Capítulo 5 - Un poco de magia


La espesa niebla que cubría el camino nos volvió taciturnos aquella mañana. Sheila cabalgaba en cabeza observando todo con su aguda mirada, montaba un caballo zaino que habíamos adquirido en uno de los establos. La seguía Aidam, dando cabezadas, más dormido que despierto y aún bajo los efectos del alcohol. Tras él su esclava, la joven Acthea, sin decir ni media palabra y cerrando la comitiva este modesto narrador.

Nos acercábamos a un cruce de caminos. Tocada decidir qué dirección seguir, por lo que hice todo lo posible por despertar a Aidam. No por nada él era el explorador y si esperaba ganar montones de oro primero tendría que ganárselos.

—¡Aidam, despierta! —Grité muy cerca de su oído.

Él pegó un bote y rezongó:

—¡Estoy despierto, viejo! ¡Oh, dioses mi cabeza...!

Se llevó las manos a la citada parte de su cuerpo cómo si de un momento a otro fuera a caérsele, rodando por el suelo.

—Estamos en un cruce de caminos, ¿sabes qué dirección tomar?

Aidam abrió los ojos enrojecidos y miró a ambos lados; el sendero de la derecha se internaba en un espeso bosque, el de la izquierda se perdía a lo lejos hacía unas lejanas montañas nevadas.

—Ese de ahí—dijo señalando a la derecha —, es el bosque de Madera Roja, si lo seguimos nos llevará a Roca Alta. En esa ciudad no suelen recibir bien a los forasteros, pero podremos obtener información, está a un día de marcha. El otro camino nos llevaría a Serwand, una ciudad bastante más acogedora, pero tardaremos una semana en llegar hasta allí. Tú decides Mago, las visiones las tienes tú.

Ya, pero en mis visiones no aparecía ninguna de esas ciudades.

—¿Tú qué opinas, Sheila? —le pregunté a la joven.

Ella se limitó a señalar hacia la derecha. Yo asentí, así que tomamos el camino del bosque.

Noté como Aidam, un poco más despejado se acercaba a Acthea y se colocaba a su lado adaptando el trote de su caballo al de ella.

—Ayer no nos presentaron como es debido—dijo el guerrero tratando de entablar conversación—. Me llamo Aidam y siento haberte metido en este lio.

—No te preocupes —dijo ella —, cumpliré mi castigo no temas...

—No tienes que hacer nada de eso. Eres libre de marcharte cuando quieras.

—Me sería imposible volver a PiedraPlata, ¿sabes lo que harían si volviera por allí antes de que hayan pasado los tres meses? Os acompañaré a donde quiera que vayáis.

—Podría ser peligroso —le aviso Aidam.

—Sé cuidarme sola.

Ella dio por zanjada la conversación haciendo avanzar a su corcel y alejándose del guerrero.

La luz diurna iba menguando a medida que nos internábamos bajo los altos robles que formaban el bosque. Una penumbra verde nos envolvió y nuestros ánimos volvieron a ensombrecerse. El bosque parecía interminable y abarcaba hasta donde alcanzaba la vista.

Cerca del mediodía decidimos hacer un alto para almorzar y desmontamos junto a un arroyo que cruzaba el bosque. Atamos los caballos en el tocón de un árbol y saqué varios utensilios de una de mis alforjas.

—¿Sabes cocinar, viejo? —Me preguntó el guerrero.

—No se me da mal. Porqué no buscas algo de leña para encender un fuego y tú, Sheila, podrías traer alguna presa, he visto conejos y ardillas.

Sheila asintió con la cabeza y tomó su arco internándose en el bosque.

—No te alejes mucho—le advertí y ella me dedicó una sonrisa.

—Tendré cuidado, Sargon.

—¿Y yo qué hago? —preguntó Acthea —¿Puedo ayudar?

—Podrías traer agua del arroyo, está por aquí cerca...Tengo varios odres en mis alforjas.

Acthea también se alejó y me quedé solo mientras buscaba unas piedras para preparar el fuego. Acto seguido busqué algunos hongos secos para utilizarlos como yesca y saqué un trozo de pedernal que froté contra el filo de una de mis dagas. Cuando llegó Aidam con la madera seca un pequeño fuego humeaba en el claro del bosque.

Acthea volvió con los odres llenos de agua que puse a hervir en una cacerola vieja y bastante abollada. Solo faltaba que regresase Sheila con la pitanza. Llegó sonriente unos minutos más tarde trayendo consigo dos conejos.
—No encontré ardillas —dijo con una sonrisa cómplice —. Aunque tampoco estoy segura de que las ardillas sean comestibles.
—Créeme. Cuando hay hambre poco importa que se trate de conejo, ardilla o gato —sonrió a su vez Aidam—. La ardilla después de todo no está tan mal.

—Será estofado de conejo—dije mientras despellejaba los animales y los cortaba en trozos para luego meterlos en la cacerola y por último añadir unas cuantas plantas aromáticas. Un suculento olor envolvió el improvisado campamento.

—Hay que reconocerlo, Sargon—observó Aidam, mientras devoraba su ración—. No sé qué tal mago serás, pero cómo cocinero vales tu peso en oro.

Sonreí ante el elogio.

—Sé que es difícil creer en la magia cuando no se conoce, pero te aseguro que puede llegar a ser muy poderosa.

—Yo prefiero el filo de un acero—respondió el guerrero.

—Las armas nada pueden en comparación con la magia.

—¿Crees qué si me enfrentara contigo tú ganarías? —Rió Aidam.

—Por supuesto—respondí con tal convencimiento que la sonrisa de Aidam se heló en su rostro.

—Me gustaría comprobarlo.

—Te haré una demostración. Me colocaré allí, junto a ese árbol y tú me lanzarás tu hacha.

—Soy muy bueno lanzando el hacha, podría matarte.

—No te preocupes. No me alcanzarás con ella.

—Vale. Tú mismo, viejo.

Aidam se separó unos cuantos pasos sacando su afilada hacha, mientras yo me colocaba junto al árbol que antes había mencionado.

—Cuando quieras —le dije.

Todavía dudó un segundo antes de obedecer. Luego lanzó su hacha a una velocidad increíble. Había que reconocer que su destreza era inigualable. El hacha voló hacia mí girando por el aire tan rápido que apenas si se distinguía. Solo tuve que murmurar una palabra para que el arma se inmovilizara en el aire ante el asombro de todos.

Aidam no podía creerlo. El hacha flotaba en el aire como si colgara de algún hilo invisible.

—¿Qué te ha parecido? —Le pregunté.

El guerrero tragó saliva cuando agarró el hacha por el mango y vio que era incapaz de moverla.

—Creo que nunca me enfrentaré a un mago—rió por lo bajo.

Música: Dragon Age Inquisition. Companions.



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