Misuk tomo el brazo de Heinrey y Mackenna y salieron directo al jardín, los tres iban hablando animadamente sobre su infancia hasta que una enorme sombrilla se cruzo enfrente de ellos.

—No de nuevo-susurro Mackenna al lado de Misuk y esta solo solto a reír.

—Príncipe Heinley, princesa marcada -sonrió, Misuk rodo los ojos internamente y Heinley abanzo— Príncipe, princesa -les llamo y ambos se detuvieron— ¿No tienen nada para decirme?

—Para nada -dijo Misuk.

—¿Y usted? Creo que tiene algo que decirnos- Misuk asintió.

—Si, pienso que sus Majestades son increíbles - Mackenna la miro atentamente y río por dentro.

—Ay... lo lamento, mis lágrimas deben de haberlos puesto perplejos - sonrió limpiando su rostro, Rashta siguió hablando pero Misuk la ignoro y se dedico a ver el rostro de Mackenna el cual hacia muecas graciosas.

—¿Que me ve? -solto Mackenna y Misuk soltó una risa, siguieron a Heinley y dejaron a Rashta sola.

—Qué cruel eres con el ángel -solto riendo Misuk— Bien hecho, que poca vergüenza tiene.

—Definitivamente-dijo Mackenna.

—Suk, dime algo, ¿Eunha viene?-está asintió —¿a que?

—Le daré un regalo a Rashta, seguro la hice sentir mal cuando solo le di un regalo a reina - Heinley soltó una risa.

—Me gusta, bien hecho-le golpeo la frente y siguió caminando— el ya esta aquí.

—Perfecto.

Días después el cumpleaños de Navier se acercó y con ello el viaje de Sovieshu con Navier hacia la casa de campo. Misuk recordó lo que pasaría en ese tiempo y aprovecharía aquello para tomar un descanso de todos.

—Reina - Misuk entró y realizó una corta reverencia— le traje un regalo.

—No era necesario- Misuk negó y le paso la caja, dentro de ella estaba un amuleto, Navier la miro sin entender.

—Ese amuleto es un protector -le sonrió— llévelo siempre, la protegerá contra el mal.

—Es muy hermoso Misuk  -la menor asintió— gracias, eres muy amable conmigo.

—Reina, en un futuro espero sea muy feliz, no se preocupe por lo que haga, Misuk siempre estará de su lado -Navier solto una risa— hay no, sone como Rahsta -ambas rieron.

—Misuk, no se meta en problemas.

—Pero a mi me gustan -hizo un raro puchero y Navier negó riendo.— pero prometo no hacer tanto daño.

—Mmm bien -Misuk aplaudió.

—Princesa, le llego una carta - Misuk se acercó y la leyó.

—¿Sir Trovi? -dijo Jae-sang en su oído, Misuk le soltó un golpe y se alejo.

—¡No hagas eso!

—Tonta -solto riendo.

—Me invito a salir mañana.

—Me pondré celoso, no es justo, es mi hermana menor.

—Es tu única hermana tonto.

—Lo vigilare.

—Aja hermano.

Al siguiente día Navier partió hacia la casa de campo dejando a Sovieshu detrás por asuntos de estado, Misuk subió a su carruaje y se dirigió hacia el lugar indicado por Kosair. Al bajar diviso sus rubios cabellos a lo lejos y se acercó con una enorme sonrisa.

—Sir Kosair -ambos se sonrieron.

—Princesa, que hermosa se ve hoy -ella sonrió y asintió sentándose, ambos se vieron por un largo rato hasta que Misuk corto el silencio.

—Es bueno verlo hoy.

—Lo mismo digo, ¿la tratan bien en el Palacio?

—Si -asintió con aburrimiento— pero es aburrido, solo Reina me hace sonreír pero siempre esta ocupada.

—Navier siempre está ocupada, me preocupa que ambas la pasen mal ahí... por culpa de esos  -apreto los puños.

—No se preocupe -tomó sus manos— yo cuidare bien de Reina.

—¿Y quien te cuidará a ti?- susurro viendo sus manos, Misuk las alejo en cuanto las vio juntas.

—¿Le confieso algo? - Kosair asintió— Solo quiero acabar con esa mujer y ese idiota  -le susurro.— Navier es como una hermana mayor para mi y no es justo que sufra por un esposo con poco cerebro.

—Me gusta eso, pero te meterás en problemas.

—¿Usted diciendo eso? - ambos rieron—¿ te meterías en problemas conmigo? -Kosair sonrió.

—Siempre.

—Entonces dejame contarte mi plan  -se acerco a su oido causando que sus vellos se erizaran.

Dos días después llegaron noticias de que Sovieshu se había enfermado y que ambos emperadores se quedarían por más días.

—¿En que piensa tanto princesa? -la voz del duque Elgy la hizo brincar.

—Oh, Elgy  -el sonrió —¿Ya dejaste a tu bufón?

—Que cruel princesa, ¿quiere divertirse conmigo acaso? -ella río bajo y tomó su mano.

— ¿Quiere ver una escena? - Elgy sonrió y ambos vieron de reojo hacia atrás, Rashta los veía con cara triste.

—Sigue siendo cruel princesa.

—¿Recuerdas cuando te salve de aquellos lobos?

—Una bola roja se apareció enfrente de ellos y los mató, eras una niña muy adorable.

—Lo sigo siendo.

—Ajá  -ambos rieron y ella solto su mano.

—Entones no lo detengo más, su amada está en la torre llorando sin consuelo.

—Debía de rescatar una princesa no a un bufón.

—Sacrificios querido Duque, nos estaremos viendo a menudo, pronto le dare un gran regalo a mi querida amiga, espero usted también me ayude.

—Siempre  -el hizo una reverencia y ella se fue.

Misuk siguió viendo la fuente y siguió comiendo su postre con una paz que nadie podía romper, eso fue hasta que llegó su inevitable amiga.

—Princesa ¿que pretende?

—¿De qué habla? Cada día va dejando las formalidades, me siento ofendida.

—¡Se quiere robar a todos mis amigos! -grito con lagrimas en los ojos.

—Lady Rashta, ¿sabía usted que por esta grave falta de respeto puedo ordenar a mi ejército que ataque este imperio?  - Rashta apretó sus puños— y no, no busco llevarme a sus amigos, tengo miles de ellos y muy leales, Elgy y yo Crecimos juntos al igual que con Heinley, así que tenemos una amistad de años, que a usted no le duren sus amigos no es mi problema, tal vez debería de ser más humilde - Misuk se puso de pié— Tenía altos estándares con usted, pero me equivoque, no se preocupe, no le diré a Sovieshu su falta de respeto, pero ya que esta aprendiendo a leer, debería de tomar unas clases de etiqueta -dijo dándose la vuelta y yéndose.

—¿Le dijo Sovieshu a su majestad? ¿Desde cuando son amigos? -apreto sus puños y sus ojos se llenaron de lágrimas—¿más humilde? ¡Rashta es la más humilde aquí! Le diré al emperador lo que me hizo - grito sollozando, Misuk soltó una risa y entró.

Cada vez más castroza Rashta.

Al fin apareció el duque Elgy.

¿Que creen que tramen Misuk y Kosair?