Capítulo Dos
Capítulo dos.
El cliché de madre y padre de toda la vida es: nadie nace sabiendo cómo ser uno.
La verdad es que cometo errores como madre, pero aprendo de ello y trato de mejorar. Soy afortunada con un hijo maravilloso que si bien comete travesuras, él es un absoluto ángel.
Es viernes por la noche y mientras muchos están de fiesta, yo con veinte años, me encuentro viendo una película de Disney con Arthur. Estoy segura que para esta hora él tendría que estar durmiendo, pero no soy la madre perfecta y muchas veces ambos nos dormimos muy tarde, cosa que Eva suele reprocharme porque luego en el kínder mi bebé es somnoliento, pero no pasa siempre.
— ¿Por qué llora? —pregunta señalando a la pantalla de la televisión.
Continúo peinando con mis dedos su oscuro y grueso cabello negro, eso le gusta, lo pone somnoliento.
—Porque está triste.
— ¿Por qué?
—Porque a veces hay cosas que nos afligen.
— ¿Por qué?
No puedo evitar reír. Con sus casi cuatro años, Arthur es un niño curioso que siempre quiere saberlo todo, es agotador, pero me ayuda mucho a trabajar mi paciencia para darle todas las respuestas que puedo.
Con mis dedos acaricio el tabique de su nariz. A veces creo que William se quedó dormido cuando hicimos a Arthur, porque él se parece tanto a mí. Creo que lo único que tiene de su papá es la boca y ni siquiera estoy segura de si se parece más a la suya o la mía. Bromear sobre yo haciendo todo el trabajo es divertido y más si tienes en cuenta que William todavía pasa una etapa de miedo en donde acercarse a Arthur lo pone de los nervios. No asimila que es un papá y con honestidad, si no va a ser de ayuda, lo prefiero así alejado.
— ¿Por qué, mami? —pregunta de nuevo Arthur y ya olvidé su pregunta por completo.
—Hora dormir, sonrisas —Beso su frente.
Se queja y yo rio abrazándolo. Él es todo lo que está bien en mi vida.
9 de enero, 2016.
Soy licenciada en trabajo social, es la carrera universitaria en la que me especialicé al igual que mi hermana Eva y de la misma manera en la que posteriormente lo hizo Elanese. En su momento amé mi trabajo, disfrutaba ayudar y aunque a veces terminaba llorando en mi casa dejando ir todas las emociones que acumulaba mientras trabajaba, aprendí mucho de ello. Estaba a gusto con ello y era buena, sí, cometía errores algunas veces, pero hice un buen trabajo.
Sin embargo, con el paso del tiempo se crearon algunos vacíos y cuando perdí a Arthur, creo que todo colapsó. Fue una fortuna que tiempo después me llegara la propuesta de viajar a Japón cómo interprete en una importante compañía; causa un poco de gracia el hecho de que mamá siempre dijo que pagarme mi capricho de clases de japonés fuera un desperdicio y que al final fue ese trabajo el que me dio muchas ganancias monetarias y aprendizaje en general.
En la actualidad no me dedico al trabajo social, al menos no a tiempo completo, presto mi servicio de consulta para la agencia que lleva mi hermana Eva, es la manera en la que aun ejerzo mi carrera. Pero mi trabajo parcial en este momento, es blog de reflexiones, consultas, experiencias y consejos que administro. Empezó como una manera de liberar mis emociones y se hizo lo suficientemente popular para que empresas y compañías me pagaran por hacerles publicidad. Hoy en día es un blog que tiene mucho tráfico, uno del que me siento orgullosa y al que tomo muy en serio.
Doy un sorbo a mi té, dejo la taza a un lado y trueno mis dedos antes de comenzar mi nueva entrada.
«¿Cuántas facetas tiene una persona?
Estoy segura de que estás pensando: "¿Hablas de la hipocresía?" la respuesta es no, ese tema lo dejaremos para otra entrada. Aquí quiero hablarte de esas personas en las que en cada encuentro te sorprenden mostrándote una faceta que no conocías, sea buena o mala.
El líneas generales, suele dejarte una sensación de sorpresa y desconcierto; cuando la balanza se inclina hacia el lado positivo, es posible que lo encuentres emocionante.
¿Necesitas un ejemplo o contexto? Bien, te contaré una experiencia.
Algunas veces nos portamos tan bien y somos tan buenas personas que la vida nos recompensa con grandes regalos. Mi regalo podría medir ¿1.87? y mayormente es un ángel, lo sé, lo sé, tuve que haber sido muy buena en mi vida anterior.
Éste ángel en cada breve encuentro se encargaba de mostrar facetas de él, unas más sorprendentes que la otra, pero fue la última: seductora, llena de seguridad y picardía, la que...»
Dejo de escribir escuchando el timbre de la casa sonar. ¡Maldición! Realmente estaba escribiendo de Andrew en mi blog. Copio lo que llevaba escrito y lo pego en otro documento en blanco que guardaré cómo algo personal, no hay manera en la que vaya a publicar lo que estaba escribiendo, suena cómo si escribiera en un diario, debo pensar qué otro tema tocar. El timbre suena una vez más, me pongo de pie, salgo de mi habitación y camino hacia la puerta.
Miro por la ventanilla y casi quiero gemir de dolor cuando veo a Elliot. Una de las desventajas de estar viviendo con Eva se llama: Elliot.
Elliot quien al menos una vez a la semana vendrá en cualquiera de sus tonalidades: prepotente, triste, indignado, rogón, altivo, elitista. Y puesto que mayormente Eva se encuentra en la organización y yo trabajando desde casa, soy quien lidia con él. Así que tomo una profunda respiración dándome consuelo para darle la bienvenida al Elliot que nos visite hoy.
Abro la puerta y un solo vistazo me hace saber que hoy tenemos una combinación de: prepotente, altivo y elitista. Eso me hace saber que hoy terminaremos hablando en voz muy alta.
Me hace a un lado y se adentra a la casa, eso me molesta y no cierro la puerta detrás de mí porque siempre soy precavida sobre si su molestia lo pondrá agresivo a pesar de que nunca ha sido dañino físicamente, solo me encargo de tomar mis precauciones.
—No puedes entrar de esa manera a la casa, Elliot.
—Es la casa de Eva.
—Exacto, es la casa de Eva no tuya —Me cruzo de brazos—. ¿Qué quieres?
— ¿En dónde está Eva?
No puedo evitar soltar una risa y veo que un tic nervioso aparece en una de sus cejas, creo que mis respuestas cuando viene lo hacen odiarme.
— ¿Cómo es que tuviste años de relación con mi hermana y todavía pareces desconocer el hecho de que está a cargo de una agencia de servicio social donde pasa la mayor parte de su día? ¡Por supuesto que Eva no está aquí en casa!
—Mi vida ocupada no me permite recordar cosas insignificantes cómo esas.
En mi cabeza cuento hasta diez para mantener la compostura e intentar razonar con Elliot de una manera en la que se vaya con rapidez.
—De acuerdo, ¿Qué te parece si olvidas esta insignificante dirección y dejas de venir? Esta escena comienza a hacerse repetitiva, Elliot y ya está aburriéndome.
Él saca de una carpeta de la que no me había fijado, una serie de hojas. Enarco una ceja hacia él, esta es una nueva movida.
—Los gastos de la boda que no se llevó a cabo, estoy demandando a tu hermana para que me pague la suma total de ello —Arroja las hojas al suelo y siento unas ganas enormes de darle un puñetazo—. Mi abogado se comunicará con ella.
—Ten por seguro que su abogado estará esperando. Ahora, agradecería que tú y tu grosera actitud salieran de la cosa. Ya hiciste tu numerito, puedes irte.
Puedo intuir que mi actitud le desagrada, esta es una parte de mí que normalmente no me toca mostrar, pero Elliot con sus aires de superioridad hace que cualquiera pierda la paciencia. Por suerte, indignado se va de la casa y cierra la puerta detrás de él.
Suspiro y camino hacia las hojas esparcidas por el suelo. Las recojo todas y camino hasta mi habitación. Me siento frente a mi pequeño escritorio, en donde hago mi trabajo, y leo todo. La cantidad de dinero invertido en esa boda es abismal ¿Por qué demonios era una boda tan costosa? Veo las facturas escaneadas, todas pagadas por Elliot y su familia, luego leo la demanda, citación y la supuesta referencia de un psicólogo argumentando el daño psicológico que Eva ocasionó al pobre Elliot.
Tomo mi teléfono y marco el número de mi hermana, ella tarda en responder.
— ¿Qué sucede, Les? En este momento estoy de camino a una reunión importante.
—No te quitaré mucho tiempo, pero esto es importante. Necesitarás un abogado.
— ¿Qué?
—Elliot acaba de estar aquí y ha dejado una demanda, facturas, citaciones, acusaciones y otras cosas que ameritan un abogado. ¡Demonios! ¿Por qué estabas teniendo una boda tan costosa?
—Era la boda que él quería.
—Pues era ridículamente costosa y ahora él te está cobrando cada libra que pagó por ella.
—Tienes que estar bromeando.
—Dejaré todo en tu despacho, pero necesitas un abogado que te ayude a lidiar con esto.
—Creo que estoy teniendo migraña en este momento. Necesito colgar, hablamos cuando llegue a casa.
—Toma algo para la migraña —alcanzo a decir antes de que finalice la llamada.
Hace un tiempo conocí a una persona que me dijo: escoge a tus novios pensando en cómo actuarán cuando sean tus ex. En aquel momento me pareció una locura, pero ahora me pregunto si esa persona no tendría razón.
Me doy cuenta de que tengo un mensaje en mi teléfono y hago una pausa cuando veo que es de Andrew. ¿Será que está planeando hacerme perder mi cordura?
Andrew: ¿Cuándo nos reuniremos? Debo saber con anticipación por si tengo algun compromiso laboral.
Leslie: sé que están en descanso.
Andrew: Uhm, investigas sobre mí.
Leslie: Ela me lo dijo.
Andrew: claro, Leslie, por supuesto.
No puedo evitar reír mientras dejo el teléfono sobre el escritorio, giro en mi silla y tomo el almanaque. La cita con el especialista es en pocos días, luego de ello, supongo que podría hablar con Andrew. Tal vez el mismo día, no significa que acepte su propuesta, es solo que la curiosidad me llama.
Tomo mi teléfono de nuevo para escribirle.
Leslie: ¿Estás libre el 12?
Andrew: para ti, lo estoy y estaré. ¿Hora?
Leslie: almorcemos.
Andrew: ow, como una cita. ¡Me gusta!
Leslie: no es lo que quise decir.
Andrew: claro, Leslie, por supuesto.
Andrew: nos vemos en la cita.
***
12 de enero, 2016.
Mientras el taxi conduce al lugar donde me encontraré con Andrew, pienso en toda la charla que acabo de tener con la especialista en tratamientos de fertilidad. Ella es una persona con la que me he sentido cómoda desde el momento en el que hice mi primera visita mientras evaluaba la posibilidad, me ha acompañado a través de mis dudas y me ha hablado de los pro y contras de este proceso.
Ha analizado mis exámenes médicos y excepto por el hecho de que necesito obtener un tratamiento de hierro, puesto que mi hemoglobina está en niveles muy bajos, ella asegura que una vez eso esté solucionado, podemos comenzar un proceso que puede resultar largo y cuyos resultados no son inmediatos. Primero tendría que empezar las inyecciones de hormonas, algo que me tiene un poco asustada.
Así que esté es el momento en el que debo conversar conmigo misma y decirme si estoy totalmente segura sobre ello, no es que esté teniendo arrepentimientos, pero ella me recomendó que lo pensará bien y conversará con mi terapeuta.
—Hemos llegado, señorita.
—Oh, gracias.
Pago y bajo del taxi. Miro el restaurante en donde Andrew ha acordado que nos veamos, me siento aliviada de que no sea nada despampanante o elegante. Es sencillo y acogedor. Camino hacia el anfitrión y le digo el nombre de nuestra reserva, me guían hacia una mesa bien ubicada. La distribución de las mesas es buena, todas parecen tener su propia privacidad y son pocas, dan un poco ese aire de exclusividad.
Tomo el asiento que me permite ver hacia la entrada para saber en qué momento llegará Andrew. Abro mi carpeta llena de folletos, exámenes médicos y hojas con las respuestas a muchas de mis preguntas.
Estoy tan cerca de ello que comienzo a sentir un poco de miedo ante el hecho de que será real. Lo estoy logrando.
Alzo la vista para ver si Andrew se acerca, pero no hay rastros de él. Miro la hora en mi reloj y va retrasado por quince minutos, pensé que yo estaba llegando tarde.
Me sobresalto cuando siento una presencia detrás de mí y luego un aliento cálido en mi oreja.
—Lo siento, tiendo a ser un poco impuntual incluso cuando no lo quiero —Me dice.
De forma automática giro mi rostro ocasionando que su nariz acaricie la mía, el gesto me toma por sorpresa y él respira profundamente mientras me mira a los ojos. En este momento no es angelical, en este momento es cautivante. Siento su aliento contra mis labios y me alejo de inmediato, él sonríe. Besa mi mejilla a modo de saludo y en lugar de sentarse frente a mí, toma asiento a mi lado.
—Lamento llegar algo tarde, pero estaba haciéndole un favor a una amiga.
—No hay problema, no llevo mucho tiempo de haber llegado.
—Parece que tienes un montón de información ahí —Asiente hacia mi carpeta y la cierro—. ¿Qué tal estás? Aunque puedo ver que muy bien.
—En efecto estoy bien y puedo ver que tú también lo estás.
—Gracias por el cumplido —Me guiña un ojo—. ¿Ya ordenaste algo de comer?
—Esperaba a que llegarás...Por cierto, ¿Cómo es que no te vi venir?
—Conozco a los dueños de este local, en mi adolescencia cuidé a sus hijos, así que sabiendo que las cosas pueden volverse un poco locas, ellos me dejan entrar por la puerta de atrás.
—Oh, eso tiene sentido.
—Te queda genial el azul, Leslie —Lo miro—. ¿Qué? ¿No puedo hacerte un cumplido? —No pierde su sonrisa.
—No sé qué hacer contigo.
—Si quieres, puedo decirte qué hacer. Aunque debo admitir que no pensé que te fueran del tipo mandón, puedo adaptarme a ello.
— ¿Por qué eso suena cómo si dijaras algo particularmente sucio? —murmuro, él ríe.
—Tal vez, el hecho de hacer bebés y mi propuesta, tiene a tu cabeza volando en territorios sensuales.
No tengo oportunidad de replicar porque llegan y nos entregan los menús, reviso qué quiero comer sintiendo su profunda mirada en mí.
— ¿No piensas revisar el menú?
—Ya sé lo que quiero —responde—, siempre sé lo que quiero.
Y suena como a que habla de algo más. Alzo la vista, volteo mi rostro y apenas nuestras miradas se encuentran, me sonríe. Vuelvo mi vista al menú, hago mi mejor intento para concentrarme en qué plato deseo escoger, cuando finalmente lo logro, dejo el menú sobre la mesa. Volteo a verlo.
Hubo un tiempo, durante los primeros meses transcurridos de la muerte de su hermana, en donde el aspecto de Andrew era preocupante debido a que denotaba cansancio y tristeza, creo que en la actualidad poco a poco él está redirigiendo su vida. Conozco la sensación de pérdida, ella no desaparece, se mantiene ahí escociendo, pero llega un punto de tu vida donde dices: debo avanzar, seguirá doliendo, pero soy fuerte y merezco ir por mi felicidad. Estoy vivo y debo estar agradecido. Me alegra saber que él ha encontrado sus fuerzas y que se vea así.
— ¿Cómo estás, Andrew? Y esta es una pregunta honesta, no formal.
Frunce el ceño procesando mis palabras y de inmediato las entiende. Golpea sus dedos contra su menú.
—Duele, el dolor sordo siempre estará ahí. Han sido meses de aceptación y proceso de duelo, tú debes saber de lo que hablo —asiento hacia sus palabras—. Pero mi hermana no hubiese querido que me dejara caer en la depresión, mis padres tampoco necesitan perder otro hijo y yo...Yo siempre querré vivir.
»Está en mí ser positivo y creer que incluso de lo malo, algo bueno saldrá. Estoy vivo y no debería dar por sentado ese hecho. No digo que soy la mejor persona del mundo, pero me considero merecedor de felicidad —Deja de golpear sus dedos contra el menú—. Deseo que el autor del crimen de mi hermana aparezca, la muerte de Ally no debe quedar impune y es algo en lo que pienso cada día.
Las personas a veces me dicen "tu familia estaba preparada para la partida de Arthur" supongo que no tienen intenciones de ser crueles, pero incluso aunque sabíamos de esos escenarios, siento que nunca te preparas para la pérdida de alguien a quien amas, para Andrew que todo fue sorpresivo y de golpe, el impacto tuvo que ser muy duro.
—No quiero centrar mi vida en la pérdida, Leslie. Estoy respirando y eso me hace afortunado, quiero que cada segundo de mi vida sea valioso.
»No quiero que te sientas atacada por mí y perdón si ese es el caso, es solo que no daré nada por sentado y pienso que las oportunidades hay que tomarlas, que no hay que ser un espectador, hay que ser un participante activo.
—No me siento atacada —aclaro—, pero esto es sorpresivo. Hasta hace poco intercambiamos pocas palabras.
—Porque me dejabas sin habla.
— ¡Vaya! Los cantantes sí que saben qué frases usar —rio.
—Admito que escribir canciones me da una ventaja con las palabras, pero no todos las inspiran.
— ¿Desde cuándo te volviste un coqueto?
— ¿Soy un coqueto?
— ¿Ya decidieron que ordenar? —pregunta la mesera.
Ambos volteamos a verla y ella sonríe de inmediato hacia Andrew, rodea la mesa y le da un sonoro beso en la mejilla, él por su parte le pellizca la mejilla.
— ¡No sabía que vendrías! Papá no dijo que estabas aquí.
—No avisé —Le responde, luego se gira hacia mí—. Ella es la no tan pequeña Olivie, solía ser su niñero.
—El mejor niñero, me ayudó a sacarme mi primer diente y colorear sin salirme del borde —Choca su palma con la de Andrew—. También me enseñó a tocar la guitarra. ¡Bah! Lo extrañé mucho cuando comenzó con su banda y ya no pudo cuidarme.
»La nueva niñera se comía mis dulces —Hace un puchero y Andrew la imita—. Pero luego podía decir que mi ex niñero era el puto amo del mundo haciendo música.
—Eh, eh, esas palabrotas —La reprende Andrew.
—Ya tengo diecisiete, señor mayor, se me permite decir palabrotas cuando mis padres no me ven. Por cierto, ¿Eres su novia o algo? Mayormente viene solo, excepto cuando viene con alguno de sus amigos, ¡Oh! Antes también venía a veces con una rubia seria, ya sabes, su ex.
—Qué comunicativa estás hoy, Olivie. ¿Qué hay sobre tomar nuestras órdenes? —pregunta Andrew sin perder la sonrisa, luciendo divertido.
—Oh, cierto, cierto. ¿Qué desean ordenar?
Me toma unos cuantos segundos recuperarme de su nivel de energía antes de decir lo que deseo comer, Andrew le dice que lo sorprenda con uno de los platos y ella a gusto acepta el reto.
—Oh, oh. ¿Recuerdas a la chica que me gustaba? —Le pregunta.
— ¡Claro! Martha.
— ¡Sí! Estamos saliendo, ella es tan linda...Y sexy —Baja la voz para decir lo siguiente—. Necesito consejos...De sexo, no puedo preguntarle a mis padres y tú debes ser buenos con las chicas.
Andrew no se escandaliza por el contrario ríe y luego hace una pequeña reverencia de agradecimiento hacia Olivie.
—Gracias por tu confianza en mí, Olivie.
—En fin, ¡Debes conocerla! Ella es muy, muy genial —Me mira—. También puedes conocerla ya que te estoy conociendo y ¡Ah! Mamá está viendo que no los estoy atendiendo —Se calma y respira hondo—. Bueno, iré por sus comidas. ¡Nos vemos!
La veo irse con pequeños saltos, su cabello – en una cola de cabello – rebotando de un lado a otro, cuando la pierdo de vista vuelvo mi atención a Andrew.
—Ella tiene mucha energía.
—Era peor cuando estaba pequeña, ponerla a dormir era un reto —Se ríe—. La cuidé durante poco más de seis años y un año a su hermanito, también cuidé de otros niños, pero ella era la frecuente y verla así de grande me hace sentir viejo.
—No estás ni te miras viejo —digo—. Es tierno que ella te quiera de tal manera, parece tenerte mucho cariño.
—La pequeña Olivie es genial. Mírala, le gustaba una chica de un grado mayor, se propuso conquistarla y ahora sale con ella. Siento orgullo.
—Me recuerda a mí de joven, si algo o alguien me gustaba, estiraba mi mano para tomarlo. Supongo que era terca y determinada. Incluso después de salir embarazada, lo seguí siendo.
— ¿Cómo fue la Leslie embarazada? —Suena genuinamente curioso—. He vivido los embarazos de mis amigas y cada una lo llevó de una manera diferente. Una de ellas se orinó, pero no te diré quién.
Muy pocas personas me preguntan sobre mi embarazo o mi vida cómo madre, por lo general asumen que me desmoronaré y que no deseo hablar de ello, pero por el contrario, recuerdo toda esa etapa de mi vida con especial cariño.
—Mi versión embarazada fue estresante para los demás. Me quejé mucho, quería comer de todo y mi humor era muy cambiante —Rio—. Pasaba la mayor parte de mi día viendo vídeos sobre partos y asustándome sobre ello, así que luego papá tenía que calmarme y decirme que todo estaría bien.
»Pero escuché que fui una embarazada muy bonita —presumo—. Era una pequeña mandona, estoy segura de que mis hermanas me odiaban porque vivía dándole órdenes o haciéndome la inútil para que me hicieran todo. Tenía quince años, dieciséis cuando di a luz, por lo que estaba llena de inmadurez.
—Eras joven.
—Muy inventora y curiosa, pero supongo que con el tiempo poco a poco fui madurando. Al principio fui un caos aprendiendo a ser madre, además, mi mamá nunca fue un gran ejemplo.
— ¿Por qué?
—Ella no fue una mala madre, pero solía estar un poco ausente. Creo que nunca cayó en cuenta de que éramos su responsabilidad, se sentía libre y a veces nosotras no éramos parte de esa ecuación de libertad. Básicamente, fuimos más hijas de papá, luego mamá falleció.
—Lamento lo de tu mamá —dice—. Y en cuanto lo de ser mamá, te brillan los ojos cuando hablas sobre tu embarazo.
—No imaginé que me gustaría tanto la maternidad. Es verdad que tuve muchos momentos duros con Arthur y su enfermedad, fue una batalla que me quitó mucho, pero no puedo desechar los buenos momentos. Ser la madre de Arthur fue maravilloso y me siento bendecida de incluso haber podido tener la oportunidad de estar con él en su último aliento.
»Muchas veces escuché a amigas decir que "no había nadie cómo una madre", para mí eso sería mi padre. Así que me dije que sería la madre que mi mamá nunca fue con nosotras.
—Admirable y gracias por ser tan abierta conmigo.
—En realidad no me di cuenta de que te estaba diciendo tanto.
Olivie trae nuestras bebidas, dice un par de palabras enérgicas y se retira. Doy un sorbo a mi jugo de fresa, está muy bueno. Nos mantenemos en silencio y eso me inquieta un poco, por lo que me remuevo en mi asiento.
— ¿Quieres que hablemos ahora de ello? —pregunta.
— ¿Por qué quieres hacerlo? No es como si compartieras conmigo tu toalla, se trata de...
—Mis nadadores.
—No puedo creer que sigas llamándolos así.
—No hago esto por capricho. Capaz luzco algo loco, pero creo que nos espera un futuro juntos, tal vez decirlo tan seguro me hace sonar arrogante, pero tengo una corazonada.
»En mis planes de vida está ser padre, formar mi familia. Tal vez este no sea un método convencional, pero ¿Hay reglas específicas hacia la felicidad? Supongo que haremos esto a nuestro modo y solo nos queda esperar que los resultados sean buenos.
— ¿Haces esto por Arthur? —Es necesario preguntarlo.
—Tengo una profunda admiración y amor por el señor sonrisas —Se sincera—, aprendí mucho de él y dejó muchos cambios en mi vida. Pero el hecho de que me gustes y finalmente quiera actuar sobre esta atracción, no es debido a él.
»Me gusta porque tienes determinación, porque eres una luchadora, porque siempre me devuelves las sonrisas y porque creo que en ti hay locura. Me gustas porque quiero conocerte, porque estoy eligiendo saltar al vacío contigo y ser parte de esta locura de la que sé muchos van a juzgar u opinar —Sonríe de forma ladeada—. Soy el tipo bueno, Leslie, pero también me gusta ser travieso.
—Podrían pensar que te estoy usando o me estoy aprovechando de ti.
—Al carajo lo que otros opinen. Seremos discretos sobre ello.
Lo miro, parece determinado y... ¿Acaso estoy considerando esta locura?
—Soy sano, fumo cuando estoy de fiesta, puedo dejarlo. Consumo una cantidad sana de licor, mi familia no tiene antecedentes de enfermedades hereditarias. Llevo una vida saludable en donde me ejercitó y mi mami dice que soy lindo, por lo que haría bebés digno de revistas.
Mantengo mi vista en la mesa, esta idea es muy tentadora, pero tan loca... Veo cómo toma mi carpeta y la deja de su lado. Alzo la vista y me volteo para verlo completamente.
— ¿Te gusto, Leslie? Y no cómo el ídolo de tu hijo, me refiero a cómo hombre.
— ¿A quién no le gustas? —Me escucho a decir.
—Quiero saber si te gusto a ti.
Nunca he tenido problemas con ser honesta. Eva suele ser la precavida y racional, Elanese la emotiva e impulsiva. Soy directa y honesta, decir lo que pienso nunca ha sido un problema.
—Eres un hombre increíble en tu interior y es evidente que en el exterior eres una maravilla. Sé que tus intenciones son buenas y...Supongo que te gusto.
—Eso no responde mi pregunta.
—Claro que me gustas ¡Dios! Eres un sueño, claro que me gustas —digo exasperada—. Pero ir tener un hijo contigo es otro tema.
— ¿Por qué puedes obtener la esperma de un desconocido pero no de mí? Alguien que sin importar si no tenemos un lazo romántico, si me odias o me dejas, siempre estaría para el bebé. Alguien con una familia que le daría amor, alguien con buenos valores. ¿Por qué sería un mejor un rostro anónimo y no yo?
—Porque involucrar sentimientos lo complica todo.
—Eso no es cierto. Mis padres luego de muchos años se siguen amando y criaron dos excelentes hijos. Mis amigos mezclaron sentimientos en la ecuación y llevan buenos matrimonios y bebés. Dexter y tu hermana involucraron sentimientos y mira los felices que son en este momento.
»No me des esa excusa porque sé que puedes hacerlo mejor, Leslie.
Siento que en este momento soy una torpe hormiga que vino a encontrarse con un gran oso hormiguero. Nuestros platos de comida llegan y nos mantenemos en silencio mientras comenzamos a comer. Nunca me ha importado lo que otros tengan para decir sobre mi vida siempre que yo me sienta cómoda con mis decisiones, pero con Andrew es diferente porque él trae consigo una fanaticada enorme, medios de comunicación y eso aterra.
Si acepto, ¿Me veré cómo la mujer loca que uso a la superestrella? De acuerdo, si me veo de esa forma, tampoco es que me importe mientras mi familia y yo sepamos la verdad. Las personas siempre hablarán, todavía puedo recordarlos juzgándome cuándo estuve embarazada y eso nunca me afligió. Mastico con lentitud percibiendo el caos que en este momento son mis pensamientos.
—Tengo miedo —confieso—. Una cara anónima es solo esperma, no tengo que lidiar con sentimientos, compartir responsabilidades ni un compromiso a largo plazo.
»El papá de Arthur estaba demasiado asustado para hacerse cargo del bebé, por lo que las responsabilidades fueron mías y me adapté a ello. No sé lo que es contar con alguien y no sé qué tan complicado pueda resultar involucrarte en esto.
— ¿Quieres hacerlo?
—Asusta considerarlo una opción.
Cuando William lo propuso, reí y le hice saber que no era una opción, que no era sano para nosotros. Pero Andrew lo dijo y por más que me dije que es descabellado, accedí a escucharlo y ahora estoy aquí plagada de dudas.
Continuamos comiendo, tal vez él también está centrado en sus pensamientos. No me termino mi plato de comida y pese a que el plato estaba muy rico, no lo disfruté cómo debía por estar sumida en mis pensamientos.
Me giro por completo hacia Andrew para que hablemos frente a frente, él también se gira.
—Si dijese que sí, ¿Cuál es tu propuesta? —pregunto.
Algunos pensarían que es algo frívolo cómo conversamos sobre traer a un bebé al mundo, pero creo que simplemente nos estamos adaptando a esta extraordinaria situación.
—Oh, es la parte interesante —Lo miro con curiosidad—. No tendrías que pagar un método tan costoso.
— ¿Eh?
—Hay que hacer bebés por medios tradicionales. Puedo hacerme exámenes para ver qué tan potente es mi esperma con el fin de garantizar óptimos resultados.
Lo miro sin emitir ni una sola palabra ante su declaración. Esto suena cómo algun anuncio publicitario y estoy anonadada. "Bebés por medios tradicionales", eso suena mucho a sexo y no creo estar malpensándolo.
—Te propongo que salgamos por un mes. Conóceme, te conozco, tengamos citas, aprendamos el uno del otro y de esa manera descubramos si queremos hacer esto juntos.
— ¿Estás diciéndome que si funciona luego...Tendremos sexo? —Verifico.
—Hacer un bebé tendría que ser divertido —Se encoge de hombros, yo siento calor y me abanico con la mano—. No tienes nada que perder dándome un mes para conocernos. Estoy de descanso, podemos pasar mucho tiempo juntos y si no te gusta lo que conoces de mí, puedes retomar tu plan inicial y respetaré tu decisión.
—Eres un hombre que no conoce de cordura, Andrew.
—Puedes pensarlo.
Todo lo que hago es asentir, tomo lo que resta de mi jugo. Creo que para aligerar el ambiente, él saca a la conversación el compromiso de mí hermana con Dexter y luego hablamos de mi trabajo. En algun momento pide la cuenta, cuando le hago saber que no quiero postre. Cuando ha cancelado nuestra cuenta y luego de un fuerte abrazo con Olivie, nos hace salir por la puerta trasera. Se ofrece a llevarme a la organización y acepto para evitarme el gasto de un taxi.
Me doy cuenta que dos tipos están siguiéndonos en nuestro camino a su auto y luego me hace saber que se trata de dos guardaespaldas. Al subir al vehículo, se pone una gorra azul, enciende el estéreo y espera a que abroche el cinturón de seguridad para poner el auto en marcha.
— ¿Necesitas la dirección?
—No, la conozco por Dexter —Me responde—. ¿Cuál es tu color favorito, Leslie?
—Amarillo.
—Un color escandaloso y destacable, dice mucho de ti —Sonríe—. ¿Animal favorito?
—Los leones, de niña quería uno.
— ¿Algún país que te gustaría visitar?
—Viví un tiempo en Japón y me gustaría en algun momento volver y estar unos días, me gustó mucho. ¿Tienes algun país al que quieres ir? Apuesto que has conocido muchos.
—He estado en muchos países, pero muy poco de ellos he podido conocer en realidad porque siempre estamos por poco tiempo y trabajando. Me gustaría volver a cada uno de ellos y tomarme el tiempo de conocerlos a nivel cultural.
» ¿Dominas algun otro idioma? —prosigue.
—Japonés. En mi adolescencia tuve un amor por esa cultura y obligué a mis padres a inscribirme en clases de ello. ¿Tú?
—Hablo español, inglés, francés y puedo defenderme en el alemán aunque no soy muy bueno en ello. Tal vez me podrías enseñar japonés.
— ¿Quieres aprender otro idioma? Te explotará la cabeza.
Si está vendiéndome la idea de que sería un padre estupendo: lo está logrando. ¿Cuántas virtudes tiene Andrew Wood?
—Siempre me gustó aprender cosas buenas. Cuando estaba en la escuela, era parte de un club de poesías y escritores. Mamá nos alentaba a aprender siempre.
—Qué buena mamá. ¿Cómo está ella...? —Me arrepiento de la pregunta.
—No ha sido fácil, mamá a veces tiene días malos, debes entenderla cómo madre. Pero debo decir que me preocupa más mi papá. Él está batallando con la depresión tras lo sucedido con mi hermana.
»Ellos están mejor que hace unos meses, pero todavía están en el camino a recuperarse de la devastación.
—Les envío muchas fuerzas, poco a poco comenzarán a encontrar luz entre tanta oscuridad.
—Gracias, no es fácil ver a papá tan decaído, pero sé que es un proceso lento de aceptación.
Asiento entendiendo la situación en la que se encuentran, de nuevo permanecemos en silencio. Doy mi atención a mi teléfono para responder un par de mensajes, guardo el aparato y observo la carpeta en mis manos, en este momento está carpeta tiene un valor simbólico sobre mis decisiones.
— ¿Por qué quisiste ser músico? —pregunto. Lo veo sonreír.
—Mi hermana solía decir que tenía un don con las palabras. Desde muy temprana edad me interesé por la música, fui uno de esos molestos niños que parecía que todo se le daba bien. Pude especializarme en otras cosas.
»Pero cuando tocaba la guitarra o cantaba, sentía una pasión increíble, una conexión que nunca he sabido poner en palabras —Ríe—. La primera vez que escribí una canción, fue muy mala, pero se sintió increíble. Me di cuenta que quería experimentar esa emoción durante toda mi vida. No sabía si me iría bien, pero sabía que quería intentarlo.
—Y los resultados han sido buenos.
—Ha sido más de lo que esperaba.
— ¿Todavía experimentas esa emoción?
—Todavía siento ese cosquilleo emocionante, esa expectativa de saber lo que vendrá. Es como estar enamorado. Digamos que he estado enamorado de la música toda mi vida y ese amor se ha fortalecido.
—Eso suena bonito —murmuro—. Toda esa pasión, amor y entrega.
Él susurra algo que no logro escuchar y cuando pregunto, finge no saber de lo que hablo. Tardamos un poco más en llegar a la organización, no apaga el auto, pero se gira a verme. Su sonrisa está ahí y es increíble la manera en la que sus ojos transmiten esa emoción.
Con mi corazón acelerado, el miedo presente y las emociones a mil, le extiendo la carpeta. Me mira sin entender.
—Tómala. Un mes, tenemos un mes para conocernos y averiguar si esto va a funcionar —digo—. La carpeta es una garantía, tenla, si no funciona, debes devolvérmela. Un mes, no más.
—Un mes —concede tomando la carpeta antes de que me pueda arrepentir.
Deshace su cinturón de seguridad y se inclina hacia mí. Confieso que mi corazón se acelera mientras se acerca, se detiene a corta distancia y me sonríe.
—Este será un buen mes, Leslie.
Dicho eso acerca sus labios y besa mi mejilla. Vuelve a su asiento y yo tomo lentas respiraciones. Me deshago del cinturón de seguridad y abro la puerta del auto, bajo y cierro.
—Te llamaré.
—O yo lo haré —asegura—. Ten buen día, cuidaré muy de esto por ti —Alza la carpeta.
Retrocedo y lo veo poner el auto en marcha de nuevo, siendo seguido por sus guardaespaldas en un auto más atrás.
— ¿Acabo de subirme al avión de la locura? —Me pregunto aun con la vista clavada por donde se ha ido—. Un mes, solo será un mes. Puede que nos odiemos, pero no podrá decir que no lo intenté.
Pero ¿Qué pasa si en un mes realmente todo funciona? Me abanico con la mano sintiendo calor y mi rostro sonrojarse. Me dijeron que Andrew era un ángel, pero ¿Qué tipo de ángel?
Holissss, aquí les traigo más de esta pareja jijiji.
Siento cómo si ese mes no fuese solo para Andrew, es cómo si ella me dijera: ok, escritora, tienes un mes literario para hacer que este hombre me convenza, ve qué haces. Pero ya veremos si se logra o no.
Redes: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany
El hada inaugura dedicándole a una fiver que quería ser vista y se logró. Capítulo dedicado @nanisheeran gracias por acompañarnos en esta aventura desde Harry, por seguirme prestando tu corazón para jugar con él, loviuuu, baby.
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top