Capítulo Dieciséis


Capítulo dieciséis.

—Señorita Anderson, aquí tiene.

Alzo la vista encontrándome con un pálido Caden que me entrega un pañuelo y se sienta a mi lado en las bancas del largo pasillo del hospital. Adentro, papá se encuentra leyéndole un libro a Arthur mientras le hacen su quimio.

—Gracias, Caden ¿No deberías entrar?

—Sí, ya empezará mi quimio, pero tengo esperanza de que mamá venga —suspira—. Cuando te veo a ti y tu familia con Arthur, me hace sentir solo.

»Mamá está cansada del cáncer, al principio era muy optimista, pero este monstruo la ha desgastado y mi hermana trabaja mucho, no puede venir a tomar mi mano.

»Sé que estoy grande y que suena estúpido, pero me gustaría tener a alguien conmigo diciéndome que todo estará bien. Sé que tener un familiar o alguien que amas con cáncer es horrible, pero es doloroso tener cáncer, miedo y que no haya una mano que tomar —deja ir un cansado suspiro—. Me hace pensar que tal vez sería mejor rendirme, así ellas estarían mejor, pero soy tan testarudo que de verdad quiero vivir. No he hecho muchas cosas y quiero ser más que un chico con cáncer.

—Eres más que un chico con cáncer, Canden —Le sonrío tras limpiarme las lágrimas—. No te rindas, eres un chico admirable que logrará hacer lo que desee y no estás solo, tienes a tu súper mejor amigo Arthur y a la familia de Arthur.

» ¡Vamos! Yo tomaré tu mano —La estiro hacia él tras ponerme de pie—. Y todo estará bien.

Duda un poco, pero luego la toma. Nos adentramos al salón y Arthur lo saluda emocionado. Caden toma asiento y la enfermera prepara todo tras hacerle unas preguntas y registrar que se ha presentado. Tomando su mano me encargo de sonreírle y él me devuelve tímidamente el gesto mientras saca una revista de la mochila que trae consigo.

Abre una de las páginas y me señala a un hombre vestido de traje, con nombre imponente e involucrado en la política internacional. Hay una mueca dibujado en sus labios resecos. La página está marcada cómo si de hecho la hubiese visto muchas veces.

—Ese es mi papá, lo sabe y no le importa. Un político alemán- austriaco que finge que no existo. Ni siquiera sabe que tengo cáncer o tal vez lo sabe y no le importa.

Detallo al hombre con el que de hecho Canden comparte cierto parentesco físico mientras leo el artículo sobre el imponente político gestionando relaciones internacionales de Alemania en su visita a Austria. Es un hombre de dinero, poderoso, culto y con una sonrisa que lo hace parecer perfecto. Sin embargo, ahora sé que es un hombre que no se preocupa por su hijo y que finge.

¿Cuántas personas no van por el mundo de esa manera? Sonriendo y fingiendo una vida perfecta mientras guardan en su interior una putrefacción y malas acciones no justificables.

Soy capaz de identificar el dolor, ira y desprecio en la voz de Caden, pero también capto la incertidumbre, decepción y tristeza, después de todo es un adolescente atravesando una dura batalla y tal vez, desearía tener un papá amoroso, una red de apoyo familia que le haga más llevadera la situación.

—Tal vez no está en tu vida porque no lo necesitas —trato de consolarlo dándole con suavidad un apretón a su mano.

—No está en mi vida porque no lo quiere, señorita Anderson. Es la realidad.

Intento pensar en qué responder a su sombría respuesta, pero por supuesto Arthur salva el día.

—Oye, Caden —Lo llama mi hijo y él voltea a verlo—. ¿Quieres que te cuente un chiste súper gracioso?

—A ver, sorpréndeme, amigo.

—Espera...Déjame recordarlo bien... ¡Espera! ¡Caden! Iba a decirte algo grandioso.

— ¿Qué sería eso?

—Mi niñera está soltera, deberías conocerla. El abuelo dice que la gente enamorada es muy estúpida, pero feliz.

—Ah, parece que eres un pequeño cupido —Se ríe Caden.

— ¿Ser pequeño cupido es algo genial, abuelo? —Le pregunta Arthur a papá.

—Me parece que sí, querido nieto.

—Genial, entonces seré el mejor cupido.


22 de febrero 2016.

Tengo serios problemas.

De verdad es un problema grave:

Andrew no sale en mi cabeza.

Cuando como, pienso: oh, aquel desayuno, almuerzo o cena con Andrew. Y sonrío.

Cuando salgo a caminar: oh, cómo esa vez que caminamos y su mano accidentalmente tocó la mía y me vio con una sonrisa (bueno, eso pasó hace dos días). No nos tomamos de la mano públicamente y confieso que eso me estresa un poquito porque me gusta el tacto y calidez de su mano contra la mía.

Cuando me acuesto a dormir hay dos escenarios: pensar en Andrew dulce que habla conmigo por teléfono o Andrew ardiente que me besó y tocó hasta hacerme ver las estrellas, esto último me trae sensaciones que luego me tienen deslizando la mano debajo de mi ropa interior.

¡Es una locura! ¿Cómo este hombre se metió a tal punto en mis pensamientos y mi vida?

En mi adolescencia, al salir con William por un año y poco más, todo fue muy intenso. Éramos un poco tóxicos y dependientes, literalmente quería pasar cada respiro a su lado, unir nuestros nombres con corazones, pensar en futuros hijos, a dónde iríamos, detallar cada momento, pero todo esto lo atribuyo a la edad y la intensidad de las emociones de un primer amor más las hormonas. El tipo de amor que William y yo tuvimos fue especial, intenso y desgarrador. Esto con Andrew es más sorprendente, porque soy adulta, he vivido otras experiencias sobre el romance, sexo y citas, y soy capaz de notar las diferencias. Él hace que todo se sienta cómo nuevo y ¡Por Dios! No puedo no pensar en él, me es absolutamente inevitable.

Y no son solo pensamientos sobre cuán atractivo es, lo bueno que está, su encantadora sonrisa, lo dulces ojos color miel que se funden con pasión cuando me besa o me toca. No, señores, es que me pongo a pensar en todo ¡Absolutamente todo! Desde su voz, a sus palabras, la manera suave y pícara en la que habla, sus ocurrencias, su amabilidad, las bromas, su infinito amor hacia sus padres, lo divertido que me resulta ¿Se entiende? Aquí no es solo una atracción, es que me encanta físicamente y me encanta su personalidad.

Es que me encanta demasiado él y no sé cómo explicarlo. Intenté decirle a Elanese cómo me estaba sintiendo y la pequeña idiota lo único que hizo fue verme con la boca abierta antes de reírse y decir "bueno, serán papis enamorados".

¿Me Estoy enamorando? Bueno, tal vez la pregunta es ¿Estoy cayendo muy rápido? Pero ¿Cuándo me ha importado o definido el tiempo? Aquí no vale si son muchas semanas o meses, aquí lo importante es cómo exactamente me estoy sintiendo sobre Andrew y estoy sintiendo tanto.

Estoy harta de mis pensamientos, quiero que se callen. Literal vivo haciéndome preguntas retoricas, pensando en Andrew, imaginando situaciones inocentes y otras no tantas. Yo...Admito que incluso he pensado tontamente en bebés físicamente, me tiene mal este hombre.

Abro los ojos viendo alrededor y suspiro de manera profunda, un suspiro que pareciese que me viniera del alma.

— ¿Muy difícil? —Me pregunta Naomi, una de las amigas de mi hermana y que se incluye en la familia BG.5.

No es que esta clase de yoga para principiantes sea difícil, es que yo no dejo de pensar. Sacudo la cabeza en negación y cierro los ojos ordenándome concentrarme nuevamente.

Elanese y April me convencieron de venir a esta clase de yoga para principiantes impartida por Naomi y me dije ¿Por qué no? Tenía la disponibilidad del tiempo y supongo que las ganas, quería relajarme y calmar mis pensamientos, pero aquí estoy: pensando en Andrew.

También evito los pensamientos sobre Isla. Resulta que no hubo noticias sobre Andrew en un noviazgo falso, pero si acusaciones sobre que Maximiliano Greene podría estar saboteando a la banda que representa. Por fortuna casi nadie creyó tal disparate de una "fuente cercana", ayudó que los cincos miembros de BG.5 escribieran en sus cuentas diciendo que esa era una información falsa y una basura que no querían leer más.

Escucho la voz de Naomi dando indicaciones y milagrosamente logro terminar la clase y concentrarme. Al final hay murmullos, risas y socializaciones, muchas dicen que volverán y otras no se comprometen. Creo que podría intentarlo nuevamente, todavía no descubro si me ha gustado del todo.

Me quedo sentada en el suelo bebiendo de una botella de agua y cuando sale la última de sus alumnas, Naomi camina hacia mí y se sienta al frente. La verdad es que Naomi es una morena hermosa que está muy buena, el yoga ha hecho cosas magnificas en su cuerpo y la tranquilidad que transmite con su sonrisa es increíble. No sé mucho sobre ella, solo lo poco que hemos hablado y lo que Elanese me ha contado, sé que es fuerte y que su pasado no fue nada bonito.

También sé que su esposo es todo un sueño de hombre y que de hecho es una de las abogadas de su firma quien está lidiando con el asunto de Eva y Elliot.

— ¿Crees que lo hice bien? Es mi primera clase, no sabía si debía tomar esta oferta, pero Jeremy dijo que al menos lo intentara para no quedarme con la duda.

—Fue una clase increíble, yo fui una mala alumna ¿Cómo desconectas tus pensamientos? Mientras más quería apagarlos, más se subía el volumen en mi cabeza —confieso haciéndola reír.

—Lo vas aprendiendo poco a poco —Toma otro poco de agua—. Cuando inicié el yoga, quería callar muchas voces y dolor, no lo logré de inmediato, pero a poco el yoga se hizo parte de mí y fue de mucha ayuda.

—Probaré un par de clases más, pero seré honesta si eso no funciona —Le advierto.

—De acuerdo, estoy bien con ello.

Veo la hora en el reloj en mi muñeca dándome cuenta de que voy con tiempo para el almuerzo con William, quien se encuentra en la ciudad e hizo espacio para que nos viéramos. Me da tiempo de ir a casa a tomar una ducha luego de tanto sudor.

—Oye, Leslie, espero no te incomode esto, pero conversando con Ela ella me dijo que te informaste mucho sobre procesos de inseminación y tratamientos. Dijo que tu doctora era muy buena.

Oh, esa pobre mujer a la que no he llamado para notificarle los cambios, después de todo, le dije que lo pensaría y que volvería cuando mis dudas estuvieran disipadas, eso fue antes de Andrew.

—La verdad es que mis posibilidades de quedar embarazada son más bajas que las del promedio —dice con un aire de tristeza—. No es imposible, pero tampoco es algo muy probable.

»Aunque estudio la posibilidad de la adopción y amaríamos a quien se uniera a nuestra pequeña familia, Jeremy y yo queremos intentarlo, no queremos descartar hacer el tratamiento. Tenemos una larga lista de especialistas que nos han recomendado y me preguntaba si podías darme el contacto de tu doctora.

Asiento con rapidez y voy por mi bolso en busca del teléfono, intercambiamos nuestros números y le hago llegar el número de mi doctora. Espero de corazón pueda serle de ayuda y de no ser así, le garantizo cómo trabajadora social que se dedicó por mucho tiempo en procesos de adopción, que siempre se ama a los niños cómo propios, el tipo de sangre no crea brechas ni los hace menos hijos.

—Gracias, ya sea que lo logremos de este modo o en adopción, Jeremy y yo seremos muy felices siendo padres —Su sonrisa transmite alegría—. Nos sentimos listos y valientes, queremos hacerlo.

—Y sé que de una u otra forma tendrán éxito. Si tienes duda sobre algo ya sea con la doctora o en referente a la adopción, puedes contactarme y te ayudaré tanto cómo pueda.

—Lo aprecio mucho, significa muchísimo para mí.

Le doy una sonrisa antes de levantarme y hacerle saber que debo irme porque tengo un compromiso, también le prometo que vendré a una segunda clase en donde espero mi mente esté más relajada, por favor.

Siguiente parada: ver a William.

***

—Oh, William, lamento mucho que no funcionara —Soy honesta sobre mi declaración.

Todo lo que él hace es encogerse de hombros, tomar otro bocado de comida y fingir que no le afecta, pero creo que pese a los años y lo mucho que hemos crecido, aun soy capaz de conocerlo bien porque hay muchos aspectos en los que no ha cambiado.

Soy capaz de ver que de verdad lo desanima el hecho de que no funcionaran las cosas con la mujer con la que hace poco me dijo que estaba saliendo, no ayuda que la razón para terminar fuera que conoció a otra persona con la que sintió lo que afirma es la chispa que faltaba con William.

—A veces tengo miedo de terminar solo —confiesa tras masticar y tragar— y otras pienso que me esfuerzo tanto en buscar una relación que alejo cualquier posibilidad. Tengo casi treinta años...

—No es como si estuvieses viejo —Lo interrumpo y me sonríe.

—Pero estoy cansado. No quiero seguir jugando a los ligues, encuentros ocasionales y fiestas. Quiero familiaridad, apoyo, amor, amistad y complicidad. Quiero fiestas junto a una persona con la que también pueda pasar el rato simplemente acostado en la cama hablando de tonterías.

»Solo he amado a dos mujeres en mi vida. Una de la que hui cuando mis padres me convencieron que no podía ser padre tan joven y otra que simplemente se desvaneció con una horrible nota que solo tenía un "lo siento, se feliz" —frunce el ceño y aprieta una mano en puño—. Perdóname que te diga esto, Leslie, pero la verdad es que ella me marcó mucho más que tú y odio cada instante en el que no sé en dónde está y solo debo seguir en busca de lo que pensé ya había encontrado.

—Nunca quieres hablarme de ella.

—Porque no puedo hacerlo —dice exasperado—, pero estoy tan cansado.

—Puedes contarme siempre que quieras y has de saber que no lo hablaré con nadie sobre lo que me digas, no rompería tu confianza en mí —Le sonrío—. Siempre pareces tan torturado cuando mencionas a ese amor fallido.

No me responde, en su lugar seguimos comiendo perdidos en nuestros pensamientos. Él parece distante con un aire melancólico y yo soy una pervertida pensando en Andrew sin camisa y en cómo se sentía en mi mano ¡Pero por Dios! Esto ya es ridículo ¿Qué embrujo de Santo Wood es este?

Mi teléfono vibra, pero por educación me contengo de sacarlo del bolsillo de mi abrigo pese a que me gustaría saber quién me ha escrito. William y yo terminamos de comer y cuando me pregunta si podríamos caminar, logro captar que más que una invitación es una necesidad lo que siente, caminar siempre lo ayuda a relajarse. Así que pese al frío, acepto, porque somos amigos y siempre querré ayudarlo tanto cómo pueda.

Mientras me dice que pagará la cuenta por ser quien me invitó, aprovecho para leer el mensaje elocuente de Dexter en donde me dice que tendremos un juego de "citas" para que cada pareja BG.5 pueda conocernos a Andrew y a mí, no entiendo muy bien lo que me explica luego en un audio, pero le digo que cuente conmigo.

Poco después, William y yo estamos caminando por un lugar menos concurrido y en silencio. Cuando mi teléfono vibra una vez más, lo saco y sonrío viendo que se trata de Andrew.


Andrew: Dexter me dijo que aceptaste su locura de idea

Leslie: Es mi cuñado, lo quiero y creo que sus ideas son divertida

Leslie: no entendí su idea, pero lo apoyo

Andrew: seguramente eres la cuñada del año

Andrew: ¿Qué haces?

Leslie: ¿Me congelo el culo caminando con un melancólico William luego de comer y tú?


Me detengo a pensar que tal vez Andrew se sienta sobre William un poco escéptico pese a ser una relación de los años de la prehistoria y que mi exnovio de la adolescencia no es nada toxico, somos amigos. Veo de reojo a William y tiene la vista clavada en sus pies. Un nuevo mensaje llega.


Andrew: Uhmmm

Leslie: ¿Uhmmm qué?

Andrew: "uhmmm" que dijiste que te estás congelando el culo y pienso en maneras de calentarlo


Me tropiezo con mis propios pies y por fortuna los reflejos de William son rápidos y también es una suerte que logre evitar que el teléfono se me caiga, pero es que con estos mensajes inesperados de Andrew me desestabilizo.

—Gracias, Will.

— ¿Qué te pasó? Te ves muy sonrojada.

—Nada, no pasa nada —digo riendo mientras tecleo una respuesta.


Leslie: ¿De qué maneras?

Andrew: te las cuento cuando te vea

Andrew: a solas...

Leslie: ¿Acaso habrá un susurro de "te azotaré el culo"?

Andrew: ¿Se valen los azotes? Vale, tomo nota

Andrew: ¿Qué tal las mordidas?

Leslie: Wow...

Andrew: Sí, exacto. Eso busco un "Wow, Andrew, dame más"

Leslie: estoy en la calle leyendo esto...

Andrew: Ah, ¿Me estás dando un escenario en el qué inspirarme?

Andrew: Vale. Entonces, estamos en la calle, traes un vestido...Deslizo una mano lentamente...

Leslie: ¡Para! Estoy en la calle, caminando con William y estos mensajes...Para.

Andrew: Uhmmm...

Leslie: ¿Uhmmm qué?

Andrew: te mojaste


Wow este es el hombre que he estado esperando para que me sacuda el mundo. Respondo un "Bueno..." antes de guardar el teléfono con una gran sonrisa. Noto que William deja de caminar mientras me ve.

—Muy bien, intentaba ser discreto, pero veo las noticias, también te veo sonreír cómo una idiota y tropezarte con tus propios pies por leer un mensaje ¿Qué está sucediendo en la vida de la señorita Anderson?

—No sabía que te iba la prensa rosa —Retomo la caminata—...Y para tu información, algunas cosas son ciertas, pero no podemos confirmarlas aun.

Decido que es mejor ser práctica y no ir con rodeos, así que le hago saber que en efecto estoy iniciando con Andrew una relación y antes de que pueda reaccionar y hacerme la pregunta "¿Y tus planes del bebé?" me adelanto con un "y en los planes del bebé, está incluido Andrew". Por supuesto que William se queda paralizado en medio del camino del parque en el que estamos, su boca está ligeramente abierta y me ve con incredulidad.

— ¿Lo sedujiste cómo a mí?

— ¡¿Qué?! ¡No te seduje! —digo riendo.

—Oh, sí que lo hiciste. Eras demasiado inteligente y coqueta cuando fuiste a corromperme y convencerme de que salir con alguien casi tres años menor no era un problema. También me sedujiste para hacerme saber que muchas cosas serían divertidas y no había nada de malo en saciar la curiosidad.

»Me sedujiste para ver todas las películas que no quería, me sedujiste para ayudarte en tus escapadas nocturnas de tu casa. Me sedujiste para ver porno juntos y me sedujiste...

—Vale, vale, lo entiendo. Fui una seductora fatal en tu vida —Ruedo los ojos—. Cómo si no te hubieses divertido con todas mis ideas. Ahora no pretendas quejarte.

—Entonces ¿Lo sedujiste?

— ¡No! —Rio golpeándole el brazo—. Nos gustamos desde hace mucho, solo que tontamente no hacíamos nada por nervios, por creer que no era el momento adecuado, que no era correspondido, que tal vez no debía suceder.

»Mira, este es un asunto privado del que no quiero hablar mucho, pero porque eres mi amigo y sé que no eres un chismoso te cuento lo primordial. Estoy siendo feliz con esto, Will, de verdad. Me siento tonta porque no dejo de sonreír.

—Sí, te ves cómo una, pero es genial que seas una tonta feliz —Me sonríe—. Eso era todo lo que Arthur quería, que tus hermanas y tú fueran felices.

—Arthur quería que todos los que aman fuesen felices, incluyéndote.

—Nuestro hijo era maravilloso ¿Cierto? —Me pregunta sonriendo y asiento.

Él me toma de la mano y me guía hacia una banca debajo de un árbol, luego libera su agarre y adentran las manos en su abrigo. Lo veo y de verdad me preocupa esa mirada melancólica.

—Fue uno de los tantos viajes de negocios que tuve, pero aquel duró poco más de dos meses. Principios de 2010 ¿Recuerdas?

—Creo recordarlo, es que has tenido muchos viajes de negocios.

—Bueno, fui por negocios y conocí a una mujer increíble en un evento. Dulce, hermosa, divertida e ingeniosa. No sé, me cautivó desde el principio y todo era reciproco. Fueron dos meses increíbles y pensé que estábamos iniciando algo serio.

»Me enamoré cómo un idiota, le hablé de mi vida, de Arthur, le hablé de ti, de mis arrepentimientos, de todo, Leslie y aunque noté que ella no me hablaba de su familia más que decir que eran complicados y que eran de poder, no la presioné —Suspira profundamente—. Tal vez debía fijarme más en que ella era la que me citaba, ella acordaba los lugares. No me dejaba llevarla a citas públicas...Pero no la presionaba.

»Me enamoré y creí que ella también, faltaban dos semanas para volver y le hablé sobre mantener la relación y hacerlo funcionar. Quería que conociera a Arthur, el niño más maravilloso, quería tantas cosas —Emite una risa seca—, pero luego de esa noche en donde su respuesta fue una sonrisa y decirme cuánto le importaba y por primera vez decirme que me amaba, desperté con una nota que solo decía lo siento, se feliz.

—Lo lamento mucho, Will —murmuro en voz muy baja pasando un brazo a su alrededor para un abrazo.

—Intenté buscarla, pero supongo que alguno de sus datos era falso porque no la encontré. Pensé que me volvería loco buscándola y un día antes de volver, entendí que tal vez fue su manera de decirme adiós y yo tenía un hijo al que extrañaba y quería ver, una vida a la cual volver.

»Pero ella dejó una huella, se quedó conmigo —Se pasa una mano por el cabello—. Es difícil olvidar a Livia. Todos los días me pregunto en dónde está y si me recuerda. Y también me digo, no la volverás a ver, déjala ir.

Sin saber qué decirle, me dedico a recargar la mejilla de su hombro y darle el consuelo de ser escuchado e intentar comprenderlo.

—Espero y sepas que el problema no has sido tú.

— ¿Cómo lo sabes? Tal vez fui una pieza que no supo cómo encajar en su vida o solo diversión. Quizá fui demasiado serio sobre mis sentimientos.

—No creo que seas el arrepentimiento de alguien, no lo veas de esa forma.

—Lo estúpido es que aun pienso en ella cuando seguramente ya fui olvidado. Qué tonto soy.

***

23 de febrero, 2016.

— ¿A qué le frunces tanto el ceño? —Me pregunta Elanese haciendo una pausa en su amado helado.

—Me han llegado un par de mensajes extraños.

— ¿Sobre qué?

—Sobre el pasado —Dejo el teléfono sobre la mesa—. Cuando Arthur estaba bastante mal y se nos estaba haciendo complicado cubrir ciertos gastos ¿Recuerdas que comenzamos a desesperarnos?

Ella hace la mirada a un lado y su semblante cambia mientras me da un asentimiento y juega con sus dedos, luego me encuentro escuchando el susurro de un "lo recuerdo".

—Un sobre con dinero apareció de la nada con mucho dinero un donador anónimo.

—Sí... —Su voz suena débil.

— ¿Ela? —pregunto con preocupación.

Ella alza la vista y noto sus pestañas húmedas antes de que una lágrima comience a deslizarse por su mejilla y parece ser la primera de muchas que está conteniendo. De inmediato estoy levantándome y caminando al otro lado de la mesa para sentarme a su lado, con los dedos me aseguro de limpiar las lágrimas que ahora no parecen parar.

—Cariño ¿Qué sucede?

—Nada, es solo qué —su respiración tiembla antes de que pueda volver a hablar— me acuerdo de ese tiempo tan difícil y supongo que me afecta emocionalmente, lo siento. Lo siento mucho.

—No pasa nada —La atraigo para un abrazo en el que me aprieta con fuerza—. Siempre estaré agradecida con la vida por haberme dado dos hermanas que han estado conmigo en las buenas y las malas.

—Incluso si las cosas no son correctas o idóneas, a veces las hago queriendo ayudar.

—Lo sé, Ela, siempre he sabido lo maravillosa que eres y lo bondadoso que es tu corazón —Me separo y le tomo el rostro en las manos—. Así que no llores ¿De acuerdo? Porque me harás llorar a mí.

Me da una sonrisa que no le llega a los ojos mientras con el borde de la camisa se limpia los restos de las lágrimas y me pide que prosiga con lo que le decía.

—La cosa con este sobre de dinero es que alguien está escribiéndome preguntándome si quiero saber de dónde vino —Veo hacia el teléfono—. No sé si sea malagradecida, pero hay algo sobre estos tres correros que he recibido que me hacen no querer saberlo. Creo que bloquearé al remitente ¿Qué opinas?

Al alzar la vista la encuentro algo pálida y con la vista clavada en sus manos. No me doy cuenta de que su respiración es irregular hasta que el sonido me llega con claridad.

—Ela, respira ¡Oye! Inhala, exhala. Hazlo conmigo —Le tomo las manos—. Inhala, exhala. Eso es, todo estará bien. Todo está bien. ¿Estás mejor?

—Lo estoy —Me ve tras unos segundos de calma en donde recupera el control—. Leslie sobre eso ¿Es algo que quieras realmente saber?

—Me gustaría, el problema es que hay algo mal en los correos, lo hacen sonar malo y me da miedo lo que pueda llegar a descubrir ¿Crees que está mal tener ese pensamiento?

—No lo creo —Ve hacia mi teléfono—. ¿Puedo ver los correos?

Asintiendo lo desbloqueo y abro la cadena de tres correos que me han llegado, cuando me pregunta si puede reenviárselos, no tengo problema en decirle que sí. Mientras lee los correos, veo sus reacciones, ya no es una chica despreocupada, parece angustiada e incluso preocupada. Cuando vuelve a verme, su mirada es vulnerable.

—Es tu decisión, Leslie, si quieres saberlo tienes que pensar que tal vez la respuesta no te guste —Su voz falla— y si no te sientes preparada para esas respuestas, nadie puede obligarte a que lo escuches. ¿Qué decides?

Veo el teléfono en la mesa y me estremezco porque hay algo mal con los correos, un tono de incertidumbre y malas intenciones disfrazadas de falsa cordialidad. Esa no puede ser la persona que me ayudó, me niego a creerlo.

—No es la manera en la que quiero saberlo. Si algún día este donador anónimo quiere dar la cara, quiero que sea en persona. En mi corazón, quiero creer que es una persona con buenas intenciones que quiso ayudar.

—Estoy segura de que quiso ayudar.

Asiento en acuerdo y veo el color regresar poco a poco su piel, su respiración también se ha calmado lo suficiente.

— ¿Estás mejor? —pregunto metiendo un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Sí, solo me puse rara momentáneamente, ya sabes cómo soy.

—Tal vez es momento de que tu hermana mayor te haga una rica cena temprana para subirte esos ánimos ¿Qué te parece?

—Me parece que te amo mucho, mucho.

Inclinándome le doy un beso en la punta de la nariz y luego uno en cada mejilla haciéndola reír. Pese a que nos llevamos muy pocos años, me es inevitable no sorprenderme de cuán grande está mi hermanita, ahora incluso hasta comprometida está.

— ¿Te he dicho que estoy orgullosa de ti, pequeña tonta? Porque estoy muy, pero muy orgullosa de ti, Ela.

Su sonrisa conmovida es la respuesta más honesta que podría haberme dado, pero el momento es bruscamente interrumpido por el sonido del timbre siendo presionado de manera incesante y posterior a ello vienen los gritos.

—Elliot —decimos ambas al mismo tiempo.

Tenemos una breve discusión si dejarlo perturbar la paz de los vecinos o correrlo, envalentonadas la segunda opción gana. Así que cuando abro la puerta, él parece sorprendido, pero luego su ira se multiplica.

El inicio es el mismo de siempre, él hablando pestes de Eva, su famoso psicólogo que ve por los daños emocionales ocasionados por mi hermana, que va a hundir a Eva con sus abogados y que nosotras somos unas hermanas manipuladoras, pero hay algo diferente esta vez: él intenta pasar a la casa para buscar cada cosa que le regaló a mi hermana.

—Eva botó cada regalo que le diste —Le hago saber.

— ¡Mentira! El auto está en la cochera.

—Bueno, ese auto ahora es mío —Alzo la barbilla viendo su furia crecer, no me intimida—. Fuera, fuera, vete o llamaré la policía.

— ¿La policía? Por favor, mi familia es influyente. Déjame pasar a llevarme cada maldita libra que invertí en tu hermana y mi maldito auto ¡El auto ni siquiera era para una vividora cómo tú! ... ¿Qué estás haciendo? —Grita a Elanese.

—Grabo tu espectáculo para que Eva lo use cómo prueba de que la estás hostigando y acosando.

—Quita tu puto teléfono de mi cara, pequeña inservible.

Su mano se alza y golpea la mano de Elanese, pero ella se aferra al teléfono y él forceja para quitárselo. Grito que se aleje, que deje a Elanese y en un acto reflejo o no sé cómo, alza la mano golpeándome en la mejilla.

Mi primer pensamiento es: las cosas se han ido lejos y ahora recapacitará.

Pero eso no sucede, en su lugar en una conducta violenta que desconocía de Elliot, me toma de los hombros y me arroja al suelo con fuerza. El ardor en las rodillas y los brazos es inmediato, por lo que sé que me he hecho raspones.

— ¡No voy a darte nada, maldita basura! —Le grita Elanese contorsionándose para alejar el teléfono con el que no deja de grabarlo.

—Dámelo ahora, estúpida perra.

Es como si tuviese un brote violento, está fuera de sí. Consigo ponerme de pie y voy hacia él, cuando lo tomo del brazo y tiro para alejarlo, me empuja de nuevo, pero esta vez no caigo. En un análisis rápido me digo que ha quedado en vídeo que he sido agredida y que si lo golpeo, cuenta cómo defensa propia.

Esta vez cuando lo tomo del brazo de nuevo y voltea para empujarme una vez más, le estrello un puñetazo en la nariz y escucho el crujido seguido del fluido de sangre que comienza a caer, los nudillos me arden porque se abren, lo alzo de nuevo aprovechando su estado de aturdimiento y le doy en el ojo abriéndome más los nudillos. Elliot toma un puñado de mi cabello mientras me grita desde que soy una puta hasta una zorra. Cierro la mano en puño de nuevo y lo golpeo en un costado con toda la fuerza que poseo. Estoy incitada a hacerle daño así que alzo el puño de nuevo y lo golpeo en el cuello, lo cual creo que puede ser peligroso porque se atraganta y parece que está ahogándose mientras retrocede liberándome el cabello.

Elanese me toma del brazo y me adentra a la casa cerrando la puerta con seguro con una rapidez impresionante. Tengo demasiada adrenalina recorriéndome, quiero seguir golpeándome y quiero llorar de ira.

—Leslie, Leslie, mírame —Ahora es ella quien me toma el rostro entre las manos—. Calma, llamemos a la policía y dejemos que se encarguen, tengo el vídeo cómo prueba de que nos agredió primero.

Me cuesta procesar sus palabras y cuando lo hago comienzo a sentir los dolores: en las piernas, la cadera, mis nudillos y el cuero cabelludo.

—Necesitas un doctor que verifique que estás bien. Llamaré a emergencia.

Justo cuando ella marca y es atendida, la puerta se estremece con las patadas de Elliot junto a sus gritos ¡Se ha vuelto un loco violento! Reparo en que tengo la sangre de su nariz en mí: en mis brazos, mi camisa y siento pegajoso el rostro, supongo que sucedió mientras forcejamos.

—Abre la puerta si te crees tan valiente, hija de puta. ¡Puta cómo tu hermana mayor! Arrastrada.

—Vete a la mierda, inservible. Jódete, bola de mierda —Le grito.

La puerta se estremece y creo que podría estar golpeando su cuerpo contra ella para derrumbarla. Elanese me hace saber que le dicen que se mantenga en línea, que la policía viene en camino junto a servicio médico.

— ¡Voy a matarte! A ti y a tu puta hermana.

Mientras más despotrica, más se hunde porque la conversación está siendo grabada por la línea de emergencia.

— ¡Joder! Juro que acabaré contigo, perra. Mis abogados te destrozarán y si no lo hacen lo haré yo. ¡Zorras! ¡Malditas zorras!

La puerta se estremece y pienso que tendremos otro round si consigue derrumbar la puerta, pero las sirenas de la policía junto a una ambulancia se escuchan. Han llegado los refuerzos.

No abrimos la puerta hasta que un oficial me dice que es seguro y me muestra su placa a través del pequeño círculo de la puerta. Cuando la abro, Elliot se encuentra siendo esposado y pese a que no grita, su ira es palpable, me ve con odio y quiero saltar sobre él y romperle los dientes, sus ojos está a medio cerrar por la hinchazón, su nariz ya es un desastre con fractura que espero y le quede torcida.

—Necesita ser atendida —Me dice un oficial guiándome hacia una de las ambulancias, la otra atiende a Elliot.

Nunca pensé en verme en esta situación en donde mientras me limpian los nudillos y me tantean en busca de fracturas doy una declaración a un oficial por presunto asalto y una clara agresión, sin contar las pruebas de amenazas de muerte. Estoy con varios rasguños en el cuello y uno debajo de la barbilla, tengo raspones en las rodillas un poco profundos, incluso se me rompió el pantalón, los moretones en mi cadera sé que pronto se verán peor, pero afortunadamente no hay nada fracturado. Elliot ha sufrido más, con una nariz rota, ojo fuertemente hinchado, moretones, rasguños y una posible lesión en la tráquea por mi súper puño. Debí haberle dado también en las bolas.

En algún momento Eva llega, Elanese me hace saber que la ha llamado. Eso activa el lado agresivo de Elliot una vez más, quien no deja decir que la pagaremos, que arruinamos su vida, que somos una mierda y unas putas. Un oficial no llega a tiempo para detener a Eva que corre hacia Elliot y lo que no alcancé a hacer yo, lo hace ella: le da un puñetazo en las bolas que lo hace vomitar. Y creo que mi hermana podría ir por más, pero Alan que no había notado, la está alejando diciéndole que podría meterse en problemas.

Todo es caótico, la policía, los vecinos, declaraciones, citaciones. La abogada de Eva aparece, se habla de muchas cosas y se toman evidencias. Elanese y yo debemos pasar mañana por la estación de policía y cuando la patrulla llevándose a Elliot junto a las ambulancias se está yendo, reconozco el auto rojo de Dexter acercándose.

Apenas estaciona el auto, baja con rapidez y se acerca a nosotras. Mientras lo ponen al día y él maldice, decido caminar hacia la entrada de la casa, dejándome caer sentada sobre el escalón ¡Pero que locura! ¿Cómo es que todo esto pasó?

Me veo los nudillos con pequeños parches y hago una mueca al flexionarlos, mi consuelo es que le di una golpiza a ese imbécil y que ahora tendrá serios cargos en su contra. Bajando la vista a mis rodillas, veo el jean desgarrado y los raspones cubiertos ¡Me gustaba mucho este pantalón!

Veo unos zapatos frente a mí y luego cuando el dueño de dichos zapatos se agacha, me encuentro con la mirada de Andrew Wood. Sus ojos son una mezcla de preocupación, molestia e incredulidad.

—Le di una golpiza a ese pomposo hijo de puta —Es lo que digo— y me hubiese gustado destrozarlo.

No dice nada, toma mi mano evaluando el daño y repara en mi rostro en donde descansa la marca de una mano, la bofetada, junto a algo de inflamación. Pero su mirada persiste en otros lugares y recuerdo la sangre.

—Oh, no es mi sangre. No sangré. Estoy bien.

—Eres una luchadora ¿Eh? —intenta sonar relajado—. Pareces feliz de haber propinado una golpiza.

—Se lo merecía.

—Apuesto que sí. Me alegra que estés bien —Me mira con fijeza a los ojos—. Le dije a Dexter que lo acompañaría al salir de la reunión, así te vería brevemente, no esperaba conseguir patrullas y ambulancias yéndose.

—Sí, ha sido una tarde inesperada —digo haciendo una mueca.

Riendo por lo bajo intenta darme un abrazo y lo detengo porque soy un asco de suciedad y sangre. En su lugar se sienta a mi lado y nuestros costados se tocan mientras comienzo a relatarle cómo terminé de esta forma. Me escucha pacientemente y aunque se nota cómo se tensa con enojo hacia el relato, no me interrumpe y toma mi mano libre de tantos daños entre la suya.

—Ahora hay un montón de evidencia, es un loco agresivo ¡Quien sabe qué podría haberle hecho a Eva! —Llevo la vista hacia mi hermana que habla con su abogada.

Alan se encuentra con Elanese y Dexter, éste último abraza a mi hermana y cuando nuestras miradas se cruzan, veo cómo comienza a exaltarse una vez más. Se acerca y le hago saber que estoy bien.

—En realidad él quedó mucho peor, le di...

—Una gran golpiza —concluye Andrew.

—Eso escuché, eres mi puto orgullo, cuñada. Incluso te ves cómo toda una luchadora ganadora.

—Quiero tomar un baño, la sangre asquerosa de ese bastardo está sobre mí.

—Debo ir por Skye y he convencido a Elanese de venir a casa, creo que está muy exaltada —dice Dexter—. Mañana la acompañaré a declarar ¿Quieres quedarte con nosotros, Leslie?

—No, estaré bien aquí con Evie. Gracias, Dexter.

—Nada tienes que agradecer. ¿Andrew?

—No te preocupes por mí, llamaré a Fire cuando decida irme para que me busque. Me quedaré un rato más con Leslie.

Dicho eso hay una breve conversación entre los sietes y luego Dexter está marchándose con Elanese, la abogada tras unas pocas palabras también se va. Eva adentro de la casa camina hacia el mini bar y conversa en voz baja con Alan mientras ambos toman un trago tras preguntarme por enésima vez si estoy bien. Puedo palpar la culpa y vergüenza de Eva, le hago saber que esto no ha sido ocasionado por ella, pero no me cree y decido que eso será algo que hablaremos después en privado.

Guiando a Andrew a mi habitación no le doy tiempo a que detalle demasiado porque lo llevo hacia el baño, es ahí donde me topo con mi reflejo en el espejo descubriendo que soy un espanto. Despeinada, pálida, pero con sangre seca en parte del rostro y camisa. La mejilla inflamada por la bofetada, el rasguño en la barbilla...

—Doy miedo con este aspecto.

—Tonterías —dice Andrew y lo veo a través del espejo—. Te ves cómo una sexy boxeadora que ganó luego de un difícil altercado.

—Suena bien.

Tomando una de las toallas, la humedezco con agua tibia del lavamanos. Haciéndola a un lado me saco la camisa quedándome en sujetador y presiono la tela húmeda contra los rasguños.

—Déjame ayudarte —pide alzándome para sentarme sobre el lavamanos y quitándome la toalla para ser él quien me limpie todo el desastre.

—Estás enfadado.

—Pero no contigo.

Me gusta que no me mienta sobre su estado de ánimo. Andrew es muy dulce con su cuidado limpiándome la suciedad y sangre. Alzo las caderas y me apoyo de sus hombros para que me saque el pantalón y momentáneamente pienso que esta no es la manera en la que me quería desnudar con él, pero supongo que habrá más oportunidades. Nos mantenemos en silencio mientras me cuida, no le quito la mirada de encima.

Pese a estar en ropa interior, es un caballero que no hace una insinuación sexual o algún toque inapropiado, se limita a cuidarme sin emitir palabra alguna. Al ver mi pijama dejada en donde se cuelgan las toallas, no pierde tiempo tomándola para luego ayudarme a ponerme la camisa y me quejo por el sujetador.

—Te lo quitaré, pero primero la camisa.

—No me importaba quitármelo antes —Paso los brazos por la camisa cómo me lo pide.

—Ya, pero a mí sí, porque resulta que no soy de palo y aunque esta situación me enfada, todavía no puedo evitar notar que te toco y si te veo... Sí, soy un imbécil, pero es que no puedo evitar estas reacciones.

—No eres un imbécil.

Se encoge de hombros y mete las manos debajo de la camisa, desabrochando y luego sacándome el sujetador. Antes de que pueda ponerme el pantaloncillo corto, lo atraigo con las piernas y no le doy tiempo a reaccionar cuando le planto un beso húmedo en la boca. Es un beso lento y dulce que él me corresponde con las manos sobre mis muslos, en donde me regala suaves caricias consoladoras que no buscan ser sexuales, es algo muy dulce.

—Ya no estés enfadado —digo contra sus labios y lo hago reír cuando le bostezo en la cara—. Perdón, es que la adrenalina comienza a irse.

Son poco más de las siete, pero me siento agotada tras tomar un calmante para los dolores y pasar toda la adrenalina del encuentro con Elliot.

—Ya veo, terminemos de vestirte para que puedas descansar.

Hacemos eso precisamente y luego volvemos a la habitación en donde no pierdo tiempo en acostarme debajo de las sabanas y hacerle saber con una palmada a mi lado que deseo su compañía. Durante unos breves segundos él parece dudar sobre acostarse a mi lado, pero luego se saca los zapatos y mientras que mi cuerpo se encuentra debajo de las sabanas, él se acuesta sobre ellas detrás de mí, atrayendo mi espalda hacia su pecho y dejando un beso en mi sien.

—Así que tienes un puño poderoso —deja caer y rio por lo bajo.

—Tomé clases de defensa personal e igual cuando me peleo me vuelvo diabólica. Elliot corrió con suerte, pudo irle peor.

—Creo que esto demuestra que es un peligro ¿Has pensando en una orden de alejamiento? Después de todo, las amenazó de muerte.

—No creo que lo dijera en serio, pero eso será algo que haremos seguramente —Bostezo de manera sonora—. Al final, suena horrible decir esto, pero esto nos ayudó a patear su culo fuera de nuestras vidas.

—Supongo que aplica: de lo malo algo bueno sale.

Hago un sonidito de estar de acuerdo y me aprieto más a su cuerpo encantada con el calor corporal que desprende. Él empieza a cantar en voz baja y sonrío relajándome cada vez más mientras su entonación suave poco a poco me hace quedarme dormida entre sus brazos.

Cuando me despierto es casi a medianoche, Andrew ya se ha ido, pero ha dejado una nota.


"Eres hermosa incluso durmiendo con la boca abierta y un poco de baba seca (no estoy mintiendo).

Tomate otro calmante al despertar, está al lado de esta nota y toma el jugo de naranja para que te hidrates si no tienes hambre.

Descansa y sueña lindo.

¡Te lo mereces, campeona! Después de todo le diste una golpiza (ya vi el vídeo).

Por cierto: me encantó dormir contigo ¿Repetimos? Pero que sea en otras condiciones..."


Sonrío leyendo la nota de nuevo y cuando me toco la comisura del labio, tiene razón, vergonzosamente tengo baba seca. Me tomo el calmante, bebo la mitad del jugo y voy al baño a orinar, también consigo lavarme el rostro. Cuando vuelvo a la cama, encuentro mi teléfono del lado en el que se acostó y le escribo un mensaje.


Leslie: no te hubieses ido y digo que sí a repetir el dormir juntos en otras condiciones


Su respuesta llego dos minutos después.


Andrew: ¡Trato! Dormiremos juntos. Ahora, descansa. Dulces sueños, hoyuelos.

Leslie: ¿Hoyuelos?

Andrew: descubrí dos tentativos hoyuelos en la parte baja de tu espalda cuando giraste y la camisa se alzó

Andrew: ¿Podré besarlos?

Leslie:

Andrew: ¿Lamerlos?

Leslie: también

Andrew: ¿Morderlos?

Leslie: ¡Per por supuesto!

Andrew: bien, eso me da paz. Ahora descansa

Leslie: gracias, Andrew, ten dulces sueños también

Andrew: mejor sueños húmedos.

Leslie: de acuerdo, pero conmigo

Andrew: trato.




Buenassss, no les di ni tiempo a que me extrañaran.

Cómo podran haber notado (espero) dejé cosas importantes en este capítulo ;)

Los mensajes Landrew me llenan de vida.

Si yo fuese Isla no hago enojar a Leslie y sus puñetazos.

Redes sociales: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top