Capítulo 15 • Alianzas

- De alguna manera Uma ha logrado frustrar todos nuestros planes. No queda más explicación salvo a que haya un traidor entre nosotros.

El grupo se miró los unos a los otros. Eran hijos de villanos, la confianza y lealtad incondicional no era parte de ninguno de ellos. Sin embargo, esa leve tregua existente los había hecho más unidos que nunca antes y aunque odiaban admitirlo, una traición les dolía.

- Anthony - llamó Mal. El chico levantó la cabeza con los ojos abiertos de la impresión -. Cierra la ventana por favor, hay mucha luz - por un segundo exhaló tranquilo. Mal volvió a llamarlo -. ¿Por qué respiras tan tranquilo?

- Mi dulce Mal, ¿No te sentirías igual si te acusan falsamente?

- De hecho no, me sentiría honrada de que me crean tan mala para traicionar a mis amigos.

- Interesante - murmuró el castaño -. Lo siento, no soy el traidor, en serio quiero esa cita contigo.

Hadie levantó la cabeza con una mueca, después giró la cabeza y puso los ojos en blanco.

- Bien, entonces... Carlos ¿Tienes lo que te pedí?

- Ah, sí - Carlos entregó la bolsa con bombas de pintura a Mal. La pelimorada las analizó con detenimiento -. Las bombas apestosas con basura y aliento de cocodrilo están listas.

- Iremos ahora mismo al muelle. Si el traidor es uno de nosotros no podrá advertirle a Uma lo que haremos.

(***)

Mal por primera vez en su carrera como villana, permitió que sus secuaces estuvieran delante de ella mientras caminaban al muelle. Notó que los pasos de Jay eran largos y firmes, no había dudas en él. Carlos era un poco más tembloroso, pero igual no tenía dudas. Evie jamás podría traicionarla con esos tacones puestos, además, ya eran mejores amigas, las amigas no se hieren entre ellas. Hadie la acompañaba a su lado y en silencio. Anthony sospechosamente giraba la cabeza hacía atrás para verla. Los mastodontes sólo caminaban sin siquiera prestar atención a su alrededor.

Cuando llegaron a la línea que dividía el territorio de ambas villanas, Mal volvió al frente para liderar al grupo. Tal como esperaba, Uma ya la esperaba, pero esta vez no iba a retroceder.

- ¡Hay un traidor en tu tripulación!

- ¿Cómo sabes que el traidor no está en tu bando y trabaja para mí?

- Por qué mi equipo cree que traje bombas apestosas y seguramente tu escudo es para bombas apestosas. He ido detrás de ellos para asegurarme ninguno pudiera advertirte, aún así lo sabes.

Uma levantó una ceja. Era cierto que tenía un escudo para las bombas de Mal, pero eso no significaba que en su propia tripulación estuviera el traidor.

- Eso solo demuestra que alguien te está traicionando a ti, Mal.

- Tengo bombas de pintura. Son tuyas si aceptas hacer una tregua conmigo.

- ¿Por qué me interesaría hacer un trato así? Ni siquiera me haz explicado como es que esta el traidor en mi tripulación.

- Siempre fuiste lenta - se burló Mal -. Está en tu tripulación y en mi equipo al mismo tiempo. Hay un traidor en ambos mandos, pero ninguno trabaja para nosotras. Alguien quiere que haya conflicto entre nosotras para pelear por nuestros territorios cuando estemos débiles.

- ¿Significa que hay alguien que cree puede pelear contra nosotras?

- Así es. Te propongo que trabajemos juntas, en paz, hasta encontrar al sujeto. No sé tú, pero creo que nuestra guerra es menos divertida si conocemos los ataques de la otra.

Uma lo consideró un minuto. La guerra siempre había sido un tema de conversación en la Isla, pero solo se discutía si Mal era más fuerte que Uma, si alguna de las dos era capaz de ganar el territorio de la otra. En ningún momento se imaginaron que hubiera un tercer jugador silencioso que aprovecharía el caos para alzarse como líder de los hijos de villanos.

- Qué tontería - murmuró Helmut -. ¿Y sí es otro truco?

Uma miró a su tripulación. Todo lo que sabían de Mal y sus planes era por "rumores" que llegaban a sus oídos. Alguien tenía que escucharla para esparcir sus estrategias.

- ¿De qué maneras te enteras de mis planes, Mal?

- Rumores. Todo lo que he sabido de ti es por rumores.

- Tenemos un trato - dijo Uma levantando las manos para mostrar que no mentía.

- Excelente. A partir de hoy y hasta encontrar a la rata, los piratas son nuestros aliados - dijo Mal a sus compañeros.

- Piratas, Mal y su pandilla ahora son nuestros aliados hasta que encontremos al traidor - explicó Uma a su tripulación. Ambas líderes se dieron la mano amablemente.

- Quiero tener una reunión familiar - susurró Helmut en el oído de Hadie y señaló a Mal con la mirada.

El mayor de los hermanos asintió con la cabeza, y como era costumbre, se reunieron en la soledad de la media noche en la profundidad del bosque oscuro.

Hadie y Mal esperaron juntos la llegada de Helmut, pero él llegó un poco más tarde.

- ¿Qué quieres discutir, hermano? - preguntó Mal sin mucho ánimo de desperdiciar sus horas de sueño hablando con Helmut.

- ¿Qué es eso del traidor? ¿Eres así de paranoica?

- No me quedaré a hablar con tontos y sordos, ya dije todo lo que quería decir con Uma.

- Ustedes son las únicas locas en esta asquerosa isla que les importa robar territorios. Aquí nada vale más que basura.

- Cómo dije, no voy a quedarme a escuchar tonterías - Mal se levantó del suelo y se marchó.

- Helmut, a ti no te importa la guerra, solo quieres atacar a Mal sin que papá te pueda decir algo.

- ¿Quién en esta Isla no desea herir a Mal sin recibir consecuencias? Todos guardan ese deseo en sus corazones, con Uma al mando ese sueño puede ser realidad.

- Estás cegado por tu rencor, pero ya reflexionarás. Adiós, hermano.

Helmut suspiró. Su hermano también estaba cegado. No comprendía porque Hadie estaba tan encariñado con Mal, en toda su vida solo habían cruzado dos palabras y eran insultos.

- ¿Quieres que los sigamos?

Helmut se giró para ver los ojos ámbar brillante que relucian en la oscuridad de la noche.

- Sí, pero sean cuidadosos. Y la próxima confirmen la información antes de esparcirla.

Los cachorros de león, los hijos de Scar, asintieron y con pasos silenciosos siguieron a ambos.

Uno de los leones se quedó al lado de Helmut. Era el mayor de los hijos de Scar. La melena oscura apenas estaba creciendo en su cabeza y parte del pecho.

- ¿Cuándo podremos dar el gran golpe?

- Primero hay que hacer enojar a Uma y Mal para que olviden su tregua. Ningún ejército puede luchar con dos enemigos a la vez. Cuando Uma y Mal caigan, podrás alzarte cómo rey de la Isla.

- Sería maravilloso superar a mi padre - murmuró el león.

- Pero debes recordar que Mal es tu presa. No la mates, solo demuéstrale que es una mocosa con el ego demasiado crecido.

- Así será - el león se dio la vuelta y se escondió en la oscuridad. Helmut camino hasta su casa y espero a que amaneciera para ejecutar su siguiente movimiento.

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