Capítulo 23 • Al otro lado del mar

El resplandeciente sol de Auradon quemaba las espaldas de los jugadores de Tourney de la prestigiosa preparatoria Auradon.

El equipo de Los Caballeros de Auradon entrenaba con ferocidad. En algunas semanas tendrían un juego muy importante contra Los Halcones por la copa del campeonato. Ben, el capitán del equipo estaba desconcentrado desde algunos días. Lo habían tacleado y derribado al suelo tantas veces que el entrenador por un minuto creyó que lo habían reemplazado.

— Bien muchachos, es todo por hoy, vayan a donde tengan que ir. Príncipe Ben, espero que se concentre más en el siguiente entrenamiento.

— Sí, entrenador - se quejó el joven llevándose la mano al cuello. Estaba adolorido.

— ¿A ti que te pasa? - pregunto Chad, el hijo de Cenicienta.

— Yo... - le quiso explicar lo que realmente pasaba por su cabeza, pero Chad no era precisamente una persona abierta al cambio —. Ya sabes, debo trabajar mucho últimamente, como futuro rey debo...

— Ah sí, sí, sí, sí - interrumpió el rubio —. Espero estés mejor después - le dio unas palmaditas en la espalda y se fue. Ben sabía que esa sería la única respuesta que recibiría de él.

Después de bañarse y prepararse, Ben regresó a sus últimas clases del día.

— Hola Ben - saludo Doug, el hijo de Tontín, uno de los siete enanitos que Blancanieves conoció.

— Hola Doug.

— Que feas caídas las de hoy en el campo de Tourney ¿has dormido bien? Te ves cansado.

— Sí, bueno... ¿Puedo confiarte un secreto? No es algo malo, de hecho creo que es muy bueno, pero no quiero que mucha gente lo sepa por ahora.

— Oh, claro.

Ben cerró su casillero y tomó a Doug del hombro. La siguiente clase era en veinte minutos más, tenían el tiempo suficiente para una conversación sobre lo que tenía tan pensativo al futuro rey.

— He estado pensando en una chica últimamente.

— Ah, yo no quiero meterme en esto - murmuró Doug. Ben lo detuvo —. ¿Audrey sabe?

— No pienses nada raro, verás... Soñé con una chica hace algunas noches atrás. Ese sueño abrió mis ojos de alguna manera. Quiero traer a los hijos de villanos a Auradon.

Doug quedo paralizado, confundido en toda la extensión de la palabra.

— No sé qué tenía que ver una cosa con la otra, pero ¿l-los hijos de los villanos?

— Había una chica en mi sueño, era muy amable y vivía en un completo basurero. La isla de los Perdidos es un basurero para todo el reino y pensé: ¿por qué ellos no merecen una oportunidad?

— No estoy entendiendo, Ben - Doug se encogía de miedo con cada palabra.

— Piénsalo Doug. Es injusto que los hijos de los villanos estén encerrados por crímenes que ellos no cometieron.

— Ya veo a lo que te refieres, p-pero eso no quita que fueron criados por villanos.

— ¿Y si hubiéramos sido nosotros?

— ¿Eh?

— Tú y yo tuvimos la suerte de nacer en Auradon, tener padres que nos aman y que nunca nos han negado algo, pero ¿y sí nosotros fuéramos quienes están atrapados en esa isla? ¿No te gustaría demostrar que eres diferente? ¿Qué mereces una oportunidad para ser mejor?

— Ay Ben... - se cubrió el rostro — ¿Qué opinan tus padres?

— No les he dicho nada aún, estoy pensando a quienes traer todavía... Son muchos chicos, pero necesito un grupo pequeño para dar el ejemplo de que el cambio es posible. Además, soy el futuro rey ya no necesito su permiso.

— Bien, bien, majestad - se burló Doug para relajarse él mismo, pero no funcionó en lo más mínimo —. ¿A quienes quieres traer?

— No estoy seguro, he revisado la lista un millón de veces, sin embargo no sé a quienes seleccionar.

— ¿Puedo ver la lista?

Ben sacó su celular y mostró la lista de nombres con todos los chicos que vivían en la Isla de los Perdidos.

— ¿Qué te parece un Tremaine? Un cambio sencillo.

— No. Quiero a alguien más, alguien que si demuestra que puede cambiar se convierta en un símbolo de esperanza para quienes desean ser mejor.

— ¿A quienes tienes en mente?

— Tengo una buena corazona sobre ella - señalo el nombre con el dedo. Doug casi se desmaya al leer de quien era hija.

— ¡¿Maléfica tiene una hija?! - Ben le cubrió la boca antes de que alguien escuchara — ¡¿Por qué ella?!

Ben no supo que responder al instante, pero abrió los labios para expresarse.

— Doug, ella es la hija de la más malvada y cruel hada que el mundo haya conocido. Si ella puede ser mejor persona que su madre será una inspiración para otros jóvenes.

— P-pero Ben ¡Es la hija de Maléfica! Literalmente se llama "Mal"

— Mi madre me enseñó a no juzgar libros por su portada. Tengo la esperanza de que ella sea la chica de mis sueños y podamos ser amigos.

— ¿Qué? ¿Ya te volviste loco?

— Los sueños siempre tienen un significado. Una chica de belleza sorprendente, cabello púrpura y ojos tan verdes y brillantes como esmeraldas, siendo una persona increíblemente bondadosa para vivir en una Isla completamente habitada por villanos y estafadores.

— Ay amigo... ¿Estás enamorado?

— ¿Uh? Claro que no, solo te digo lo que vi en mi sueño. Solo espero que ella sea real y podamos ser amigos.

Doug no podía creer eso, pero para dejar de lado el tema dejo de hacer preguntas relacionadas a "la chica de ojos esmeralda y belleza sorprendente y bla bla bla"

— ¿Hay alguien más?

— Tal vez. Quiero traer a Jay, es el hijo de Jafar.

— ¿No podías escoger secuases tontos? Estas escogiendo a los peores villanos que ha habido.

— Carlos, hijo de Cruella de Vil

— Por su puesto no me prestas atención.

— Y... No te asustes. Evie, hija de la reina Malvada.

Doug no sabía cómo seguía consiente, podía sentir que estaba a punto de desmayarse, pero no lo hizo.

— Deberías decirle a tus padres ¿será tu primera proclama real, cierto?

— Así es. Quiero iniciar la semana siguiente. Tendré que enviar cartas, invitaciones, preparar a la banda, organizar una bienvenida, ver habitaciones desocupadas en la preparatoria...

— Bien, bien, pero Ben, escucha - lo tomo del brazo cuando comenzó a alejarse enumerando todo lo que debía hacer —. Recuerda que existe la posibilidad de que esa chica no exista, así que no te desilusiones si no la encuentras. También, recuerda que eres novio de Audrey, deberías ser sincero con ella.

— Ya te dije que solo quiero que seamos amigos. No te preocupes. Oh, recuerda: no le digas a nadie hasta la siguiente semana cuando lo anuncie en mi primera entrevista como heredero real.

— Ah... Sí, está bien.

— Eres un buen amigo Doug.

La campana sonó y ambos tomaron sus cosas para dirigirse a clase. Ben se sentía un poco más tranquilo después de confesar lo que sentía, pero ahora estaba recapacitando las palabras de Doug, tal vez realmente no quería una amistad con esa chica de ojos verdes, no obstante, solo el tiempo resolvería eso.

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