Capítulo 25 • Poción
Hadie creía que finalmente tenía una idea para deshacerse de Helmut y liberar a Mal de sus engaños. Utilizarían la costumbre de Helmut por confesar sus planes demasiado pronto en su contra.
Hadie tomo una grabadora vieja de la tienda de Jafar. Jay aseguro que era de la poca basura en la Isla de los Perdidos que en realidad servía.
- Bueno, si logramos que Helmut confiese sus planes tal vez Mal finalmente reaccione - mencionó el mayor, escondiendo la grabadora dentro de su chaqueta de cuero pintada de azul.
-¿De dónde nace esta obsesión por Mal? - murmuro una voz detrás de él. El grupo se giró, pero no veían a nadie, entonces se percataron de la sombra que se asomaba desde la oscuridad -. También tienes la costumbre de hablar demasiado pronto.
- Helmut, por favor. Detengamos esto - suplicó encendiendo la grabadora. Helmut rió creyendo que Hadie era demasiado estúpido.
-Dime ¿por qué enciendes la grabadora sabiendo que descubrí tu estrategia? Al menos eso le puedo reconocer a Mal, ella es la lista. No lo suficiente, pero mínimo planea sus golpes sabiamente.
-¿Reconoces que la estas usando para eliminar a nuestros padres, eliminarla a ella y hacerte con el poder de toda la Isla?
- No se necesita ser un genio malvado para darte cuenta de que ese siempre fue el plan.
-Linda confesión, idiota - Hadie sacó la grabadora de su ropa y se la lanzó a Jay, el cual ya esta listo para salir y entregar la confesión a Mal.
Helmut se abofeteo él mismo al darse cuenta de que la lengua suelta parecía ser un gesto de toda la familia.
-No saldrás ileso, amigo mío.
- No soy tu amigo - gritó el descendiente de Jafar cuando salió por el agujero del techo. Helmut se movilizó y corrió hacía las escaleras, Evie le lanzó sus tacones, Carlos corrió y se lanzó a sus piernas para retenerlo.
- Tarados - Helmut tomó una gran bocanada de aire y de las bolsas de sus pantalones sacó unos frascos color verde pálido y los estrello en el suelo. De inmediato una nube densa del mismo color inundo la habitación. Evie hizo lo impensable, rasgo su vestido nuevo y uso la tela para cubrir la nariz y boca de Carlos, al tiempo que ella misma contenía la respiración.
-No respiren - les ordenó a ambos chicos. Helmut pisoteo a Carlos y empujo a Evie. Corrió lo más rápido posible para alcanzar a Jay.
Helmut y Carlos tosieron con fuerza, Hadie cayó al suelo aguantando su peso sobre su rodilla, apoyándose en una silla junto a él.
-¿Qué es esto? - pregunto aguantando las repentinas ganas de dormir.
Carlos prácticamente ya esta dormido en el suelo. Evie usó un abanico de la tienda de Jafar para disipar el humo verde abriendo las ventanas.
- Un gas somnífero... Tal vez estoy subestimando a Helmut, pero no es posible que haya aprendido a crear venenos y somníferos en una semana - Evie recordó que Helmut estaba con ella en la clase de pociones y él nunca logró crear una buena manzana envenenada.
- Ti... Ene um... Um... - Carlos finalmente se rindió ante el sueño y comenzó a roncar.
- ¿Quiso decir un complice? Tiene sentido, es demasiado tonto para idear todo esto solo - Hadie bostezó y después de levantarse del suelo se sentó en la silla, apoyando el cuello en el borde del respaldo y cerrando los ojos -. Hay que ayudar a Mal...
Ciertamente Evie también sentía la somnolencia en su cuerpo, pero trató de mantenerse despierta pensando en los posibles cómplices de Helmut.
Mientras tanto, en los techos de la Isla de los Perdidos estaba Jay corriendo tratando de salvar la grabadora con la confesión. No supo en qué momento Helmut logró alcanzarlo lo suficiente para pisarle los talones, pero al menos el hijo de Hades no eran tan bueno para seguirlo por los techos, Jay observó que Helmut desde la calle logró rebasarlo, así que tomo la ruta de emergencia: Dar media vuelta. Descendió por las vigas del mercado de basura en el centro de la Isla, con un poco de suerte lograría encontrar a Mal en su cita con Anthony, pero para su sorpresa, Mal estaba en camino a su casa, justo donde visualizó con el rabillo del ojo a Helmut.
- ¡Mal! - gritó él - ¡Mal!
Logró que la pelimorada escuchara su llamado. Ella se acercó y por un momento pudo ver que su expresión pasó de confusión a terror, Jay no entendió porqué al instante. Sin embargo antes de poder acercarse lo suficiente sintió algo helado recorrer su espalda y eso lo hizo paralizarse.
Mal corrió hacía él. Entonces una sombra, más bien alguna persona demasiado confiada los empujo a ambos y logró hacer que Jay soltara la grabadora y quedara tirada en el suelo. Ese sujeto, vestido completamente de negro, escondiendo su rostro detrás de una horrible máscara de las imitaciones baratas de Facilier aplastó con su enorme bota el aparato.
Jay se quejo, pues hasta sus labios estaban paralizados. Mal lo sujeto y trató de moverlo.
- La... Grabadora... - consiguió murmurar -Helmut... Engaña...
Mal se levantó con la idea de perseguir al sujeto disfrazado, pero no logró volver a verlo, solo a Helmut mirando a lo lejos con total serenidad. Eso confirmó cualquier sospecha de Mal.
- Helmut me esta utilizando ¿cierto? Claro que lo hace, fui demasiado ingenua - se regaño Mal a sí misma - Demonios, impresionar a papá y mamá será para otra ocasión. Debo encontrar un modo de evitar la titanomaquia.
Mal ayudo a Jay a levantarse del suelo, entonces ella se percato de un líquido espeso color azul manchando la nuca de Jay.
-Jay... ¿Qué tienes en la espalda? - tentó un poco con el dedo anular de su mano izquierda y lo sintió helado como un cubo de hielo, en unos segundos sintió que su mano se había quedado petrificada, totalmente imposible de moverla o sentir algo.
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