Solo 15 años


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Muchos años atrás...

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"Dibujaste esta estrella fugaz en navidad, ¿lo recuerdas?

Si, sé que eras pequeña, muy pequeña; aunque tu mente dijera lo contrario.

Nunca dejaste de ser aquella luz que cabía en mis brazos.

Dijiste que el que iba junto a papá Noel, era yo, ayudando a halar el trineo y conduciendo cuando él bajaba a dejar obsequios. Y sonreías cuando me lo diste. Y me dijiste que no dijera nada y que no se lo mostrase nunca a nadie.

Qué era algo que no sabías por qué habías hecho pero que tuviste la necesidad de dármelo. Me diste un beso y me obligaste a jurar. Nadie debía saberlo.

Y lo hice, cumplí mi promesa; quizá, por eso aun lo conservo y lo llevo conmigo donde quiera que voy.

No te enojes por favor porque la he anexado a esta carta. Te pido me perdones.

Y es que, me dejaste de ser una niña tan pero tan pronto que te perdí de entre mis manos. Perdóname también por eso. Porque quizá te faltó más amor, más guía, más abrazos, más besos, más caricias que se perdieron en el tiempo y que ya no van a volver, como la sensación de cargarte tan pequeñita mientras me mirabas con tus ojos vivaces.

Perdona a tu padre sentimental que llora por no poderte acunar ahora, porque ya es tarde. Pero este dibujo que he guardado desde que lo dejaste a mi cuidado, me llena de calor el corazón y de ti.

Te has ido tan pronto, que aún no lo creo. Aun hace falta cada paso que das en la casa, y la silla que ocupabas en el desayuno y tu sombra detrás del escritorio de tu cuarto. La casa es un rompecabezas, incompleto.

No, no, discúlpame, solo soy...ya sabes como soy. Quisiera meterle a cada uno en un frasco y que no se fueran nunca, cuidarlos y protegerlos de todo, pero un padre no es un dueño, es un guardián temporal, y un amigo, para toda la vida.

Hoy, que en mi garganta se hace un nudo que me asfixia, el verte allí, donde te vas a ir, hace que mi corazón estalle, hace que me cueste tanto hablar, porque lo único que quiero es decirte es:

Eres mi niña...mi pequeña que debí mimar más.

Eres un enorme orgullo para todos y tu ausencia nos perfora el alma.

La incertidumbre, mi amor, es lo que me destroza; pero, te inscribes hoy en la historia del mundo. Es tu destino. Siempre lo fue y lo supiste toda la vida.

Por favor, mi amor, vuelve con vida. Por favor, mi Lisa hermosa. Vuelve al hogar.

Nuestro amor es tan grande que lo verás, donde quiera que te encuentres en el espacio."

Lisa cerró la carta.

Sentada en la cama de su blanca habitación, se quitó los lentes y se llevó una mano al rostro. El pequeño dibujo de la estrella fugaz con un papá Noel acompañado de Lynn Sr. Recibió un par de gotas que ella trato de evitar.

Era su más antiguo recuerdo de haber hecho algo infantil. Aquel día que lo dibujó, ella estaba trabajando en algunas fórmulas básicas cuando escuchó escandalosos villancicos en el cuarto de las gemelas. Fue a verlos para hacerlos callar cuando vio a su padre, cantando con ellas mientras las tenía en sus piernas en el suelo de la habitación.

Les cantaba con mucha alegría y Lola y Lana se reían divertidas.
Desde la orilla de la puerta, ella había sentido algo extraño al verlos; una sensación de vacío y tristeza.

Ella era menor que las gemelas y no es que extrañase que la trataran como pequeña, es solo...que era pequeña.

Con una sensación melancólica, regresó a su habitación y dibujó sin pensar lo primero que se le vino a la cabeza: una estrella fugaz, un trineo y a su padre acompañando a Santa a entregar regalos.

Era un dibujo horrible, siempre lo recordó así. Ahora no podía creer que ese dibujo existiera, que su padre lo hubiese guardado por 10 años.

En aquella ocasión esperó a que su padre estuviera solo. No quería que nadie se enterara del vergonzoso dibujo.

Se lo entregó venciendo su pena, diciendo que era un regalo de navidad, y aún recuerda con angustia la cara de confusión de su padre.

Era obvio, ella siempre le daba muestras de piedras raras o algún isopo que quedaba anulado. Fue la primera y única vez que le dio algo apegado a su edad: 4 años.

Cuando su padre salió del asombro inicial, le dio una enorme sonrisa y mintió como lo hacía con todas; le dijo que era un dibujo hermoso y la levantó dándole vueltas una y otra vez.

Y Lisa se dejó sonreír, gritar y patalear como aquella que no conocía algebra avanzada.

Su padre la cargó y ella se abrazó de su cuello y no permitió que la bajara en toda la noche, hasta que se quedó dormida en su hombro.

Esa nochebuena se sintió tan amada como cualquiera y tan pequeña como realmente era.

Lisa se limpió el rostro con ambas manos; ella sabía que sus padres no es que la amaran menos, es que ella no les permitió nunca, dejar ser los amorosos padres que realmente eran. Y ellos la respetaron.

"Eres muy fría, Lisa" Era algo que sus hermanas le decían con frecuencia.

Se limpió la nariz, se colocó los lentes y se puso de pie. Salió de su habitación son prisa. Aun debían estar en la instalación.

La bata de Lisa se extendía mientras su respiración se volvía más agitada cruzando un pasillo tras otro. Tenía que verlos, aunque sea por última vez si no, no podría vivir.

Desde un largo cristal del segundo piso pudo ver a sus padres y a su hermana Lori en la parte de abajo esperando para abandonar las instalaciones. Antes debían pasar por una cámara de sanitización.

Lisa corrió hasta llegar a la puerta de salida hacia las escaleras. Había un guardia en la puerta, pero no hizo por detenerla, la Dra. Lisa era la más grande joven promesa de todo el lugar, ella podía ir a donde deseara. Sin embargo, la supervisora en jefe, le vio.

-¿Dra. Lisa, a donde cree que va?- Dijo tomándole de la bata.-¿Por qué salió de su habitación?

La chica solo se zafó sacudiendo el brazo sin siquiera mirar y comenzó a bajar las escaleras.

-¡Lisa, usted ya no debe entrar en contacto con nadie!

Pero Lisa no se detuvo.

-¡Papá! ¡Mamá!- Fue el grito desde las escaleras.

Abajo, Rita, Lynn y Lori voltearon a ver sorprendidos, de frente venía Lisa corriendo hacía ellos.

-¿Lisa? ¿Qué pasó? Creí que ya no te veríamos, amor.- Dijo Lynn padre extrañado, que luego se fue al suelo al no esperar que su hija se lanzara a sus brazos derribándolo.

-Lisa, ¿Qué pasa?- Preguntó el hombre preocupado.

La chica se quitó los lentes y abrazó a su padre muy fuerte por el pecho.

-Aún no es tarde, padre...de verdad...aún no es tarde. Puedes consentirme un poco. Solo tengo 15 años.- Le dijo y le repitió un tanto ahogada.- Solo tengo 15 años.-

Lisa hundió el rostro en la camisa de su padre y comenzó a llorar. -Les quiero mucho.

Lynn miró un poco a su esposa y a su hija mayor un poco desconcertado, sin embargo, inmediatamente sonrió y la abrazó con fuerza, acariciando su cabeza.

-Mi niña.- Le dijo pudiendo sentir el sollozar de su hija quien, pensaba Lynn, estaba dejando salir todo aquello que no les decía nunca. -Siempre serás mi pequeña Lisa de piernas cortitas.

La Supervisora bajó las escaleras con prisa y se acercó al grupo diciendo con severidad. -Lisa Loud, esto es poco profesional y lo sabe.-

Lori le salió al paso mirándole con enojo. -¿Puede darle cinco minutos?-

-Ella conoce el protocolo mejor que nadie, señorita. Si no lo iba a cumplir, no sé para qué nos hace perder el tiempo.-

-¿Perder el tiempo?, - Dijo Lori seriamente.- Dígame, "doctora" ¿Cuántos personas en esta instalación tienen la capacidad que ella tiene?

-Eso no tiene importancia; hay reglas aquí.

-¿No la tiene? ¿En serio? Sabe, no es la primera vez que lidio con lugares como este, que lo único que desean es poner sus garras en mi hermanita porque saben que van a tener al mejor científico de su generación. Así que no me venga con eso. Ella tiene menos de 15 años y va a pasar 4 años en el espacio en su proyecto; si de verdad no fuera importante la capacidad que ella tiene y su importancia en esta maldita misión, no tuvieran un permiso federal para que una menor se embarque en semejante cosa.

Luego, Lori caminó hacía su hermana, quien aún estaba abrazada a su padre. Rita estaba con ellos. Ambos padres le abrazaban.

-Lisa.- Dijo Lori agachándose.- Esto es como tú quieras. Nosotros siempre te apoyaremos.

La jovencita se incorporó un poco, le dio un beso a cada uno de sus padres, luego abrazó a su hermana y se puso de pie. Limpió sus lentes, se los colocó. Se acercó a la Dra.

-Supervisora, disculpe esta situación, yo, solo...yo solo necesito pasar más tiempo con mi familia. Quisiera pedirle si puedo pasar esta nochebuena en mi casa. Soy consciente de la vigilancia que deben de tener de mi persona para verificar que no exista algún pormenor en el viaje espacial, pero, si no paso este día con ellos, no creo...yo no creo...

-Dra. Lisa, supongo que, aunque le diga que no, va a hacer su voluntad.- La mujer suspiró; se acercó a Lisa y le dijo con suavidad.- Aun eres muy joven para estar aquí en la intensidad que se te está pidiendo, Lisa.

-Dra., yo...-

-Ve a casa, piénsalo bien. Mañana por la tarde espero una respuesta concreta. Necesitamos que estés convencida de esto ya que, tu hermana tiene razón, este viaje es posible gracias a ti y lo que has aportado.

Lisa sonrió. -Le agradezco, supervisora. – Le dijo.- Le agradezco mucho.

Lisa dio vuelta y se acercó a su familia. Abrazó a su padre. A sus 14 años y medio aún era pequeña, apenas pasaba la cintura de Lynn.

Ella miró hacia arriba y extendió los brazos, Lynn la tomó y, con un poco de esfuerzo, la cargó. Lisa se apoyó en el hombro de su padre y le abrazó el cuello.

Los tres abandonaron aquella instalación gubernamental.

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La cena fue maravillosa. Con todos los hermanos reunidos Rita y Lynn festejaban con un poco de ponche viendo al grupo cantar villancicos, correr con regalos en las manos, brincar en los sillones y jugar llenos de alegría.

Lisa pasó esa noche dedicándole tiempo a cada uno de sus hermanos, casi sin tomar muestras, sin cuestionar las fiestas, ni la felicidad en todos. Deseaba llevarse en su corazón un poco de cada uno de ellos y, a la vez, dejar algo de ella que no fuese solo el recuerdo frío de un laboratorio. Le regaló un beso a cada uno, lo llenó de abrazos y se durmió en el regazo de su padre mientras este le acariciaba la cabeza, sintiéndose tan amada como cualquiera, y tan pequeña como realmente era.

Esa mañana de navidad, 2 años después, Lisa, desde la estación espacial veía a la tierra, sonriendo y dejando salir la nostalgia que antes se negaba.

-Dos años más, y estaré de vuelta. Solo esperen un poco. Detendré esta enfermedad. - tomó un sorbo a su chocolate.- Feliz navidad, familia.

Detrás de ella, relucían dos carpetas inacabadas y un contenedor cerrado con seguridad máxima; esas que solo se abren con huella.

Ahora solo falta ...que mi hermano....ceda...

Y la estación espacial, siguió su imparable camino en el vasto infinito del universo.

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Antes de cualquier queja, siempre pensé este one, como preámbulo.

Gendo

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