Caja de Pandora
Después de lo que ha sido una eternidad para mi, pude actualizar algo. Han sido meses de trabajo arduo lejos de la familia y de muchos de mis pasatiempos.
Realizar este capítulo me ha costado que algunas personas me observen en horario laboral. Pero no me arrepiento por que escribir me alimenta el alma. Les dejo con este capítulo llamado:
- Caja de Pandora -
Lupa fue abriendo los ojos. El aturdimiento en su cabeza no le impidió soltar una leve sonrisa al ser consciente del lugar en donde se encontraba. Mostrando sus colmillos pudo por fin vislumbrar de una forma diferente aquel lugar.
Verdad era que cuando las bajaban les hacían pasar a un consultorio donde lo primero era inyectarles algo que las adormecía; la tía solo decía "Es parte del protocolo" así, sin más. Y de allí era despertar en la habitación de arriba.
Ahora era diferente, tenía el control.
Se llevó una mano a la frente y le punzó el dolor en el antebrazo donde notó había sido inyectada en más de una ocasión. Sintió ganas de vomitar, pero lo resistió.
Su corazón era un tambor enloquecido y sentía su respiración vacía e incompleta, sin embargo, no tenía miedo, sabía que eso iba a ocurrir como los irremediables efectos secundario. Lo sabía bien.
En cuando Lisa se retiró del comedor, Lupa había accedido al baño del lugar encerrándose en el último sanitario de la fila. Con mucha seguridad, de su blanco bolso sacó un paquete con una tela que lo cubría todo. Lo destapó.
En contra de su natural miedo a las agujas, se había inyectado una dosis de flumazenil que tenía guardada desde hacía ya un rato, obtenida de manera poco honrosa, del "hospital" que había abajo.
Había investigado sus efectos y sabía se estaba arriesgando a un daño hepático, pero si lo que decían las enciclopedias de la biblioteca eran ciertas, obtendría lo que tanto deseaba: un momento lúcido, allá abajo; en los espacios de su tía Lisa.
A que te gano, tía.
Se había sentado de regreso a la silla del comedor y no tuvo que esperar mucho antes que las convulsiones se dejaron sentir. Luego fue escándalo y prisas.
-Un inhibidor de anestesia.- Siseó entre dientes mientras se sentaba en la cama de hospital. Aun le daba vueltas todo; aun veía borroso.
Notó que estaba en bata y que deseaba seguir durmiendo, pero de igual manera sabía con claridad que no tendría mucho tiempo.
Era el ahora o el nunca.
Se puso de pie y trastabilló apoyándose de la cama. El cuarto no era más ni menos que cualquier hospital que hubiere visto en películas o en libros. Iba a quitarse el detector cardiaco del dedo, pero se detuvo al pensar que, si el aparato ese detectaba que su corazón se detenía, alguna alarma podría sonar y se acababa su paseo.
Con la lentitud de un gato asustado, Lupa se asomó por la puerta de entrada a la habitación. Mirando de un lado a otro solo descubrió un inmenso corredor en donde en ambos lados, había varias puertas, indudable de otras camas.
Temiendo encontrarse en cualquier momento con alguien, aguzó sus oídos ante cualquier ruido. Pero era un silencio de tumba, con lejanos sonidos pesados y chirriantes pertenecientes, quizá, a la mansión arriba.
Con sorpresa descubrió que el aparato sonar tenía ruedas y pudo halarla hasta la entrada, los cables del aparato no daban para más. Pero el cable conectado a su dedo le daba un espacio de movimiento de alrededor de 5 metros.
Fue dando pasos leves con sus pies descalzos sintiendo el frio del piso. Miraba todo con los ojos tan abiertos que le dolían.
-Parece solo...un hospital...- Pensó al ver las aburridas lámparas, afiches de cuidados del cuerpo en las paredes, aburridos cuadros de pinturas campesinas, letreros de emergencia.
Igual notó que las demás habitaciones (por lo menos desde donde alcanzaba a ver, estaban vacías).
De pronto había llegado al final del pasillo.
La puerta que sellaba el corredor si era poco común: amplia, toda de metal, con ninguna manija más que un tarjetero, justo como el elevador de la casa. Apenas alcanzaba a llegar sin desconectar el dedo del monitor cardiaco.
Lupa aguzó los ojos, caminó en sentido contrario hasta donde el cable le permitía y se dio cuenta que hacía el final del otro extremo había una puerta similar. A pesar del ambiente de hospital amable y cómodo, esos hechos no dejaban de decirle que algo no era correcto.
Estoy atrapada aquí.
Entonces se escucharon voces detrás de la puerta más cercana.
****
-¿Y bien? ¿Qué fue lo que pasó ahora?-
Lisa estaba apoyada en una de las paredes de aquel cuarto al cual solo ellos dos tenían acceso. Lincoln había insistido en hablar en ese lugar, en donde podían quitarse las máscaras y ser, de ser posible, un poco más humanos.
-Lincoln, ella está bien, está estable. En este momento se hacen análisis para determinar las causas de su ataque, pero, en un sondeo preliminar, está bastante sana -
-¿Bastante sana? ¿Cómo puedes decir eso y luego al otro día, una de nuestras niñas está en el quirófano?
-Lo de Liena fue algo sumamente circunstancial. En cambio, Lupa...mira, tú sabes cómo es, puede que se lo haya, incluso, provocado.-
-¿Provocarse convulsiones? Eso no tiene sentido, Lisa... Dime, ¿Cómo se provocan convulsiones? - Lincoln perdía la paciencia y había levantado la voz. Lisa abrazó su tabla.
-No te pongas así, es solo una hipótesis basada en su comportamiento. Igual lo más probable es que fuese algo accidental, algo que comió sin nuestra vigilancia, alguna fruta o planta, que sé yo.
-Entonces, ¿no tiene nada más? ¿Solo convulsiones por intoxicación?
-Nada, Lincoln. Créeme, ella es un espécimen funcional.
Él la miró. Ella notó la completa falta de confianza en su mirada.
-Solo... dime, Lisa, para cerrar esta charla; dime,
¿mi hija va a estar bien?- El joven arrastró las palabras y ella se estremeció.
No me cree nada...
-Yo...-Lisa comenzó a respirar pesado.
Ya no me cree...
-Yo...- Abrazó su tabla con más fuerza. Científicamente sabía que Lupa estaba bien, que estaba sana; pero una verdad que falla por el motivo que sea y que lo hace repetidas veces, comienza a sonar como una mentira.
Y la mirada fría de su hermano.
-Yo...- Con el temblar de su voz, Lisa comenzó a hipear.
Lincoln cerró los ojos.
Luego escuchó a su hermana llorar. Abrió los ojos y la encontró con la cabeza aferrada a su inseparable tabla de anotaciones. Después de tantos años, el reflejo de su hermana pequeña le llegó de golpe. Sin contar que no recordaba haberla visto de esa manera.
-Yo...-
-No, Lisa, no, por favor.- Lincoln se acercó y la abrazó. Lisa se pegó a su pecho y comenzó a llorar como una niña pequeña mientras repetía
-Si, va a estar bien, Lincoln, créeme de verdad, pero...pero no sé por qué pasan estas cosas de pronto y tú ya no me crees...tú ya no me crees...
Y se dejó llorar abiertamente. Lincoln la abrazó más fuerte mientras pensaba en lo pequeñita que aún era su hermana menor y en lo horrible que el mundo se le había vuelto. Incluyendo, él.
-Lisa...-
-No me dejes, Lincoln...por favor...sé que te quieres ir, que todo te tiene harto. Que no te vas por las niñas y que a mí ya no me quieres.
-Eso no es cierto.
-Crees que soy un monstruo.
La camiseta de Lincoln comenzaba a humedecerse. El chico se agachó lentamente y la tomó por debajo de las piernas cargándola, para caminar y recostarla en la cama, luego se acostó a su lado. Ella de inmediato se prendió de él para continuar en su pecho. Los pequeños espasmos le daban a entender que ella aún se desahogaba.
-Crees que soy un monstruo...-
-No pienso eso, y nunca dejaría de quererte; te amo demasiado, Lisa. Sin embargo, sabes que tengo problemas serios con lo que hemos hecho. De hecho, siempre lo tuve.
Lisa respiró profundo, luego respondió más tranquila, aunque todavía tenía las mejillas mojadas.
-Aun podemos...ganar, Lincoln. Ser héroes.
Él sonrió tristemente. La miró con ternura y ella por fin sonrió. Le limpió las mejillas con su pulgar. Se acercó y le dio un tierno beso en los labios. Ella cerró los ojos y se acurrucó más.
-Si, aun podemos serlo, Lisa. Para todo el mundo. Excepto para los Louds.
****
Lyle se aferraba a Liena mientras veía asustado como un grupo de enfermeros se llevaba a una de las niñas que, apenas unos momentos antes, había saludado.
La de nombre, Lupa. Una niña albina.
Es un acantilado...
Había escándalo y personas corriendo, él tuvo miedo. Se cubrió los oídos para callar los gritos ahogados que escuchó de pronto, lamentos desgarradores que provenían de todos lados; cerró los ojos de manera defensiva sintiendo como su cabeza quemaba. A su mente llegaron de pronto imágenes que no reconoció, como sueños terribles de niños siendo desechados, desnudos y muertos, cayendo lentamente en un desfiladero hacía el mar en un decante eterno.
No los maten...no lo creen...no somos monstruos...
Iba a gritar cuando sintió unos suaves brazos atrapándolo.
Esa hermosa chica que le llenaba de calor lo abrazaba y él juraba, pegado ahora a su costado, que podía escuchar su corazón latir como un sonido de ensueño. De otra vida. Su corazón se alineó con el de ella; sin saberlo, como antaño.
El temor y los gritos fueron disipándose lentamente.
De pronto fueron llegando el resto de las chicas atraídas por los rumores de que una de ellas había sido hospitalizada.
-¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Leia- No me digan que Lupa se volvió a meter en los asuntos de la tía.
-En realidad, creo que esta vez si está enferma. La vimos pasar en una camilla, se veía mal. - Contestó Liena sin dejar de abrazar al chico.
-Oh, dios...- Exclamo Libby,- Pero si ella estaba bastante bien hace un rato...oh eso parecía. ¿Cómo se enfermó de golpe?
-Bueno- Intervino Lacy.- Ya ven que quería hablar con la tía. A lo mejor si se sentía mal, y pues, igual acuérdense de Liena que así le pasó hace unos meses. Estaba bien y de pronto ¡pum! Hospital.
Lyra, quien había llegado hacía un rato y tenía una idea casi completa de todo, tomó el control del grupo.
-Chicas, aprovechando que ya están todas, les comento que me encontré con Lincoln hace un momento. Me dijo que no nos preocupemos, que vayamos a nuestras habitaciones por ahora. Que él va a bajar y en cuanto sepa algo de cómo está Lupa, nos avisa.
-¿A nuestras habitaciones?, yo no quiero ir a mi habitación, no quiero estar sola.- Contestó Leia quien se veía nerviosa.
-Si, Lyra, no sientes como que todo está...no sé, ¿feo? Tengo un mal presentimiento.- Comentó Libby.
-Lyra- habló Liena- Creo que, por la seriedad de la situación, podríamos todas...y Lyle, ¿acampar en tu cuarto esta noche?
-Si, solo por esta noche.- Agregó Lacy.- Podemos distraernos jugando cartas, turista y cosas así en lo que nos dicen como esta Lupa. La verdad me sentiría incómoda estando sola. Si se siente raro el ambiente.
-Además el niño nuevo tiene miedo.- Aseveró Leia tratando de ser más persuasiva.
-¿Y tú no?- Burló Lacy.
Lyra las miró una a una. Luego al chico pegado a Liena.
-Y usted, jovencito.- Dijo tratando de relajar el ambiente.- ¿No pretende soltar a mi hermana?
-Oye, es cierto, Liena, dicen que las calladitas comen dos veces, ¿entienden?- Y Libby se atacó de la risa.
-Él tenía miedo por el escándalo, no hace nada malo, Lyra.
-No te lo tomes tan en serio, Liena. Claro que vamos a acampar esta noche. Todas y...todos, vayan por sus sábanas y pijamas. Esta noche es noche de juegos. En una hora en mi cuarto.
Todas asintieron agradecidas de no dormir solas esa noche. Se despejaron a sus habitaciones para traer sus pertenencias.
Liena se llevaba al chico de la mano, pero Lyra lo detuvo.
-¿A dónde te lo llevas? Él debe ir a su habitación. - La reprendió.- Y luego vamos a platicar tú y yo, Liena.
-Lyle, por favor, acompáñame, le vamos a preguntar a una persona en donde esta tu habitación y te esperaré para guiarte a la mía.
Liena frunció el ceño, pero no le quedo de otra más que aceptar y a regañadientes soltó la mano del chico.
Lyra notó su comportamiento y, con una leve sonrisa, la observó alejarse. Al parecer su hermanita estaba enamorada. Luego volteó a ver de reojo al chico.
-Pero, ¿y quien no?- Pensó - No hay chicos de nuestra edad en esta isla y el niño es bastante lindo. Si solo fuera un poco mayor.
-Vamos, Lyle. Hay que ir por tus cosas. No te preocupes, chico, estas situaciones son casi normal en este lugar. - Dijo palmeándole la espalda, feliz, al igual que sus hermanas, de no dormir sola esa noche. Y es que en el fondo Lyra se moría de una ansiedad que le perforaba el estómago solo de pensar en lo que podría pasarle a Lupa.
Si sus hermanas tenían miedo, ella tenía terror.
****
Con velocidad y en silencio, Lupa había regresado a su cuarto, acostado y tapado. El temor ha ser descubierta y las consecuencias que podría acarrear comenzaron a traerla de vuelta a su realidad, dejando de lado la aventura. La podían expulsar.
Se escuchó un pitido seguido de un zumbido que Lupa consideró era la puerta de metal abriéndose. Sintió presión a la altura del estómago cuando las voces se hicieron más reales.
-¿Entonces la doctora canceló el protocolo de limpieza?
-Pues más que cancelarlo pasó a segundo plano una vez que el sujeto de prueba 6 presentó un cuadro de intoxicación.
-Entonces si se le administró el nivel de anestesia protocolario.
-Si, estará noqueada hasta mañana.
Entonces ambos sujetos entraron a la habitación donde se encontraba una chica albina, tapada hasta el cuello en aquella cama de hospital. Dormida.
-Esta nena como le da guerra a la Doc.-Dijo aquel viejo médico tomando a Lupa de las mejillas con una mano. Le movía la cabeza de un lado a otro, observándola.
-Ya ves que la querían sacar por mala influencia.-Mencionó el otro médico (mucho más joven) mientras hacía anotaciones en una tabla colgada al pie de la cama- no deja de espiar y meterse en charlas allá arriba. ¿Crees que sospecha algo?
-Es bastante observadora y se ha dado cuenta que lo que le dicen no es del todo cierto. Pero de allí a que tenga una idea de lo que esto representa. Simplemente no lo creo. Por otra parte, que bueno que se canceló eso del protocolo, ya de por si es agotador fingir demencia allá arriba para estar fingiendo aquí abajo jugando a la clínica infantil con esta mocosa metiche.- Luego tomó de la oreja a Lupa y le jaló levemente. -Escuchaste, mocosa insolente, pórtate bien que nada te cuesta.
-Doctor, hay cámaras.
-Esa gente se cansó de estar vigilando. Revisan las grabaciones cuando se les pega la gana o cuando hay una emergencia. Relájate.
-Si usted lo dice.- dijo el joven, continuando con sus anotaciones.- Fíjese que mí no me molesta fingir. Me agradan las chicas. Sobre todo, el sujeto de prueba 5, ¿La has visto jugar futbol? Esa nena tiene talento.
-Son agradables, muy lindas y todo, pero dices eso porque no estás estado en las áreas de genética. Cuando pasas tiempo allí, la verdad, no puedes volver a verlas igual. Es como observar un fantasma. Tienes que perder la mitad de tu alma trabajando allí, con la Doc.
-Según que la próxima semana me toca, ¿realmente es tan malo estar en el área de genética?
-Si sabes lo que se hace aquí, ¿cierto?
-Claro que lo sé. Pero el informe no da detalles. ¿Hay más sujetos aparte de ellas?
El médico más viejo, el que preparaba un suero cerca de la cabeza de la cama, volteó y miró a su acompañante con intensidad. Luego continuó con su tarea.
-Te dejaré que lo descubras por ti mismo.
Lupa luchaba por mantener su respiración controlada. Comenzaba a perder el control de su cuerpo. ¿De que estaban hablando esas personas?
-Pues bien, esta nena está estable. Mándale un mensaje a la doctora y dile que el sujeto de prueba 6 está en perfectas condiciones y en completo fuera de peligro. Si desea alguna prueba o muestra más que nos lo haga saber.
-Le mande mensaje hace un momento, pero no me contesta.
El médico mayor sonrió. -Cuando no contesta es porque está en junta con su novio.
-¿Lincoln? No es su novio ¿o sí? Yo he oído que es su hermano.
-Pues su hermano o novio se encierran de vez en cuando en el último cuarto del ala este. Según son juntas gerenciales.
-Ya me imagino que tipo de juntas.- Y ambos doctores rieron.
-Bueno, ¿y ese muchacho que hace a parte de estar con la Doc?
-Pues según le da mantenimiento a todas las computadoras y sistemas. Pero la realidad es que es el cuidador personal de las chicas.
-Eso he visto. Por eso dicen que él es la cava. -
-Todo es rumor. Pero pues, lo que se ve, amigo, no se juzga.- Dijo el viejo médico señalando el cabello de Lupa.
-Y si, ese albinismo es demasiado evidente. Y, entonces... ¿todas son de él?
Lupa apretó el forro de la cama por debajo de la sábana a la vez que los dientes.
-Te digo que son rumores, nada está confirmado en realidad. Solo la Doc y los mandos en tierra saben los pormenores de la investigación. Lo que si te puedo decir es que se acaba el tiempo y si no damos con la cura pronto, puede que este lugar se vaya a la mierda.
-Según la última reunión, el nuevo espécimen es el que tiene el código completo. Solo le falta madurar.
-Reza por eso muchacho, al Dios en el que nadie cree aquí.
-Aquí no hay más dios que la Doctora Lisa.
-Y su amante incestuoso.
Los médicos volvieron a reír. Luego hubo un silencio. Se hicieron anotaciones, se terminó de inspeccionar a Lupa quien pudo sentir que alguno de los médicos la tocaba de más, pero, en realidad, en ese momento no le prestó atención alguna. Simplemente estaba extraviada en una realidad que se le venía con demasiada fuerza.
-Bueno, ya con esto acabamos, dejémoslo hasta aquí. Ya volvemos cuando la Doc termine su reunión y nos dé indicaciones.
Los médicos salieron de la habitación dejando a Lupa con el estómago oprimido.
-Oye- Se escuchó ya algo lejos en el pasillo.- ¿Y ella es la única que ha heredado el albinismo?
-Pues no, pero sí. Es todo lo que debes saber por ahora. Ya que te toque el laboratorio especial, lo entenderás.
-Claro que lo entiendo, no soy idiota...
...dígame, Doctor... ¿Qué hacen con los cuerpos?.
****
"Si me sueltas, Lincoln, me hundiré en la locura. No podré volver a ser humana. No me sueltes, por favor.
Sigo aquí para ti, mi Lisa. Estaré contigo hasta el final."
Los hermanos se abrazaban en aquel cuarto en el fondo de todo aquel complejo.
Solos, dolidos, ajenos, pero únicos. Ellos sin nadie más.
Te amo, Lincoln.
Y yo a ti, mi Lisa.
Ahora fue ella, quien le dio un leve beso en los labios. Luego juntaron sus frentes.
****
En el cuarto de Lyra estaban todos reunidos. Se había tapizado el piso alrededor de la cama con cobijas y cobertores haciendo que todo el suelo fuese acolchado. Habían robado papitas y diversas chucherías para comer, así como refrescos y agua.
A pesar de que el nerviosismo aún se dejaba sentir, el estar reunido todos les daba una sensación festiva.
-Bueno chicos, ¿a qué quieren jugar?- Dijo Lyra.
-Ya que tenemos un chico, -dijo Leia- creo que por fin podemos jugar a la botella.
Era verdad que habían tenido pijamadas antes, pero en esta ocasión, al lado de Liena se encontraba, bastante apenado, el chico nuevo.
-¿Qué es eso de la botella?- preguntó Lyle levantando la mano.
-Una excusa de esa chaparra de coletas para darte de besos. - Contestó Libby riendo.
-¡Oye!-
-Bueno ya, dejen de atosigar al nuevo o Liena las va a tirar por la ventana.- Dijo Lacy.
-A bueno, y quien decidió que el niño es de ella.- Replicó Leia.
-Chicas-hablo por fin Liena con voz tranquila- Están incomodando al invitado. El niño no es de ninguna.
-Y si lo va a ser, será de todas.- Dijo Lyra sonriendo más por fastidiar a Liena que por otra cosa.
Las chicas se soltaron en risas.
El ceño que frunció la rubia fue notorio. Luego dijo -.¿Les parece si jugamos, primero al Turista y dejan de hablar tonterías?-
-Que aburrida que eres Liena.-
Y de esa forma, comenzaron por fin, una noche de juegos.
No se dieron cuenta, pero en algún momento, Lyra le acarició la cabeza, revolviendo su cabello, Lacy le dio un leve puñetazo en el hombro. Libby le agarró las mejillas y Leia, definitivamente lo abrazó.
Liena le enganchó del brazo.
Todas querían tocarlo, sintiendo una sensación extraña pero agradable al hacerlo. Mientras que él, cada que ellas le tocaban, se sentía feliz.
Dentro de su cuerpo, algo comenzó a cambiar. El chico se sentía levemente mareado, pero no dijo nada.
****
Lupa estaba sentada en la cama. Sola mientras su cabeza era una maraña que no encontraba pies ni cabeza. Tenía mucho que pensar y ni idea de por donde comenzar.
Su vista, perdida en la nada.
Comenzó a llorar.
Que mierda es lo que soy...
Que mierda es lo que somos...
¿Somos hermanas?
Lincoln es...
Loan...¿lo sabía?
****************
Gracias por estar aquí a pesar de que me tarde tanto. Ahora con este nuevo trabajo creo podré ir actualizando todas mis historias. Veré que puedo hacer con Celos de Hija. Aunque igual me gustaría centrarme en esta historia hasta acabarla.
Lupa ya no será la misma.
La hora de dormir en la habitación de Lyra se puede poner interesante.
Lyle es la cura, pero es sumamente inestable. Trae recuerdos de cosas que Liena escuchó, mientras estaba dormida.
¡SALUDOS A TODOS!
Si amigable vecino
Gendo Uribe
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