Capítulo Veinticinco
Nota de autor: el capítulo es una montaña rusa, varias emociones encontradas.
Capítulo veinticinco.
—Dexter, Harry, Doug —señalo los rostros que ya me son familiares en la revista que sostengo—. Ethan y... —Paso la página encontrando a uno de los rubios con una pequeña sonrisa— Andrew, aquí estás, Andrew.
Me acomodo tanto cómo puedo en el bus y leo datos básicos de Andrew Wood que ya conozco de memoria porque es el favorito de mi hijo. Sé que Andrew cumple años en marzo, también sé su edad, su signo zodiacal y que le teme a los gusanos. Sé que tiene un montón de guitarras cuyos nombres Arthur los recita muy rápido. Lo catalogan cómo el BG.5 más dulce con sus fanáticos, tiene novia y siempre tiene una sonrisa.
También estoy familiarizada con su físico, lo cual me parece extraño porque nunca fui una gran fanática de artistas. A veces es algo loco que Andrew junto a los otros miembros de BG.5 se sientan cómo unos conocidos lejanos para mí.
—Qué incómodo me resulta encontrar que eres muy atractivo y sexy —susurro viendo la imagen de Andrew y luego rio—, pero no soy la única en el mundo pensando en eso.
»Andrew Wood —digo—, el hombre que seguramente está robando millones de corazones.
13 de marzo, 2016.
Te voy a decir lo que se escucha en toda la habitación: mis gemidos.
Ahora bien, siempre me consideré una amante que gemía cómo cualquier persona obteniendo placer, pero por alguna razón Andrew parece provocar un concierto en mí, cosa que descubrí las últimas horas y que reafirmo en este momento.
Mis manos se aferran al cabecero de la cama, mis pechos casi tocan la almohada, pero están demasiado ocupados sacudiéndose al ritmo de las embestidas de Andrew mientras mis rodillas me sostienen. Sus dedos se aprietan con fuerza en mi cintura, pero no me hace daño, de hecho me enciende muchísimo más mientras desde atrás, él embiste mi cuerpo una y otra vez con estocadas fuertes y profundas, generando un sonido algo obsceno que le hace la competencia a mis gemidos. Lo disfruto.
Alzo mi trasero un poco más hacia él y un pequeño azote cae sobre uno de los globos de mi trasero mientras su ritmo se acelera y mis dedos se aprietan con fuerza sobre el cabecero porque siento que me volveré loca con las sensaciones o que colapsaré.
—Me encanta —empuja fuertemente— cómo —empuja y aprieta sus dedos aún más en mi cintura— te sientes —Una de sus manos se desliza por el frente y viaja entre mis piernas, acariciando de una manera que no puede ser legal—. No puedo parar —vuelve lento sus empujes y no sé si es peor o mejor que los empujes rápidos—. Quiero más —Va incrementando la velocidad una vez más—. Siempre querré más.
Sacando fuerzas me vuelvo una compañera activa moviendo mi trasero hacia él para encontrarme con sus estocadas y gruñe de una manera tan sexy que si no estuviera súper excitada en este momento, me pondría todavía más caliente.
—Siempre tendrás más —digo con una voz que para este punto ya ni siquiera reconozco—. Siempre puedes darme más.
—Siempre ¿Eh? —Sus dedos pellizcan entre mis piernas y jadeo— ¿Una vida llena de orgasmos?
—Una vida llena de orgasmos —digo con una respiración del asco, pero ¿A quién le importa en este momento?
Su mano abandona mi cintura y va a mi cabello, siento el leve tirón cuando lo envuelve en su mano haciéndome a arquear más la espalda, la posición es un poco cansina, pero en este momento no es algo que sea mi prioridad, en cambio alcanzar el orgasmo sí lo es.
—Me encanta, me encanta —digo mientras acelera de nuevo sus empujes—. Puedes follarme siempre que quieras, siempre... ¡Mierda! Yo...Oh, Dios...Yo...Sí, sí...
"Solo Dios podrá juzgarme" no creo que me hayan enseñado esa frase con el propósito de que la usará cómo justificación a mis fechorías sexuales, pero me aferro a esa excusa cuando un coro de "dame más" "así" "me encanta cómo me follas" y un montón se suciedades más le hacen compañía a la charla sucia de Andrew ¿Inhibiciones? Al parecer eso entre nosotros no existe.
Cuando el orgasmo me alcanza, soy una masilla temblorosa, sudada y desesperada que siente que no resistirá ola tras ola de placer y luego soy una muñeca de trapo lánguida cuyo trasero básicamente Andrew monta sobre su regazo – cuando se sienta sobre sus talones – persiguiendo su propio placer y se lo merece, después de darme este orgasmo, se lo merece todo y pronto lo siento estremecerse mientras se viene dentro de mí con un sonido ronco que me tiene estremeciéndome con una leve replica.
¿Cómo pensé ir a una clínica por un bebé cuando estaba esta forma tan divertida y recreativa de hacerlo? ¿Cómo viví tanto tiempo sin sexo? Específicamente ¿Por qué tardé tanto en tener sexo con éste hombre súper talentoso? Casi quiero pedirle perdón a mi cuerpo por haberlo privado de tal placer con tal espécimen de hombre.
El agarre de Andrew sobre mí cesa y caigo sin gracia, boca abajo, sobre la cama. Soy consciente de que las sabanas se encuentran húmedas de sudor y fluidos, pero no me importa porque estoy en una nube post orgasmo de la que no quiero bajar. Mantengo los ojos cerrados y siento besos en el centro de mi espalda y luego cómo la cama se hunde a mi lado.
—Perdóname, Andrew —digo abriendo los ojos y volteando el rostro para verlo.
— ¿Por qué? —Sus dedos acarician una de las mejillas de mi culo que seguramente tiene marcas de sus dedos.
—Por no tener sexo contigo desde que te ofreciste.
Una risa sacude su cuerpo y yo sonrío mientras lo veo. Trae rastro de barba, parece que es súper masculino y le crece muy rápido, sus pómulos se encuentran enrojecidos, está sudado y sus labios están rojos e hinchados...Y está desnudo, reluciendo con rastro de ambos en su Pecado Wood.
—Te perdono —dice dándome un suave beso en los labios.
Llevo mi mano a esas hebras rubias miel que se encuentran oscurecidas por el sudor y él deja ir un suave suspiro.
Mi teléfono vibra sobre la mesita de noche que se encuentra de su lado y tanteando una de sus manos lo alcanza, me lo entrega sin siquiera dar un vistazo. Con el teléfono en mano trepo sobre él, mis pechos cayendo sobre su pecho y una de sus piernas entre el desastre de las mías, mi cabello cae cómo una cortina alrededor de su rostro y lo escucho reír.
— ¿Qué se supone qué haces?
—Busco comodidad para ponerme al día con el mundo real —respondo apoyando los codos a un lado de su cabeza y sosteniendo el teléfono por encima.
— ¿Tu comodidad implica ponerme los pechos en la cara? No me quejaré al respecto.
—Disfrútalo —digo de manera distraída con un leve temblor cuando una de sus manos acaricia mi espalda.
Tengo varios mensajes, incluido uno de William, pero el último en haber llegado es de mi hermana Elanese preguntándome si me encuentro en la casa para desayunar juntas.
Leslie: aun no estoy en casa
Elanese: Estoy interpretando esto cómo que ya descubriste el nombre del amigo de Andrew
Leslie: ¿Descubrir? Lo bauticé
Elanese: ¿Con el agua bendita de la saliva proveniente de tu boca? ¿Y lo santificaste aún más con la lengua?
Elanese: ¡Espera! ¿Usaste de inspiración cada vídeo que te he enviado?
Rodando los ojos me encuentro riendo porque Elanese es tan ocurrente. Bajo la vista cuando siento humedad alrededor de uno de mis pechos.
— ¿Todo bien por allá abajo?
—Todo bien —responde dejando un beso y luego deslizando ambas manos hasta mi trasero.
Leslie: El punto es que aún no estoy en casa
Leslie: ¿Qué tal almorzar juntas? Para esa hora espero estar en casa
Elanese: bien, quiero hablar contigo y abrazarte mucho
Elanese: te amo hermana mayor, mucho, mucho. Muchísimo ¿Vale?
Leslie: ¿Todo bien, pequeña? También te amo
Elanese: todo estará bien.
No es una respuesta que me traiga mucha tranquilidad, pero supongo que esperaré a encontrarme con ella en unas cuantas horas. Reviso y confirmo que todos los mensajes pueden esperar por una respuesta así que dejo de nuevo el teléfono sobre la mesita de noche y con mucha fuerza de voluntad intento bajar de Andrew, pero sus manos en mis caderas me detienen, todo lo que logro es sentarme sobre él y arrastrar una sábana.
—Déjame cubrir mi modestia —Bromeo poniéndola sobre mí.
—Estaba pensando —dice mientras se lleva las manos detrás de la cabeza haciendo que sus bíceps se vean increíbles—. Eres una mujer muy fértil...
Aquí vamos de nuevo con ello, puedo ser una descarada en el sexo o coqueteando, pero cada vez que Andrew se refiere a mí cómo alguien fértil termino hecha un tomate de lo mucho que me sonrojo y he descubierto que eso le gusta.
— ¿Qué pasa con eso?
—Podría haber sucedido ya el gran acontecimiento o tendríamos que seguir intentando...Pero es una posibilidad, al menos que corriéramos por una píldora de emergencia.
— ¿Es lo que quieres? Porque está bien, puedo respetar si tienes dudas...
—No tengo dudas, al menos no más allá de las dudas normales que estoy suponiendo también experimentas. Es normal que ahora que parece tan real me sienta nervioso ¿No?
—Estoy asustada, nerviosa y a la expectativa, si te sientes así, entonces sí, es normal.
—Bien —Sonríe—, estamos bien.
—Lo estamos —Me rio—. Igual seguiremos practicando y practicando.
— ¿Debe preocuparme que el sexo sea todo lo que quieras de mí? —bromea.
—Debes preocuparte de que nunca más te deje volver a usar ropa —Le doy un beso—. El sexo solo te suma otra cualidad a la lista de "encantos y virtudes de Andrew Wood."
—Me contenta eso.
Que idiotas debemos vernos mientras nos sonreímos y vemos fijamente. He caído demasiado rápido, pero no estoy preocupada por la caída, voluntariamente decido no luchar contra ello.
—Antes de que Arthur enfermara —Noto la precaución en sus palabras—, tuviste citas ¿Cierto?
—Sí, tuve citas y un par de encuentros, no tuve mucha acción realmente.
— ¿Y alguna vez tuviste un susto sobre un posible embarazo?
—Sí —respondo sin dudar y me estremezco—. Luego del famoso "acabar afuera" de William, fui muy cuidadosa sobre la importancia del condón, además no solo me cuidaba de tener bebés, también lo hacía de enfermedades.
»Una vez salí a una fiesta con una antigua amiga de la escuela, Arthur tenía cinco años, habían pasado un par de años para mí —Acomodo mejor la sabana a mí alrededor—. Así que me emocioné un poco de más con un ex compañero de la escuela, una noche divertida y alocada, hubo protección y pensé que solo sería eso porque cuando él intentó que tuviéramos citas, el trabajo, ser mamá y el cansancio me hicieron rechazarlo.
»Sin embargo, cuando mi período se retrasó entré en pánico y casi me volví loca. Ela fue mi cómplice mientras me hice las pruebas de embarazo y respire de alivio cuando dio negativo. No quería otro bebé en ese momento, menos nacido de un encuentro fortuito —Asiente haciéndome saber que lo entiende—. ¿Qué hay de ti?
—He tenido esos famosos sustos. Uno cuando era adolescente y sí que estaba muy asustado —Se muerde el labio antes de continuar— y con Isla hubo un par de ellos, de hecho...
— ¿De hecho?
—De hecho uno de esos sustos fue cierto, la cosa es que cuando lo supimos fue debido a un aborto espontaneo. No lo sospechamos, apenas sería un mes cuando tuvo la pérdida y antes de ello hubo una falsa alarma y poco antes de terminar, también pensamos que podía existir un embarazo, pero aparte de ese aborto espontaneo, lo demás solo fueron sustos.
—Sustos que paralizan ¿No?
—Sí, ella no pensaba en tener una familia en ese momento, la entendía y podía respetar eso —Hace una pausa— y para ser honesto, todos esos sustos de embarazos en mi vida fueron en momentos en los que no me sentía preparado o estaba particularmente planeando ser papá.
—Así que si esto sucede ¿Lo llamaremos un susto?
—Lo llamaremos ser muy eficaces —Se ríe—. ¿Sabías que si sucede seríamos tal vez los primeros en BG.5 que planean un bebé? Todos ellos han llegado de sorpresa, incluso éste último bebé Karry fue medio planeado, pero no al 100%. Me gustaría saber qué opina el abuelo Luca al respecto.
— ¿Quién es el abuelo Luca?
—Solo diré que debes conocerlo.
— ¿Es importante para ti? —Me inclino hacia adelante dejando mis manos a cada lado de sus brazos.
De nuevo mi cabello le acaricia las mejillas y la sabana se desliza lo suficiente para dejarme con los pechos al aire, cosa que lo distrae momentáneamente.
—Sí, es importante para la familia BG.5.
—Quiero conocerlo —Dejo un beso en su labio inferior—. Quiero conocer todo aquel que sea importante para ti.
Sus manos abandonan el agarre detrás de su cabeza y vienen a mis mejillas mientras esos ojos color miel parecen tener algún brillo especial ahí.
—No creo que te hagas una idea de lo que tus palabras significan para mí.
—Físicamente puedo sentirlo —aseguro removiéndome encima de él y sintiendo algo bastante duro rozarme, se ríe— y creo que también puedo entenderlo en un nivel más que físico. Me haces sentir igual.
Me deleito con la suavidad con la que me besa, las emociones que me embargan, pero cuando sus manos se trasladan de mis mejillas a mis costados, sonrío sobre sus labios deteniendo el rumbo de esas manos talentosas.
—Tengo una idea muy genial —susurro contra su boca antes de morderle el labio inferior.
—Cuéntame de esa idea.
—Traslademos esto a la ducha porque estamos sucios y luego desayunemos ¡No puedes solo tenerme prisionera de tu cuerpo sin un sustento de comida!
—Parece un buen plan, ensuciarnos, limpiarnos, ensuciarnos otro poco, quedar limpios y desayunar. Me gusta el plan.
—A mí me gustas tú —digo incorporándome y bajando de su cuerpo.
Tengo unas cuantas estrías en mi trasero y mis pechos no son tan firmes cómo de adolescente, pero con confianza me pongo de pie y camino hacia el baño tarareando una canción. Grito, pero al mismo tiempo rio cuando me abraza desde atrás alzando mis pies del suelo.
—Te tengo —susurra antes de morderme el lóbulo de la oreja.
***
Estoy tan feliz cómo puede estar alguien que recibió orgasmos y que pasó un tiempo increíble con un hombre aún más increíble. Creo que la sonrisa en mi rostro es muy difícil de borrar y hay más secuelas de todo lo que pasó con Andrew: el dolor de músculos que hace tiempo no se trabajaban, la leve incomodidad y ardor entre mis piernas, la sensibilidad actual en mis pechos y las zonas rojizas debido al rastro de barba con el que despertó. No tengo queja alguna.
Saliendo del auto, tras estacionar frente a la casa, busco las llaves de la casa en mi bolso sin importarme que los vecinos puedan verme llegar vistiendo únicamente una camisa enorme de hombre porque eso me pareció mejor idea que volver a usar el vestido de la boda, además, el hecho de que la camisa huela a Andrew le da puntos extras.
Sé que Elanese ya se encuentra esperándome dentro de la casa porque me llamó y también sé que Eva se encuentra haciendo el almuerzo porque en primer lugar hay que recordar que la menor de nosotras no sabe cocinar ni agua. Sin embargo, lo que me tiene desconcertada es ver a una mujer rubia teñida de morado y que luce bastante delgada y pálida, salir de un costado de la casa en cuánto me ve.
Enarcando una ceja sigo caminando hasta estar a una pequeña distancia de la puerta de la casa, la cual no pienso abrir hasta saber qué está pasando aquí.
Todo lo que hace la mujer es verme, luce ansiosa. Su ropa está sucia y tiene un aspecto descuidado y de abandono muy evidente. Cuando veo sus brazos, noto las marcas de pinchazos de inyecciones y dudo que sean de algún tratamiento que no sea alguna droga de alto nivel cómo lo es la heroína, eso me pone un poco más alerta y saco mi teléfono para tenerlo a la mano ante cualquier acontecimiento que amerite una llamada a emergencia.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —pregunto con precaución.
— ¿Eres Leslie? —Su voz suena enronquecida.
— ¿Quién la busca? —respondo sin afirmar.
—Lo eres, los ojos, eres su hermana —dice—. Soy Kora.
Veo su mano extendida hacia mí y tras dudarlo demasiado, la estrecho con rapidez y no puedo evitar notar cuán frágil y huesuda se siente su mano.
— ¿Hay una razón especial para tu visita, Kora?
—Conozco a tu hermana —No respondo—, la menor...Elanese, de la universidad.
—Oh, de acuerdo.
No recuerdo que Elanese alguna vez me haya hablado de alguna Kora, de hecho mi hermana habla muy poco de la universidad y no hay ninguna amistad duradera que haya entablado, todo recuerdo de la universidad que le quedó, si acaso, fue su exnovio Henry.
— ¿Quieres comunicarte con Elanese?
—No, es contigo que quiero hablar —Luce ansiosa—. Conozco algo de tu hermana que ha estado ocultándote.
Ahora ambas cejas suben en mi rostro ante la sorpresa en sus palabras, pero trato de recuperarme con rapidez porque algo sobre esto no se siente bien.
—Las cosas que mi hermana deba decirme son su asunto y no el de otro. Me vas a disculpar, pero creo que deberías retirarte.
— ¿No quieres saberlo? Es algo muy, muy oscuro, algo que hizo por ti.
Mi cuerpo se congela mientras nuestras miradas se encuentran, una sonrisa inestable se dibuja en su rostro porque sus palabras me han atrapado.
—Lo hizo por ti y por el niño muerto.
— ¿Qué es lo que has dicho?
—La ayudé, ella necesitaba dinero y acudió a mí.
— ¿Quién se supone que eres y de que estás hablando?
—De nada, ella no está hablando de nada porque Kora está a instantes de irse ¿Correcto? —dice la voz de Elanese con una frialdad que no reconozco, pero en donde detecto un toque de angustia.
¿Qué mierda está pasando? Ni siquiera me di cuenta de cuándo la puerta se abrió porque estaba demasiado envuelta en las palabras de Kora.
— ¿De qué está hablando ella, Elanese? ¿Qué es todo eso que está diciendo?
—Puedo decirte más, verás...
—Cállate —Elanese se interpone entre nosotras y creo ver que le da un empujón.
Mi hermana no es agresiva o suele caer en disputas físicas, por lo que algo se siente realmente mal en todo esto.
—Una mañana, en la universidad, vino a mí pidiéndome trabajo y sabía que nada bueno podía venir de ello, le advertí...
— ¡Qué te calles! —La empuja de nuevo Elanese.
Detrás de mí escucho autos hacer ese sonido inconfundible cuando frenas muy rápido al conducir a alta velocidad, pero no presto atención porque algo grande está sucediendo aquí.
—Elanese ¿De qué está hablando? ¿Qué sucede?
—Pero ella insistió —prosigue Kora—. Le dije que el trabajo sería sencillo y al principio lo era, solo que ella terminó haciendo mucho más.
— ¡Qué te calles la puta boca! —grita Elanese y arremete contra ella.
En un momento mi hermana está entre nosotras y luego se encuentra en el suelo golpeando sin control a Kora que se defiende tanto cómo puede porque Elanese está fuera de sí golpeando y tirando cómo una lunática mientras grita "cállate" una y otra vez.
Salgo de mi sorpresa cuando unos hombres vestidos de traje negro aparecen y se acercan a ellas. De inmediato dejo caer el teléfono, las llaves y el bolso mientras me acerco a Elanese y tiro de su cuerpo hacia atrás. Está fuera de sí, enloquecida.
—Elanese... —Intento hacerla volver porque parece perdida.
Cuando logro separarla, caigo de culo en el suelo con ella prácticamente sobre mi regazo. La camisa se me ha subido y se me ven el bóxer de Andrew, pero no me importa mientras la abrazo con fuerza para no dejarla ir mientras los hombres ponen de pie a una sangrante y herida Kora.
—Quiero que se calle, que se calle para siempre —dice mi hermana entre jadeos.
—Shhhh, cariño, todo está bien —susurro abrazándola con fuerza—. Todo está bien.
—El jefe quiere verte, no le gustó que actuarás a sus espaldas y tomarás decisiones que no te pertenecían —dice uno de los hombres a Kora y ella palidece—. Esta era una puerta cerrada que abriste sin su permiso.
Todo suena turbio, pero no es mi prioridad ahora cuando Elanese se encuentra temblando entre mis brazos. Los hombres se llevan a Kora y aunque no la conozco, siento angustia por lo que podría sucederle, pero algo me dice que sea una cobarde porque esto parece ser algo mucho más grande que yo y de alguna manera vislumbro el peligro.
Mis manos van a las de Elanese cerradas en puños y poco a poco la hago abrirlas descubriendo mechones de cabello en ellas y nudillos rotos al igual que varias de sus uñas, realmente le dio una golpiza y aunque sus brazos tiene arañazos sangrantes y creo que su rostro está un poco rasguñado, no hay daños alarmantes en ella. Está llorando, no hay sollozos, pero sus lágrimas caen sobre mis brazos.
—Está bien, cariño —repito y beso su cabeza.
—No me odies, Les, no me odies.
—Nunca te odiaría, nunca.
Permanecemos así por unos minutos hasta que parece estar lo suficiente calmada para ponerse de pie. Recojo mis pertenencias y entramos a casa, me toma de la mano y me guía hacia la cocina en donde Eva está demasiado concentrada cocinando con audífonos puestos y cuando se gira, un grito sale de ella.
—Pero... ¿Qué rayos? —exige saber sacándose los audífonos.
Ella camina hacia Elanese intentando entender que sucedió y aunque presencié todo, estoy tan confundida cómo ella, además, todas las cosas que dijo Kora...
—Kora estaba afuera —Le dice Elanese a Eva—. Ella quería decirle a Leslie.
—Se supone que todo quedaba atrás —susurra Eva.
Ambas comparten una mirada y me canso. Me canso de la manera en la que siempre parecen ocultarme algo y dejarme de lado sobre lo que aparentemente es muy importante y sobre lo que acaba de pasar...Necesito, no, exijo una explicación.
—Iré por el botiquín de primeros auxilios y luego necesitamos hablar muy seriamente sobre lo que está ocurriendo —digo con fuerza y no espero negativas al respecto.
Hago precisamente eso y cuando regreso me encargo en silencio de desinfectar los rasguños de Elanese. Hay una enorme tensión entre mis hermanas y yo, eso está influyendo demasiado en mi ánimo, la felicidad con la que llegué es apenas un eco entre tanta incertidumbre.
Cuando termino, dejo el botiquín a un lado y tomo asiento en la silla de al lado de Elanese, frente al mesón, Eva nos ve con la espalda recargada en la pared y luce tan nerviosa que me asusta.
— ¿Qué sucede? —Pregunto, no hay respuestas—. Elanese ¿De qué hablaba ella? Dijo que hiciste cosas por mí...Por Arthur y yo...No lo entiendo.
»Por favor háblame, no voy a enojarme ni odiarte, por favor ayúdame a entender lo que sucede.
—No es tu culpa ¿De acuerdo? Fue mi decisión, tal vez no fue correcta, pero no es tu culpa ni fue la de Arthur —susurra y sé que finalmente se está abriendo conmigo.
—De acuerdo —entrelazo nuestros dedos.
Trato de no fijarme en los pequeños rasguños en su rostro, al menos son mínimos y el corte en el medio de su labio inferior podría ser peor, definitivamente Kora fue lastimada mucho peor. No quiero ni siquiera pensar cómo se tomará Dexter todo esto cuando la vea lastimada.
—Cuando tenía dieciocho años, faltando poco para mi cumpleaños, las cosas en casa estaban complicadas.
Muchas veces en casa las cosas se pusieron complicadas luego de que Arthur fuese diagnosticado por lo que me es difícil ubicar de cuáles de esos momentos habla, pero no tardo en llegar a ello porque fue de los momentos más duros y angustiantes. Lloraba, no había dinero, no dormía y Arthur tenía tanto dolor.
—Te escuchaba llorar y veía tu desesperación, quería ayudar tanto cómo los demás, quería hacer todo más fácil.
Un nudo se instala en mi garganta. Siempre estaré agradecida con mi familia por su apoyo emocional y económico, Arthur era mi responsabilidad y aun así siempre estuvieron conmigo, sé que el dolor lo cargamos cada uno de nosotros de una manera diferente. Mi desesperación también fue la de ellos y nuestros dolores se mezclaban, solo que muchas veces me cegué y tal vez olvidé la manera en la que a ellos también les ardía.
—Tenía una clase con Kora y había escuchado a alguien decir que ella daba trabajos que daban muy buena paga. El dinero era la solución y de repente sabía cómo conseguirlo.
—Cariño... —susurro apretando su mano y sintiendo el nudo en mi garganta crecer.
La veo intercambiar una mirada con Eva y tras eso, nuestra hermana mayor se acerca y se ubica detrás de ella, abrazándola mientras habla.
—Tuve dudas, Les, pero una noche no pude tenerlas por mucho más porque quería ayudar, quería que todo estuviera mejor y sentí que en mis manos estaba la respuesta. Hice mi elección.
El nudo en mi garganta no deja de crecer, ignoraba cuánta responsabilidad Elanese había puesto sobre sus hombros, cuánto quiso involucrarse con la ayuda económica a una edad tan joven y sé que ese nudo en mi garganta no hará más que crecer cuando ella continúa su historia.
—Acudí a Kora por trabajo, me dije que no podía ser tan malo y que tenía prioridades por delante de mi moral, mis sentimientos y bienestar...
Escucho, de verdad lo hago, pero no es fácil.
La historia comienza con Elanese narrando cómo se acercó a Kora una mañana en la universidad y cómo le pidió trabajo pese a imaginar que las cosas podían ser un poco turbias, me hace saber que aunque Kora se negó en un principio, ella insistió y algo me dice que ese era el modo de operar de Kora: negarse hasta volverlos desesperados y parecer una salvadora cuando cedía.
Quiero interrumpirla porque apenas es un comienzo y siento dolor en mi pecho, quiero detenerla porque una parte muy cobarde de mí quiere vivir en la ignorancia sin saber a dónde llevará este relato, porque veo el dolor en sus ojos que me hace saber que no es una historia bonita y que va a dolerme.
—Comencé a llevar paquetes para ella, una parte de mí imaginaba que no podían ser cosas buenas, pero me gustaba mentirme diciendo que no podía ser tan malo —Su labio inferior tiembla—. En mi interior sabía que si alguien me atrapaba estaría en problemas muy serios, fueron pocas veces, pero estuvo mal y lo sé.
Me ciego, no tengo que pensarlo demasiado ni lo analizo cuando me digo: quería ayudar, no pueden juzgarla.
Pero me duele, mi pecho arde y ya siento una lágrima deslizándose por mi mejilla. Pienso en mi joven hermana, tomando decisiones tan grandes y perjudiciales con el fin de ayudarnos, de comprarnos tiempo, de darnos oportunidades. Creo que ni siquiera puedo comprender la magnitud de su sacrificio.
—No voy a juzgarte, no lo haré. Tú...Querías ayudar y es mi culpa, todo lo que hacía era llorar y...
—No es tu culpa, nunca lo ha sido, Les.
—Mis problemas los consumía, causé dolor en mi familia y...
—No causaste dolor en nosotros —Me interrumpe Eva—. El cáncer lo hizo y eso no es tu culpa.
—Pero Ela hizo eso por...
—Por elección propia, fue mi elección, Leslie, no es tu culpa.
Sin embargo, lo sigo sintiendo cómo mi responsabilidad. Mi hermanita quiso ayudarme, ayudarnos y en su búsqueda de soluciones terminó pidiendo ayuda en un lugar perjudicial, uno que no sé de qué manera la marcó.
Me paso el dorso de la mano por los ojos intentando eliminar la humedad en ellos. Esto no puede ser todo.
— ¿Hay más? —pregunto en voz baja.
Elanese me ve por largos segundos antes de asentir con lentitud.
—Una noche, en mi última entrega, llegué a un lugar en dónde todo se salió de control... —Traga—. Esa fue la noche en la que un hombre se obsesionó conmigo.
Siento que el mundo se me cae a pedazos, porque esa premisa, el tono, las lágrimas y su postura me dice tanto.
Es como si repentinamente Elanese encontrará una fuerza en sí misma que la impulsa a hablar, a decírmelo. Con cada palabra saliendo de su boca, siento que me hundo, que me quiebro y que quiero devolver el tiempo y hacer algo, cualquier cosa que borre lo sucedido, cualquier cosa que le quite esos recuerdos, esas experiencias.
Ella habla acerca de hacer una entrega en un lugar donde un hombre poderoso residía, no me dice el nombre. Mientras la escucho decirme, con dolor en su voz e impotencia, cómo éste hombre de inmediato desarrolló una obsesión por ella, libero su mano porque no tengo control de mis emociones y mis manos se cierran en puños ante el asco y rabia que me invade al saber que un hombre se encaprichó y no pensó en detenerse: la acosó.
— ¿Qué quería de ti? —susurro, la respuesta parece obvia, pero me niego a creerla.
—Kora no dejaba de decirme que él quería una noche, solo eso y me daría mucho dinero. Bastante.
—Y dijiste que no —No pregunto, suena a que le imploro.
—Le dije que no.
Gracias, gracias, muchas gracias.
—Le dije a Kora incontables veces que no, que no podía, que no había manera —Se pone de pie pasándose las manos por el cabello—. En casa...Todo empeoró.
No, por favor, no.
—Y eventualmente, dije que sí. Cedí.
Me quiebro. Un sollozo me sacude el cuerpo y llevo una mano a mi pecho sintiendo algo romperse en mí cuando sus palabras se cuelan. Le hice esto.
—Perdón, perdón, perdóname —digo con la voz quebrada—. Perdóname, Elanese, es mi culpa, es mi maldita culpa.
La manera en la que cambió, sus encierros, su tristeza...El dinero ¡El puto dinero!
—El sobre...El sobre ¿Fuiste tú?
—Leslie, debes escucharme, escúchame, por favor.
Ella viene hacia mí e intenta agarrar mis manos que no dejan de moverse mientras mi cuerpo tiene sacudidas y mis dientes castañean. Sus manos toman mi rostro cuando ve que no estoy registrando lo que me dice mientras no dejo de pedirle perdón y llorar.
—Por favor, escúchame.
—Por favor, perdóname. Nunca me perdonaré haberte hecho esto, te hice daño, fue mi culpa —Más lágrimas ruedan por mis mejillas.
Ella me ve con lágrimas en su rostro y una determinación la llena cuando sostiene mi rostro con fuerza, sin llegar a lastimarme, para que no me pierda sus siguientes palabras.
—Cedí, acepté y fui a ese lugar. Estaba aterrada y pensé que sucedería, pero cuando sus manos estaban en mí no pude y aunque él quiso seguir, no pude. Hui, corrí, me fui y no vi atrás —Hace una pausa—. Escúchame bien, Leslie, no pasó ¿De acuerdo? No pasó.
—Pero...El dinero...El sobre.
—Fue la mitad, me dejó en claro que si quería el resto debía volver y no lo hice. No podía decir de dónde venía el dinero, por eso lo dejé en el buzón. Estaba asustada de mis decisiones, de hasta dónde había llegado y lo que había hecho.
»Y nada es tu culpa, ni la de Arthur. Nunca te dije nada porque no quería que sintieras culpa, porque quería dejarlo atrás. Y no me arrepiento, duele saber cómo sucedieron las cosas, pero ello le dio tiempo a Arthur y me llevó a una de las personas que más amo en este mundo ¿Entiendes eso? Nunca estuve a oscuras, no estuve sola. Alguien me escuchó, me entendió y ahora ese alguien será mi esposo.
Me da una sonrisa en medio de sus lágrimas mientras sus palabras poco a poco son asimiladas. ¿Cómo Dexter...? Sin embargo, eso no es lo que necesito reafirmar en este momento.
— ¿Lo detuviste?
—Lo hice, Les —Me da una sonrisa—. No llegué al final, no sucedió.
—Promételo.
—Lo prometo —dice sin titubear.
—No lo hizo, Les, no lo hizo —asegura Eva.
Y aunque quiero conocer cómo Eva sabe de esto, lo primero que hago es ponerme de pie y abrazar a Elanese con tanta fuerza. Mi pequeña y valiente hermana que a una edad tan joven quiso a ayudarnos, que se enfrentó a terrores y está aquí, de pie, en mis brazos, sonriéndome mientras me dice que está bien.
Si ella lo hubiese hecho, el problema no sería juzgarla, el problema sería que no creo que me recuperaría de ello, tal sacrificio. Si hubiese sucedido la culpa siempre estaría conmigo, no me alcanzaría la vida para pedirle perdón y nunca me lo hubiese perdonado.
Abrazo a Elanese hasta que se me acalambran los brazos y solo cuando mis ojos están hinchados y proceso su historia, sabiendo que una línea fue trazada, escucho el resto. Escuchó sobre Dexter en una noche hace años dándole consuelo en un bar, escucho su amor cuando me dice que sus palabras le dieron fuerzas y propósito para aceptar sus decisiones y continuar. Escucho sobre Eva sabiéndolo por un encuentro no esperado con la basura que intentó comprarla y me asegura que éste hombre no volverá a su vida y que muy posiblemente sus hombres fueron los que vinieron por Kora.
Ella deduce que Kora era quién me escribía los correos, también me repite una y otra vez que no fue mi culpa, que es feliz, que ahora finalmente puede soltar ese pasado y que no quiere enfocarse en ello, que lo dejemos ir y aunque suena sencillo no es fácil, pero cuando me lo implora no encuentro manera de negarme porque se lo debo, porque quiero darle el mundo y haré todo lo que esté mis manos para darle eso: el olvido. Porque ella no quiere que la vea diferente, porque no quiere que el pasado que desconocía nos envuelva.
No puedo olvidarlo, no puedo fingir que no pasó, pero al menos puedo intentar seguir sus pasos porque ella ahora es feliz y hablar sobre ello le duele. Me prometo no mencionarlo más y me prometo que toda mi vida me dedicaré a demostrarle lo mucho que la amo y la respeto.
Envuelvo a mis hermanas en un abrazo, han sido mis pilares y con honestidad sin ellas no sé qué sería de mí.
—Las amo tanto —susurro.
—Estamos bien, Les. Soy tan feliz —murmura Elanese—. Muy feliz.
—Te daré la maldita despedida de soltera más genial de la historia y tu boda será tan hermosa —Aseguro haciéndola reír—. Te daré los mejores regalos de cumpleaños y tanto amor que te hartarás de mí. Un gracias nunca será suficiente y un perdón...
—Nunca será necesario —Me interrumpe—. Tu mayor regalo para mí será dejarlo ir, lo dejaremos ir ¿Cierto, Eva?
—Lo dejamos ir —sentencia nuestra hermana mayor—. Lo dejamos atrás.
—Presente y futuro ¿De acuerdo, Les?
—De acuerdo.
¡Helloooo! ¿Qué mejor manera de despedir el año que con que Landrew? Estoy súper feliz con el crecimiento que ha tenido esta historia este 2020, espero en este 2021 crezca mucho más y Andrew y Leslie no la pasen tan mal.
Ahora bien, varias cositas:
Lo primero es que desearé para este 2021 QUE TODAS conozcan a su Andrew o a su Leslie, porque Dios mío, esas habilidades y química sexual todos se lo merecen, sí que sí. Larga vida a Landrew.
Segundo, di muchas vueltas sobre que haría sobre el pasado de Elanese y al final opté por un 75% de la verdad ¿Por qué? Porque conociendo la personalidad de Elanese y lo mucho que ama a su hermana, comprendí que ella sería honesta, pero que jamás quisiera ocasionarle un dolor del que sabe que tal vez nunca se perdonaría pese a que no es culpa de Leslie. Así que decidí que lo contaría bajo sus términos y sí, no fue honesta hacia el final cuando dijo que "lo detuvo" porque sabemos lo que tristemente pasó, pero además de mentir por Leslie también lo hizo por ella, porque sabía que no podía enfrentarse a un mundo en dónde su hermana experimentara tal dolor y porque finalmente incluso si fue a medias, hablar con Leslie la terminó de liberar. Ella es feliz, genuinamente lo es y ahora con mayor libertad. El corazón de Elanese siempre ha sido bondadoso y esto fue un acto de amor a su hermana y Eva decidió respaldarla, lo cual dice mucho.
No promuevo la violencia, pero ¿Me gustó ver a Elanese darle su paliza a Kora? Me declar culpable, ella la llevó a su límite.
Por otra parte el principio del capítulo (sí, sí, Andrew de nuevo), pero es que...Andrew, por favor ¿Por qué eres tan Andrew?
Bueno, mis amores, sé que el año 2020 ha sido raro, espero con esta historia haberles traído algo de alegría en estos días tan confusos. Estoy contenta de que este 2020 fui mucho más productiva en la escritura que en el 2019. Espero este 2021 sea increíble para todos nosotros y seguir trayendoles un poco de alegría con mis historias. No lamenten lo que no sucedió este 2020 y celebren que pueden darle la bienvenida a un 2021 que esperemos nos traiga más alegrías que tristeza.
¡Feliz año nuevo!
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Un mega beso.
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