Secreto descubierto
https://youtu.be/WmragYD8rwo
La Mansión estaba tranquila, Shindou después de haber hablado con su novia, bajó, pero el sonido de unas teclas de piano llamó su atención, la música de aquel instrumento le traía un inmenso dolor.
Hiroshi tomó sus cosas de la clase para irse mientras Akane estaba practicando una canción, el niño al salir de la habitación ve a su padre y se sorprende. Este intenta hablarle a su hijo, pero este lo evade- Yo no sé nada. - dijo para luego salir corriendo.
Akane acomoda las partituras y comienza a tocar improvisadamente para dar paso a la melodía que iba a tocar mientras cantaba.
_ Fue hace un tiempo que yo te amaba
y ahora todo un recuerdo será
Romance o melodrama fue nuestra historia
Con un final que no estuvo mal.
unidos por el love scenario
las luces del lugar ya se han ido
veo el telón que ha descendido
con un suspiro largo nos fuimos. _
Shindou abrió más la puerta y entró viendo lo concentrada que estaba mientras cantaba, se acercó más haciendo evidente su presencia, ella solo volteó y paró de tocar, se levantó del asiento pues no le había pedido permiso en todo ese tiempo para usar la sala- Discúlpeme, no quería incomodarlo usando el lugar, si no está de acuerdo no la volveremos a utilizar. Discúlpeme fui imprudente. - hizo una reverencia a modo de disculpa.
- Debió pedir permiso, pero es que supongo que antes no se lo hubiera dado, pueden seguir dando clases no me molesta, le quiero pedir que me enseñe lo que estaba tocando, me ha parecido algo interesante.
Akane muy feliz le enseñó las partituras y la letra de lo que cantaba. Ella se sentó y le hizo espacio para que tomara asiento y comenzara a tocar.
Pasaron un rato practicando la melodía y la canción juntos ya que él se la quería aprender, la letra le gustaba.
_ A veces vuelvo a sentir en mi mariposas
tu mirada me hizo entender que la vida es preciosa
de ti yo aprendí mucho más, tu eres mi mitad
eres alguien muy especial para olvidarte así y nada más. _
Shindou enfatizó más en esa parte, ella lo miró un momento con algo de extrañeza por su comportamiento hacia ella mientras seguían en la tonada, él de igual forma le dedicó una mirada, pero en la de él había ternura.
Ella paró y aclaró su garganta- Bueno, creo que estoy demorando mucho con las clases de Hiroshi-sama. – Se levantó y ordenó algunas cosas para seguir. – Si lo desea le dejo las partituras por si quiere seguir ensayando.
- Si, claro... me encantó mucho, entonces pude retirase.
- Con permiso. – Akane siguió su camino hasta la habitación, una vez ahí el niño le brinca.
- ¡¿Le hizo algo?!
- ¿Por qué tendría que hacerme algo? Tu padre no dijo nada.
- Pues si no le dijo nada sobre usar el salón de piano pues podríamos intentar... bueno lo he estado pensando, que le pidamos entre los dos que nos deje ir al parque a jugar los sábados y eso. Por favor, no me gusta mentir y me gusta jugar mucho con los niños del parque.
- Bueno, entre los dos. Creo que tu padre está de buenas y podemos convencerlo de alguna manera eso y que omitamos las otras salidas a escondidas.
- De acuerdo.
Hiroshi y ella siguieron en lo suyo, aunque a Akane le preocupaba la reacción que tendría al pedirle tal cosa, sabía no lo podía sacar así de sencillo por él ser muy cuidadoso con el pequeño.
Shindou aún estaba en la sala donde estaba el piano y su asistente entra y se sorprende al verlo ahí. – Así que decidiste volver aquí después de tantos años ¿no es así? - ella se acercó un poco.
- Si, me trae recuerdos y estuve practicando un poco y no he perdido el toque de mis dedos. - Ella iba a poner una mano sobre las teclas, pero él no se lo permitió. - ¡No lo toques!
- Pero... es que, oh bueno no te enojes. Nunca le permitiste a nadie tocarlo a parte de ti, aún veo lo...
- ¿Egoísta que soy? Pues es mi más grande tesoro y lo cuidaré, es mi zona de confort.
- Bien, lo entiendo, pero ahora tenemos que seguir trabajando y revisando algunas cosas.
Ellos salen del lugar. Más tarde Hiroshi estaba tomando una pequeña siesta y Akane aprovechó para descansar y refrescarse para la hora de la cena, tomó una ducha y cambió su atuendo, en aquella mansión su ropa siempre estaba limpia y ella era atendida muy bien ya que con su dulzura a todos encantaba.
La hora de la cena estuvo tranquila, al terminar Hiroshi y Akane esperaron a que Shindou se levantara primero, luego ellos y se retiraron. Cuando él por fin estaba descansando en el salón ellos se fijaron de que no estuviera la asistente y pudieron pasar.
- ¡Papá! - saltó el pequeño Hiroshi al regazo de su padre.
El solo se quejó por la sorpresa. - ¿Qué ocurre? ¿por qué esta emboscada tan de repente?
- Es que tenemos una petición que pedirte y vinimos a hablarte.
- ¿Sí? Bueno los escucho.
- Señor queremos pedirle que nos deje salir solo los sábados en la tarde si quiere puede ponernos personal de seguridad, pero deje salir a Hiroshi al parque.
Shindou lo pensó un poco, miró a su hijo y a Akane con aquella cara de súplica. – Está bien. – Los dos pensaron que no accedería, pero lo hizo y Hiroshi lo abrazó con sus fuerzas agradeciéndole que lo dejara salir. – Hay abrazos para alguien más. – dijo a la chica la cual se ruborizó de inmediato.
- No gracias, estoy bien aquí.
- Bueno usted se lo pierde. – Él se levantó para decirle algo a los dos. – Tienen mi permiso, pero mañana los veo en la empresa, mi chofer los llevará es para algo importante.
A la hora de dormir Shindou fue a darle las buenas noches a Hiroshi, Akane se retiró antes de que pasara algo más.
Shindou al salir de la pieza de su hijo volteó a todos lados y no la vio, fue a su habitación y encontró a su novia lista para dormir.
- Mi amor, pensé que nunca llegarías.
- Si, estoy cansado.
- Tomaré una pastilla para dormir.
Ella se toma una con agua y se mete bajo las mantas, él solo se acuesta y espera a que le haga efecto, pues sabía que Akane regularmente iba a tomar algo para tranquilizarse y dormir.
Esperó y movió a su novia, notando que no despertaba se levantó y bajó a la cocina, en efecto ella estaba calentando el agua para hacer su té.
- Así que no puede dormir, se nos ha hecho una costumbre venir a charlar un rato antes de descansar.
- No, yo lo hago algunas veces, usted viene todas las noches a ver si estoy disponible para una charla nocturna, pero ¿sabe qué? deje de ilusionarse conmigo.
- ¿Quién dijo que estoy ilusionado con usted?
- Bueno, no soy tonta, pero discúlpeme si dije algo mal.
- Descuide. – Shindou miró a otro sitio avergonzado, ella ya lo había descubierto y en verdad hace tiempo que ella ya atraía su mirada, porque con ella era fácil llevar una plática agradable, quería a su hijo y él también, la muchacha era muy hermosa tanto física como internamente. – Me enteré de que su ex novio vino a buscarla.
- Pues sí, pero es claro que no regresaré con él.
- Hace bien, además usted vive con nosotros y mi hijo no quiere que se vaya.
Ella preparó el té y sirvió en dos tazas acompañada de galletas. Entre más la veía más su corazón dudaba en cuanto a la actual pareja que tenía, además su hijo ya no gustaba mucho de ella que digamos, Akane era demasiado dulce y tierna además de que se preocupaba por su bienestar siempre y sobre todo que le recordaba mucho a su fallecida esposa en cuando a la bondad que había en su corazón.
Rememoró aquella vez que bailó con ella y la miró a sus ojos, esos que brillaban intensamente como diamantes, sus cálidos labios, apenas si hubo un roce, pero su cuerpo se estremeció de tal manera que nadie había logrado antes hacerle sentir eso.
Ella muy tranquila estaba por terminarse su té cuando él se levanta de su sitio y se acerca a ella su cuerpo actuaba solo, la hizo mirarlo, ella estaba más que ruborizada por la cercanía. – Discúlpeme por lo que haré. – se acercó más y besó sus labios, ella abrió los ojos por la sorpresa, dejó caer su galleta de las manos, él insistió para que ella correspondiera, Akane sabía que estaba mal, pero no pudo resistir y correspondió de la forma más dulce, se separaron por falta de aire.
- Esto no está bien y lo sabe.
- Yo solo quiero saber qué es lo que siente porque yo creo que dejé de amar a mi asistente hace mucho.
- ¿Por mí? – ella estaba afligida por lo que pudiera haber causado entre los dos.
- No quiero que lo tome así, usted no ha hecho nada malo, es que creí amarla, me estaba mintiendo a mí mismo y al pasar usted mucho tiempo en casa confirmé que ella no era la indicada sino usted.
- ¿Yo? señor no soy nadie importante.
- Para mí y mi hijo sí. Comprendo que esto no es fácil para usted, pero yo... mis sentimientos crecen y ambos sabemos que tengo una novia que probablemente en poco tiempo le termine.
Akane sabía que estaba haciéndolo traicionar a otra persona y no quería eso- Si es así no quiero que continúe hasta que esté libre de compromiso y con su permiso me retiro.
Ella trató de ordenar y salir de ahí con el corazón a mil, Shindou solo estaba sorprendido porque ella lo estaba aceptando y lo esperaría.
Shindou se quedó ahí mirando la taza de té vacía, encontraría la manera de que su actual novia y él terminaran ya que sentía intenso y dulce amor por Akane.
Llegó el día siguiente, Akane se levantó como todos los días a despertar a Hiroshi, abrió las cortinas.
- Buenos días, ya deberías de estar alistándote para bajar a desayunar.
- Que fastidio tener que levantarse.
- No diga eso, además hoy iremos a ver a su padre luego de que tomes algunas clases.
- ¡Cierto!
Akane lo desarropa y él se levanta para ir a lavarse y poder ir a desayunar. Luego ella viendo que el terminó lo tomó de la mano y salieron de la pieza para bajar, justo el mayordomo les informa que hoy el señor no los acompañaría así que Akane y Hiroshi desayunaron juntos con toda la paz que pudiese haber en ese momento ya que la presencia de la asistente incomodaba a veces.
Esa mañana el chico tuvo varias pruebas para ver su avance, Akane mientras él resolvía los ejercicios, solo se dedicó a leer un poco la siguiente lección para ir entrando en contexto.
Muchas horas más tarde Akane empieza a evaluar las pruebas. Hiroshi estaba impaciente en aquella mesa de jardín mientras hacía un dibujo para distraerse y que Akane no lo perdiera de vista.
Llegó la hora y ellos fueron a buscar cosas para llevar, siempre surgían necesidades en el camino.
- Estamos listos. – dijo Akane ya estando afuera.
- Suban.
Hiroshi iba todo emocionado en el camino, tuvo que entretenerse con su tablet jugando a juegos. Akane volteó y miró lo que él hacía, con juegos algo violentos.
- ¿Tienes permiso de jugar a esas cosas?
- Si, papá me dio permiso, además son personajes de bloques. Similares a los legos y muchas personas y más niños juegan.
- Okey, bueno solo juega justo ¿sí?
- Ajá...- él chico estaba bien concentrado en las partidas.
Fue un viaje algo largo, al llegar el edificio era sorprendente mente elegante. Un hombre los esperaba.
- Bienvenidos, señorita Yamana y joven Shindou, síganme.
- Bien, vamos Hiroshi-sama, deme la mano.
- Si.
Fueron a la recepción y les entregaron gafetes de visitantes, luego tomaron el ascensor de cristal, Hiroshi se apoyó de cara y manos para mirar, Akane le llamó la atención ya que había dejado marcado el cristal.
- Lo siento.
- No se preocupen, llamaré para que vengan a limpiarlo al rato.
Llegaron a un piso muy alto, el personal los miró a ambos, el niño era idéntico a Shindou y la chica era super tierna. Quien volteó a verlos en ese momento fue la asistente de Takuto.
- ¿Qué están haciendo aquí? ¿No se supone que deberían estar en casa ustedes?
Shindou en ese momento sale. – Los he mandado a traer, tengo asuntos que hablar con ambos.
- Bueno siendo así, no importa.
- Hablaré con Yamana-san un momento, tú encárgate de mi hijo.
- Bien... vamos Hiroshi.
Ella lo lleva a una sala de espera, era muy agradable, había mucha comida y golosinas.
- ¡Increíble! - el empezó por acercarse y mirar todo lo que había. - ¿Puedo tomar algo?
- Lo que quieras.
- ¡Si!
Ella solo lo vigiló, luego le preparó palomitas de maíz y le agregó mantequilla. Revisó su móvil y le pidió que se portara bien mientras ella iba a hacer una pequeña diligencia que ya volvía.
Hiroshi al quedar solo sonrió de oreja a oreja y fue a por los dulces, tomó un tazón de golosinas y empezó comer, siguió con las frituras de queso, los nachos, parecía el paraíso para él.
Akane estaba en la oficina encerrada y no estaba a solas con Shindou, un hombre muy elegante le estaba explicando a ambos como funcionaban los accesorios de rastreo por si pasaba cualquier cosa, se le hizo entrega de un anillo a ella, el cual Shindou se encargó de ponerlo en el dedo del corazón, Akane se sonrojó al sentir sus manos acariciando la suya.
En todo momento Shindou podría ver la localización de ella y faltaba su hijo.
Hiroshi vio el acuario del lugar miró a los peces con cara de hambre. - ¿quieren? Se ve que tienen hambre. - les lanzó un poco de sus palomitas de maíz con mantequilla, no dudaron en llegar y comer; Hiroshi disfrutaba verlos pelearse por un poco. - ¿Verdad que están deliciosas?
Corrió por un poco de chocolate y otras golosinas, cuando la asistente volvió quedó mirando el desastre. - Hiroshi ¿qué hiciste?
- ¿Comer?
Akane y Shindou fueron a buscarlo y de igual manera se alarmaron por el desastre que hizo Hiroshi.
- ¿No te lo dejé a cargo un momento?
- Salí a atender algo, le dije que se comportara.
Akane muy preocupada comenzó a limpiar sus mejillas y fue un momento al baño para ayudarlo a lavar sus manos, el chico le sacó la lengua y la tenía de mil colores.
- ¡Oh, mi Dios! ¿Tú te quieres morir? no te hará bien el haber tragado tanta comida chatarra.
- Me siento bien, en serio.
- Bueno vamos donde tu padre.
De igual forma le dieron un accesorio, una pulsera con su nombre y un collar por si alguno se perdía tenía el otro para ser rastreado.
Luego de salir de la oficina el niño solo admira su pulsera, la asistente se acerca a su novio.
- ¿Los hiciste venir solo por una pulsera?
- Es que no quería esperar, además mi hijo merece lo mejor.
El señor que hacía la limpieza había terminado con el cristal, ellos dos se despidieron y abordaron en ascensor con el de la limpieza y el tipo de antes, al bajar Hiroshi se sintió algo mal por el efecto de la bajada.
- Señorita Yamana, me siento extraño.
- ¡¿Estás bien?!
- Me duele el estómago- se sujetó esa zona.
Antes de llegar, el niño enfermó y armó una en el elevador. – Le advertí que le haría daño. – Akane tuvo que sacarlo de ahí pero el chico estaba demasiado mal y siguió dejando rastros y aterrando a las personas que estaban en la recepción.
- Encantador el hijo del jefe. ¡Limpieza!
- No me pagan lo suficiente por hacer esto.
Akane en el camino a casa tuvo que llamar al doctor para que estuviese en casa para cuando ellos llegaran.
Mientras en la oficina una señora que entró a limpiar la sala donde antes había estado el niño miró la pecera con los peces flotando de panza. Alarmada fue a avisarle a Shindou.
- Señor, sus peces...
- ¿Qué pasa con ellos?
- Se fueron al cielo.
Al ir investigó cual fue la causa de la muerte masiva de sus peces, descubriendo que el agua estaba llena de grasa y había restos de palomitas de maíz.
- Vaya tu hijo es un espectáculo, primera visita y mira lo que causa, acabo de recibir un mensaje diciendo que tu hijo ha vomitado a mares.
- ¿De quién fue la idea de dejarlo solo?
- No me lo eches en cara, tu hijo aún es muy impulsivo, Yamana no hace bien su trabajo, deberías pensar en cambiarla por otra.
- Ah ¿tú crees que sería buena idea? Está bien lo pensaré. - Shindou se retira y ella sonríe.
Al llegar a casa el doctor los esperaba, así que Akane llevó a Hiroshi a cambiar sus ropas y ponerle algo más cómodo. Fue atendido inmediatamente.
- La ingesta de dulces queda prohibido por un par de semanas.
- ¡¿Qué?! No.
- Por tu exagerada forma de comer dulces estás enfermo, yo me encargaré, además solo podrás comer de vez en cuando.
- Es recomendable que le sirvan comida suave, puré o una sopa y que tome muchos líquidos.
- Yo me encargo no se preocupe.
Hiroshi se durmió parte de la tarde, a eso de las cuatro ya estaba activo y Akane le entregó el resultado de las pruebas.
- Creo que tu padre estará feliz por tus notas, pero no por tu comportamiento, te he dicho un millón de veces, tiene que comportarse.
- Soy un niño. Quería explorar todo.
- Pero entonces pida ayuda, necesitas la supervisión de una persona adulta.
- ¿Los adultos tienen supervisión? Eso no lo sabía, vaya ya quiero ser adulto.
- No es eso, solo digo que lo vigile alguien para que no haga travesuras.
Ya para la noche Hiroshi estaba más recuperado y Akane lo mandó a la cama y le leyó un poco, pero ella era la que se caía de sueño.
- ¡Señorita Yamana!
- ¡¿Qué?!
- Se ha quedado dormida. No hay problema puede irse a descansar.
- ¿Estarás bien? - preguntó, a lo que él asintió, ella lo cobijó y le dio un beso. - Descansa.
- Usted también.
Akane salió de la habitación bostezando, se encontró justo en ese momento con Shindou y su novia. – Buenas noches.
- ¿Cómo está mi hijo?
- Mejor, se ha recuperado. Con permiso iré a descansar, buenas noches.
- Descanse.
Shindou fue a ver a su hijo este aún seguí despierto, pero tratando de dormir. Hablaron un poco.
- Hijo... ¡mataste a mis peces!
- ¡No!
- ¡Si!
Hiroshi dio un grito agudo y luego sintió tristeza sin llegar a llorar. - Pobres, yo no quería eso, es que tenían cara de tener hambre.
- No se les debe dar comida humana, ellos tienen su propio alimento. Bueno, ya conseguiré otros. Trata de dormir.
- Si.
Cuando por fin llegó a la habitación su novia ya estaba en la cama esperando por él, pero la rechazó con la excusa de estar cansado, discutieron un poco por eso. Ella muy molesta se tomó su típica píldora para dormir, mientras ella se dejaba llevar por el sueño él estaba en la tina algo disgustado y estresado.
Al rato bajó, la mansión estaba tan tranquila, tomó un poco de licor, sabía que esta noche ella no bajaría a tomar té pues anteriormente lucía muy cansada. Subió nuevamente las escaleras y llegó hasta la puerta de la pieza de Akane, tocó un poco, pero nadie respondió, estaba loco, pero se adentró en busca de poder verla por lo menos un poco.
Dormía tan plácidamente en ese momento, cerró suavemente tras de sí, se acercó, ella había dejado la luz de la lámpara encendida, se acercó al punto de recostarse y acariciar suavemente su mejilla, esa acción provocó que ella abriera los ojos.
- ¡¿Qué hace aquí?!
- Lo lamento, es que pues extrañaba la plática y pues terminé culposamente aquí.
- ¡¿Qué dirá su novia si nos encuentra aquí?!
- Está dormida, no despertará hasta mañana. Además, es usted quien me interesa. – estando tan cerca el uno del otro él la besa y ella se resiste.
- No...- ella trata, pero al final sucumbe ante el encanto de él.
Él la abrazó y acarició su cuerpo, ella dejó escapar un tímido gemido eso hizo que se sonrojara por hacer eso, no quería dar signos de que le estaba agradando lo que él estaba haciendo. Él besó sus labios con más pasión, Akane viendo a donde iba la situación tomó a su gatito de peluche y le vendó los ojos y Shindou se encargó de hacerlo a un lado tirándolo a la silla más próxima fuera de la cama.
La mañana llegó y Shindou abrió los ojos, no había salido el sol, pero había claridad en la habitación, un bello ángel reposaba en sus brazos, dormía aún, recordó lo que pasó la noche anterior y todo lo que le hizo sentir, todo fue tan espontaneo que ahora estaba preocupado de que saliera embarazada ¿Cómo lo explicaría?
Ella abrió los ojos, en seguida se saludaron y sonrieron. – Supongo que tienes que irte ya, yo tengo que estar lista para atender a Hiroshi-sama.
- Si, pero ¿sabes qué? Ha sido una de las mejores noches que he tenido. – La besa dulcemente en los labios y luego uno en la frente, la chica era tan dulce que quería estar así con ella y que el tiempo se detuviese, pero tenía que irse, tomó su ropa y se vistió, ella trató de no mirar pues aún no podía creer lo que había hecho con él.
Pasaron unas semana, la asistente de Shindou solo estaba presionándolo para que despidiera a Akane, él solo decía que aún no era el momento.
- Estoy cansada de que ella esté aquí.
- Es la tutora de mi hijo, ninguna otra podría ocuparse de él tan bien como lo hace ella.
- Es una buena para nada, eso es lo que es.
- Tú no te has ganado el cariño de mi hijo.
- Lo tenía, pero esa se me adelantó.
- Mi hijo te trata, pero le pegaste la otra vez y te tiene temor, creo que no puedo casarme con alguien que no puede soportar a mi hijo.
- Ah, a eso querías llegar ¿no es así? – comenzó a llorar. – Yo que siempre he estado para ustedes, te ayudo siempre y esa me roba todo, hasta mi lugar en esta casa, porque por lo que veo a ella la quieres.
- No te hagas la vístima... quise decir la víctima. Tú has hecho cosas queriendo perjudicarla.
- Oh bueno, si tanto la quieres a ella pues te dejo el camino libre. Estoy harta de ser el segundo plato.
- De acuerdo.
- Terminamos, pero aún seguiré trabajando para ti. He vivido aquí desde que inicié como tu asistente y no pienso dejarte abandonado.
- Bien, como quieras.
Shindou se fue, pero ella estaba enojada, dolida sabía que entre esos dos pasaban cosas y sí, ella se vengaría por haberla dejado ir tan fácil y no rogarle para que no terminaran.
Las cosas en aquella mansión iban cambiando demasiado para su gusto es este tiempo que se habían separado, la alegría se respiraba en el aire, Shindou estaba tranquilo y feliz de tener a Akane con él y su hijo, a pesar de no haberle propuesto nada aún quería que en un futuro ella fuese su compañera por el resto de su vida.
Era sábado Shindou le dio el día y si quería la noche a su asistente para que hiciera lo que quisiera, Akane estaba en la habitación con Hiroshi ya que siempre se alistaban para ir a jugar al parque.
Él se asomó por el marco de la puerta a verlos. – Hola- dijo mientras se cruzaba de brazos sin estar molesto, solo relajado. – Puedo saber ¿Cómo es que han mantenido esta acción en secreto? ¿Me dejan acompañarlos para ver como nunca me dijeron?
- Claro papá, jugaremos los tres juntos como he soñado muchas veces.
Shindou cargó a su hijo, mientras Akane estaba enternecida con lo que veía, los tres bajaron como si una familia fuesen, quizás en un futuro no muy lejano tal vez serían las cosas un poco diferentes.
Subieron al vehículo que los llevaría al parque, Shindou veía como era la relación entre ambos, parecían madre e hijo, ¿Dónde había estado ella toda su vida? Se preguntaba internamente, amó a su primera esposa, pero ahora la vida le había puesto en su camino a una dulce mujer, de tan puro y gentil corazón.
Tan distraído estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que ya habían llegado, volvió a tierra cuando su pequeño hijo le habló para que bajaran. Una vez allí solo había unos cuantos amigos de Hiroshi, jugarían cuando llegara el resto de los niños, por lo pronto Shindou los miró a ambos y decidió asustarlos. - Empiecen a correr o si no los atraparé, se puso en posición de ataque, tanto Akane como Hiroshi se miraron y asintieron para luego salir corriendo.
Las señoras que estaban ahí reconocieron de inmediato al viudo de aquella elegante y gran mansión, muchas le conocían desde antes de que falleciera su esposa, él había cambiado mucho desde que ella murió, pasó de ser alegre a una persona sombría, sobreprotectora y muy estricta con su hijo, ahora ellas caían en cuenta de que ese niño que siempre venía a jugar era el hijo de él.
Aunque su rostro se mostraba diferente, había felicidad y alegría en aquel hombre. Shindou atrapó a su pequeño hijo y luego fue por la escurridiza de Akane, la sujetó de la cintura, ahora los tenía a ambos, ¿podía ser más feliz en ese momento?
Un rato después Akane y él tomaron asiento con unas bebidas en la mano ya que ambos fueron a comprarlas para ver a Hiroshi jugar con los demás niños.
Shindou volteó a ver a la chica. – Así que ¿vienen cada sábado a este sitio?
- Sin falta, a su hijo le encanta jugar con los demás niños y está pensando en que quizás el próximo año tal vez le permita ir a una escuela privada.
- ¿Sabe que eso sería el fin de su tutoría?
- No importa, si él es feliz pues yo estoy dispuesta a renunciar a mi cargo.
- ¿Qué tal si usted y yo lo intentamos? Ya estoy libre y que quisiera repetir lo de aquella noche.
Akane de inmediato se ruborizó mucho. – N-no lo sé, todo ha sido tan rápido que no sé cómo reaccionar ante esto que siento.
- Yo me he enamorado de usted como no tiene idea. Este amor es solo para ti.
- Está bien, lo pensaré a ver si me arriesgo a vivir esto.
Shindou y ella sonrieron luego volvieron la mirada al pequeño que muy alegre se divertía jugando tras el balón. Cuando el sol fue bajando, el cielo estaba naranja con toques de rosado, ellos fueron al auto, Akane se encargó de cambiarlo y darle algo de tomar para que recuperara el aliento, era un niño muy feliz en ese momento.
- ¿Vas a ser mi nueva mamá? - preguntó Hiroshi mientras la abrazaba.
Esa pregunta Akane no la podía responder por lo que preguntó con nerviosismo en su hablar. - ¿Q-que t-te hace pensar e-eso?
- Es que los vi juntos hablando y como mi padre ya no tiene novia pensé que te estaba proponiendo matrimonio.
- ¡Hiroshi! ¿Cómo dices eso? - dijo su padre algo ruborizado. – Bueno ella no me ha dicho si quiere ser mi novia o no.
Hiroshi la miró algo enojado. - ¿Qué esperas para darle el sí?
- ¡¿Eh?! Pues yo no sé qué...
- Di que sí, por favor. - el niño la había puesto entre la espada y la pared, además sus ojos de súplica, ella miró a Shindou el cual estaba esperando la respuesta de ella.
- Bueno, e-está bien acepto.
En ese momento Hiroshi gritó de alegría y la abrazó más fuerte que antes. Shindou la miró y tomó su mano, ahora era el hombre más feliz junto a su hijo y su ahora novia Akane.
Ellos decidieron guardarlo en secreto por ahora, la joven asistente no se había enterado pero las acciones de ambos la hacían sospechar que se traían algo, además de que se trataban tan diferente a como lo era antes, las formalidades entre ambos eran bastante reducidas que poco a poco empezaron a hablarse de tú.
- ¿Qué es lo que ocurre con esos dos? - se preguntó mucho tiempo.
Un día ella iba tan tranquila por el pasillo, en el salón principal ambos estaban juntos, dándose un beso, ahora ella sabía que la responsable de que se separaran había sido Akane.
Definitivamente tendría que vengarse de todos, principalmente de ella, aquella intrusa que le había arrebatado todo lo que con esfuerzo ella había logrado tener.
Llegó el cumpleaños de Akane, aquel día Shindou se encargó de que se le hiciera su comida favorita para el desayuno, entre él y Hiroshi llevaron juntos la charola, el pequeño abrió la puerta ya que su padre tenía ambas manos ocupadas, al entrar ella seguía tendida en la cama pues aún era muy temprano.
Hiroshi corrió a la cama en lo que su padre dejaba la charola en una mesa, Akane despierta tras la invasión a su cama por parte del niño, sus pequeños brazos rodearon su cuello y con un beso en la mejilla la saludó.
Akane de igual forma correspondió al abrazo del pequeño, miró a Shindou. - ¿Qué es todo esto? – preguntó sorprendida.
- Entre mi hijo y yo decidimos traerte el desayuno a la cama por tu cumpleaños.
- Cierto, es hoy, me enfoqué en otras cosas que se me olvidó.
Hubo un abrazo grupal, Shindou besó dulcemente la frente de ella, a pesar de llevar ya un tiempo una relación aún no podía creer cuanto su vida había cambiado desde su llegada, lo bien que se sentía a su lado, delicada cual flor y lo más importante era que se había ganado el amor de su pequeño hijo.
En la habitación de ella había risas que salían al pasillo, la asistente de Shindou solo se quedó un momento parada ahí, estaba enojada y desde hace mucho que tenía un plan para vengarse y principal mente Akane es la que saldría perdiendo.
En toda la casa no se hablaba más que de ella, sin decir que ellos saldrían a cenar en la noche, además de los obsequios que recibió ese día por parte de él. Todo tenía que ser de ella y no era así desde que la chica había llegado.
Se encerró en su pieza e hizo una llamada – ¿Tienes tiempo hoy en la noche?
- Por supuesto ¿Qué pasa?
- Lo hablaremos luego. No faltes.
Akane por su parte estaba muy feliz mientras soplaba las velas del pastel y todos aplaudían a la chica.
- ¿Qué deseo pediste? – preguntó Hiroshi.
Ella solo dijo. – es un secreto. - luego sonrió dulcemente y acarició la cabeza de el pequeño a modo de consuelo.
Mucho antes de que llegase la hora de salir a cenar fue a su habitación, tomó una delicada bata para cubrir su cuerpo y fue a llenar la tina para tomar un baño, cuando estuvo lista se metió a bañar y relajarse.
Pensó en todo lo que había pasado en esos meses desde que llegó, ¿Cómo fue que todo había cambiado? ¿Por qué él de entre tantos hombres en el mundo? Si bien al principio algo en ella se estremeció al momento del primer encuentro entre los dos, no podía acercarse o intentar ir más allá; se enteró luego que tenía pareja, su corazón dolía, pero lo ignoró y pudo soportarlo, sucedieron eventos que hizo que hubiese cercanía entre los dos, el amor fue floreciendo cual jardín en primavera.
Después de meditar, salió en bata de baño y se sentó frente a la peinadora a arreglarse, luego fue a escoger su atuendo. Shindou estaba mirando la hora mientras esperaba a Akane a que terminara de arreglarse, hasta que su hijo llamó su atención.
- Papá, sigue contando la historia.
- Solo estaba viendo la hora. - dijo para continuar leyendo a su hijo, antes de que acabara se escuchó un par de golpes en la puerta, ambos miraron en dirección viendo que entraba Akane.
- Lamento importunar, estoy lista. Hiroshi te duermes temprano. – Akane se acerca a darle un abrazo y un beso al niño.
- Claro, diviértanse.
Shindou arropó a su hijo y salió de ahí con Akane, ambos muy felices, mientras la asistente solo los veía a la distancia ya que ella tenía planeado salir. Los dos bajaron las escaleras como si ya estuviesen casados hace muchos años, el mayordomo abrió la puerta y salieron de la mansión, el chofer aguardaba por su señor y su novia, futura señora de todo.
En cuanto a la asistente solo tomó su abrigo y salió luego de que ambos partieran. Llegó a su cita con el ex novio de Akane, se sentaron juntos en una mesa, ella miró su copa, estaba harta de todos los de la familia Shindou, odiaba a Akane por arrebatarle lo que con esfuerzo había conseguido, además consiguió ganarse el cariño de Hiroshi en poco tiempo.
- Tu ex hizo todo lo que yo no, la odio con todo mi corazón y alma.
- Quise volver con ella, pero me evita, creo me sigue detestando por lo que le hice.
- Seguro ahora estarán en una velada muy romántica disfrutando de todo lo que me ha robado. Desde hace días en mi mente solo veo llamas, gritos desesperados, hay noches en que no puedo conciliar el sueño. Tengo tantas ganas que no me importa.
- Hazlo realidad. – el hombre sonrió pues pensaba en ser su cómplice en todo, no importaba que.
Al salir de ahí fueron a una gasolinera y compraron un tanque de gasolina de 5 litros, directo se fueron a la mansión que en ese momento estaba en calma, no había nadie que impidiera lo que estaban a punto de hacer.
Empezaron a vaciar el contenido por todo el interior, en especial la pintura de la esposa fallecida de Shindou, antes de que comenzara la función tomó algunas cosas personales, dinero y volvió para mirar el retrato, con el encendedor inició el fuego, así que se quedó un momento mientras el otro había ido primero a la salida para esperarla, ella sonrió al ver como el personal de servicio se empezó a alarmar, los gritos la desesperación.
- Adiós pequeño tesoro de mi amado ex prometido, Shindou Takuto. – Algunos la vieron parada ahí sonriendo y luego yéndose por la puerta.
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