Capítulo 21
Misuk apretó la caja con disimulo y fingió una sonrisa, Rashta la miro expectante lista para ver a la princesa hacer una escena pero Misuk solo sonrió más grande.
—Lady Rashta no sabía que tenía gustos exquisitos, no puedo creer que una concubina como tu sepa de gustos tan finos - la sonrisa de Rashta decayó— es un regalo muy hermoso, lo llevare con orgullo a Nature y diré que me lo dio mi gran amiga - Rashta apretó sus puños y asintio.
—Es un alivio -susurro bajo — Debo despedirme -se dio la vuelta y salió.
Misuk soltó la caja y limpio sus manos con desesperación, aquel Diamante para los zorros de nueve colas significaba la muerte.
Sus antepasados los fundadores de Nature fueron llevados a la muerte por aquella piedra de color azul marino, se dice que muchos las codiciaron pero tiempo después murieron de forma misteriosa y cruel.
Su padre le contó la historia de aquella piedra, pertenecía a un famoso orfebre en los inicios de Nature, se decía que aquel collar fue hecho con mucho esmero y amor para la mujer que amaba el orfebre, era una princesa que vio una vez en un festival de aniversario de la fundación del imperio de Nature.
La hermosa princesa se escabullo aquel día para conocer la ciudad y disfrutar del festival, el orfebre que apenas empezaba en su oficio la vio luego de tener un accidente con unos ladrones y la ayudó para que no saliera lastimada.
Fue amor a primera vista pero la hermosa princesa solo mostró amabilidad y no la volvió a ver desde aquella vez.
El orfebre comenzó a hacer aquel collar luego de que sus vistas se cruzaran y aquel microsegundo fue de ayuda para ver aquel hermoso color de ojos, la princesa que tanto anhelo desde aquel día se volvió a presentar tiempo después en otra festividad, el orfebre la vio de lejos pero la hermosa sonrisa y sus ojos hipnotizantes lo motivaron a seguir con aquel collar.
Se decía que incluso los esclavos que trabajan para el murieron ayudándolo a realizar aquella obra de arte.
Pero el orfebre antes de finalizar el collar supo que su amaba había muerto junto a otro hombre, la hermosa princesa había huido con un hombre de baja clase en busca de la felicidad y había sido ejecutada por órdenes de su familia.
Con el corazón hecho trizas se suicidó luego de terminar aquel collar, se cuenta que luego de encontra su cuerpo el collar fue llevado por el gran duque de Nature y que este falleció unos días después, el collar misteriosamente desapareció y años después se anunció que estaba en otras manos y la persona que lo poseía murió tiempo después y así se dio por varios años hasta que el collar desapareció por completo.
Aquel collar fue el símbolo de la muerte por muchos años y perdura hasta el día de hoy.
Ella recuerda haberlo visto en las ilustraciones de los libros de historia en Nature, tan solo imaginar la mente retorcida y malvada de Rashta le daban escalofríos.
—Si antes no pensaba torturarte tanto ahora tengo todas las ganas de matarte de dolor -susurro viendo el collar — ¡Hana! -la mencionada entró de inmediato, miró la caja en el suelo y se asusto, todo niño en Nature sabía aquella historia.
—Eso es... -Misuk asintió.
—Guárdalo, volverá a la persona que me lo regalo en un futuro -susurro— y sufrirá por desearme el mal.
El día de partir finalmente llegó, Misuk se despidió de Navier con lágrimas en los ojos, de Sovieshu con una mirada fría y a Rashta la ignoro por completo, a su salida del palacio se reunió con Kosair para intercambiar algunas palabras de afecto.
—Cuídate...
—He escuchado eso miles de veces, lo prometo querido -beso sus manos— no hagas nada tonto.
—Nunca hago nada tonto -ambos soltaron a reír y se dieron un corto beso.
Misuk salió de la mansión Trovi minutos después y emprendió camino al lejano reino de Nature en donde un caos enorme la esperaba.
Mackenna entro por la ventana y tomó su forma humana una vez Heinley tomó la carta, el peliazul suspiro poniéndose su bata y se dispuso a irse cuando la voz de su amigo lo detuvo.
—¿Qué pasa? Te vez angustiado.
—Mmm Misuk... no nada.
—¿Qué pasa con ella? Dime -lo tomó de los hombros y lo obligó a sentarse.
—Nature entrará en guerra con el emperador Yiang -Heinley abrió la boca —A esta hora Misuk debe de estar yendo a Nature.
—Espera ¿qué? ¿Ella irá a la guerra?- dijo alarmado.
—No se sabe exactamente, pero me pidió no decirte.
—No te preocupes no haré nada que la perjudique -suspiro el rubio — esperemos noticias, envía a alguien que esté a su lado.
—Bien, por ahora concéntrese en buscar una reina.
—No empieces.
Nature |Frontera|
La bella Naturaleza que rodeaba nature era algo digno de ver aunque sea una vez en la vida, Misuk sonrió grandemente al ver la hermosa entrada del país, al cruzar la frontera árboles de todos los colores rodeaban el camino, la gente del pueblo salía a saludar a la futura gobernante y niños coreaban su nombre con emoción.
—Qué bueno es volver -pronunció Hana desde el carruaje, Misuk quién iba en su corcel le regalo una sonrisa de afirmación.
—Es bueno estar en casa -susurro.
Una vez dejaron la frontera atrás se adentraron a la ciudad, la gente de los alrededores y vendedores salieron a recibirla, cierto que en medio de el caos y la incertidumbre su pueblo estaba unido junto a ella, mientras los soldados se preparaban para recibir órdenes, la gente de el pueblo buscaba formar para ayudar y no dejar caer la economía.
—Realmente aman a la princesa -dijo Hana sacando nuevamente la cabeza por la ventana — mucho.
—Deben amar a su futura gobernante, si los dioses están de nuestro lado todo saldrá bien para nosotros y la guerra parará.
—Así será mi señora.
Misuk sonrió al ver la entrada del palacio, su hermano mayor la esperaba en la puerta y sus damas y guardias igualmente.
Después de haber entrado en el cuerpo de Misul, Eunji vería finalmente a su nuevo padre y se enfrentaría a una nueva etapa en su vida.
La inminente guerra de Nature.
Finalmente Misuk llegó a Nature y ya sabemos del porqué del collar.
Finalmente sale de nuevo Heinley y pronto un nuevo o nuevos personajes.
Historia corta.
El diamante es legendario por todas las supuestas desgracias que han alcanzado a sus respectivos poseedores. Dicha maldición es atribuida al hurto de la joya de un templo en honor a la diosa Sītā. El primer poseedor de la joya fue Jean-Baptiste Tavernier, quien mostró el diamante original (cuyo peso se estimaba en 115 quilates) al rey Luis XIV de Francia. Después de venderlo, Tavernier cayó en la quiebra y huyó a Rusia, donde sería hallado muerto de frío y su cadáver devorado por alimañas.
En el año 1691, madame de Montespan, amante del rey, quiso que Luis XIV le obsequiara con el diamante. Poco después, cayó en desgracia y murió olvidada en 1707.
En 1715, durante la visita del embajador del sha de Persia, el rey de Francia le mostró el diamante, para que viera que el objeto no podía hacerle ningún mal. Luis XIV murió ese mismo año, de manera inesperada. Con su muerte, muchas personas comenzaron a creer que el diamante (todavía no había pertenecido a la familia Hope; su nombre en ese entonces era "diamante azul") causaba desgracias a su poseedor. El siguiente rey, Luis XV de Francia, no mostró mayor interés en la gema y ordenó conservarla en un cofre.
Ya en 1774, María Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia, decidió portar el diamante y prestarlo a la princesa de Lamballe. Debido a que María Antonieta y su esposo murieron en la guillotina y la princesa fue brutalmente asesinada a manos de una muchedumbre enardecida, se ha atribuido también al diamante azul el asesinato de estos.
Durante la Revolución francesa, unos ladrones robaron el diamante de la colección de joyas reales. Solo uno de ellos lo conservó hasta 1820, cuando decidió vendérselo al holandés Wilhelm Fals, para cortarlo en dos. La primera joya fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick. Más tarde, el duque cayó en la quiebra. La segunda la conservó el holandés. El hijo de Fals optó por robarle la joya a su padre y venderla al francés Beaulieu. Se atribuye al hurto de la joya la muerte de Fals y su hijo, quien se suicidó tiempo después.
El rumor de las desgracias atribuidas a la supuesta maldición, concluyó en que Beaulieu vendiera el diamante a David Eliason, quien también la vendió rápidamente al rey Jorge IV de Inglaterra. La muerte del rey se atribuye también al uso del diamante, que había sido incrustado en su corona.
El siguiente poseedor del diamante (ya había sido portado por la familia Hope) fue el príncipe Iván Kanitowski. Kanitowski obsequió el diamante a una vedette, a quien días después asesinaron. Los siguientes propietarios de la joya (el griego Simón Montarides, Abdul Hamid II y la familia MacLean) también tuvieron muertes trágicas, la mayoría de ellas aún atribuidas al uso del diamante Hope.
A partir de entonces, se ha vuelto legendario por la presunta maldición que alcanza a sus respectivos poseedores. Desde el año 1958, es una de las joyas más visitadas en el Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana.
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