Capítulo 74| Juicio part 1
El día del juicio de la Emperatriz Rashta finalmente había llegado. El cielo estaba de un color gris opaco. La gente acudía masivamente a la corte para presenciar el histórico juicio en un estado de ánimo inestable.
Sus mentes estaban enredadas.
Una mujer de belleza incomparable que consiguió cautivar al emperador y expulsar a una auténtica emperatriz cuando era concubina. La emperatriz que intentó engañar al emperador para que su hija, nacida de su amante, se convirtiera en una princesa. La emperatriz que intentó matar a una mujer inocente por miedo a que el emperador fijara sus ojos en otra mujer. La emperatriz que cedió un puerto porque estaba enamorada del apuesto Duque de otro país. La emperatriz que al final fue capturada tratando de escapar por miedo a las consecuencias.
Aunque les alegraba que esa emperatriz fuera finalmente castigada, esa emperatriz, era la ‘esperanza de los plebeyos’ a la que una vez alabaron y amaron.
Era una esperanza falsa, pero era la luz que anhelaban.
Ahora que Rashta estaba realmente perdida, muchas cosas pasaban por la cabeza de todos.
El Conde Pirnu, que odiaba a Rashta, tampoco estaba muy alegre.
Sin embargo, la razón de su falta de alegría no era por Rashta. Se debía a que dos emperatrices tuvieron que abandonar el trono en poco tiempo.
Ahora que la situación había llegado a este punto, la próxima emperatriz definitivamente no saldrá de los plebeyos.
La posición de Emperatriz del Imperio Oriental era la más alta a la que podía ascender una persona que no perteneciera a la Familia Imperial.
Sólo pensar en la cantidad de familias nobles que competirán ferozmente para elevar a sus hijas a esa honorable posición ya era un dolor de cabeza.
El Conde Pirnu tenía papel y pluma para registrar los resultados del juicio de hoy. Por supuesto, hay personas encargadas de eso, pero él tenía la intención de registrar los eventos de hoy a su manera.
—Conde Pirnu.
La mano ocupada del Conde se detuvo ante la voz de Sovieshu.
—Sí, Su Majestad.
—¿Dónde está Navier? ¿Ha llegado?
El Conde Pirnu no tenía una respuesta. Afortunadamente, el Marqués Karl, que acababa de entrar, respondió en su lugar.
—Su Majestad. Navier llegó anoche a la Mansión Troby.
—¿A la Mansión Troby?
—El Duque Troby se desvió en el camino, mientras que la Duquesa, Navier y Heinley entraron en la mansión.
La expresión de Sovieshu se volvió complicada.
—¿Va a venir al juicio?
—Como le informé anteriormente, Navier vendrá sólo a observar. Tiene la intención de observar discretamente, así que es mejor no buscarla…
—¿Eso quiere decir que la veré entre la audiencia general? ¿O en los asientos de los nobles?
—Sobre eso…
El Marqués Karl había intentado no hablar de forma inapropiada. Sin embargo, ¿cuánto tiempo podría evadir cortésmente lo que en realidad quería saber el Emperador Sovieshu? Eventualmente, no pudo contenerse más.
—Su Majestad. Navier no vino aquí como la Emperatriz del Imperio Occidental, sino como su ex-esposa, así que le pido que no pregunte por los detalles…
La expresión de Sovieshu se volvió rígida.
—¿Y Misuk? - el Conde Pirnu finalmente pudo responder.
—La Emperatriz de Nature llegó hace dos días, se esta hospedando igualmente en la Mansión Troby.
—¿Vendrá al juicio? - el Marquez Karl quiso responderle pero finalmente el Conde Pirnu lo hizo.
—Si, su majestad la emperatriz Misuk viene como testigo y su caso será tomado como parte de los cargos de la emperatriz Rashta.
Sovieshu hubiera querido ver a Misuk antes del juicio pero finalmente no pudo.
—¿Qué hay del Duque Elgy? ¿Todavía está en la capital?
Una vez que el caso del puerto se hizo público, Sovieshu notificó formalmente al Duque Elgy que abandonara el palacio imperial.
En el pasado, le había permitido quedarse en el Palacio del Sur debido a las costumbres y la reputación de un país poderoso, pero ahora que estaban abiertamente enfrentados, no había necesidad de mantener las apariencias.
Sin embargo, el Duque Elgy se quedó en la capital una vez que abandonó el palacio imperial, lo que hizo que Sovieshu se sintiera intranquilo.
A pesar de todo el lío que armó, no entendía lo que en realidad quería conseguir.
—Sí, ha estado quieto desde que se reunió con la Vizcondesa Verdi.
—Con la Vizcondesa Verdi…
Sovieshu entrecerró los ojos. Hace unos días, un espía de Sovieshu le informó que el Duque Elgy se había reunido con la Vizcondesa Verdi y le había propuesto ‘huir a otro país con la Princesa Glorym’.
Sovieshu no confiaba en el Duque Elgy, pero su propuesta le pareció interesante, así que lo dejó en paz.
Si el Duque Elgy ayudaba a escapar a la Vizcondesa Verdi, tenía la intención de sustituir a los subordinados del Duque Elgy en el camino por sus propios subordinados para llevar a Glorym a un lugar adecuado.
Glorym se parecía demasiado a Rashta para ser criada como noble en el Imperio Oriental.
No soportaría ver a Glorym en otra familia del Imperio Oriental, ni tampoco soportaría ver cómo su rostro se convertía en el de Rashta.
No tenía la confianza para amarla como antes. Sin embargo, los momentos que pasó a su lado no se borrarían fácilmente de su corazón.
Realmente amaba a Glorym. Amaba al lindo angelito que le sonreía mientras hacía un extraño, ‘abu, abu’.
Dado que los padres de Glorym son criminales, Glorym estaba condenada a convertirse en esclava, al igual que Ahn.
Aunque así funcionaba el sistema, no podía ver a la niña que consideró su hija convertida en esclava.
Como se compadecía de su situación, podía hacer una excepción para que viviera como una plebeya, pero ¿la niña sería capaz de soportar la mirada de desprecio de los demás una vez que creciera?
Por eso, tenía la intención de darle la identidad de una hija de una pequeña familia noble de otro país y el dinero necesario para que viviera sin preocupaciones el resto de su vida.
Entonces habrá hecho su mejor esfuerzo por su bienestar y el dolor que sentía cada vez que pensaba en esa niña desaparecería. Al menos eso es lo que creía Sovieshu.
—También hay algo más - el Marqués Karl dudo en decir aquello, pero Sovieshu le insto a hablar. —El otro hijo de la Emperatriz... Ahn desapareció.
—Mmm... - sin decir más les ordenó salir.
Misuk bajo del carruaje con ayuda de Jae-sang, debido a que Kosair fue exiliado había decidido ir sola.
—Este lugar es muy bullicioso - hablo el mayor tomando de la mano a Misuk, ambos ingresaron a la sala, los asientos especiales los esperaban, Jae-sang sería su abogado y escriba, así que le era permitido estar ahí.
—Estuve esperando este momento hace casi un año. - comento Misuk.
Después de un tiempo, la puerta del interior de la Corte Suprema se abrió y apareció Sovieshu.
Cuando entró Sovieshu, las personas reunidas para ver el juicio se levantaron de sus asientos.
Sovieshu levantó su mano en señal de saludo y se sentó en su trono.
Al cabo de un rato, Rashta entró por la misma puerta.
A cada lado de Rashta había un caballero. Rashta, escoltada por ellos, se sentó tranquilamente junto a Sovieshu.
Luego, entró el Juez de la Corte Suprema y se detuvo frente a su asiento.
La audiencia se quedó en silencio en ese instante.
El Juez de la Corte Suprema miró a su alrededor por un momento y habló con firmeza,
—Daremos comienzo al juicio de la Emperatriz Rashta por su presunto fraude a la Familia Imperial, así como por otros crímenes graves.
Los primeros testigos en subir al estrado fueron el Vizconde Roteschu y los Vizcondes Isqua.
Habían sido sentenciados a muerte, pero no hubo noticias de su ejecución. Parece que se les mantuvo en prisión.
Reiteraron las declaraciones que hicieron en el juicio anterior.
Aunque la audiencia ya lo sabía, los susurros se volvieron a escuchar como si fuera la primera vez.
Rashta los observaba declarar con una expresión sombría.
Alan fue el único que dijo algo diferente,
—¡No sé nada, Su Señoría! ¡Realmente no lo sé, Su Majestad! Incluso si es cierto, fue obra de Rashta y de mi padre, ¡realmente no sé nada!
Mientras Alan gritaba, el Vizconde Roteschu cerró los ojos con tristeza y Rashta apretó con fuerza los reposabrazos del asiento.
—A mí tampoco me agrada esa mujer, pero ese hombre es…
Jae-sang chasqueó la lengua a mi lado antes de terminar sus palabras. Él no era el único que pensaba mal de ese hombre, desde todas partes se oían voces que lo criticaban.
Incluso en medio del alboroto, Rashta miraba inexpresivamente a los Vizcondes Isqua.
Después de que los cuatro declararon, la siguiente persona en comparecer fue el presidente de la Corporación OSO.
—La Emperatriz Rashta quiso utilizar pagarés emitidos por nuestro equipo de comercio para ayudar a numerosas instituciones, como orfanatos y hogares de ancianos. Pero tras varias investigaciones, descubrimos que esos pagarés no pertenecían a Su Majestad Rashta, sino a Navier.
—Hubo un artículo en el periódico de los plebeyos que hacía sospechar de esto hace un tiempo. Entonces, ¿era cierto?
—Así es.
—Guardaste silencio en ese momento, ¿por qué lo cuentas ahora?
—En aquel entonces, el apoyo público de la emperatriz Rashta era muy alto y su posición como emperatriz también era sólida, por lo que pensé que saldría perjudicado.”
El Presidente de la Corporación Oso era un hombre muy inteligente, que actuaba estrictamente en función de los beneficios.
En vez de mentir, reveló la verdad y se disculpó sinceramente.
—Ciertamente, es mi culpa por no atreverme a hablar en su momento y permanecer callado.
Misuk miro con aburrimiento a todos, su vista viajo hacia el palco de los nobles en donde Navier y Heinley estaban, los saludo con ambas manos y siguió escuchando los relatos.
Luego de tanto finalmente salió Misuk y finalmente llegamos al juicio.
Bueno, para finalizar la historia subiré algunos gráficos aquí y en instagram y en tiktok subiré el último video sobre esta historia y que pone de manera visual la última escena para que estén pendientes.
Mis redes sociales.
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