Capítulo Dos.

Eran la cinco de la madrugada cuando recibí la llamada más escalofriante y angustiante de toda mi vida. Apenas recuerdo las palabras exactas del Agente pero sí como mi mundo se hizo añicos. Mi hermano, con el que rompí lazos hace unos años, había sido detenido por presunto homicidio a mano armada. Podía esperarme cualquer cosa de él puesto que nunca fue un chico con los pies en la tierra, pero pensaba que con los años y el haber formado una familia, le haría sentar la cabeza y olvidarse de esos asuntos tan bajos. No me quedó de otra que salir de la cama, vestirme con la misma ropa del trabajo y dirigirme a comisaría.

Cuando llegué, me dejaron hablar con mi hermano. Era tal y como lo pintan en las películas: una habitación triste con una sola mesa y dos sillas, y él con el uniforme naranja butano. Los dos Agentes de seguridad me registraron y me requisaron el móvil. Cerraron la puerta. Solo tenía cinco minutos. Más tiempo del que necesitaba. Cuando me senté frente suya, me detuve a observarlo. Había cambiado tanto en estos últimos seis años... Daba incluso miedo.

"Creía que no vendrías."

Su voz seguía dandome escalofríos y nauseas.

"Soy tu hermano." Aunque habría preferido seguir durmiendo. "¿Por qué lo has hecho? Podrías haberme pedido el dinero a mi."

"Wonho, por lo que más quieras, yo no he hecho nada. Tienes que creerme."

Las cadenas que lo mantenían atado a la mesa chocaban contra la mesa metálica. Me dolía el estómago, quería despertar de este mal sueño. ¿Mi hermano un asesino? Veía en sus ojos la desesperación de no ser tomado en serio. No podía ser cierto.

"Si eres inocente, las pruebas estarán a tu favor." ¿Es así como funciona verdad?

"¡Joder, Wonho! ¡Soy yo, Joohoney! Jamás haría daño a nadie, no te comportes como esos hijos de puta que nos miran tras ese espejo."

Ahí estaba, ese tono de voz que tanto me asustaba. Desde pequeños había sido así. Él se metía en lios y yo los solucionaba. Hasta que papá y mamá se cansaron y nos dejaron en casa de la tía Min-ji y el tío Kang. Nos abandonaron. Como a dos perros en la carretera un día de lluvia. Todo fue a peor desde aquel día. Todo lo que me ha ocurrido ha sido por su culpa, por sus malas decisiones y mi buena fe. Ya me lo decía mamá: Dios no ayuda a los tontos. Si no quieres caer tienes que seguir tú solo.

"Hablaré con Hyunwoo...es el único abogado que podría hacerme una pequeña rebaja por sus honorarios..." Perdóname amigo. "Por ahora, tendrás que esperar al juicio."

"Son dos años." Me dijo con una sonrisa nerviosa. Tenía miedo, al igual que yo.

"Lo siento...haré lo que esté en mis manos."

Recuerdo que me levanté y él me miró desde su silla, con las mejillas empapadas de lágrimas. No vi sus hoyuelos. Sonreía pero no aparecían. Era como si mi hermano pequeño hubiera desaparecido. Por un momento me sentí culpable. Tal vez nada de esto habría pasado si yo hubiera sabido ser mejor hermano.

"Vendré cada semana y si Hyunwoo nos ayuda...espero que sepas arrepentirte de corazón."

No dije nada más. No podía seguir hablando con ese desconocido.

Al pisar de nuevo la calle, mis rodillas calleron al suelo asfaltado y contaminado, mi voz se quebró y de mis ojos comenzaron a brotar lágrimas saladas.

En mi cabeza solo se repetía una frase: Es todo culpa tuya.

Estuve días encerrado en casa, sin hablar con nadie y sin asistir al trabajo. Tenía muchas llamadas perdidas, ¿que importaban los demás cuando mi hermano iba a ser condenado a prisión? Me pasé esos días bebiendo y fumando. Cuando tenía las fuerzas suficientes para pedirle ayuda a Hyunwoo, él apareció en mi casa. Estaba tan borracho y drogado que no entendia lo que me decía. También me preocupó el hecho de que supiera exactamente cuándo más lo necesitaba y cómo entró sin llaves pero en ese momento solo quería ahogarme en mi propio vómito.

"No tienes que pagarme nada. Somos amigos y ahora más que nunca me necesitas."

La sonrisa de Hyunwoo siempre fue cálida, como un abrazo o una tarde de otoño frente la chimenea. Me sentía tranquilo y los dolores de cabeza desaparecían. Desde que nos conocimos en secundaria fue así.

"Jooheon no lo merece..." y las lágrimas que días atrás retuve, encontraron el camino de salida. "Yo, no te merezco. Shownu...él ha cambiado tanto...y la cárcel es tan fría..."

"Lo sé, me paso los días allí." Rio para consolarme.

"Debí mantenerle a mi lado..."

"Es difícil cuando estás solo y te encargas de todo. Eres el mejor hermano mayor que él podría tener y que no te quepa la menor duda de ello."

Hyunwoo sabía como levantar la moral. Se quedó a mi lado esa noche, cuidó de mi y me escuchó, limpió el desorden que había formado y llamó a mi jefe para explicarle la situación. Yo podría tener treinta años pero en ocasiones como las de ahora, cuando el mundo se me viene encima, soy lo más parecido a un niño desconsolado y aterrado que no piensa con la cabeza fria porque las emociones lo superan. Por eso le doy gracias a Dios por poner a Hyunwoo en mi camino.

Hyunwoo....

"Estás agotado...descasa..." su tacto es cálido y suave. "Yo me encargaré de todo..."

Hyunwoo...Hyun...Hyung...won...

"Yo...me encargaré de...todo." Su voz tan calmada y dulce.

Pero ahora no solo tengo el problema de mi hermano encima, también está ese chico. Como le prometí a Jooheon, siempre que mi horario lo permite, voy a visitarle diez minutos a la semana acompañado de Hyunwoo. Intentamos hacer que recuerde todo lo que ocurrió ese día. Algo que parece inútil. El caso es que, la mañana del lunes, nos metieron en el pabellon donde se reunían todas las visitas y por unos segundos, perdí la noción del tiempo. Dejé de prestar atención a mi hermano, mis ojos solo querían seguir a ese preso. Es tan extraño, pero hizo algo en mí que no puedo sacarme de la cabeza. Le veo en todas partes: en el bar mientras atiendo la barra, en el supermercado cuando hago la compra, por la calle cuando salgo con Hyo-rin...¡Siempre está ahí!

Es una locura. Estoy seguro que se debe al estrés.

Debe de ser eso.

Una persona no puede estar en tres sitios a la vez a no ser que lograra escapar de la cárcel y esté siguiendome. Pero es imposible porque, a cada visita que le hago a mi hermano en prisión, ahí está ese chico.

Chae Hyungwon, ¿quién eres?


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top