Epílogo Uno
Epílogo
—¡No! Love, no comas las flores de tu hermano —dice Leslie, pero Camille ya tiene el tallo en la boca y sonríe.
Aprieto los labios para no reír mientras le quito con cuidado la flor y la regreso al arreglo, afortunadamente no se trata de rosas con espinas, qué bueno que elegimos margaritas.
Camille me hace puchero y me amenaza con llorar en tanto intenta ir por las flores, pero Leslie la recoge sobre su regazo mientras Allyson está demasiado cómoda sentada sobre la lápida, aplaudiendo y bailando con una canción que supongo que suena en su cabeza en tantp Bree está demasiado entretenida intentando trepar por mi espalda y cuando la atrapo en mis brazos, ríe de esa manera increíble que me calienta el pecho.
Me siento junto a Leslie y dejamos que Allyson permanezca sentada sobre la lápida.
Nuestras letras tienen catorce meses, lo que se traduce a un año con dos meses. Han crecido mucho en este año de locos y son unas niñas encantadoras muy fáciles de amar incluso si a veces se siente como demasiado.
Hoy hemos venido a visitar a Arthur a Preston, tratamos de hacerlo una vez al mes, aunque no he podido venir todas las veces, pero Leslie si lo consigue con las niñas y cuando no puedo, viene con sus hermanas o Loick.
A algunos pudiese parecerles raro que a las letritas de hecho les gusta venir, se divierten y encuentran increíble intentar comerse las flores o deambular por el lugar con sus pasos inciertos y curiosidad eterna.
Me gusta que estén creciendo sabiendo y conociendo de su hermano, al igual que de su tía. Estoy seguro de que Ally perdona totalmente que Bree vomitara sobre su lápida de la misma manera en la que Arthur perdona el que Camille en una de sus visitas pensará que era genial quitarse el pañal lleno de popo debajo de su vestido, no fue nada divertido limpiar tal desastre.
Son anécdotas que me encargaré de contarles cuando se crean unas adolescentes demasiado geniales, las mantendré humildes.
—¿Por qué sonríes así? —Me pregunta Leslie rodando los ojos cuando Camille intenta sacarle una teta.
Llevamos un mes y medio en el proceso de desprenderlas un poco de la lactancia, pero Camille y Allyson se resisten, mientras que Bree lo ha hecho más fácil consiguiendo dormirse en las noches sin la necesidad de buscar el pezón de Leslie ni de despertarse.
—Solo recordaba el accidente del pañal que hubo aquí.
—Ni me lo recuerdes —Se estremece—, por eso hoy traen pantalones.
Ambos reímos y ante el sonido de nuestras risas, las niñas también ríen.
Muchas veces algunos nos preguntan cómo seguimos viéndonos como pareja cuando pasamos tanto tiempo siendo padres de tres bebés y la verdad es que, aunque es difícil, también hemos tratado de volverlo natural. Al principio fue muy difícil conseguir el equilibrio, pero nos prometimos que no nos olvidaríamos de nosotros y estamos cumpliendo.
A veces nuestras citas tienen que ser una cena en casa a la medianoche, otras un polvo rápido en medio de siestas, sin embargo, también no las arreglamos para salir en citas nocturnas o diurnas, follamos por las noches en los lugares del apartamento y cada mañana me despierto junto al amor de mi vida ¿Cómo podría quejarme?
—Hola, Arthur —Habla Leslie y Bree señala al frente.
—Bebé —dice porque por el momento así es cómo llaman a su hermano "bebé."
—Hola, bebé —canturrea Allyson.
—¡Hola, bebé! —grita Camille y Leslie sonríe.
—Sí, hola, bebé —digo.
—Estamos de nuevo aquí, trayéndote flores y queriendo ponerte al día con todo —prosigue mi esposa—, te prometo que esta vez no habrá popó.
—Afortunadamente —interrumpo, estirándome para alejar la mano de Allyson de las margaritas—. Esas son de Arthur, no para jugar.
—¿No? —Me pregunta y cuando intenta ir de nuevo por ellas, la recojo dejándola también en mi regazo junto a su hermana.
Camille básicamente está desnudando a Leslie y mi esposa acaba por rendirse y sacarse un pecho para alimentarla mientras continúa hablando con Arthur.
Escucho la suave voz de Leslie y contengo a nuestras hijas de irse a explorar. Todo es inquieto y un poco caótico, mi esposa tiene que hacer pausas en su relato de tanto en tanto y pierde el hilo de sus ideas por ir detrás de alguna de las niñas, también grita cuando Camille decide hacerse la graciosa mordiéndole el pezón y Allyson se quiere comer las flores de al lado.
Leslie y yo nos vemos con exasperación, pero terminamos por reír entendiendo que este caos es nuestra vida y no cambiaríamos nada de ello.
31 de diciembre, 2019
—No puedo evitar notar ausencias, pese a que de alguna manera somos más —dice Kaethennis con una sonrisa triste y Grace asiente.
—Entiendo de lo que hablas —concuerda
Asiento en simpatía.
Hay muchos niños jugando a nuestro alrededor en la casa de mis suegros, quienes este año quisieron ser los anfitriones de la fiesta de año nuevo. Esta es una hermosa tradición con la que quiero que mis hijas crezcan.
A veces da la impresión de que somos demasiados para estar en un mismo lugar, pero el ruido, las risas, las bromas, cantos y baile junto a niños risueños correteando y a veces llorando, se siente como perfección absoluta. Sin embargo, es difícil no notar cuando hay ausencias y este año fueron dos pérdidas.
En diciembre de 2017 lamentablemente la abuela Kim falleció pacíficamente en su hogar, no hubo dolor ni sospechas, ella solo se acostó a dormir y no despertó. Fue un golpe duro para el abuelo Luca quien lidiaba con sus propios problemas de salud y en julio de este año finalmente su cuerpo había descansado y quiero creer que su alma se reencontró con la de su amada, a quien extrañó cada día desde que se fue.
Su funeral fue hermoso, había tristeza, pero la manera en la que todos lo recordamos hizo que riéramos contando nuestros mejores recuerdos a su lado y que entendiéramos que en esta vida todos cumplimos un ciclo y el suyo terminaba, fue lo suficiente afortunado para conocer a muchos de sus nietos y crear recuerdos con ellos.
Y finalmente hace tan solo dos meses, a quien con cariño todos veíamos como la madre de Ethan, Victoria Jones, falleció.
Había pasado el último año enferma, pero nunca dejó de sonreír y aunque nada te prepara para la perdida, ella pasó mucho tiempo con Ethan, calmando sus miedos ante un mundo en donde ella no estuviese, haciéndole saber que estaría siempre en sus recuerdos y que criarlo fue la cosa más maravillosa que hizo en su vida. Su tiempo juntos fue valioso, durante esos meses él vivió en Bolton y aunque lloró muchísimo, a un lo hace algunos días, leyó una carta en su funeral que al final lo tuvo sonriendo entre lágrimas y asegura que uno de sus mejores recuerdos con su mamá, fue compartir una sonrisa de complicidad con ella mientras presionaba enviar a un correo electrónico que asegura escribió hace muchísimo tiempo para Grace.
Yo estaba con Grace el día que ese correo llegó y casi me deja sorda, también me dio un susto de muerte porque lloraba y balbuceaba diciendo que debía irse a Bolton y también lo llamaba estúpido. Estuvimos demasiados angustiados de que se fuera llorando a Bolton, pero horas después supimos lo que era el correo: básicamente una propuesta de matrimonio.
Ahora Grace lleva con orgulloso una esmeralda de compromiso que asegura es una exageración, pero que todos sabemos que ama porque sin darse cuenta siempre se le queda viendo, y ni hablar de Ethan, desde hace meses pasa demasiado tiempo sonriendo con arrogancia y felicidad cada vez que lo mira.
Por un momento Ethan había estado fatal pensando que su madre no lo vería casarse, pero ella lo había tranquilizado haciéndole saber que el matrimonio era amarse, unión, compromiso y convivencia y eso él y Grace llevaban años haciéndolo, que ella ya lo había visto de traje con Grace envuelta en bonitos vestidos, que no era necesario apresurarse por ella cuando en su corazón y cabeza ya sabía que su Ethan era feliz con el amor de su vida y que ante los ojos de Dios se casaría.
Lloré mucho cuando Ethan lo contó y no fui la única.
Es difícil aceptar el ciclo de la vida, llegar a un acuerdo de que la muerte es una certeza aun cuando no quieres que las personas que amas se vayan, pero es hermoso que siempre nos queden los recuerdos y contar con una familia que te apoya mientras llevas tu pérdida.
—Pero es hermoso que los recordemos con tanto amor —digo.
—Sí, es la mejor manera de rendir homenaje —Mira hacia su prometido—. Ethan aun llora algunas noches, pero es normal, sin embargo, es bonito que a veces sonría recordando algo y lo que más agradece es que pasó los últimos meses junto a mamá Victoria. Ella era increíble, de alguna manera lo ayudó a atravesar la pérdida antes de morir, sabiendo que él lo necesitaría.
—Extraño a mis abuelos —Se lamenta Kaethennis—, pero agradezco el tiempo que estuvieron con nosotros, que les dieran la oportunidad a mis hijos de conocerlos.
Hacemos un asentimiento silencioso y Grace se pasa una mano por el cabello rubio, lo que hace que Kaethennis y yo compartamos una sonrisa.
—Tu anillo es tan hermoso —suspira Kaethennis tomando la mano de Grace.
—Es enorme —Se queja.
—Todos sabemos que lo amas, Grace.
—Porque me lo dio Ethan —Se ríe— y él me dio un anillo así de llamativo adrede, para hacer el punto de que lo ha hecho en sus términos y para que me crea que esto está sucediendo.
—Una Fiver casándose con su ídolo —comento—. Si hasta deberíamos hacer una película al respecto.
—Leía fanfics en donde estas cosas pasaban y no puedo creer que me pase a mí.
—Ahora tendrás para siempre a Ethan polla grande —Se burla Kaethennis.
—¡Kae! —Se cubre el rostro con las manos, totalmente avergonzada—. Han pasado años.
—Y nunca lo olvidaremos, lo seguiremos contando como la bonita anécdota que es.
—Eso y la de las tetas al aire —Me río porque esa historia también me divirtió cuando la supe.
—Las odio —masculla Grace con las mejillas sonrojadas.
—No, nos amas —aseguro.
—Mami —Me llama una de las voces de mis hijas y sonrío viéndola venir de la mano de Skylie mientras Elanese camina detrás de ellas.
Puede que haya habido pérdidas, pero también hay nuevas adiciones.
Sonrío porque antes de que mi hermana llegue hasta nosotros, Dexter ya está trayendo una silla para ella y luego acorta la distancia cargándola como una novia recién casada hasta dejarla sentada
—Exagerado —Se ríe.
—¿Exagerado? Caminabas como un pato, Copo de azúcar —asegura mi cuñado.
—Tú no dijiste eso, Dexter Jefferson —Lo amonesta Kaethennis antes de mirar a mi hermana—. Asegúrate de revisar bien los rincones de tu casa, Ela, porque estoy segura de que el cuaderno de pros y contra de tu embarazo descansa en algún lugar.
Es verdad.
Supe del mío cuando las niñas ya tenían un año porque estaba limpiando y me topé con tan interesantes cuadernos. Me reí de las mayorías de las cosas, pero fingí indignación cuando Andrew llegó a casa porque me encanta cuando me contenta con su boca, su lengua y todo su cuerpo.
Kaethennis y Hilary habían creído que ellos ya no hacían esos cuadernos, pero fui la respuesta de que la tradición continuaba y ahora seguramente lo hacen con Elanese.
Cargo a Heaven cuando finalmente me alcanza y ella como siempre, mira con interés el vientre crecido de mi hermana.
Elanese tiene casi ocho meses de embarazo y aunque no es un embarazo múltiple, su vientre es bastante grande y vive diciendo que teme por su vagina por el súperniño que tendrá. Dexter por supuesto que organizó una apuesta sobre el nombre y luego de participar dando mi elección, Elanese, quien no se puede resistir al chisme, me había confesado el nombre: Dustin Luca Jefferson.
Me molesta un poco que de hecho Keith hasta el momento va ganando la apuesta, yo quería ganar.
Mi hermanita se ve adorable con sus mejillas regordetas y todo ese brillo de mamá, y aunque en un principio los vómitos fueron terribles para ella y estuvo en cama los primeros tres meses por amenaza de aborto, afortunadamente luego todo fluyó. Sí, tuvieron que disminuirle el consumo de azucares y grasas porque tenía demasiados antojos que estaban complicando sus niveles, pero nada que una buena alimentación no pudo mejorar.
Dexter está en lo más alto de su felicidad ante la llegada del bebé, no deja de comprar cosas y de publicar al respecto, alegría que comparte con Skylie, entre los dos miman muchísimo a mi hermana y es fácil darse cuenta de la manera en la que los tres esperan la llegada de Dustin, parecen desesperados.
Heaven se inclina hacia Dexter que no duda en tomarla de mis brazos y agacharse para que pueda acariciar la panza de mi hermana como quiere.
—Iré a ver qué hacen mis otras niñas —Aviso.
—Voy contigo —anuncia Kaethennis enlazando su brazo con el mío y mientras avanzamos se ríe—. A veces cuando veo que llegarán bebés nuevos, me invade una fiebre de bebés, pero me recuerdo que tres son más que suficientes.
—¿Qué opina Harry?
—Quiere persuadirme. No lo descarto ¿Sabes? Pero creo que Heath tendrían que tener al menos ocho años o más, porque en serio ahora entre él y Halle la casa es un caos, Dan es demasiado paciente con ellos. Son adorables mis tres bebés.
—¿Aun quieren irse un tiempo a Liverpool? —pregunto y volteo para verla asentir.
—Pero hemos desistido. Dan tiene su grupo del colegio al que ama y aquí están sus primos. Pero estamos considerando pasar el verano completo.
—¿Sabes? Eres la fundadora de las relaciones formales de BG.5, la que más tiempo lleva en este barco.
—Y me alegra de haberme subido a esta aventura, me cambió la vida y me llenó de una felicidad que ni siquiera imaginé.
—Sé cómo te sientes.
Me doy cuenta de que Love está bailando con Jeff, Doug y Hilary, los cuatro están riendo. A veces siento que mi pequeña hija se quiere mudar con ellos, ama pasar tiempo con los McQueen hasta el punto de que Doug la suma a las salidas familiares posteando que es hija de ellos.
Doug y Hilary suelen decir que no buscan otro bebé, que les gusta la dinámica de los tres y que cuando quieren otro bebé, toman prestada a Chelsea o a una de mis hijas, mayormente es Love porque ama acapararlos.
—Amo el vestido de Allen —Me hace saber Kaethennis y miro hacia la modelo de nuestra familia, pero también gran empresaria.
Ella está usando un vestido de un naranja suave que queda hermoso en su piel morena, sus rizos llegan hasta sus hombros en un desastre encantador y está asintiendo hacia lo que Bridget le dice mientras Ethan sacude la cabeza en negación haciendo que Bridget se ría. Estoy segura de que él le está llevando la contraria.
—Está hermosa como siempre —suspiro.
A Moon la localizo como siempre queriendo jugar con las niñas más grandes que ella, persiguiendo a Halle y a Zoey, el extra es que agarra la mano de Mackenzie mientras Harry las sigue verificando que las cosas no se salgan de control en tanto Max camina a su lado.
Los acordes de guitarras nos hacen voltear y sonrío viendo a Ashton y a Andrew tocar mientras Katherine, la fan más fiel, sonríe embelesada escuchando, no creo que ella se dé cuenta de que Jeremy la está grabando.
—Me sorprende la lealtad de mi hermana —murmura Kaethennis—. La Fiver más Fiver, aun los mira como si fuese la primera vez y secretamente creo que todas las noches ruega para que BG.5 vuelva a los escenarios.
—Es amor, uno diferente al nuestro, pero un amor importante y leal.
—Es linda y me alegro de que las cosas con Ashton estén funcionando nuevamente.
Sí, hace un año Ashton y Katherine habían terminado, ella estaba devastada e intuyo que él tampoco la pasó bien. Estuvieron separados durante seis meses en donde él estuvo de gira, pero luego lo retomaron y por extraño que parezca, da la impresión de que ese tiempo los unió más y le dio una perspectiva más madura, comprometida y decidida a su relación.
—Mamá —suspira Dan llegando hasta nosotros, cargando a un Heath que tiene todo el rostro lleno de pudín de fresa—, Heath ha hecho un desastre.
Kaethennis suspira y toma al niño risueño con demasiada azúcar que quiere comerle el rostro a besos haciéndola luchar con la risa mientras lo reprende.
—Lo tengo, cielo, sigue divirtiéndote —Le dice a Dan antes de arrojarle un beso que lo hace sonreír.
La vemos irse mientras Heath nos arroja besos y Dan sacude la cabeza con diversión haciendo que sus rizos se despeinen.
—Eres un gran hermano —Le hago saber y se encoge de hombros antes de mirarme con esos bonitos ojos grises.
Puede que físicamente no se parezca a Harry, pero su forma de ser y de expresarse es igual a la de él, es obvio darse cuenta de que es su hijo.
—Son buenos hermanos —Me dice sonriendo—, traviesos, pero buenos.
Él es el mayor del grupo con once años, seguido de Skylie, y a veces me pregunto si puede ser aburrido para él rodearse de tantos niños pequeños, pero es amoroso y protector con todos ellos, aunque el caos a veces lo desespera y pasa más tiempo leyendo algún libro, siguiendo a su papá o a su abuelo sexy Carter.
Lanzo un vistazo adentro de la casa en donde se encuentran los "adultos" riendo y bebiendo, porque dijeron que era tiempo de los abuelos y parecen estarla pasando bomba. Ahí estarían mi papá y Rosalie como los años anteriores, pero este año Eva y Allan querían pasarla con la familia de él y siendo el primer año de festividades para mi sobrina Melanie de tan solo dos meses, papá decidió ir con ellos alegando que el año que viene le tocaría venir con Dustin y las trillizas, fue un buen acuerdo.
Me encantaría que mi pequeña Melanie estuviese aquí, la amo locamente y me recuerda a mis bebés de pequeñitas pese a que ella no es rubia.
Evan y Allan llevan un buen matrimonio, nunca vi a mi hermana tan feliz y aunque le costó adaptarse a la maternidad y su embarazo a travesó una depresión que un terapeuta le ayudó a llevar, está orgullosa de la familia que escogió. Aun ejerce como directora de un centro de bienestar social, ayuda a tantos niños y adolescentes como puede.
—Oye, Les —Me llama Dan y lo miro—. A Adam le da vergüenza, pero le gustaría tomarse una foto contigo.
Río y asiento buscando con la mirada al pequeño que nos mira muy sonrojado junto a Naomi que le da de comer una papilla a Chelsea, la niña de piel morena, cabello rizado castaño y ojos azules como los de su papá, ella me saluda con la mano mientras le hago señas a Adam para que se acerque.
Tengo que admitir que Adam es de mis favoritos. Sus ojos grises azulados y el cabello oscuro me hacen sentir cálida, además, su ternura y timidez me atrapan, es un punto extra lo mucho que parece quererme pese a que no nos vemos tan seguido como con los otros niños.
Cuando nos alcanza, lo ubico delante de mí abrazándolo.
—¿Puedes prestarnos tu teléfono? —Me pregunta Dan con un leve sonrojo—. Mamá dice que aún no tengo edad para uno.
—Claro.
Le ofrezco mi teléfono y poso para un par de fotos.
Casi caigo cuando Nathan pasa corriendo detrás de mí sin pantalones con Kurt persiguiéndolo y pidiéndole que se detenga. Apuesto a que Kurth no adelantó el rodaje de su serie para llegar a tiempo y perseguir al pequeño, pero es algo típico de Nathan, el torbellino de la familia junto a Halle.
Dan y Adam se marchan, y envío las fotos de Keith antes de olvidarlo, miro como las revisa, sonriendo antes de alzar la vista y mostrarme el pulgar.
Suspirando doy otro vistazo a todos.
Somos muchos, pero siempre habrá espacio para más.
Amo estas festividades caóticas.
Me doy cuenta de que Ashton ahora es el único tocando y antes de que pueda buscar a mi esposo, sus brazos me envuelven desde atrás.
—¿Me buscabas?
—Me encontraste —respondo recargándome de su pecho y suspirando ante su calidez habitual.
—Tuve que mover el auto, tu auto no dejaba que Pet se estacionara.
Algunas cosas no cambian y estacionarme mal aun es algo típico de mí.
—Creo que te estafé, Andrew.
—¿Con qué?
Sonrío recordando nuestro acuerdo sobre conseguir un bebé con el método tradicional.
—Porque te pedí un bebé y me diste tres, pero no solo eso, me diste una enorme y hermosa familia. Me has hecho parte de algo tan hermoso, enorme y único. Me has dado más de lo que pedí y estoy tan agradecida.
»Gracias por haber sido paciente, por haberte dado cuenta desde un principio que teníamos algo especial y sacarme de mi terquedad para darme cuenta de que frente a mí estaba un futuro hermoso lleno de una locura perfecta con la que ni siquiera me atreví a soñar.
Siento unas ganas inexplicables de llorar.
Cada día estoy agradecida por mi esposo, mis hijas, mi hijo, por todo. Soy consciente de mi privilegio al ser amada de tantas formas y por mi vida. He conocido del dolor más fuerte, pero también se me ha permitido conocer la felicidad máxima.
Todo lo que quiero es seguir criando a mis hijas, amándolas y enamorarme mucho más, cada día, de mi amoroso esposo, quiero más de la locura de nuestros día a día, las melodías sonando y los procesos creativos. Quiero más mimosas al reunirme con mis chicas mientras nos quejamos, pero babeamos por nuestros hombres, quiero ver crecer a todos estos hermosos niños a los que amo y que me aman.
Quiero todas las sorpresas que vienen e incluso las lágrimas porque he aprendido que a la felicidad la acompaña el dolor y que soy fuerte, que me caigo, pero me levanto, que lloro, pero también sonrío.
Hace años cuando perdí a mi hijo me pregunté muchas veces por qué seguía viviendo y ahora lo entiendo.
Estoy orgullosa de mí.
Y aunque extraño todos los días a mi Arthur entiendo que aún no es el momento de nuestros reencuentros y estoy segura de que donde sea que esté, estaría sonriendo, con el pecho lleno de felicidad ante la manera en la que me atreví a vivir y ser feliz. En donde sea que esté, él se guarda un pedacito de mi alma, cuidándola para cuando nos volvamos a ver.
—Espero y entiendas —susurra Andrew contra mi oído—, que te hubiese esperado todo el tiempo necesario. Te amo, Leslie y siempre supe que lo nuestro sería real. Me alegra que cedieras rápido.
—¿Rápido? —Me río recordando nuestras miradas, conversaciones torpes, silencios extraños, sonrisas compartidas y finalmente su determinación.
Creo que una parte de mí amaba a Andrew desde el momento en el que pisó aquel hospital y otras partes fueron cayendo en el camino.
No fue un amor a primera vista, pero si uno que se fue formando desde la primera visita, hasta volverse este gran cúmulo en mi ser que a veces siento que me asfixia.
—¿Harías algo diferente de nuestra historia? —Le pregunto ladeando el rostro para poder mirarlo.
Mira alrededor con ojos brillantes y una suave sonrisa se curva en sus labios. Conozco la respuesta.
—No. No quiero cambiar nada. Es nuestra historia y cada paso de ella es perfecta.
—¿Incluso los malos momentos?
—¿Qué es una historia sin capítulos tristes? —Me pregunta dejando un beso en la punta de mi nariz—. Es perfecta, amor, como tú y como nuestras hijas.
—Y cómo tú —agrego—. Siempre dices que somos tu inspiración, pero tú eres la magia detrás de ello. Eres el hombre, Andrew Wood.
Los pómulos se le sonrojan y me da un beso dulce en los labios que me animo a profundizar debido a la fuerza de mis emociones.
Una lágrima se me escapa y su pulgar la limpia.
—Amo las lágrimas de felicidad —susurra contra mis labios.
—Qué bueno porque me provocas muchas de esas —Me río y sonríe antes de darme otro beso.
—Te amo, Leslie.
—Y yo te amo tanto, pero tanto, Andrew Wood.
Nos besamos y bailamos la balada que Ashton toca, pero minutos después vamos por nuestras letritas.
Todos salen al jardín para el conteo y Andrew y yo nos sentamos en el suelo con Moon de pie en mi regazo y estirando los brazos emocionada ante los números siendo gritados, mientras que Bree la mira con curiosidad y Love está trepando la espalda de Andrew con una mirada traviesa en tanto la mitad de su cuerpecito sobresale del hombro de Andrew.
Mi esposo y yo nos miramos con amor, sonriendo y con ojos brillosos.
Otro año más juntos.
Nos unimos al conteo cuando llega a diez.
—Uno —decimos y nos inclinamos para besarnos.
En cuanto nuestros labios se tocan, las niñas también quieren ser parte de ello queriendo separarnos por lo que reímos y las llenamos de besos haciéndolas gritar.
Reímos tanto que me duele el estómago.
Bailamos tanto que me duelen los pies.
Cantamos y gritamos hasta que siento que me quedaré ronca.
Y amamos muchísimo sabiendo que incluso mañana amaremos más fuerte.
Ya no temo de los mañanas, ahora los espero siempre con ansías sabiendo que habrá más de todo.
Más de esto.
Más de nosotros.
Ilustración hecha por Braxart
Nos resta el epílogo Dos.
Redes sociales:
Instagram|tiktok: DarlisStefamy
Twitter: Darlis_Steff
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top