Capítulo 19 • Rebelión.
Hadie se dirigió al callejón y encontró a Mal sosteniéndose de la pared para avanzar. La ayudo a mantenerse en pie creyendo lo peor, pero para su sorpresa parecía que no había nada malo en ella.
— ¿Estás bien? Vi a Helmut...
— ¿Sabes algo? Es una fortuna que nada sirva en esta Isla - dijo. Hadie no comprendió a que se refería. Al parecer, el veneno de Helmut no era tan efectivo como creyó, quizá lo hizo mal o que no hubiera ingredientes de buena calidad lo hizo fallar, quien sabe, el punto es que Mal estaba bien, tal vez un poco mareada, pero definitivamente no sentía nada del agonizante dolor que Helmut le describió.
— Vamos, hay que volver a la plaza, los leones están acabando con todo.
— No puedo dejarlos solos dos minutos - rió Mal dando dos pasos al frente y uno hacía atrás cuando sintió que la tierra se sacudía. Hadie la tomo del brazo.
— No se que te haya hecho Helmut, pero no parece algo bueno - pasó su brazo detrás de ella y la ayudo a caminar.
Dieron unos cuantos pasos juntos, Mal ignoró la sangre que resbalaba por su mejilla.
— ¿Por qué hay tanto silencio? - pregunto la ojiverde cuando los gritos de guerra cesaron abruptamente. Hadie asomó la cabeza.
— ¡Mierda! - murmuró exaltado tratando de ser silencioso —. Es papá.
Hades, dios del inframundo con su sola presencia detuvo la guerra. Leones, piratas y pandilleros quedaron inmóviles y mudos al advertir que Hades estaba ahí.
— ¡Por Zeus! ¿Qué son todos esos gritos tan temprano?
Las vecinas que estaban arriba en sus balcones se escondieron y todos los chicos que participan en la guerra se pegaron a las paredes.
— Ay no... - susurró Mal viendo el cielo ligeramente azul ser cubierto por el gris más denso y oscuro que anunciaba una tormenta —. Es mi mamá.
Maléfica siempre encontraba la oportunidad perfecta pata presentarse en público siendo seguida por malévolas casualidades que la hacían ver muchísimo más atemorizante.
Ahora sí, los piratas, bestias y pandilleros estaban verdaderamente petrificados por el miedo. Helmut estaba casi temblando. Jay, Evie y Carlos contuvieron la respiración esperando que ni Maléfica o Hades los señalará.
— ¿Qué haces aquí? ¿También quieres jugar a la guerra? - pregunto Maléfica burlándose de él.
— Es ¡Un maldito domingo, el sol salió hace una hora! Y estos mocosos no dejan de interrumpir mi sueño.
— Es viernes, tarado - gruño Maléfica. Si hubiera magia en la Isla, no sólo Hades estaría ardiendo después de esa palabra.
— ¿Donde esta Mal? - pregunto respirando más tranquilo.
— Por ahí ¿para que la quieres?
— Debo hablar con ella.
— ¿Qué debes hablar con ella? Es mi hija y no te permito hablar con ella.
— Ella tenía problemas con mis hijos. Es algo que debo resolver.
— ¡Ah, tus mocosos! Mal me habló de ellos, dijo que tus niños la habían humillado en público. Sea lo que sea que ella les haya hecho se lo merecían.
— No es sobre eso, Maléfica.
— Cómo sea, no quiero seguir viéndote en mis dominios, vete a tu apestosa cueva y deja de perturbarme. También ustedes adorables niños, fue muy bonito su juego hasta que este cascarrabias apareció.
Hades escupió al suelo y se dio la vuelta. No sin antes gritar que quería dormir en paz y ya no quería gritos.
— Eso pudo ser peor - suspiró Mal —. Los leones son listos, huyeron durante la discusión.
— Los piratas también se fueron - sonrió Hadie —. Supongo que ganamos.
— Una preocupación menos - Mal respiró tranquila —. Pero, ahora le debo una cita a Anthony.
— ¡Jajá, tendré una cita con Mal! - escucho a lo lejos.
— Al menos aún es tu territorio. Sin olor a pescado.
— Sí
— Me pregunto quien limpiara esto
— Por supuesto que nosotros no
(***)
— He esperado tanto tiempo para esto... Dejaré que tu escojas la fecha, lugar y el restaurante. Tengo el resto de la velada planeada.
— No quiero cosas raras
— No soy tan vulgar como mis primas señalan ¿Sabes? Tengo más clase.
— Bien, pensaré en eso... ¿Esta bien si te hablo después de clases?
— Sería fantástico que lo hicieras
(***)
Helmut convocó una reunión familiar. Hadie ya convivía con él de mala gana, aunque nunca fueron especialmente unidos, su relación fraternal se fracturó demasiado durante la planeación de la guerra. Mal asistió a la reunión solo por la insistencia de los mensajes de Helmut.
— Hermanos... - Mal levantó una ceja —. Sé que he tenido problemas con ustedes, les quiero pedir una disculpa por esos roces.
Mal rodó los ojos y le exigió que fuera directo al grano.
— Helmut, si esto es otra pedirnos perdón lo estas haciendo del asco - confesó Hadie compadeciendo a su hermano.
— Seré claro. Quiero iniciar una guerra.
— El juego bélico le gustó demasiado - se burló Mal.
— Escuchenme un minuto - suplico golpeando con su puño el tronco de un árbol —. La guerra entre pandillas era inútil desde el principio. ¿Qué importa que una pirata, un león o "la princesa" gane la batalla si a final de cuentas el verdadero líder es Maléfica? Ya hablé con papá sobre esto, dijo que era tonto iniciar una lucha contra ella...
— ¿Pero...? - Hadie estaba intrigado.
— Quiero derrocar a los villanos, a nuestros padres.
— ¡¿Qué?! - Mal reía entre jadeos. No sabía si burlarse o preocuparse —. Alguien te pego en la cabeza ¿cierto?
— La isla de los malditos es prácticamente una prisión. Sólo puedes entrar, pero no salir si no sabes como hacerlo.
— ¿H-hablas en serio?
— Piénsenlo un momento. Hades es el único ser en esta Isla con la fuerza suficiente para hacerle frente a Maléfica con o sin magia. Si él no está dispuesto a quitarla del poder lo haremos nosotros.
— ¿Pero por que al resto de villanos si tú objetivo es Maléfica? - cuestionó Mal.
— Sin Maléfica habrá un vacío de poder que solo hará que la Isla empeore. Todos querrán ser la nueva emperatriz del mal. Villanos peleando los unos contra los otros para llenar el hueco que exista, pero siendo sinceros nadie da la talla. Salvo tú, Mal. Eres la legítima sucesora de Maléfica, si la quitamos del poder y te coronamos a ti habrá villanos insatisfechos y de nuevo habrá una lucha por el poder, por ser "dignos". Si nos deshacemos de nuestros padres y asciendes como emperatriz, comenzará un nuevo orden en la Isla. Todos te respetan como a Maléfica, no se opondrán a ti.
— ¿Qué hay de mis enemigos? Uma, los leones que Contrataste...
— Uma no podría mover ni una piedra con su tripulación actual. Además, los leones no lo quieren admitir, pero son débiles y su gobierno sería igual al desastre que hizo Scar cuando fue coronado.
— Esto es una locura - dijo Mal. Hadie coincidió con ella.
— Y esta vez, me tendrías a mí como aliado.
— ¿Qué dices?
— Me di cuenta de los errores que tiene la Isla de los Perdidos. Tú eres la audacía. Eres una líder natural, la gente confía en tus decisiones. Hadie es la fuerza, saben que él puede protegerlos. Yo soy el guía, puedo darles un uso superior a sus cualidades. Los tres seremos un cerebro, alcanzaremos nuestros objetivos sin impedimentos. Mal, finalmente serás la dueña de todo y harás tu voluntad como te plazca en la vida de los demás. Hadie, siempre haz querido vivir en un lugar mejor, podemos crearlo. Yo lo único que quiero es demostrar que el cambio es posible.
Mal estaba callada. Estaba muy confundida, no confiaba en una sola palabra de Helmut. Además, hace algunas horas había dicho que anhelaba verla destruida y hasta le dio veneno para conseguirlo ¿y ahora le interesa ser buen hermano?
— Quiero que lo piensen. Si aceptan podemos empezar de cero, ser una verdadera familia... Si rechazan mi oferta no pasa nada. Aprenderé de mis errores y tratare de ser mejor persona.
— Helmut, no me fío de ni una sola palabra de lo que dijiste, si existe una forma de que seas cien por cierto honesto y puedas demostrarmelo... Estoy dentro.
Hadie se giró impresionado. Mal realmente consideraba la oferta.
— Por ahora solo tienes mi palabra, pero te aseguro, hermana, que si deseas pruebas físicas de mi lealtad te las daré.
Helmut la sostuvo del hombro con firmeza. Seguridad. Mal se retiró una vez finalizada la reunión.
— ¿A qué juegas ahora, Helmut?
— Sí también deseas pruebas, también te las daré - él se fue dándole la espalda a su hermano mayor.
Hadie se sentía terriblemente triste y decepcionado, pero se sentía aún peor porque esa decepción era por Mal.
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