Inocentes travesuras

Ya estando recuperado y de vuelta a la acción, con Akane vigilando sus alimentos, todo iba bien.

Estaba muy concentrado en sus lecciones y volvía el aburrimiento a apoderarse de él, así que como su padre no vendría a almorzar se le estaba ocurriendo una idea.

Miró a Akane- ¿Y si hacemos un día de campo en el jardín?

- Pero ¿no debemos seguir las reglas de su padre? - pregunta ella ya que había dejado de ver el libro de texto.

- Podemos aprovechar que no está. - sonrió inmensamente.

Cuando terminaron con las lecciones de la mañana, él salió de la habitación corriendo y ella tras él para que no hiciera eso o se haría daño. Aunque después de todo era un niño que sentía curiosidad y tenía mucha energía.

Lo primero al llegar a la cocina fue buscar en los gabinetes una canasta. Miró a una de las sirvientas y le pidió educadamente un mantel para días de campo, ella se puso a buscar uno.

Akane estaba orgullosa de que aplicara sus modales como correspondía, luego ella fue a la nevera con ayuda del chef para elegir comida para hacer un picnic afuera, entres los tres ayudaron y dando paso a otra lección de cocina.

Al encontrar un mantel que estaba en la habitación donde se guardaban las sábanas, las cortinas y otras telas, se lo entregaron a Akane y esta tomó la cesta para ir al jardín.

Entre ella y Hiroshi tendieron el mantel, aunque este último quedó cubierto, Akane fingió que no lo veía- Hiroshi-sama ¿Dónde está? - preguntó y con su mano haciendo de guía sobre sus ojos para encontrarlo.

El solo se destapó, con algo de dificultad dijo- ¡Aquí estoy!

- Oh vaya por un momento pensé que había desaparecido, pero volvamos a tender el mantel.

Hacía un día muy bonito, él muy juguetón comenzó a ver el contenido de la cesta, mientras tanto Akane estaba organizando los platos y vasos para comer, había frutas, emparedados, galletas variadas, pequeños bocadillos y un refrescante jugo de naranja.

Charlaban animadamente sobre la primera lección de canto del niño que sería en la tarde.

- ¿Es buena cantando?

- Lo suficiente para hacer que mi alumno aprenda. Se un poco de todo.

Justo a la casa llega Shindou, tanto que el mayordomo y las sirvientas hicieron un pequeño sonido de sorpresa, por que la comida de hoy no estaba servida en el lugar habitual y menos se le esperaba, además todos estaban por comer, así que...

- ¿Dónde está el almuerzo? – preguntó con algo de enfado, aunque no se le esperara ahí deberían de estar la institutriz y su hijo.

- El niño nos a pedido hacer un picnic en el jardín y como usted no aviso que vendría a almorzar pues...

- Se ha aprovechado de la situación...- él fue directo al jardín, el chico en efecto estaba allá con su maestra, aunque se le veía de lo más animado saltando alrededor del mantel descalzo, mientras contaba ocurrencias y comía a la vez.

Akane solo le sugería que no hablara con la boca llena o si no ocurriría un accidente. Shindou hizo sonar el césped con sus pisadas alertándolos de su presencia, la diversión se acabó pensaron ambos.

- Así que aprovechando mi ausencia para comer acá- dijo en lo que Akane se iba a disculpar por no seguir las reglas, pero Hiroshi se puso en frente en defensa y que podía dar una explicación. Pero Shindou comenzó a reír, dejándolos desconcertados- Si vieran sus rostros, no muerdo. - tomó asiento, aunque con algo de dificultad ya que no era ropa apta para sentarse de esa forma sobre el suelo.

- Entonces ¿almorzará con nosotros? - preguntó Hiroshi en lo que se volvía a sentar.

- Un cambio de vez en cuando no está mal. - Akane preparó un plato más.

- Aquí tiene, espero le guste, lo preparamos entre tres- dijo para entregar un par de emparedados, aunque en realidad ella los había hecho ya que era una receta especial.

Shindou los probó- Está muy delicioso.

Si en ese preciso momento estuviese la asistente de Shindou, no se hubiese querido unir, aunque se lo pidiera él, simplemente se lo llevaría o ninguna de las anteriores ya que podía ser extraño para el menor.

Más que nada ahora parecían estar los tres disfrutando todo eso en familia entre risas y una linda charla.

Hiroshi se sentó en el regazo de Akane y pidió una canción, a lo que ella ahora tenía un poco de vergüenza y no acostumbraba a cantar en frente de alguien, tuvo que calmarse ya que tener los ojos de Shindou sobre ella le resultaba algo incómodo.

Akane comenzó a cantar una canción suave que solía cantar cuando era pequeña, para ambos escucharla cantar era un deleite para sus oídos, la brisa hacía que el momento fuera mágico, Shindou podía notar su noble y puro corazón con aquella canción, además de que Hiroshi estaba calmado escuchando.

_ Bajo la luz de las linternas

los melocotones están floreciendo

Las cinco chicas de la banda tocan el tambor taiko

Hoy será un divertido festival de las muñecas._

Al terminar ellos aplaudieron, más ella estaba muerta de la vergüenza. - No acostumbro a hacer esto delante de los demás.

- Lo ha hecho encantadoramente. - dijo Shindou, a lo que Hiroshi solo asintió. - Gracias por un rato agradable, lamentablemente tengo que volver al trabajo.

Tanto Shindou como ellos se levantaron, él ordenó que todo fuera levantado ya que no lo necesitarían por ahora, en el camino hacia la casa al chico le entró curiosidad por la canción- ¿Qué es el festival de las muñecas? - Akane le dijo que el Hina Matsuri se celebraba cada tres de marzo y que aquella festividad sirve para desear buena salud y un futuro feliz a las niñas. Las familias decoran la casa con las muñecas Hina. Hiroshi solo bufó molesto.

Shindou solo pudo reír por la desilusión de su hijo, luego dentro de casa solo se despidió y siguió su camino dejándolos seguir con las lecciones.

El chico tuvo su momento de descanso al igual que ella ya que necesitaba preparar ciertas cosas para más tarde con las lecciones de canto.

Akane bajó pues hace unos días había visto aquel salón donde se encontraba un solitario piano de cola, ella abrió las puertas, el sitio parecía como si no se hubiese usado en años, todo estaba limpio, pero se podía sentir un poco de frialdad en el lugar. El mayordomo se apareció detrás de la chica- Esa habitación no se ha utilizado en años. - Eso hizo que ella pegara un grito y que él se disculpara.

- No importa, bueno tal vez si hubiera alguien que tocara.

- Nosotros nos encargamos de que luzca impecable, esta era la habitación favorita del amo, solo que al fallecer su esposa su alegría se esfumó y las armoniosas melodías desaparecieron de esta mansión.

Akane muy apenada pidió el favor de utilizarla para que Hiroshi pudiese practicar canto, él solo asintió pero que esto fuera un secreto para no traer tristes recuerdos a Shindou, ella solo asintió.

Akane llevó al pequeño a aquel salón para la lección de canto y de paso música, él se maravilló del lugar ya que pocas veces accedía a ese lugar, es más eso había quedado en el olvido ya que se concentraba en otras cosas, aunque claro tocar el piano sería una nueva experiencia.

- Vendremos a ensayar acá y que esto quede entre nosotros- Dijo Akane mientras se sentaba frente al piano y para comprobar su afinamiento, luego comenzaron con la lección.

Ella le iba indicando al chico que debía igualar con su voz la nota que había sonado con el piano. Ella sabía tocar piano, flauta, guitarra y violín; ni se diga de su canto que era muy melodioso y suave.

Luego de una rigurosa lección él pidió poder aprender a tocar el piano, ella muy gustosa le enseñaría una pequeña melodía, la más sencilla para iniciar.

Al salir de ahí dejaron todo como estaba- Ojalá mi padre me dejara practicar ahí ya que él no lo hace desde que murió mamá- dijo a la castaña.

- Bueno, pero entiéndelo, no es fácil perder a la persona que amas, además tu igual la extrañas.

- Si y siempre deseo que ella me venga a dar las buenas noches. Pero ahora me doy cuenta de que no quiero que se me aparezca y me dé un susto.

- Óyeme ¿de dónde sacas eso? Tu madre jamás haría eso y si la vieras es que te viene a cuidar.

- Lo dice internet.

- Creo que supervisaré que es lo que ves, porque eso no es apto para ti. Ahora entiendo por qué tienes pesadillas recurrentes.

- Y ¿cómo sabe eso?

- Muy fácil, soy tu maestra estoy al tanto de tu vida.

Llegó la noche y a la mansión llegaron Shindou y su asistente, ésta última con un "maravilloso" regalo para el chico, fue directo a entregárselo. Él lo recibió y agradeció ya que Akane estaba sentada y lo vigilaba, así que grosero no podía ser, rodó los ojos fastidiado pues en estos momentos quería formar un pequeño berrinche y si lo hacía Akane lo iba a amonestar y de paso un castigo mayor de parte de su padre.

- ¿Qué tal si te ayudo a armarlo? Sería muy entretenido entre los dos así pasamos un tiempo juntos.

- Ya veremos- dijo para salir del paso y ver el nuevo material para hacer una cometa casera.

Llegó la hora de dormir para el chico, Akane muy feliz se acercó- tu padre no demora para darte las buenas noches.

- Ya, ahora léeme este libro el patito feo. - él le entregó el libro a su institutriz y se fue a meter bajo las sábanas.

Ella se sentó al borde de la cama y comenzó la historia, a media lectura Shindou solo abrió un poco la puerta y se detuvo a escuchar la narración.

Una historia triste con un lindo final, Akane terminó y él ya se había quedado dormido, se levantó y dejó el libro en su sitio y lo abrigó con una leve caricia y un dulce beso en la frente.

Al salir se encuentra sorpresivamente con Shindou, ella se sintió un poco intimidada ¿desde hace cuánto estaba ahí escuchando? Se preguntaba.

- Sobre la historia que le contaba a mi hijo... sabe- él la comenzó a mirar de arriba abajo- respecto a la fiesta del sábado.

- ¿Señor?

Había un espejo cerca, él la tomó de la muñeca y la llevó a mirar su reflejo. - El dinero hace milagros y veré si es capaz de convertir un patito feo- refiriéndose a ella, cosa que no le gustó mucho- en una garza.

Ella se miró al espejo y luego se volteó- ¿no querrá decir un cisne? - ella no dijo más pues se sentía un poco ofendida, dedicándole una cara un tanto disgustada se retiró a su habitación.

Shindou solo podía sonreír, verla de esa forma le parecía tierna y más si no había captado el mensaje, pues no la estaba llamando fea, solo era una metáfora, ella era linda solo que le faltaba un poquito para resaltar y ella tenía potencial; él se había dado cuenta de eso.

Akane muy enfadada dio una patada al cubo de basura que había al lado de su escritorio para descargar su enojo, luego muy arrepentida lo volvió a su sitio y fue al baño a mirarse al espejo.

Su mente jugueteaba con el espejo, haciendo reflejo de lo que no era, no usaba maquillaje desde hace mucho y eso solo era para impresionar a su novio del pasado, pero aquel reflejo era una mentira, podía ver que el tiempo había pasado, pero ella no había cambiado mucho que digamos, más porque ella siempre sonreía a pesar de la adversidad, aunque fingir ser fuerte fue difícil y necesitaba descargarse de todo el peso que llevaba.

Lloró como nunca cuando terminó su relación, se propuso comenzar de nuevo y salir adelante, ahora estaba ahí y su señor la había llamado "fea"- Bueno el tiempo no perdona. - suspiró resignada ya que el tiempo se la iba devorando poco a poco y un día despertaría y se vería ya siendo una señora mayor cuidando de muchos gatos.

Llegó viernes, faltaba poco para la fiesta del día de mañana por la noche, Akane estaba con Hiroshi mientras hacía unos ejercicios; él terminó y ella se quedaría a calificar mientras tanto él podía jugar o hacer lo que quisiera, cosa que Hiroshi siempre era muy imaginativo y travieso, tomó su cometa a medio armar y la llevó al frente, justo donde estaba la gran fuente, dejó todo muy organizado para armarla, aunque para cualquier adulto sería un pequeño desorden.

Dejó eso de lado un momento y fue a sentarse al borde de la fuente y jugar con su mano en el agua, aunque tuvo una increíble idea, fue corriendo al cuarto de lavado, había una mucama haciendo la colada, ella volteó. - Hiroshi-sama ¿se le ofrece algo?

- No, solo paseaba- dijo, ella solo sonrió y negó con la cabeza pues bueno así era él, aprovechando que ella volvió a lo suyo él tomó una caja pequeña con detergente y fue a su habitación muy tranquilo y se sentó en la cama con el objeto tras de sí, Akane estaba concentrada, volteó un momento y él le sonrió.

Akane miró al niño como si su sonrisa ocultara algo, ella volvió a sus cosas, él fue al baño por sus juguetes que yacían guardados en una bolsa de red, volvió a salir de su pieza y fue a donde estaba antes.

Vació un "poco" de jabón en la fuente, luego se detuvo a ver como se incrementaba la espuma y se fue a desenredar el hilo que la cometa tenía.

Akane había terminado y recordó que Hiroshi había ido al baño o al menos eso creía ya que entró y no lo vio- ¡Hiroshi-sama! ¿Dónde está? No juegue conmigo, ahora no estoy para eso- dijo Akane angustiada ya que debía de pedir permiso para salir y ella explícitamente le dijo que jugara, pero en la habitación.

Una mucama llamó la atención de Shindou y su asistente, ya que afuera había algo inusual en la fuente y Hiroshi era el causante. Ellos salieron apresurados, en tanto Akane vio que había un poco de revuelo y los siguió.

Al llegar Shindou no lo podía creer, además Akane le quería dar algo, no podía tener un día normal y tranquilo, más que toda la culpa recaería en ella. Hiroshi estaba con los pies descalzos y jugando en medio de la espuma con sus juguetes, más no traía sus ropas casi húmedas, las burbujas flotaban por todos lados.

Akane le pidió que saliera, Shindou y su asistente observando el desastre, él como padre debía de llamarle la atención.

Él salió de ahí pues ya se imaginaba lo que le iban a decir y bla, bla, bla, siempre lo mismo, Akane y Shindou no se dieron cuenta de que se habían parado justo donde estaba la cuerda de la comenta, que formaba un circulo sobre sus pies, parecía de esas típicas trampas para cazar.

- Hiroshi-sama, eso no se hace, además tenía que pedirme permiso para salir a jugar.

- Haces trabajar más al personal para que se controle esta situación ¡¿en qué pensabas?!- dijo Shindou con algo de enfado.

- Yo solo quería armar la cometa que me regaló usted- dijo a la asistente, tenía la carita de regañado y ella puso gesto de haberse enternecido, él tomó la cometa y como estaba atada al extremo al hacer eso hizo que la cuerda se encogiera y apretara los pies de Akane y Shindou, resultando que ambos perdieran el equilibrio y cayeran dentro de la fuente.

Ella encima de él, mientras este se quejaba pues se había golpeado un poco, tuvieron que ayudarlos a desatar, eso provocó que la asistente se sintiera enfadada, no sabía si nunca debió comprar ese obsequio o porque siempre había encuentros accidentales entre ellos dos.

Shindou y Akane tuvieron un encuentro un tanto bochornoso, más que él estaba sujetando su delicada cintura y en ese momento no sabía por que le parecía hermosa estando bajo el agua y con ese semblante que parecía tener frío, pues sus labios cambiaron de tono a unos muy rosados oscuros, seguro que era por la temperatura tan baja porque ella ya estaba tiritando, sus atuendos eran de una tela ligera y por eso le afectaba en mayor medida.

Al salir les dieron unas toallas a los tres ya que debían evitar que el menor se pudiera enfermar y no querían eso, Akane envuelta en la toalla aún no paraba de temblar, Shindou se acercó a su hijo- Más tarde arreglamos esto. - Una vez dentro Shindou mandó a que su asistente llamara al médico de la familia- No puedo dejar que Yamana enferme. - dijo él para ir a cambiarse.

Hiroshi estaba siendo atendido por otras personas, unas mucamas, en tanto Akane fue tomar un baño caliente para que se le pasara el frío. Pasó un rato, ella ya estaba lista y en eso tocan a su habitación. - Adelante.

- Disculpe señorita Yamana, ha llegado el doctor.

Akane quedó un tanto sorprendida, no era necesario que la vinieran a revisar, pero si así lo había decidido el señor Shindou no podía negarse. Mientras era atendida, Shindou tocó y ella lo dejó pasar.

- ¿Cómo la encuentra doctor? - pregunta el castaño mientras toma asiento y se pone a observar disimuladamente la habitación de ella y como todo estaba en su sitio.

- No tiene nada, solo que es recomendable que descanse y que tome una buena sopa caliente y si llega a tener algún síntoma le recomiendo tomarse estas pastillas que le voy a recetar.

Shindou tomó la receta y la entregó a otra persona para que fuera por ella a la farmacia, luego pidió atención pues le dolía un poco su cabeza, solo tenía un golpe leve y debía tomar analgésicos para el dolor, para su suerte tenía guardada en un lugar los medicamentos esenciales.

Cuando se hubo ido el médico, ella se iba a levantar, pero él la detuvo- ¿No escuchó al doctor? Tiene que descansar.

- Pero es que tengo mucho trabajo- dijo ella, él mientras con sus manos puestas en los hombros la empujaba de vuelta a la cama.

- No se preocupe, solo descanse y me encargaré personalmente de que le hagan una sopa para que almuerce.

- ¡Pero no estoy enferma! - su cuerpo dice lo contrario al hacer que estornude.

- Salud, ahora a la cama.

Ella se va a acostar muy enfadada, él solo sale de la habitación para ir a pedir que le hagan una sopa para ella, es más pidió para los tres, menos para su asistente que no se vio afectada en nada.

Los platos estuvieron listos, la bandeja especial para la que iba dirigida, Shindou tenía algo que ayudaría a eliminar un resfriado en poco tiempo, sin que nadie lo notara tomó una botella con picante, su favorito y echó una gota y revolvió bien el plato de la institutriz.

Aún no lo subirían, pero él se adelantó y fue con Akane, se encontró con su hijo y ella. - Papá, estaba ofreciendo una disculpa.

- ¿Es que no puedes solo por un momento pensar las consecuencias? Hijo mira ahora tu institutriz tiene que reponerse.

Akane miró al chico y le daba pena que su padre le llamara mucho la atención- Por favor, lo he descuidado, no le de una reprimenda al niño.

Shindou solo sonrió- No malcríe a mi hijo.

Hiroshi se subió a la cama a hacerle un poco de compañía a ella y como siempre haciendo de las suyas metió la mano debajo de las sábanas y encontró lo que buscaba, Akane tomó el brazo del niño e impidió que sacara su peluche- Te dije que era un secreto- dijo a regañadientes.

En eso tocan la puerta y abre pasando la mucama. - Disculpen, le vengo a traer su comida. Señor ya puede pasar al comedor, todo está servido.

Shindou con algo de pesar dejó junto con su hijo la habitación, en tanto le dijo al chico que se adelantara, la del servicio salió e hizo una reverencia a él y siguió. Akane estaba viendo su plato, tenía la sopa, un tazón de arroz y un poco de pan de ajo, muy tranquila agradece por la comida y se dispone a probar la sopa, al hacerlo siente un picor y grita, la puerta no se había cerrado del todo y pudo ver la pobre expresión de ella, solo rio; Akane solo trataba de que se le pasara, no podía creer que le hubiesen puesto picante, las lágrimas brotaban de ella.

Fue un martirio tomar aquella sopa, pero con el conjunto extra era un poco tolerable, una vez hubo terminado fue al baño, si la vieran en esa situación sería de lo más avergonzante, su nariz estaba que escurría, al terminar de lavarse solo se recostó obedeciendo las órdenes del doctor.

Estaba muy dormida cuando a la habitación entraron Shindou y su hijo, ya que había llegado el medicamento, Hiroshi las dejó en la mesita de noche, mientras tanto el mayor se fijó en lo que ella estaba abrazando.

- Papá, no digas nada es un secreto- el chico solo llevó su dedo índice a la boca en señal de que guardara silencio, él solo asintió y lo imitó confirmando que era un secreto.

- Ahora ve a adelantar la tarea- él lo empujó para que fuera, el niño salió saltando de la habitación.

Él se quedó vigilando que estuviera bien, se acercó y ya que estaba sin cubrir tomó una manta y la cubrió, tocó su frente para comprobar que no tuviese fiebre, además le parecía encantador el hecho de que abrazara un gatito de peluche. Tomó la bandeja y la sacó de la habitación, al estar fuera estaba su asistente.

- Eres muy amable con ella ¿no te parece?

- Es la maestra de mi hijo, necesita recuperarse para que pueda seguir cuidándolo.

- Hasta ahora no ha hecho muy bien su trabajo.

Una mucama vino para ayudar con la bandeja y se retiró, ella le seguía armando una escena de celos a lo que el un tanto molesto dijo- Pues ya que ella no está ve y ayuda a mi hijo. Además, ibas a ganarte su cariño cosa que no he notado.

- De acuerdo- ella fue a la habitación del chico que estaba haciendo sus deberes. - Hola Hiroshi.

- Ah hola ¿desea algo?

- Pues cuidarte que más, ahora que tu maestra no está pues estoy yo. ¿quieres hacer algo?

Pues sí, quiero jugar a las escondidas.

- Es un juego aburrido, ¿no te apetece otro? Si armamos un rompecabezas, tienes muchas cajas en este estante.

- Eso si es aburrido. - él se levanta de la silla- Usted cuenta y yo me escondo. - el chico sale corriendo ella no tiene opción y tiene que contar, él se esconde en un lugar donde sabía que no lo encontrarían.

Ella en verdad perdió la paciencia, lo buscó por todos lados durante más de media hora, hasta que no tuvo opción y fue a interrumpir a Shindou- ¡Hiroshi ha desaparecido!

- ¡¿Qué?! Pero si debías vigilarlo.

- ¡El niño es muy inquieto como siempre! Solo que yo no me tuve que hacer cargo de él pues siempre tuvo niñeras. ¿cómo quieres que cuide a un niño pequeño?

Ambos pusieron la mansión patas arriba buscándolo, tenía a todos ayudando, cuando las esperanzas se agotaron solo se le ocurrió buscar en un lugar donde de seguro estaría. Al abrir la puerta estaba Hiroshi dormido al lado de Akane, el tiempo de espera hizo que él se terminara cansando.

Shindou pudo notar que Hiroshi le había tomado mucho cariño a su institutriz, se acercó y con cuidado lo cargó para llevarlo a su habitación, la puerta de la pieza de Akane fue cerrada.

En serio la institutriz estaba logrando lo que ella no, eso frustraba sus planes futuros y en definitiva cuando se anunciara que tendrían una relación ella sería la que mandara a volar a la dulce Akane.

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