Capítulo Trece
Capítulo trece.
¿Cómo puedo hacer esto?
¿Cómo podría tener este tipo de conversación con mi hijo de siete años?
¿Cómo no tenerla cuando estamos a pocos días de iniciar un proceso tan difícil e invasivo en su cuerpo?
No importa cuántas veces intente consolarme, cuántas palabras motivacionales me digan los demás, nada de eso importa. En el trabajo alguien me dijo "esta es una prueba para demostrar tu fortaleza" "Dios te puso esta batalla porque sabe que puedes con ella". Quiero gritarles que no me interesa demostrar mi fortaleza y que Dios ha sido un osado que me ha puesto una batalla que no pedí. En este momento no consigo consuelo en Dios, en palabras de aliento o todas las sugerencias de grupos de apoyo que me ha dado el doctor.
Muchos dicen que estos primeros meses debo ser optimista y tener mis ánimos a cien, pero no imaginan cuán difícil es entender y aceptar que tu hijo de tan solo siete años tiene cáncer de páncreas. No es fácil comprender que tienes que someterlo a quimioterapias y medicamentos invasivos que dejarán sus efectos en su pequeño cuerpo.
No es ni un poco fácil tener que explicarle por qué debemos ir al hospital de manera seguida a partir de hoy. ¿Cómo le hablo de todos los efectos secundarios de la quimioterapia de la que me informó el doctor?
Soy consciente de que debemos ir con un psicólogo para afrontar todo esto. Siento que esto es un enorme monstruo intimidándome y que me ha dejado paralizada, quiero actuar y ser fuerte, pero todo lo que he hecho es llorar y recriminar que sea mi hijo quien pase por esto ¿Por qué no puedo ser yo?
— ¿Y...? —Me apremia Arthur a continuar.
Tiene el ceño fruncido procesando lo poco que he dicho, se encuentra sentando en la silla del comedor, donde aún no alcanza el suelo, balanceando los pies. Un gran bosteza lo ataca y luego parpadea continuamente cómo si luchara por quedarse despierto.
— ¿Recuerdas las películas donde el héroe lucha contra el monstruo? —asiente—. Ahora es nuestro turno, cielo. Hay un pequeño monstruo con el que lucharemos con mucha fe y fuerza para que te sientas muy bien pronto ¿De acuerdo?
— ¿Quiénes lucharemos?
—El abuelo, las tías, tú y yo.
— ¡Genial! Lo haremos en familia —Sonríe—. ¿En dónde está el monstruo? ¿Qué debemos hacer?
Lucho contra las inmensas ganas de llora que me embarcan mientras estiro una mano acariciándole el cabello, algo que en algún momento se irá.
—Cielo ¿Recuerdas que te has estado sintiendo mal?
—Sí. Me duele mucho la panza, a veces todo da vueltas, mami y no se siente bien nada. La comida ya no me gusta mucho. ¿Estoy enfermo, mami?
Todo lo que hago es asentir con lentitud. Una de sus manos cubre la mía ahora en su mejilla y sonríe.
—Tranquila, mami. Seguro es una gripe, si tomo la medicina maluca estaré bien y tendré mucha hambre de nuevo.
—Es un poco más complicado. Tendremos que ir al hospital muy seguido para que estés mejor.
— ¿Qué harán en el hospital? —Entrecierra los ojos hacia mí—. ¡Van a puyarme!
—Lo-lo siento...
—Mami, no llores.
Baja de la silla y viene hacia mí, trepa a mi regazo y me abraza mientras me promete que no llorará cuando lo puyen, que será un buen niño para que venzamos monstruos y se comerá toda su comida.
—No estaré más enfermo, mami y ya no llorarás.
Una vez más me aferro a él con tantas fuerzas, una vez más desearía estar en su lugar, una vez más me siento aterrada. No quiero perderlo, no puedo perderlo.
No puedo describir las emociones embargándome desde el momento en el que Andrew comienza a tocar los acordes de una canción que escribió para Arthur, una tan especial que incluso nombró a todo un álbum. Siempre me sorprenderá el nivel de emociones y lo bonita que es la letra, la manera en la que incluso lo dejó nombrarla.
Lo escucho cantar tan hermosa canción y por un momento, sueño con la posibilidad de que mi hijo lo escuché en cualquier lugar donde se encuentre. Escucho la letra y la dulce melodía con un borrón de recuerdos desde el momento en el que sentí las patadas de Arthur en mi vientre, desde la primera vez que lo sostuve hasta la última cuando su último respiro lo dio entre mis brazos.
Saco el encendedor y poco después una pequeña llama en la vela del dulce arde, la voz de Andrew se vuelve más profunda:
Dije no querer un mañana si tú no estás.
Dije que me ponía en tu lugar.
Dije que si caías yo no me iba a levantar.
Sonreíste, tú sonreíste y dijiste que yo merecía felicidad.
Pediste mirar adelante, no regresar. Dijiste que todos merecíamos libertad.
Oh, oh, sí lo hago. Entonces lo haré por ti.
Luchas cada día, sonríes no te detienes.
Si hay un mal día no lo demuestras. Sonríes a la vida nunca te detienes.
Cuando parece que caes, tú te levantas. No te diste por vencido, fuiste a la batalla.
Hay oscuridad, pero tú siempre serás luz. No importa si es aquí, no importa si es allá. A donde quiera que vayas, llevas felicidad.
Cuando cierre mis ojos, cuando sonría, cuando deje fluir esta melodía. Pensaré en ti.
Oh, oh, solo pensaré en ti. Mi pequeño gran héroe. El señor sonrisas.
Cuando la canción termina, cerrando los ojos pienso en un deseo: que estés en paz, tu sonrisa siempre te mantendrá con vida en mi corazón. Soplando la vela me limpio las lágrimas que escaparon y sonrío. Siempre dolerá de una manera en la que ni siquiera puedo explicar, pero una parte de mí se refugia en la consciencia de que no está sufriendo y descansa. Luchó tanto cómo pudo en una batalla cruel y dolorosa ante la cual nunca se doblegó, lo admiro tanto.
Dejo el dulce junto a las flores y trazo el relieve de su nombre escrito sobre la lápida: Arthur Cain Anderson. Si bien su segundo nombre no es convencional y suelen asociarlo de manera bíblica con malas vivencias, para mí era un nombre que me gustaba y al cual mi hijo le daría un significado especial. No tengo creencias sobre los significados establecidos de los nombres, para mí cada persona le da una nueva definición a su nombre con su esencia y personalidad. Y eso hizo él, hizo que esos nombres se volvieran los de un guerrero admirable que nunca dejó de sonreír y traer alegrías.
Suspirando siento conmigo esa paz que me rodea luego de llorar en cada visita o sentir que me escucha, ese sentimiento de consuelo que acompaña cada momento de dolor y añoranza sobre mi niño.
— ¿Por qué decidiste creer en mí, Andrew? ¿Por qué aceptaste conocer a Arthur?
—Te leías sincera y estaba sorprendido de que llegaras a mi correo electrónico personal. Preferí arriesgarme a ser tomado por tonto que decepcionar a un guerrero.
» ¿Cómo es que diste con mi correo?
—Es un poco gracioso, creo —Sonrío y volteo a verlo—. Los padres de William siempre me detestaron e hicieron de cuenta que Arthur no existía, pero supongo que el remordimiento y culpa se hicieron muy grandes mientras entendían que él estaba muriendo.
»Hablé con William sobre cuánto verte le daría un buen momento a nuestro hijo y él usó el sentimiento de culpa en sus padres para que financiaran el poder pagar y mover los medios para dar contigo —hago una pausa y me siento sonrojar—. Así que pagamos un detective privado muy costoso, demasiado ¡Tu información vale una fortuna!
— ¿Detective privado? —luce anonadado.
—Eh...Sí. Pero solo pudo dar con tu correo electrónico y domicilio, pero irte a ver sería una locura con toda la seguridad que posees, además de que parecía demasiado invasivo. Oré mucho porque leyeras el correo y porque además me creyeras o no te enfadaras.
»Así que digamos que William y yo le sacamos muchas libras a sus padres para costear una dirección de correo electrónico que no nos garantizaba nada. Fue una locura y un acto egoísta con la mejor de las intenciones, por fortuna los resultados fueron buenos.
—Ahora no me siento culpable.
— ¿Sobre qué?
—Hace un tiempo también pensé en seguirte la pista con un detective, antes de que Dexter se encontrara con Elanese, pero Max dijo que no podía hacerlo, pero veo que tú lo hiciste conmigo —Ríe por lo bajo—. Gracias por haber invertido esas libras en mi correo electrónico, me alegra haber leído ese mensaje.
—Tengo el presentimiento de que tarde o temprano nos íbamos a topar —susurro viendo hacia las flores—. De verdad quiero tener un bebé, estoy preparada y no es una locura.
—Lo sé.
—Y de verdad he pensado bien en tu propuesta, en pro y contras. Le he dado tantas vueltas que me he quedado dormida a altas horas de la madrugada —volteo a verlo—. Sé de dónde vienen tus intenciones y también veo cuán serio eres sobre esto porque no irías de loco ofreciendo tus bebés a cualquiera.
—Soy reservado con mis nadadores —intenta bromear.
—Lo sé —respiro hondo pasándome las manos por el cabello—. Empecé esta locura de darte un mes porque tuve un momento de debilidad cuando hablamos, lo que no esperaba es que todo este mes fuera tan...Increíble.
»No esperaba que pudieras sorprenderme de tal forma. Creo que nunca tuve citas cómo las de este último mes, no recuerdo la última vez que me quedé dormida hablando con un hombre por teléfono ni cuánto pasé tanto tiempo esperando señales.
»Siento que me he estado volviendo loca pensando porque la respuesta ha estado ahí, pero tercamente quería cambiarla. Así que gracias por haberte ofrecido, tus buenas intenciones, este increíble mes y estar aquí.
Su mirada es paciente, sin presiones y luce sereno, me transmite un poco de su tranquilidad cuando finalmente hablo:
—Mi respuesta es no, Andrew —susurro, pero me aclaro la garganta para poder continuar.
—Da la impresión de que quieres decir más.
—No quiero que juegues a ser una máquina de esperma —Lo veo con fijeza— y la cosa es que no me gustan estas condiciones que parecen impersonal. El pedirte tus espermatozoides me hace sentir cómo si te usara.
—No es así, pero respeto lo que dices.
—La cosa es que en realidad sí quiero...
—Estoy confundido.
Pasándome las manos por el pantalón para limpiar el sudor que he acumulado en ellas, procedo a tomarle las manos.
—Me gustas y soy consciente de que te gusto —Hablo con mayor seguridad—. Creo también que hay muchas chispas entre nosotros. Estás dispuesto a tener un bebé conmigo y yo estoy dispuesta también, pero no quiero que hagamos este cómo un medio para un fin.
»Se siente raro aceptar tener sexo contigo con el propósito de procrear cómo si fuésemos máquinas o herramientas simplemente... ¿Puedes entender lo que digo?
Se muerde el labio inferior ladeando la cabeza de un lado a otro cómo si su cerebro trabajara en unir las piezas hasta que finalmente habla.
—Quieres algo más que sexo...Sientes que tratamos esto cómo una transacción y quieres... ¿Romance? ¿Una relación?
—No es que lo exija —aclaro—. Solo creo que haríamos esto bajo otro enfoque. Sin presiones o expectativas. En realidad...Lo que quiero es un bebé con posibilidades de ser rubio, pero también quiero salir con el posible papá del bebé ¿Me entiendes?
»No quiero que me prestes tu cuerpo o usarte, quiero que sigamos cayendo y pasemos por esto juntos. No quiero que compartamos un bebé, quiero más que eso ¿Es eso una posibilidad para ti?
— ¡Qué va, Leslie! ¿Cómo vienes y me propones más que sexo a mí? ¿No te das cuenta de que solo quería follar locamente y dejarte un bebé para luego seguir con mi vida de súper estrella?
Su expresión de seriedad dura por pocos segundos antes de que sonría y haciendo la guitarra a un lado, se arrodilla detrás de mí y me abraza. Siento cómo recarga su barbilla contra mi cabeza mientras sus brazos pasan alrededor de mis hombros.
—Eres un tanto dramática, en lugar de decir "mi respuesta es no" tendrías que haber dicho: "quiero, pero con condiciones". Hiciste que el corazón se me detuviera durante unos segundos.
»Sin presiones o expectativas, salir, una relación, no solo sexo. Me gusta eso. Me gustas tú.
Me es inevitable no sonreír mientras imagino a Arthur en algún lugar dando brincos de emoción mientras me dice "te dije que era el hombre, mamá."
Así que entonces varias cosas van a suceder entre nosotros: mucho sexo y posiblemente un bebé. Mi vida ha cambiado mucho en un mes y me sentido de la locura se ha disparado demasiado, pero ¿Voy a arrepentirme? No lo creo, de todo se aprende y tanto si funciona o no, sé que será una experiencia que se quedará conmigo para siempre.
—Leslie... —susurra Andrew.
— ¿Si?
— ¿Significa eso que estamos saliendo? ¿Teniendo un ardiente romance? ¿Novios? ¿Folladores apasionados exclusivos?
No puedo evitar reír. Éste es el hombre que me hace reír con los ojos hinchados luego de un largo llanto de desahogo sobre mi bebé. Subo la mano y doy suaves golpes en su mejilla.
—Significa que somos un algo sucediendo y sí, definitivamente tiene que ser exclusivo. Odio tener que admitirlo, pero soy celosa.
Ahora él es el que ríe. Deja de abrazarme y se sienta a mi lado tomando una vez más la guitarra. Comienza a tocar una melodía y tararea sin ninguna letra especial.
—No me lo estás preguntando, pero es una canción nueva.
Me entusiasmo ante la información, me hace sentir especial. Una lenta sonrisa se extiende por su rostro.
—Y no lo estás sospechando, pero tal vez se trata sobre dos personas que se conocieron hace mucho, coincidieron muchas veces y finalmente encontraron en ese momento para ser algo más.
»Y no es por abrumarte, pero por dos personas me refiero a ti y a mí.
Oh, por favor ¿Así se siente salir con el integrante de un grupo musical? Debo mentalizarme para que el corazón se me acelere constantemente si Andrew siempre será así.
***
—No deberían irse con esa lluvia tan fuerte —sigue insistiendo papá.
Doy un sorbo al chocolate caliente y veo la lluvia caer afuera por la ventana, pero también veo cómo sentado en una silla frente a ella, Andrew toca los acordes de una canción y tararea en voz baja con voz suave, luce un encantador y deslumbrante.
— ¿Quieres que pasemos la noche aquí? —Le pregunto a papá.
—Me da miedo que conduzcan tantas horas con esta lluvia tan fuerte y todavía más si conduces tú que no pareces darte cuenta cuando aumentas la velocidad. Por favor, quédense.
—Uhmm —Dejo de ver a Andrew para darle atención a papá y me inclino para hablarle en voz baja—. ¿Estás seguro?
— ¿Por qué no estaría seguro?
—Porque comencé a salir con Andrew Wood ¿Lo dejarás dormir conmigo en la misma habitación? —pregunto sonriendo y subiendo las cejas con picardía.
Papá enarca las cejas y ve de Andrew hacia mí antes de sacudir la cabeza. No es que esté sorprendido por mi audacia sea o no una broma. Éste es el hombre que con voz temblorosa y falsa confianza nos habló sobre la menstruación, sexo y cambios corporales, hemos atravesado infinitas conversaciones incómodas y ambos somos consciente de que soy una adulta que incluso ya llegó a ser madre.
Total, también sabemos cómo se hacen los bebés y aunque Arthur era un ser angelical, no vino del aire, fue procreado de manera natural y muy biológica.
—Sospeché eso porque pusiste en pausa y dabas vuelta sobre el bebé, además, lo trajiste contigo en este largo viaje y se miran de ese modo —sacude la mano—. Sabes lo que haces y sobre dormir en la misma habitación, prefiero no pensar en ello, eres libre de elegir, fingiré no saber nada. ¿Tenemos que tener una charla incómoda de nuevo?
—Nos evitaremos eso —Le sonrío— y no pienso profanar la casa —rio—. Estaba bromeando, puede dormir en mi habitación, tomaré prestada la de Ela o Evie, pero primero le preguntaré si está bien con quedarse a dormir.
—Dile que los obligo —dice haciéndome reír.
Tomo lo último del chocolate caliente y me levanto, dejo un beso en su frente antes de caminar hacia Andrew. Está lo suficiente distraído tocando la guitarra, que aún no devuelvo a la habitación de Arthur, que solo nota mi presencia cuando dejo una mano sobre su hombro. Deja de tocar alzando la vista hacia mí.
—A papá le preocupa que conduzcamos con esta lluvia ¿Tienes algún problema en quedarte?
— ¿No será una molestia? Podría buscar un hotel.
—Si fueras una molestia te lo haría saber, soy muy honesta al respecto.
—Siendo así, está bien. Solo déjame comunicarme con mamá para ver cómo está todo en casa y llamar a Max que me sigue la pista. No me le puedo perder por mucho tiempo.
—Está bien —deslizo una mano por su mejilla y dejo una suave caricia antes de alejarme—. Iré a ordenar la habitación para ti.
Mientras me encargo de cambiar las sabanas de mi antigua habitación no puedo evitar paralizarme dándome cuenta de lo mucho que Andrew y yo acabamos de cambiar las cosas hoy: estamos saliendo, buscaremos un bebé, pero esto es más que una ayuda y una transacción ¡Carajo! Pero si parece que estoy más loca que él.
Riendo termino de acomodar las almohadas porque si así se sienten las locuras, entonces cometeré muchas de manera más seguida, porque por primera vez en mucho tiempo me siento tan bien y optimista.
Un par de horas después, papá está pidiendo pizza para la cena y nos hace saber que Rosalie, su novia, se unirá a la cena y de una manera graciosa-desafiante me hace saber que se quedará a pasar la noche.
—Se lo diré a mis hermanas —Lo molesto sacando el teléfono y comenzando a escribir en el grupo—. Hombre sinvergüenza.
—No me asustas —Asegura besándome en la mejilla—. Iré por Rosalie, ya saldrá del trabajo, reciban la pizza.
—Ten cuidado —alcanzo a decir viéndolo salir luego de enviar el mensaje.
—Es agradable ver cuán bien te llevas con tu papá —dice Andrew saliendo del pasillo luego de tomar una ducha.
Volteo y me distraigo viendo su cabello húmedo despeinado. Quise bromear sobre el hecho de que trae en su maletero ropa consigo, pero antes de que pudiera hacerlo me hizo saber que suele hacerlo debido a que nunca sabe bajo qué situaciones se puede encontrar o si se queda en la casa de "uno de los chicos", sea cuál sea el caso, hoy ha sido conveniente.
—Papá es también un gran amigo.
Camino hacia él y permanecemos viéndonos. Ahora siento algo de libertad, no tengo que pensar demasiado sobre el tiempo, sobre condiciones o si estará mal tocarlo, me doy cuenta de que ya no tengo que luchar contra mis impulsos.
Me regala una pequeña sonrisa antes de tomarme por sorpresa cuando envuelve un brazo alrededor de mi cintura y me pega a su cuerpo, lo veo acercar el rostro al mío y deja un pequeño beso en una de las comisuras de mi boca.
—Siempre he querido besarte sin tener que dar explicaciones o sin preocuparme de que te molestes, pero ahora tengo esa libertad ¿Verdad? —Su sonrisa se vuelve divertida—. "Somos un algo exclusivo porque eres celosa."
Podría haber reído ante su burla a mis palabras de hace unas horas, pero su boca cubre la mía con una dulce presión húmeda antes de que me bese de manera lenta y dedicada. Esta vez el beso no es feroz y fuerte, en esta ocasión es consciente de que no será el último beso y parece querer conocer cada curva de mis labios y cada rincón húmedo de mi boca.
Sin preocupaciones o inhibiciones le paso los brazos alrededor del cuello y lo obligo a bajar un poco más para estar más cómoda, no es que la diferencia de estatura sea molesta. Ladeando el rostro, saborea mis labios con su lengua antes de introducirla el beso. Me gusta descubrir que Andrew no es un hombre con un estilo particular para besar, parece que cada beso se sentirá único y que cada uno de ellos será diferente al anterior, pero todos con el poder de derretirme y alterarme todo.
Adentra una de sus manos en mi cabello para sostenerme cómo quiere y su brazo alrededor de mí me pega todavía más a su cuerpo haciéndome sentir el calor que desprende a través de la ropa. Admito que me sube la temperatura a medida que un beso se convierte a otro y cuando sus dientes tiran con picardía de mi labio inferior y luego lo lame, siento que mi cordura pende de un hilo. Desplazo las manos hacia su cabello sintiendo las hebras húmedas contra las palmas. Pese a que los besos son lentos, estos no dejan de ser profundos y enloquecedores.
Si mis hormonas fueran una persona, en este momento me estarían gritando: "¡Hola! Es el momento de hacer al famoso bebé".
Los besos se transforman en uno tras otro y solo cuando tengo el cuello adolorido por la posición, la respiración agitada y un deseo atormentador, logramos separarnos...Ah y además de ello, la pizza llega interrumpiéndonos. Así que acalorada y agitada recibo las pizzas luego de pagarlas.
Siento la mirada de Andrew mientras las dejo sobre la mesa y cuando se cruza con la mía, me sonríe y ¡Wow! Tengo un momento difícil no atacándolo al verlo con el cabello despeinado, pómulos sonrojados y labios inflamados junto a ojos dilatados, es la personificación de la tentación y quiero ir corriendo a devorarlo.
—Es muy duro, Leslie —Admito que mi mirada baja haciéndolo reír—. ¡Mierda! No hablaba de eso, sucia.
— ¿Qué? No he dicho nada —miro hacia un lado y lo escucho reír de nuevo.
—Si bien eso también es muy duro, hablaba sobre el hecho de que es difícil detenerse y lidiar con toda esta tensión cuando ambos queremos ir por más.
En un principio no respondo y escucho el auto de papá, el que tiene un ruido bastante particular, estacionarse en el porche. Volteo hacia Andrew.
—Sí, es bastante duro esto de la contención ¿Cuánto tiempo se puede evitar caer en tentación?
— ¿Es ese nuestro reto? —pregunta con diversión y una mirada determinada de "te lo haré muy bien hecho cuando menos te des cuenta" y yo le creo a esa mirada.
Antes de que pueda responderle con algo más que una sonrisa, papá y Rosalie aparecen. Me cae súper bien la novia de papá, ella es dulce y divertida, siempre lo hace sonreír y es cariñosa, por años deseé ver a papá rehacer su vida y finalmente lo está haciendo. Mientras comemos pizza, les tomo una foto sin que se den cuenta y se las envío a mis hermanas, ellas al igual que yo se sienten felices de la presencia de Rosalie en la vida de mi papá.
Andrew es encantador y puedo decir que papá y Rosalie están en una nube de amor por él mientras reímos y conversamos. Los últimos dos años, pasaba los cumpleaños de Arthur llorando sola en una habitación en Japón, torturándome con la idea de momentos que no existirían, unos hubiera que nunca viviría. Hoy me siento junto a un hombre que me gusta, sonriéndonos mientras al otro lado papá ríe junto a Rosalie contando anécdotas "vergonzosas" sobre mí. Sí, hoy hubo lágrimas que no se pudieron evitar, hay un dolor latente que no desaparecerá, pero hay mucha esperanza y optimismo sobre tiempos buenos avecinándose.
Papá y Rosalie se quedan sentados en el jardín cuando terminamos de comer, Andrew y yo estamos demasiad agotados y teniendo en cuenta que viajaremos a primera hora, optamos por ir a descansar. De camino a mi habitación, que será la suya esta noche, y la de Eva, que será la mía, nos detenemos en la de Arthur porque trae consigo la guitarra.
Abro la puerta permitiéndole entrar, estoy segura de que tal vez mi hijo soñó mucho con una escena similar en donde Andrew conociera su pequeña morada.
—Ahí va la guitarra —indico señalando el lugar.
Él asiente, pero mira todo a su alrededor absorbiéndolo. Se acerca a los dibujos plegando toda una pared y sonríe viendo tanto cómo puede.
—Un artista ¿Eh? Algunos de esos son buenos.
—Dibujaba desde que conoció los creyones —respondo yendo a su lado—. Esos de la izquierda son los primeros, pero la mayoría son desde los siete años. Son dibujos hechos en casa, en el hospital, de nuevo en casa, en el hospital una vez más —suspiro—. Dibujar lo distraía del dolor y también evitaba que pensara en cosas por las que un niño no debería de preocuparse.
»Siempre creí que era bueno, pero tal vez sea porque soy su madre —Sonrío—. Mira este —Señalo a la derecha la parte superior—. Hizo un logotipo muy genial sobre BG.5 que quería explicarles y venderles, era fan, pero también pensaba en las finanzas y ayudar a su mamá ¿Eh?
Riendo Andrew se acerca al dibujo y es lo suficiente alto para alcanzarlo y trazarlo con los dedos. Espero y no se trate solo de ser su madre, pero creo que mi hijo hizo un trabajo increíble pese a ser tan joven y los dolores fuertes de ese último par de meses de vida. Nunca supe si Arthur planeaba dárselo o quería conservarlo.
—Es muy bueno —dice pareciendo impresionado—. Bastante bueno, tenía talento.
—Era un niño con muchos talentos.
—Puedo verlo, tienes mucho por lo que sentirte orgullosa, Leslie —Estirando una mano, toma la mía—. Tu hijo fue maravilloso y cómo vive en nuestros recuerdos, sigue siéndolo.
Aun tomándome de la mano nos guía hacia la pared con fotografías de la corta vida de Arthur. Señala una en donde sin cabello y con ocho años, él sonríe junto a un hombre con el que tiene poco o ningún parecido físico.
—Ese es su papá, es William. Arthur congenió con él apenas lo conoció y se sentía muy feliz siempre que pasaban tiempo juntos. Era una de sus fotos favoritas. Una vez insinuó que William y yo deberíamos salir, pero cuando le dije que eso no iba a funcionar dijo que entonces esperaríamos por alguien genial cómo tú.
»Creo que de alguna manera pensaba en los malos escenarios ¿Sabes? Que pensaba en que si se iba no quería dejarme sola o triste, por eso me buscaba un novio.
—Eras su más grande amor, no hay duda de ello... Espera —Se detiene señalando tres fotos—. Esto...
—Sí, lamentablemente no pudo ponerlas él, pero me pidió que lo hiciera. Salen muy guapos.
Una de las fotos es de la primera visita de Andrew, cuando Arthur se puso de pie para posar con su ídolo, la alegría es tanta que irradia de él en su enorme sonrisa e incluso consiguió un poco de rubor en su piel que ya se encontraba bastante pálida. La segunda es de él en la cama y a su lado Andrew, Doug y Hilary posan con grandes sonrisas. Y la última es de él finalmente con sus cinco superestrellas. En las tres fotos se ve feliz, cómo a alguien a quien no podían robarle la sonrisa y el sabor de la victoria de un "¡Lo logré!" es hermoso de ver.
—Me siento honrado —susurra—, de verdad, me siento tan especial y afortunado de haber conocido a esta pequeña persona que dejó tan enorme impacto.
—Así me siento cada día en el que agradezco haber sido su madre.
Me da un suave apretón en la mano y luego la libera para dejar la guitarra en su lugar, da otro largo vistazo en toda la habitación cómo si pudiera imaginar cómo fue, así que le hablo un poco sobre algunos recuerdos felices dentro de estas paredes y lo hacen sonreír. Poco después salimos de la habitación y cómo siempre no resulta fácil cerrar la puerta detrás de mí, pero no es desgarrador.
Nos detenemos afuera de mi habitación y abro la puerta para él, asoma la cabeza antes de volver a fijarse en mí.
—Es bonita, inspira paz y familiaridad.
—Tenía a un niño lleno de energía así que buscaba un ambiente que lo hiciese dormirse cuando venía por mí —Me rio—. Las sabanas las cambié hoy, pero si te da frío hay otro juego en el armario y bueno...De resto es cómo cualquier habitación.
— ¿Dónde te quedas? Por si hay alguna emergencia...
—Dudo que haya una emergencia —Me rio, pero señala un par de habitaciones más—. La segunda, es la habitación de Eva...Frente a la de mi papá.
—Lo dices cómo si quisieras asustarme, cómo si esperaras que me portara mal y fuera a la habitación, pero voy a portarme bien. Lo último que deseo es una incómoda primera visita con tu papá.
—Ten buena noche, nos vemos mañana. Puse la alarma en mi teléfono...
—También lo hice en el mío, descansa. Has tenido un día bastante intenso.
—Pero especial —concluyo—. Gracias por haber venido.
Me da otra de sus sonrisas y giro para alejarme, pero me toma de la mano y me acerca a su cuerpo para darme un dulce beso que no dura tanto cómo desearía, luego besa una de mis mejillas y por último presiona los labios sobre mi frente.
—Dulces sueños, Leslie.
Alzo el rostro y le doy otro beso breve antes de liberarme de su mano y caminar hacia la habitación de Eva con un corazón con latiendo cómo loco y una sensación de emoción acompañada de una ilusión de la que hace tanto no me sentía tan hambrienta, pero antes de que pueda siquiera entrar, toma mi mano haciéndome girar de nuevo y su boca bajando la mía en un beso mucho más intenso.
Y decíamos estar cansados.
Esta vez es mi lengua la que se adentra a su boca mientras tiro de su cabello y arqueo la espalda para estar más cerca de su cuerpo, eso consigue un sonido tentador escapando de él mientras con lentitud, pero firmeza, arrastra sus manos desde la parte alta de mi espalda deteniéndose en la espalda baja de manera tentativa cómo si esperara que me alejar, pero todo lo que hago es liberar su cabello para tomarle las manos y llevarlas a donde ambos queremos que terminen. Así que mientras de nuevo me aferro a su cabello, sus manos en mi trasero me pegan tanto a su cuerpo que consigo un adelanto de un crecimiento bastante interesante en el cuerpo de Andrew.
Hay mordiscos, lametones, succiones y acaricias de lenguas. Nuestro beso es tan intenso que el sonido es bastante fuerte y por si fuera poco, luego me doy cuenta de que estoy dejando escapar pequeños gemidos en el momento en el que no sé cómo, Andrew consigue meter su pierna entre las mías con su rodilla presionándose de una manera prometedora.
Había demasiada tensión entre nosotros y supongo que acaba de explotar.
Con una suave succion separa sus labios de los míos y cuando abro los ojos me encuentro con su mirada. Siento su respiración contra los labios húmedos y ambos estamos jadeando. Deslizo una mano de su cabello a su mejilla y el pulgar trazo su labio inferior, él lo muerde y yo sonrío antes de decirme: bueno, vamos de nuevo.
Porque sí, atraigo una vez más su rostro hacia mí y lo beso incluso con más fuerza que el anterior beso. Creo que en su cabeza hay coro de "mas, más, más" cómo lo hay en la mía, porque sus manos en mi culo me presionan tanto contra su cuerpo que termina impulsándome hacia arriba ¿Y qué hago yo? Por supuesto que atiendo al llamado de enrollar las piernas en su cintura.
Y decíamos estar cansados.
Me presiona la espalda contra la puerta y una de sus manos sube con lentitud por mi costado y aunque parece dudar por unos importantes segundos, me estremezco cuando en una caricia sutil siento sus dedos debajo de la curvatura de uno de mis pechos. No me da vergüenza admitir que me siento desesperada, así que no me sorprende cuando en un pequeño meneo busco algo de fricción con la dureza de Andrew.
Él se paraliza y pienso que la magia va a desaparecer, pero ¿Qué hace Andrew Wood? Se balancea contra mí amenazando con enloquecernos. Su mano se presiona más firme contra mi pecho y una de mis manos se desliza por el cuello de su camisa clavándole las uñas en la espalda, él hace un sonido ronco y se presiona más contra mí y definitivamente eso que Andrew tiene es muy interesante y está muy interesado en conocerme.
No sé qué movimiento hacemos o que tan fuerte me presiona de la puerta, pero esta termina abriéndose y tropezando entra a la habitación. Pienso que vamos a caernos, pero ¡Qué va! Este hombre tiene serias habilidades en el acto de la calentura y coordinación. Nos maniobra magistralmente para que ahora mi espalda esté contra la pared y me da una seria estocada de caderas que me hace abrir los ojos con sorpresa ante la placentera sensación.
Escuchamos la risa de Rosalie y papá acercándose y eso nos paraliza. Él abre los ojos con su boca inmovilizada sobre la mía, una mano en mi pecho agarrándolo sólidamente y otra en mi culo. Ambos entendemos lo que pasará a medida que se acercan las risas, pero de nuevo Andrew salva el día y con rapidez con un pie cierra la puerta de la habitación.
Tengo el corazón acelerado, el cuerpo sonrojado, las bragas arruinadas y una seria calentura nada sana.
—Andrew, nos acabas de encerrar en una habitación —susurro contra sus labios.
Bueno, técnicamente no nos encerró, ni siquiera puso el seguro, pero es el toque dramático a la cosa trascendental de estar en esta posición en una habitación a solas con él.
— ¿Quieres que me vaya? —susurra viéndome con fijeza.
Y esta vez no hay trampa ni divagaciones en mi respuesta:
—No.
Okaaaay, tengo fiebre (los que me siguen en mis otras redes saben cómo ando), pero esta gente me subió todavía más la temperatura.
Redes sociales: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany
Espero les guste, ahora sí me iré a descansar.
Un beso.
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