Capítulo 7 • Reunión familiar

Jay salió corriendo de la tienda en cuanto vio que Mal se iba. La siguió con discreción hasta la cueva de Hades. El gran anuncio de advertencia sobre un perro gigante de tres cabezas mantenía alejados a todos los intrusos. Al moreno le temblaron las manos de solo imaginar que Mal se vería con el rey del inframundo y sus hijos.

Se dio la vuelta y fue a la mansión DeVil y al castillo de Evie para ayudar a Mal en caso de emergencia.

Mal se quedó afuera de la cueva unos minutos, pensando si realmente habría una conversación con Hades. Hadie le indicó que ya era hora de ver al señor del inframundo, así que ambos entraron.

Un túnel largo y oscuro los llevó a lo profundo de la montaña. Hades estaba sentado en su sillón de parches de tela vieja y Helmut estaba parado al lado de su padre, con una sonrisa burlona.

— El pequeño eclipse llegó - murmuró Hades y se quitó los lentes oscuros, mostrando su mirada azul griseseo, tan intimidante como Maléfica. Como era costumbre Mal también hizo brillar sus ojos verdes como si se tratara de un reto de su madre —. Ay Malsy, te hace falta sonreír más.

Helmut se mostró confundido por lo amigable de su padre. Realmente creía que él le daría un buen castigo a la malcriada hija de Maléfica.

— Ni siquiera debería hablar contigo

— Ah sí ¿Maléfica sabe que viniste? Porque odiaría tener que verla.

— Tranquilo, ella no le presta atención a los inútiles.

— ¡Cuida tus palabras! - le ordenó Helmut, pero Hades lo detuvo —. En serio necesitas que te pongan en tu lugar.

— Muchacho, no seas tan grosero con tu hermanita.

— ¡¿Qué?!

— Uups, olvidé mencionarte que Mal es en realidad tu hermana menor - se burlo Hades —. Ay ustedes tres me recuerdan a mis hermanos... No hablo con Poseidón pero cuando lo hago resulta ser un sujeto agradable, bueno no, agradable no es la palabra, más bien "tolerable". - señaló a Mal y Hadie —. En cambio, ustedes se parecen a Zeus y a mí... Un verdadero dolor de cabeza, ni siquiera toleran verse - Helmut y Mal estaban de acuerdo en esa parte —. Bien ¿Cuál fue el problema? ¿Por qué comenzaron a pelear cómo animales salvajes?

— ¡No peleamos! Solo discutimos - explicó Helmut.

— Mis queridos hermanos impidieron mi venganza contra un tonto lengua suelta.

— Uh, eso es terrible ¿no te parece que ya estas grandecita para esos berrinches?

— Lo dice el sujeto que sigue gritando que es un dios para que lo respeten.

Hades ardió y eso hizo a los tres mantener la boca cerrada.

— Eres igualita a tu madre - la señalo y la fue empujando a la pared de la cueva.

— Lo sé, gracias.

— ¡Escuchenme bien los tres! - gritó Hades dejando que sus flamas ardieran por su cuerpo usando la brasa que siempre sujetaba en su mano —. Somos una familia...

— ¡Ni siquiera me gusta ser tu hija! ¡¿Por qué seríamos familia?!

Hades suspiró, pero continuo hablando, fijando sus ojos en Mal para intimidarla.

— Les guste o no, somos una familia. Sé que no soy el mejor padre, pero ninguno de ustedes es el mejor hijo tampoco. Lo que quiero que hagan es que dejen de molestarse entre ustedes como si fueran bestias. Ustedes dos - señalo a sus dos hijos mayores —. Son los mayores, ustedes gobernaran el inframundo cuando la barrera mágica caiga. Tú - señaló a Mal —. Puedes pretender que no soy tu padre si quieres, pero jamás dejarás de ser mi hija y en palabras de tu madre: "tendrás que vivir con esa vergüenza por siempre". Larguense los tres, ninguno tiene nada que seguir haciendo aquí.

Se encaminaron a la salida, pero Hades los detuvo.

— Perdón, olvidé algo importante. Helmut, Mal, disculpense ahora mismo.

Ninguno quería hacerlo, pero ver los puños de Hades y su cuerpo ardiendo en flamas azules con su amenazadora mirada fría los obligó a obedecer sin decir algo que pudiera disgustarlo.

— Lamento haber discutido contigo, no volverá a suceder.

— Lamento haberlos insultado, no pasará otra vez.

Hades asintió con la cabeza y los presiono de los hombros a ambos.

— ¿No ven lo linda que podría ser nuestra familia? - los empujo tirandolos al suelo y pateando la tierra hacía ellos —. ¡Si vuelvo a enterarme de que ustedes tres están peleando realmente conocerán el infierno!

Los tres salieron de la cueva sin seguir discutiendo. Helmut y Mal estaban callados. Helmut no podía digerir que una persona tan odiosa como Mal fuera su hermana pequeña. La pelimorada quedó atrapada en sus pensamientos. Maléfica siempre le había reprochado  ser la hija de un idiota simplón como Hades. Así que: "tendría que vivir con esa vergüenza por siempre", pese a no ser su culpa.

— Realmente eres su consentida, aunque no parezca - mencionó Hadie —. Si hubieras luchado por quedarte con papá y no con tu madre realmente serías su hija favorita, su consentida.

— Nada de lo que tengas que decir me interesa. No quiero ser hija de Hades.

— Tampoco me gusta que seas hija de Hades - murmuró Helmut.

Antes de que Mal pudiera contestarle, Hadie los calló. Sabían que Hades era capaz de cumplir su palabra, así que permanecieron callados hasta salir de la cueva.

— Realmente a mí si me gustaría que seamos familia. Papá olvidará esto muy pronto. Será una oportunidad para empezar de nuevo.

— Ya te dije que no estoy interesada en ser vista como su hija. Soy Mal, la hija de Maléfica.

— ¿Por qué te molesta tanto que Hades sea tu padre?

— ¡Porque él los prefirió a ustedes antes que a mí! Quizá mi madre no me quiere, pero al menos se hizo cargo de mí. Hades simplemente dijo "no" y no supe nada de él quince años. ¡Podemos ser hermanos, pero definitivamente nunca seremos una familia porque tengo que vivir todos los días de mi vida pensando que soy la mayor vergüenza de mi madre solo por el hecho de haber nacido!

Los dos mayores permanecieron en silencio. De cierta forma entendían a Mal. Ambos eran los hijos de una madre que nunca conocieron, pese a eso, Hades los crío lo mejor que pudo aunque sin darles la menor muestra de afecto. Pero eran diferentes. Hades podía ser frío y cruel con todos sus hijos, pero en el fondo de su corazón los amaba y se preocupaba por ellos, en cambio Maléfica solo veía a Mal como una imitación suya, una herramienta para alcanzar sus objetivos.

— Espero no verlos pronto - les exclamó dándose la vuelta y los descendientes de Hades se perrificaron al ver el grupo de chicos que habían escuchado su conversación detrás de las rocas de la cueva.

Jay, Evie y Carlos ni siquiera tenían palabras. Mal maldijo dentro de ella, solo esperaba que nada malo saliera de esa situación.

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