¿Con quién hablas?

— ¿Alucinaciones?

El azabache asintió nuevamente.

— Así es, es muy común que ocurra. En mi carrera como doctor, los pacientes que sufren una lesión en el cráneo, tienden a padecer de alucinaciones... En esos casos, dejamos que un experto se encargue.

— Osea que... si ella despierta y empezará a tener alucinaciones, ¿Tendrán que trasladarla a un hospital psiquiátrico?

— Exactamente, es la mejor opción que tenemos.

Janneth asintió comprendiendo todo lo que el doctor le dijo, igual no importaba cuánto tiempo pasara o cuánto tuviera que esperar a que la salud mental de la menor estuviera estable, era una policía y debía cumplir con su deber de ayudar a los demás.





























































































































Meses.

Meses habían pasado desde aquel incidente, meses en los que Janneth visitaba el hospital cuando podía velando por la salud de la menor, meses en los que la pequeña seguía sin despertar.

Una enfermera se encontraba caminando por los pasillos de la sala de cuidados intensivos trasladando una bandeja con varios utensilios médicos y medicinas. Mientras iba caminando por el pasillo de repente escuchó una pequeña voz infantil.

— No hay necesidad de llorar Napstablook.

¿Que?

La enfermera se detuvo en seco al oír aquella voz.

— ¿Lo ves? —dijo la voz en un tono juguetón— Todo está bien, no estoy enojada contigo.

La enfermera rápidamente se dirigió a la habitación de donde provenía la voz, cuando se asomó, quedó boquiabierta.

La pequeña castaña se había despertado de su coma y no parecía tener ninguna dificultad para hablar, incluso parecía que no le había pasado nada malo.

Pero...

¿Con quién estaba hablando?

— ¿Te sientes mejor ahora? —preguntó ella mirando hacía la nada, y evidentemente nadie contestó— Es bueno saberlo.

¿Pero que estaba pasando, acaso la niña estaba teniendo alucinaciones?

La enfermera estaba debatiendo entre entrar a la habitación y conversar con la paciente o llamar inmediatamente al doctor.

Llamar al doctor fue la opción más favorable que encontró.

Nathaniel se encontraba en su oficina llenando distintos documentos sobre los pacientes que atendió en el día, se le veía muy concentrado hasta que un toque en la puerta lo sacó de sus pensamientos.

— Pase —dijo sin despegar la vista de los papeles que traía en mano.

La enfermera entró tras oir la orden del doctor y se aclaró la garganta.

— Doctor, la paciente de la habitación siete ha despertado.

Tras oir esas palabras, Nathaniel apartó la mirada del montículo de papeles que había en su escritorio y se levantó de su silla de un salto.

— ¿La niña con cabello castaño? —preguntó.

— Si.

El azabache salió rápidamente de su oficina y se dirigió a la sala de cuidados intensivos seguido de la enfermera, al llegar pudo escuchar la pequeña voz de la niña que aún parecía estar hablando con alguien.

— ¿Mamá, todavía queda tarta de canela con caramelo?

El médico volteó a ver a la enfermera enarcando una ceja.

— ¿Hay alguien más en la sala?

— No doctor —contestó la enfermera.

El azabache entró a la habitación para examinar a su paciente y la cuál se encontraba mirando a un lado y con una suave sonrisa en su rostro.

— ¡No tengo sueño, mamá! —chilló la castaña para luego hacer un puchero.

Nathaniel se aclaró la garganta para llamar la atención de la castaña lo cual consiguió exitosamente. La pequeña se giró para mirarlo y lo miró con curiosidad.

— Hola pequeña... ¿Cómo estás?

— Hola —saludó ésta— Estoy bien, pero, ¿Quien es usted?

— Yo soy el doctor Nathaniel, te he estado cuidando desde hace mucho tiempo —contestó el— Estuviste en coma por varios meses.

— ¿Ah sí...? —la niña de detuvo a pensar por unos segundos— Debió ser por la caída.

Una expresión de sorpresa pasó por el rostro del doctor

— ¿Recuerdas lo que te pasó...? —preguntó este con asombro.

Ella lo miró y asintió con la cabeza.

— Me caí de una montaña —contestó ella con naturalidad.

Nathaniel quedó desconcertado, ¿Se había caído de una montaña? Pero si la policía afirmó haberla encontrado tirada por unas escaleras...

— ¿Te caíste de una montaña dices? —preguntó el azabache a lo que la pequeña asintió.

— Sí, escalé una montaña, no me fijé por dónde caminaba y me caí.

El doctor permaneció en silencio analizando las palabras que dijo la pequeña, por un momento solo asintió con la cabeza creyendo que eran parte de las alucinaciones de ella.

— Y dime... ¿Por qué escalaste esa montaña?

La pequeña permaneció en silencio antes de contestar.

— No lo recuerdo, pero si sé que me caí y mi mamá me salvó... —ella vió como la mirada del doctor hacía ella se hacía más confusa— Mamá siempre me cocina tartas... Mi favorita es la de canela con caramelo y siempre me habla de caracoles.

— Oh... Ya veo...

Una vez terminada la conversación, Nathaniel se dispuso a examinar a la jóven.













































































































































































— Janeth, tienes una llamada.

— ¿Ahora? —preguntó ella enarcando una ceja a lo que su compañero asintió—  Ya voy para allá...

La oficial de levantó de su asiento y salió de su despacho para contestar al teléfono.

— ¿Sí, buenas noches?

— Buenas noches señorita Williams, soy el doctor Nathaniel.

Los ojos de la chica se abrieron de par en par al escucharlo.

— Oh, doctor no me esperaba su llamada... ¿Sucedió algo? —preguntó ella—

— No, ninguno —aclaró— la llamo para avisarle que la paciente que llevó al hospital despertó de su coma.

Con solo escuchar aquellas palabras por parte del doctor, el mundo se detuvo para Janeth y de forma instantánea sintió una oleada de alivio invadía todo su ser.

— ¿Y... Que tal está? —preguntó ella—

— Pues... Creo que lo mejor sería que viniera al hospital para poder explicarle con más detalle la situación.

La oficial se llevó una mano a la barbilla para pensar.

— ¿Puedo pasar por ahí mañana a primera hora? En estos momentos estoy ocupada con unos informes y no puedo pasar por ahí.

— No se preocupe, la espero mañana a primera hora.

— Gracias doctor, tenga buenas noches.

Una vez dichas esas palabras, la llamada telefónica se dió por concluida. Janeth se sentía aliviada por saber que la menor ahora estaba despierta, pero también le preocupaba que fuera a ocurrir después, mucho más recordando las palabras del doctor acerca de los efectos secundarios de aquel accidente.

La oficial fué a comentar la situación a su jefe y así mismo decir que el día siguiente regresaría tarde para hablar con el doctor y tratar de ver la posibilidad si se podía entablar una conversación con la pequeña.

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Feliz año nuevo :D

Aprovechando que el día está medio muerto y que ando trasnochada por el parrandón de ayer, la esquizo me pegó más fuerte y me dió animos de traerle el segundo capítulo de este  OneShot.

Sin nada más que decir pues me despido, nos vemos en seis meses.

~ari2chan~

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