Capítulo 18 • El caos desatado

No había tiempo para dar explicaciones, Mal aguanto el dolor y junto a Hadie corrió hacía la guarida de su pandilla para advertirles de que la verdadera guerra había comenzado. Ambos ambos pasaron toda la noche preparando sus defensas y armas, planeando estrategias de ataque, protegerse y si fuera necesario huir también.

Mientras tanto, Harry seguía en el barco encerrado exigiendo hablar con la capitana.

— Deben decirle a Uma que se equivocó de revoltoso, yo no hice nada.

— Felicidades, tu deseo se cumplió - dijo un pirata cualquiera dejando entrar a Uma.

— ¡Uma!

— Cállate. Sé que huiste del barco a media noche la otra vez ¿Qué hacías?

— Nada malo, capitana.

— ¡Habla con la verdad! - amenazó con su espada —. O realmente tendrás que usar un garfio.

— Capitana, estaba siguiendo una sombra que se inflitro en el bosque. No pude ver quien era, pero no era un aliado.

— No puedo confiar en ti ahora mismo. Ya veré como juzgarte después de tomar el territorio de Mal.

— ¿Capitana? Uma, aún es muy pronto, no hemos descubierto al traidor.

— ¿Qué más da? Mal esta débil ahora mismo, sus tropas son menos que nosotros y más débiles en cerebro. Es nuestra mejor oportunidad.

— Uma, espera, ni siquiera tenemos una estrategia ¡Uma!

La morena salió del calabozo y se acomodó el sombrero. Aunque no tuviera a su mano derecha y su tripulación fuera más débil físicamente, confiaba en que podían vencer a Mal. Con Helmut de su lado, Mal débil y cansada y su gran arsenal lograría ganar.

(***)

Mal jadeo y siguió trabajando en las bombas de humo que Carlos preparaba.

— ¿Segura que estas bien? Lo del muelle...

— Menos charla, más trabajo - dijo inmediatamente silenciando la sala. Los escudos de tapaderas de botes de basura bastarían. La fuerza bruta de los gastones y los mastodontes eran suficientes.

Antes de darse cuenta ya había amanecido. Todos estaban cansados, pero tenían la bastante fuerza para dar una buena pelea.

— Rápido, Uma no ha de tardar.

Tal y como dijo Mal, las tropas piratas de Uma ya estaban corriendo por las calles de la plaza marcando cada centímetro como suyo colgando sus banderas y grafiteando las paredes.

Los mastodontes corrieron a detener a la primera fila de piratas que entraban en "los dominios de Mal". Los gastones, siendo los mejores cazadores lanzaron piedras desde lo alto del castillo de las gangas con una puntería extraordinaria. Los escudos sacados de las tapas de los basureros ayudaron mucho a los mastodontes a detener la horda, pero los piratas eran más ágiles de lo que parecía a simple vista. Treparon sobre sus propios compañeros para saltar las defensas.

— ¡Chicos, las trampas ahora! - ordenó Mal.

Carlos soltó las bombas de humo y la vista de todos se nubló. Entonces Jay pudo embestir a dos piratas y dejarlos en el suelo, mientras robaba sus espadas y le entregaba una a Mal y la otra era para él.

Mal se tragó un quejido al levantar la espada para detener a otro pirata. Jay lo pateo y le arrebato el arma a Mal.

— No estás bien, solo dinos que hacer y escondete - le dio la espada a Hadie —. ¡Evie, cuida a Mal!

— Mientras los gastones sigan disparando no hay mucho de que preocuparnos. Anthony y Carlos están activando las trampas, Hadie y tú solo preocúpense de que los mastodontes sigan en pie, si nuestra línea de defensa se fractura estaremos en problemas. Si hay demasiados piratas para luchar, denle la señal a Carlos y Anthony de activar el gas lacrimógeno. Huyan tan rápido como puedan.

Evie tomó a Mal del brazo y la apartó. Pero Mal tenía otro plan en mente.

— ¿Hiciste lo que te pedí?

— Sí, Mal.

— Entonces corre a ayudarlos.

— Pero-

— ¡Vamos, los mastodontes no podrán resistir mucho!

Mal le había pedido a Evie que usará sus conocimientos en venenos para crear algo que ayudara en la guerra. Al parecer, un paralizante temporal era lo único que Evie podía crear con los pobres ingredientes de la Isla. Incluso si solo se paralizaban dos minutos, eran suficiente para tomar ventaja en caso de emergencia.

Mal se quedó sentada donde Evie la dejó hasta que la perdió de vista, pero ella no se iba a quedar de brazos cruzados esperando que sus amigos hicieran todo el trabajo por ella.

— ¡Vamos, piratas! ¡La isla será nuestra al anochecer! - canturreo Uma soltando una carcajada cuando los mastodontes cayeron al suelo y siendo aplastados por su tripulación. Rápidamente Jay y Helmut se vieron acorralados, pero gracias a las bombas olorosas de Carlos pudieron distraer temporalmente a los piratas. Los gastones dispararon las granadas paralizantes de Evie dejando inmóviles a algunos piratas por unos pocos segundos. Lo bueno de que la Isla de los Perdidos sólo tuviera basura era que nisiquiera las espadas tenían filo para hacer daño real. Entonces, Mal apareció pateando y golpeando a los piratas que se le cruzaban en el camino.

— ¡Eres necia como tu sola! - la regaño Jay, pero en el fondo estaba feliz de tener apoyo frente al grupo de piratas.

— Hay que hacer retroceder a los piratas - dijo Mal, entonces los gastones dieron una señal extraña.

— ¿Qué dicen esos tontos? - pregunto Hadie dejando noqueado a un pirata.

— ¿Se acabaron las municiones tan rápido? - cuestionó Jay, entonces una manada de leones, hienas y tigres se unieron al combate atacando a ambos bandos.

— ¡¿Qué?! - Kiongozi, el mayor de leones salto sobre Mal. Jay y Hadie se acercaron a él, pero otros dos leones se interpusieron.

Helmut observo como los leones obedecían sus órdenes y apartaban a los aliados de Mal de ella. Llevándola hasta el fondo del callejón para acorralarla.

— Cambio de planes, amigos. Mal es mía... - le murmuró al tigre mayor que seguía a su lado.

Entonces las bestias comenzaron a combatir a todos los que vieran. Helmut se apareció en callejón observando como Mal aún adolorida, herida y cansada se arrastraba por el suelo.

— Gracias por su apoyo muchachos, el siguiente cargamento de pescado corre por mi cuenta. Váyanse ahora.

Los animales obedecieron. Mal suspiró agotada recargando la espalda en la pared.

— ¿Qué ganas con todo esto? - le pregunto.

— Nada en realidad. Solo la satisfacción de verte como nadie lo ha hecho nunca... Vulnerable. Débil. Patética.

— Ugh, que discurso tan tonto.

— Tú eres la tonta Mal - mencionó elevando los brazos —. Yo fui el traidor todo el tiempo, pero te crees tan lista que nunca sospechaste de mí aunque prácticamente te lo escupiera en la cara. Tú y Uma son tan similares en ese aspecto, tan ridículas creyéndose superiores la una a la otra cuando ambas son igual que cualquier basura de esta isla —. Su voz se iba volviendo un poco más chillona con cada frase, incluso su mirada cambiaba un poco a una más desquiciada que incomodaba a Mal —. Yo inicie las insinuaciones de una guerra para que Uma te diera una lección, pero cuando su guerra se convirtió en tontas bromas pesadas supe que debía hacer algo más para lograr mi cometido, así que le pague a los leones por ser espías en ambos lados para sabotear sus planes, volverlas paranoicas y se dejaran de juegos. No salió como planee, pero estoy contento con el resultado.

— Eres tan básico, hablando de tus planes malvados sin que nadie te lo pida.

Helmut se mostró molesto y se inclino hacía Mal.

— Bueno, tienes razón. Debería empezar la diversión ya ¿no?

Helmut mostró la espada de Uma y un frasco de vidrio con un líquido lila. Mal intento retroceder al verlo, pero no tenía escape.

— ¿Qué es eso?

Helmut mostró una sonrisa muy leve.

— Veneno para dragón.

— Papá te matará si me haces algo ¿recuerdas?

— Eh ahí la sutileza de todo esto, Mal. No voy a matarte, no soy un dios de esa clase. Solo basta una gota de esto para hacerte agonizar de dolor por horas sin matarte. Esa es la ventaja que una semidiosa como tú tiene. Resistes más tiempo y eres inmune a casi cualquier cosa, pero el dolor es igual que al de cualquier mortal. Solo usaré la espada de Uma para hacer un pequeño corte en ti y dejar que el veneno haga su trabajo - explicó cubriendo la hoja de la espada con el veneno y posando el filo en la mejilla de Mal con suavidad, solo deslizando para un ligero corte.

— El veneno hará efecto en unos minutos.

— ¡No importa nada de lo que hagas, nos guste o no siempre seremos hermanos!

— Así es, pero al menos así me aseguraré de que no quieras entrar a las grandes ligas - Helmut se dio la vuelta y se fue tranquilo. Aliviado. Ya no le importaba quien gobernará la Isla. Uma, Mal, las bestias, él ya había conseguido lo que quería.

Todo el escándalo de las calles despertó a la mayoría de villanos y chicos que aún dormían.

— Ay que lindo, juegan a la guerra... Recuerdo cuando tenía su edad y hacía lo mismo. Mi primer reino duró dos semanas - se rieron unas vecinas desde sus balcones, totalmente entretenidas por el espectáculo.

Hadie escapó de los leones y vio a Helmut salir del callejón. Fue hacía él y lo tomó de la chamarra de cuero.

— ¡¿Qué hiciste?!

Él se encogió de hombros aún con su sonrisa cínica en los labios, restandole importancia al mundo a su alrededor. Hadie lo soltó y corrió al callejón con el presentimiento de que algo malo había pasado.

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