionada Saskia.
—Así es amiga, estaremos a unos metros del Salto Ángel —confirmó Saskia.
—¡Fraternitatem Solem! —gritaron las tropas.
El portal se amplió y con gritos de guerra, la Hermandad del Sol comenzó a poblar las tierras más antiguas e inhóspitas del Planeta.
***
(1) Metra: Canica.
(2)Roraima: Palabra en lenguaje Pemón (tribu indígena perteneciente a Los Caribes) que significa "El gran verde-azulado" o "Fecunda madre de los torrentes". En lo particular me gusta más la traducción de "Madre de todas las aguas".
(3)Auyantepui: Palabra en pemón que significa "Montaña del diablo".
(4) Kerepakupai Merú: Palabra en pemón que significa "Salto del lugar más profundo". Es la caída de agua continua más alta del mundo.
***
Les dejo con una imagen del imponente Auyantepui. Es uno de los tepuys más importantes en Venezuela, o por lo menos uno de los más conocidos. Un tepuy puede tener una antigüedad aproximada de 2000 millones de años.
Este tepuy, para los pemones, es la casa de los mawariton, espíritus malignos y de Tramán-Chitá el ser supremo del mal. Pero también es el Olimpo de los dioses Arekunas. Un lugar apropiado para el final...
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