Capítulo 5
"Nada es incorrecto si cuando lo haces sientes la pasión."
Inhaló hondo, se convenció de que todo saldría bien y exhaló.
— ¿Nerviosa? — preguntó Noel parándose junto a ella para verse al espejo
— Un poco — acomodó los breteles de su vestido
— Te has preparado durante meses y nadie conoce esto mejor que tú, lo harás excelente — su hermano siempre sabía darle las mejores palabras de aliento, se había convertido en su mejor amigo durante el último tiempo
Ella acomodó su corbata — Si te tengo a ti de apoyo se que todo resultará — se cercioro de dejarle el atuendo en orden — muy guapo — palmeó su hombro
— ¿Crees que...
— Si intentas seducir a alguien buscaré las tijeras más cercanas y te castrare — no dejó que él terminara
— Entendido, nada de seducción — cubrió su zona con las manos y huyó escaleras abajo
— Buen trabajo — se felicitó frente al espejo.
Aunque su relación con su hermano iba cada vez mejor, seguía siendo muy celosa cuando se hablaba de él más alguien del sexo opuesto, aunque no lo admitiera no sólo era la nostalgia de perder a su hermanito menor que ya contaba con dieciocho años, también estaba el miedo que sentía de que le rompieran el corazón, ella sabía de primera mano lo que significaba salir lastimado.
Movió la cabeza despejando esos pensamientos, llevaba tres años evitando ese verano, cuando llegó a su casa escribió dos cartas, tomó sus maletas y las cosas que había sacado y fue a la parada de autobús, no tuvo que decir mucho, su madre les había informado a su padre y hermano un poco de lo que había sucedido. Keith la recibió con los brazos abiertos, secó sus lágrimas, le dio el boleto de avión y en dos días ambas iban camino a Valdivia, Keith a ver a sus tías, Laura a olvidar ocho años de existencia. No volvió a saber sobre Fernando o la isla, ella no pisó de nuevo el lugar, Noel se encargó de darle la carta a Susana y Carson, luego de seis meses volvieron a tener contacto, pero nadie mencionó al tercer hermano, seguían siendo amigos, pero casi no se veían. Ellos se graduaron y se mudaron a una ciudad para estudiar en la universidad, Laura entró a un instituto y cumplió su sueño de publicar un libro, tuvo tanto éxito que comenzó a tener firmas de autógrafos en ciudades cercanas.
— Cariño, ya llegó — su madre la llamó desde abajo
Tomó su bolso y fue a su encuentro. La limusina negra le seguía pareciendo exagerada, pero su editor la persuadió para aceptarla ya que decía que toda estrella debía llegar de la manera más glamorosa, aunque ella hubiese preferido llegar en la camioneta familiar.
— ¿Podrías repetirme el itinerario? — le pidió a Félix su asistente
— Claro, primero serán las palabras de introducción, luego vendrán algunas cartas de fans, tu discurso de agradecimiento y motivación, la firma de autógrafos y por último el cóctel, el último es para estar más cerca de tus fans, aunque en todo el día ellos tendrán completo acceso a ti — leyó de su carpeta — la limusina está a tu disposición, es privada, tiene todo lo que necesitas, incluyendo ropa de cambio, tu familia también tiene un vehículo personal por si es que desean retirarse antes o ir a otro lugar
— Gracias Félix — su padre agradeció
El lugar estaba decorado de una manera gloriosa, rosa, dorado y negro se combinaban perfectamente, igual que la portada del libro, en medio de la entrada se presumía una alfombra roja y a los lados habían dos cintas que detenían a las personas, la limusina se detuvo frente a la alfombra y todos se bajaron. Laura comenzó a tomarse fotos con los fan, sonreía y conversaba un poco, pero algo captó su atención, o más bien, alguien, le resultaba familiar, no lograba divisarlo bien, por tantas personas frente a ella y su estatura promedio no ayudaba mucho.
El día transcurrió según le había dicho Félix, venía su discurso y era lo que la había mantenido ansiosa desde hacía tiempo, apoyó sus manos sobre la base del atril y ajustó el micrófono. Su discurso no sólo se trató del proceso de escritura, sino que también confesó cuando lo escribió, que la motivó a hacerlo y por que decidió hacerlo público. Animó a todos a seguir sus sueños, superar el miedo y tomar las riendas de sus deseos. Y aunque estuviese emocionada por sus palabras, no podía evitar que su mirada se desviara al hombre que había visto afuera, lo reconoció cuando éste le sonrió y eso la puso inquieta, sin embargo logró terminar su discurso sin problemas y comenzó la firma de autógrafos.
No podía más de la emoción, sus mejillas dolían por sonreír tanto, pero nada se comparaba con el orgullo que sentía en ese momento.
— Hola ¿Cómo te llamas? — preguntó antes de levantar la mirada
— Hola Laura — una voz grave la saludó
Eso hizo que sus bellos se erizaran, su espalda se ponga tensa y que sus ojos se encontraran con los de él
— Carson — pronunció sorprendida
— Sabía que lo lograrias — le tendió el libro
— ¿Qué haces aquí? — aún no podía salir de la conmoción
— Supe que mi escritora favorita estaría firmando libros así que me asegure de comprar mi entrada — él parecía tan relajado a comparación de ella
— Lau ¿Todo bien? — Noel había notado a su hermana tensa y no dudo en ir a su auxilio
— Si, ¿No lo saludaras? — ella le hizo señas con la cabeza hacia el chico tras la mesa
— ¿Carson? — dijo incrédulo
—¿Noel? — ahora los tres parecían hacer una competencia de quien estaba más sorprendido
— ¿Qué haces aquí?
— ¿Cuándo creciste tanto? — ambos preguntaron al mismo tiempo
— Firma de libros y cuando cumplió dieciséis — Laura respondió por ellos
— Qué alegría verte aquí — Noel salió a abrazarlo
— Disculpa Laura, no quiero arruinarles el reencuentro, pero aún hay una larga fila — le dijo Félix
— Cierto — le dio la razón — aquí tienes — devolvió el libro luego de firmarlo — ¿Te quedarás para el cóctel? — preguntó intentando sonar casual
— Estaría bien, si tú quieres
— Si quiero — respondió más rápido de lo que deseaba
— Entonces me quedaré
— Tienes que contarme todo — Noel se llevó a Carson seguramente a interrogaron, Laura deseaba ir con ellos, saber que sucedía y sin ánimos de negar lo obvio, deseaba saber que había pasado con Fernando.
Firmas y firmas que la dejaron con dolor de mano y muñeca, le avisó a sus padres que iría a la limusina a descansar un rato y aplicarse una pomada para el dolor. Sonreía y se tomaba las últimas fotos mientras caminaba hacia la salida. El frío la recibió, su vestido no lograba cubrir más que su torso y mitad de muslo, camino rápido buscando el vehículo que se hallaba en el estacionamiento, pero antes de llegar se detuvo al verlo apoyado en el
— Carson — saludó
— Laura — él respondió
— ¿Qué haces aquí afuera?
— Te esperaba — dijo sinceramente
— Para...
— Necesito decirte algo — él lucía nervioso lo cual la hizo sentirse más segura, al menos no era la única que se sentía extraña
— De acuerdo, pero entremos, aquí está helando — ambos entraron a la limusina y se sentaron uno junto al otro
— ¿ Y bien? — sacó el botiquín de primero auxilios
— ¿Cómo has estado? — fue lo primero que preguntó
— Bien, escribiendo, trabajando, nada fuera de lo común — se encogió de hombros mientras rebuscaba
— Laura...¿Como has estado? — él reiteró, aunque fuese la misma pregunta era evidente que las respuestas y el contexto variaban
— Estoy mucho mejor ahora, han pasado tres años desde ese día, el primer año fue duro, dejé de hacer muchas cosas, me encerre en mi mundo, me aleje de todos, lloraba día y noche, dejé de comer — relató suspirando ante el recuerdo — No fue fácil, Carson, hubieron días en donde no comía ni dormía, le intentaba buscar lógica a su acción, pero nada me encajaba y aún es así, no se que fue lo que le hice para que me lastimara de esa manera.
La mandíbula tensa, el puño apretado y la mirada dura demostraba que Carson intentaba aguantar la ira que sentía contra su hermano menor
— Supongo que el único consuelo que pude conseguir fue que hice todo para que lo nuestro funcionara, al menos se que no se arruinó por mi culpa — su vista estaba fija en su mano mientras la masajeaba con la pomada
— ¿Aún sientes algo por él? — le dolía esa pregunta, lo lastimaba, pero necesitaba hacerla
— Por supuesto que no — negó rápidamente — sufrí muchísimo y el masoquismo no me agrada
— ¿No queda ni una gota de amor? — insistió
— ¿Él te mandó? — levantó la vista, si él lo admitía eso le doleria
— No hablo con Fernando desde hace seis meses — confesó — Así que no, no me mandó nadie
Lo miró buscando algún signo de mentira — no siento absolutamente nada por él hace mucho tiempo
— ¿Recuerdas hace seis años? Te confesé que me gustaba una chica — él se rasco la nuca
— Cierto — dijo emocionada — siempre quise saber quién era, pero nunca me lo dijiste
— Era porque no sabía cuál sería tu reacción
— Probablemente iba a estar emocionada, digo, no todos los días tú te enamoras — se rió — no creo que sea tan malo, no recuerdo que alguien me cayese mal
— No era nadie que tu odiaras
— ¿Entonces por qué no me quisiste decir? — preguntó incrédula
— Porque no sabía que ibas a hacer si es que te decía que la chica de la que estoy enamorado eres tú
Silencio sepulcral, ni siquiera las respiraciones se escuchan
— ¿Eh? — sonaba como una tonta, pero ni siquiera comprendía bien
— Esa chica siempre fuiste tú, Laura, a los diez años te conocí y eras divertida y dulce, a los quince años te volviste aventurera y bonita, a los diecisiete años eras ardiente y perfecta y ahora simplemente eres hermosa y maravillosa
— ¿Qué?
— Te amo, Laura, desde los diez años te convertiste en la chica de mis sueños
— Oh joder — se levantó olvidando que seguía en la limusina así que se golpeó la cabeza en el techo — Ouch — dijo cuando rebotó en el asiento
— ¿Estás bien? — Carson alarmado se acercó pero Laura inconscientemente se echó para atrás dejando su mano estirada — Entiendo — bajó la mano derrotado — no vine aquí a forzarte, sólo necesitaba decirte lo que sentía, lo que debí decirte ese día — puso la mano en la puerta, Laura aún lo observaba pasmada, se sentía igual que la vez en la que él le confesó lo que sentía por una misteriosa chica, aunque ahora la diferencia era que esa chica tenía cara y nombre y eran de ella — Sólo quiero que sepas algo, yo no sabía de los sentimientos de Fernando, pero él si sabía de los míos, mucho antes de decirte a ti, había hablado con Susana y él para contarles lo que sentía, pero yo jamás supe de su relación, créeme que si lo hubiese sabido habría evitado que le dijeras que si — abrió la puerta del auto dispuesto a salir, pero Laura jaló su manga y lo acercó a sus labios
— Si dices la verdad no puedes irte, demuestrame lo que sientes — susurro
Eso fue suficiente para él, y ese beso fue suficiente para ella. No sabía que le deparaba el futuro, tampoco tenía idea de si es que tendría algún futuro con Carson, sólo sabía una cosa, ese beso se sentía lo más correcto que había hecho en mucho tiempo.
Fin
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