Capítulo Uno
Capítulo uno.
Él es suave. Su dedo atrapa el mío y yo sonrío en medio de mis lágrimas mientras finalmente deja de llorar.
Mis ojos están lagañosos, ojerosos y mi rostro es un desastre de lágrimas y mocos, pero este momento es perfecto. Es el momento en el que tengo una conexión con mi pequeño bebé. Es cuando decido dejar de quejarme y estresarme ante esta nueva etapa de ser madre. Es cuando me siento afortunada.
—Eres increíble, Arthur.
Incluso cuando estaba enloqueciendo hace unos minutos, en los que no tenía idea de lo que quería mi bebé, ahora mientras lo sostengo y él toma mi dedo, todo se siente correcto e idóneo. Me pregunto cómo puedo ser capaz de sentir tanto amor y cómo un gesto san sencillo pudo calmar mis angustias.
Tengo quince años y estoy asustada sobre todo esto, pero comprendo que se me otorgó un regalo que siempre amaré y cuidaré. Voy a esforzarme en ser la mejor mamá para él.
2 de enero, 2016.
— ¿Sabes a qué me recuerda esta fiesta? —cuestiono. Elanese golpea mi brazo y yo rio—. A tu súper Elafiesta.
Elanese gruñe y yo rio un poco más. El año pasado en su cumpleaños número veinticuatro, mi hermana menor tuvo una fiesta de cumpleaños que se salió de control cuando en una de sus ocurrentes ideas, creó un evento en Facebook invitando a todos sus amigos, de los cuales en persona no conocía ni a la mitad. Fue un desastre, pero fue uno bueno. Además, me ha dicho que fue en esa fiesta donde Dexter y ella se rindieron y compartieron su primer beso.
Y también fue la fiesta donde conocí al pirata más sexy que se hizo llamar Derrick y que luego supe era Andrew Wood.
Te diré quién es Andrew Wood: es el ángel que cumplió uno de los últimos deseos de mi hijo Arthur, él hizo más que eso, lo visitó más de una vez, le regaló una guitarra, llevo a todo BG.5 a verlo, le escribió una canción, se la cantó, lo dejó nombrarla, lo acompañó mientras tomaba sus últimas respiraciones, lloró su pérdida, me dio palabras de fuerza y nombró su CD en honor a mi hijo, un gran fan apasionado que siempre lo admiró.
¿Te suena grandioso? Eso es porque Andrew es algo más, es otro nivel, es la clase de hombre que ni siquiera sabes cómo describir y es la clase de hombre que por alguna razón, cada vez que lo veo por segundos me deja sin palabras y luego actuamos algo torpes de manera vergonzosa. Nunca decimos mucho verbalmente, pero mientras nos observamos pareciera que decimos tanto que asusta un poco. No debería tener tal conexión con alguien que conecta con momentos tristes.
Pero eso es lo loco, Andrew no me recuerda a momentos tristes, me hace recordar los felices: la sonrisa de Arthur, ese momento precioso en el que nombró su canción y esa emoción casi tangible cuando escucho la canción Mr Smile en las emisoras de la radio. Andrew incluso contribuyó de cierta forma en que en aquel hospital, Elanese se reencontrará con el hombre que hizo tal impacto en su vida hace unos años.
—Eva no publicó ningún evento en Facebook —Se ríe Elanese aceptando mi broma.
—Gracias al cielo, aunque es por eso que para prevenir, de igual forma, alquilamos un local más grande, ¿correcto?
—Deja de molestar.
— ¿Te aseguraste de que Elliot esté fuera de la lista, verdad?
—Lo hice —responde.
Asiento. Lo último que necesitamos es que Elliot el exprometido de Eva, quien fue plantado en el altar y está bastante resentido desde entonces, aparezca a armar otra escena, hace muchas de ellas en estos días.
Papá, junto a Eva, está recibiendo a los invitados y la verdad es que Eva es bastante sociable, muchas personas parecen apreciarla, aunque a ninguno los vi dejándose torturar acudiendo a la que fue su horrible despedida de soltera, gente inteligente.
— ¿Crees que Alan vendrá? —pregunto.
Alan es el hombre maravilloso que Eva asegura la tocó abajo y le mostró la pasión, también es el hombre que trabaja en la agencia de servicio social de protección infantil de la que mi hermana se encarga. ¡Por Dios! Las cosas entre ellos se pusieron calientes días antes de la boda, pero se han mantenido alejados, incluso un poco fríos. Ela y yo cruzamos los dedos para que nuestra hermana mayor se dé una oportunidad con quien la hizo sentir tanto.
—Ojalá. Ellos son estúpidos.
—No es que tú fueses menos estúpida cuando te tocó vivir tu amor con Dexter —comento.
—Era mi caso asignado, no quería arruinarlo —Se excusa.
Comienzo a replicar, pero su sonrisa enorme me hace saber que me está ignorando y eso es confirmado cuando un grito de "súper amiga" se escucha por sobre la suave música y luego una niña de cabello miel abraza sus piernas. Elanese la abraza, yo sonrío. Es evidente que mi hermana ama a Skylie Jefferson, no es que eso sea difícil de hacer cuando la niña es un encanto y la ama de igual forma.
—Para ver, para ver —Pide Skylie, y Elanese extiende su mano para que ella vea el anillo que aún me sorprende—. ¿Todavía te quieres casar con nosotros?
—Todavía, mejor amiga.
Rio al igual que lo hace alguien más. Alzo mi vista y me encuentro con Dexter. Él besa mi mejilla, yo le devuelvo la sonrisa y luego por unos segundos me paralizo porque no está solo. Andrew viene con él y me está observando con una pequeña sonrisa.
Luce mucho mejor que hace unos meses cuando perdió a su hermana. Lleva un rastro de barba, su cabello está despeinado y tiene este cuerpo fibroso trabajado que cualquier mujer quiere tocar. También es alto, tal vez es el miembro más alto de BG.5. Tener esos bonitos ojos miel sobre mí, hace que se sienta cómo ser hipnotizada. Su sonrisa crece y yo se la devuelvo sin poder evitarlo.
¿Qué clase de magia es esta?
No me acostumbro a que ahora que mi hermana es prometida, desde hace unos días, de Dexter, estos chicos siempre estarán presentes en nuestras vidas y eso que Elanese todavía no crea descendencia con Dexter.
—Hola —Lo saludo y estiro mi mano.
Quisiera solo actuar normal con él y no caer en estos momentos vergonzosos, él ríe y toma mi mano sacudiéndola gentilmente.
—Hola, feliz año nuevo para a ti.
—Igual para ti, Andrew —Libero mi mano de la suya.
Skylie abraza mi pierna y me agacho para devolverle el abrazo, Andrew saluda a mi hermana y yo escucho todo lo que Skylie tiene para decirme. Luego, cómo sucede casi siempre desde que son novios, Dexter y Ela comienzan a hablar en su burbuja junto a Skylie y yo quedo prácticamente a solas con Andrew.
Andrew quien me observa con lo que luce como curiosidad, cómo si intentara entenderme y descifrarme, como si estuviese inquieto y no sé por qué lo estaría.
Me está inquietando, me atrevería a decir que hoy trae consigo un aura diferente.
— ¿Quieres algo de beber? —pregunto rompiendo el silencio.
—Eso me gustaría.
—Iré por ello.
—Te acompaño.
Y su mano se ubica en mi espalda baja mientras lo guío hacia el pequeño bar que se ha instalado. Su mano se siente cálida aun sobre la tela de mi camisa y es grande, con un agarre firme. Saludo a algunas personas al pasar y luego nos detenemos en nuestro destino. Me dice lo que quiere beber y pido una limonada para mí.
— ¿No ingieres licor?
—No en este momento —Cuando tengo muchos exámenes de salud pendientes.
—Entonces, es verdad —dice, lo miro—. No te enojes con tu hermana, pero ella le contó a Dexter y él tiende a ser un poco chismoso.
— ¿Qué dijo? —Casi puedo intuirlo.
Él me da una sonrisa amplia y acaricia su mandíbula cómo si pensara las palabras, asiento para que hable y para no fijarme en el gesto. ¿Qué sucede conmigo? Ni siquiera estoy embarazada aun y ya estoy toda hormonal alrededor de Andrew.
Él se inclina hacia mí. Algo es diferente, Andrew nunca se había visto tan confiado a mí alrededor ni audaz, mayormente actuaba hasta más torpe que yo, lo que era un poco dulce. Andrew seguro y confiado, pone más enfermo a mi corazón.
—Que buscas un bebé —Termina por decir.
Doy una risa nerviosa y veo alrededor, no es que esconda mis planes, pero es algo que hasta el momento solo se mantiene en mi familia cercana, por lo menos hasta que todo esté hecho y lleve al bebé en mi vientre.
—No es como si buscara una azúcar en el supermercado. ¡Jesús! No lo digas así.
—Pero es cierto —Me dice.
—No hablaré de eso aquí.
—Entonces, ¿Sugieres que busquemos un sitio más privado? —Su sonrisa es ladeada y da un sorbo a su trago.
— ¿Qué te sucede? —No sé cómo no balbuceo. Casi pensaría que está coqueteando conmigo.
—No soy idiota.
—De acuerdo.
—Como mis amigos. Me dije que cuando sucediera yo sería audaz.
— ¿Cuándo sucediera qué? —No puedo evitar inclinarme hacia él, totalmente interesada por lo que dice. El hombre cautiva.
—Cuando mi corazón se acelerara más de lo normal ante la presencia de una mujer.
Muerdo mi labio y luego doy un sorbo a mi limonada sin saber qué decir. Fui coqueta en mi tiempo adolescente, cuando estaba fuera de control, prácticamente cacé a William. Durante los primeros años de vida de Arthur, salí en citas y dormí con un par de ellos, nunca llegué a una relación seria porque primero fui siempre madre. Luego Arthur enfermó y mi vida sexual o amorosa no era mi prioridad. Con la partida física de Arthur, fue hace apenas unos meses, en Japón, antes de volver que mantuve relaciones sexuales con alguien que conocí. Así que no sé si estoy malinterpretando todo esto o Andrew está siendo directamente seductor conmigo.
Nunca se había comportado así a mí alrededor.
—Entonces —Llama mi atención de nuevo, hay una mirada divertida en su rostro—. ¿Buscas un bebé?
Me toma unos segundos comprender que no imaginé esas palabras, que él de verdad acaba de decirlas sin ninguna precaución o sutileza. ¡Él lo sabe!
— ¿Quieres tomar un poco de aire? —Es mi respuesta.
Porque no hay manera de que hable esto aquí en plena fiesta. Él asiente y me pide que indique el camino, lo hago. Me topo con la mirada cuestionadora de Eva, pero sacudo mi cabeza hacia ella en una señal de que no es el momento de hacer preguntas. Abro la puerta que sé da a un pequeño balcón y de inmediato me topo con el aire fresco, por suerte mi camisa es de lana y mangas largas, no paso frío. Recargo mi espalda del barandal y Andrew su cadera, me doy cuenta que tomó nuestras bebidas y la acepto cuando me entrega la mía. Cuando la deja, hay una caricia leve en mis dedos que pienso que la imaginé, pero él está sonriendo con travesura y creo que fue muy real.
Caigo en cuenta de algo: nunca había estado a solas con Andrew. Y que hoy él parece significar peligro.
Hay un aura extremadamente sensual hoy. Luce seguro, seductor, confiado y decidido. Me tomo el tiempo de evaluarlo. Un pantalón negro abraza sus largas piernas nada delgadas, una camisa gris ajustada a su abdomen acompaña el vestuario con una chaqueta negra. La barba un poco más oscura que su cabello se ve bien en él y hace que sus labios rosas resalten más. La leve protuberancia en el tabique de su nariz no hace nada para arruinar su bella y esos ojos color miel son tan expresivos con unas pestañas que hacen el paquete completo. Luego está ese cabello rubio miel que parece contener algunas hebras más doradas, va un poco largo y por lo tanto se riza un poco en las puntas. Él es increíble para la vista no es algo que alguien negaría. Y esa voz masculina suave, baja y con pronunciación perfecta en las palabras, hace cosas increíbles.
—No es que estoy yendo a una tienda por bebés —aclaro retomando el tema.
—Estás usando una banca de esperma, no es muy diferente a ir a una tienda por bebés —Sonríe porque eso suena un poco lógico y no encuentro replica inmediata.
—Quiero ser madre, es una manera legítima, eficaz y legal. No hay nada de malo en ello. No estoy lastimando a nadie con mi decisión.
—No digo que haya algo malo en ello ni cuestiono tu deseo de ser madre —asegura para luego dar un sorbo a su bebida—. ¿Por qué no buscaste un candidato de manera normal?
—No es que conozca a muchos hombres y tampoco me veo teniendo hijos con ellos o que ellos lo deseen —No sé cómo es que logra sacarme todas las palabras. Me siento cómoda hablando y eso que es la primera vez que lo hacemos.
»Y antes de que lo preguntes, no hago esto con intenciones de tapar un dolor, ser terapéutico o reemplazar a mi hijo. Es algo que deseo hacer de corazón.
—No te estoy juzgando, Leslie. No dudo que tus intenciones sean buenas y genuinas, me parece increíble tu deseo de ser madre.
»Es admirable que no te estancaras en el dolor y vayas por lo que te hace feliz, que seas perseverante, eso de verdad es genial.
— ¿De verdad?
—Estoy siendo honesto.
De un solo trago, se bebe el resto de su bebida y deja el vaso en el suelo, pasa ambas manos por su rostro y me observa. Su expresión se vuelve seria y endereza su espalda, no sé por qué esto luce como si estuviésemos a orillas de un gran acantilado al que Andrew planea empujarme.
— ¿Escogerías a un bebé rubio?
— ¿Eh? —respondo desorientada.
—Te pregunto si entre tus opciones de donantes, tomaste en cuenta la posibilidad de tener un bebé rubio.
—Todo lo que quiero es un bebé sano. De una familia sin antecedentes de enfermedades o drogadicción.
—Entonces, no descartas la posibilidad de un bebé rubio.
—No —digo con lentitud viendo cómo frunce el ceño.
Se ubica frente a mí y alzo mi vista porque es de verdad alto. Me da una pequeña sonrisa y se la devuelvo, no sé por qué no puedo evitar ese gesto tan natural a su alrededor.
—Mi familia es sana, ningún caso de drogadicción. Yo soy sano, siempre comí mis vegetales. Voy a cumplir veintinueve años en marzo lo que quiere decir que mis nadadores son bastante potentes.
— ¿Nadadores?
—Buscaba una manera diplomática para mencionar a mis espermatozoides.
—Señor Jesús —murmuro sin creerme tal conversación—. ¿Por qué me hablas de tus nadadores?
—Porque puedo darte a mi bebé.
El mundo se detiene por unos breves segundos en donde todo lo que hago es observarlo. Esta se supone que es la parte en donde rio como lo hice con las demás ideas absurdas, pero no lo hago. ¿Por qué no me estoy riendo? Por supuesto que esto es absurdo y no puedo creer que alguien tan cuerdo y centrado cómo Andrew lo propusiera.
¿Por qué no me estoy riendo aun? Es absurdo, es muy absurdo y se me prohíbe pensar lo contrario.
—Andrew, ¿Qué te sucede hoy? Nunca hablamos realmente y hoy estás todo seductor, irresistible, luego me hablas de tus nadadores y después me ofreces a tu bebé. ¿Te sientes bien?
—Me siento magnifico.
Hago el primer contacto físico que hemos tenido desde que fui a verlo en el estudio para agradecerle lo que hizo por Arthur. Eso fue hace dos años y unos pocos meses, pero esta ocasión lo amerita porque quiero saber que él se encuentra bien. Me paro sobre las puntas de mis pies y dejo mi mano sobre su frente, su temperatura es normal, no hay fiebre ni sudores fríos. Luce sano.
Su mano toma la mía y la deja en el centro de su pecho. Siento músculos y lucho contra el deseo de tantear. Todavía a través de la tela, siento el calor de su piel. Su mirada baja la mía. Soy alta, pero Andrew me supera por muy notables centímetros.
Me observa con intensidad, sin duda, cómo un hombre decidido a conquistar hasta las tierras más vírgenes. Un hombre con una misión y me temo que soy la receptora de toda esa intensidad. Soy su objetivo.
—Quiero que me consideres para tener a tu bebé.
—Pero, pero... ¿Por qué?
Sonríe y presiona todavía más mi mano en su pecho y avanza un paso hacia mí. Es hipnótico y cautivador, soy seducida.
—Te lo dije. No soy idiota, me prometí que yo actuaría cuando me tocara a mí —Se encoge de hombros—. Me adelanto a los hechos. Sé que saldremos, nos enamoremos y solo busco que evitemos el drama.
—Estás loco, ¿Qué te pasó? Tú eras tan cuerdo y normal, él más normal.
Eso lo hace reír y mi mano en su pecho disfruta del movimiento, de hecho mi mano me traiciona y se presiona todavía más.
—Soy normal y quiero creer que astuto. Te conocí hace dos años y unos pocos meses en una situación difícil y aun así cada vez que te veo, mi corazón siempre late más deprisa y de alguna manera, hasta hace poco, perdía mis palabras.
»Te veo y me siento mejor. Te veo e imagino cosas —Se ríe de manera ronca—. Me vuelvo torpe porque pienso de qué manera sorprenderte cuando nos encontramos y ahora que sé que coincidiremos muchas veces por tu hermana y mi amigo, me siento valiente, imprudente y listo para tomar cartas sobre el asunto.
—El asunto —repito.
Sacudo mi cabeza y recupero mi mano, la abrazo porque la muy traidora parece querer irse con él. Esto es loco, casi creería que estoy soñando.
—Gracias por tu amable oferta, pero no necesito a tus nadadores. Yo...Eh, en la banca de esperma hay muchas de hombres que no conozco, lo cual lo hará menos incómodo —No dice nada, solo me observa y parece que lucha para no sonreír—. Así que gracias, pero...Uh, declinaré la oferta.
—No me ofendes.
—Qué bueno, no quería ofenderte porque eso ha sido muy amable de tu parte...El ofrecerte, un gran gesto, creo, bueno...Gracias.
—Te he tomado por sorpresa.
—Total —Rio nerviosa—, en un futuro nos reiremos de esto.
—Sí, cuando nuestro hijo nos pregunté cómo nació y cómo comenzó nuestra historia —Me guiña un ojo, se agacha, toma el vaso vacío y luego se va.
¿Qué carajos acaba de pasar?
Andrew se va dejándome con la boca abierta y con una declaración tan osada y confiada. ¿Nuestro hijo? Llevo una mano a mi pecho, hace muchísimo tiempo no latía de una manera tan desenfrenada.
¿Y si Andrew perdió la cabeza?
¿Y si la perdí yo por no considerar la idea absurda y reírme cómo lo hice con las otras?
Nuestro hijo. Nuestra historia.
¡Señor! Es como si mi ángel se convirtiera en uno caído o un demonio de la tentación. Sentía que mi estómago se enfermaba con el Andrew de pocas palabras, con el que solo me veía fijamente. Pero casi he perdido mi estómago con las sensaciones de lo que acaba de suceder. Hace mucho no me sentía tan viva y loca, porque hace mucho ni siquiera estaba luchando tan fuerte con las ganas de sonreír.
¿Qué ha ocasionado ese hombre?
***
Lo que resta del cumpleaños, no me acerco a Andrew, pero lo observo. Él ríe y bromea mucho con Dexter, también es muy cariñoso con Skylie. Algunas amigas de Eva no dudan en acercarse a él y muchas veces nuestras miradas se topan. Él no se acerca de nuevo y me pregunto si imaginé todo el asunto de sus nadadores, pero cuando sonríe con travesura me doy cuenta de que fue muy real y que de verdad él cree en la cosa de que en un futuro hablaremos a algún hijo de alguna historia. Me planteo decirle a Dexter que Andrew está teniendo algunos problemas en su cabeza, pero eso implicaría contarle que su amigo me ofreció su esperma, a los que llama nadadores, no superaré eso.
Mordisqueo mi pulgar mientras lo observo porque no puedo evitarlo. Hemos roto nuestro record de estar por tanto tiempo en un mismo lugar. Ayudo en la fiesta, pero mi vista siempre vuelve a él. Gracias al cielo la fiesta sale estupenda y Elliot no aparece, pero Alan tampoco lo hace y eso me pone un poco triste porque sé que en el fondo Eva quería verlo aquí. Pero el asunto de mi hermana mayor no me distrae de mi propio asunto.
El pastel se corta temprano y Andrew se va antes de que lo haga Dexter con Skylie. Él se despide de Elanese con un abrazo y de mí a la distancia con su mano. ¿Lo ven? Ya lo superó.
Pero me preocupo, porque después de limpiar e ir a la casa de Eva, donde estoy viviendo porque ella no quiere estar sola, y encerrarme en mi habitación, las palabras de Andrew están en mi cabeza.
«Puedo darte mi bebé» Un bebé sano y rubio, no es que importe porque no estoy considerando tal oferta.
Giro sobre la cama muchas veces recordando sus palabras, evaluando cada una de ellas, su postura, su cercanía, su calor y el tacto. ¿Por qué nos tocamos? Todo era más fácil cuando no compartíamos tantas horas de aire en un mismo lugar, cuando no decíamos mucho y solo nos observábamos, cuando no sabíamos lo que se sentía tocar al otro. Cuando Andrew no intentó seducirme y me ofreció llevar a su bebé.
Mi celular vibra de manera continua en mi mesita de noche y lo tomo. Es un mensaje de número desconocido.
Número Desconocido: podemos conversarlo.
Número Desconocido: Soy Andrew, espero no incomodarte. Solo quiero que sepas que hablo en serio
Número Desconocido: y tampoco quiero asustarte. No es un arranque de locura
Número Desconocido: así como tú lo has pensado, yo también. Podemos hablarlo.
Dejo el teléfono debajo de mi almohada y cubro mi rostro con mis manos. No me sorprende que consiguiera mi número, me sorprende que quisiera escribirme, que siga pensando en ello y que en consecuencia me haga pensarlo.
Escucharlo no significa aceptar. No lo haré.
Además, tengo curiosidad sobre qué va a decirme, he de admitir que Andrew decidido resulta cautivador y no hace daño verlo.
—Ay, mi Arthur. Si supieras que tu súper Andrew está loquito y quiere darte un hermanito —Rio quitando las manos de mi rostro—. ¿De qué hablo? Tú seguramente me rogarías que aceptara.
Giro de nuevo en mi cama y en última instancia me rindo. Tomo el celular, guardo su número y luego respondo.
Leslie: está bien.
Andrew: ¿Tendrás a mi bebé?
¿Qué? Y contra todo pronóstico rio porque el siguiente mensaje es una carita mostrándome la lengua.
Leslie: no.
Leslie: me refería a hablar. Escucharte.
Leslie: no significa que aceptaré tu locura.
Andrew: tampoco significa que la rechazarás.
Leslie: yo decido cuándo reunirnos.
Andrew: hecho.
Leslie: ahora duerme, Andrew. Lo necesitas para aclarar tu mente.
Andrew: para soñar contigo 😉
Apago mi celular antes de que pueda decir cualquier cosa que me desconcierte. ¿Cómo en una sola noche Andrew sacudió todo? Antes eran sacudidas leves, sutiles, luego no tenía que verlo de nuevo. Ahora ha sido arrollador a su paso. Qué manera de empezar mi año nuevo.
Buenas, buenaaas, buenasssssssss.
Andrew es tranquilo.
Empezará todo suavecito.
Vamos a llorar en el primer capítulo.
Ajá, sí claro jijiji.
Capítulo dedicado a mi bello Staff Du, Willa y Roma. Ustedes son lo máximo y por meses estuvieron enloqueciendo con esto. Las amo de aquí a más allá del cielo.
En esta historia se viene el hada de los capítulos.
Redes: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top