Capítulo Cincuenta y Tres


Capítulo cincuenta y tres.


—Hola —digo tras largos segundos de silencio y la manera en la que la sonrisa aparece en su rostro, me atrapa.

—Hola, Leslie, es bueno verte.

Andrew intenta besarme la mejilla, yo estiro la mano y ambos reímos con torpeza antes de simplemente no hacer ningún saludo convencional y solo quedar frente a frente.

Tengo que adaptarme a verlo más seguido ahora que la relación de Elanese y Dexter es tan formal.

Este no es nuestro primer encuentro, pero como los dos anteriores que hemos tenido, inexplicablemente actuamos algo torpe.

—Te ves bien —digo—, bueno, ciertamente siempre lo haces.

—Gracias, Leslie, está demás decir que estás tan deslumbrante cómo siempre.

—Bueno, nunca lo comentaste antes.

—Ah ¿no? Pero siempre lo pensé: que hermosa es Leslie.

Lucho contra la sonrisa, pero termino por rendirme y la suya crece mientras se mete las manos en los bolsillos traseros de su jean, lo que me hace darle otro largo vistazo porque fácilmente es de los hombres más atractivos y atrapantes que he visto en vida.

Arthur lo llamaba el hombre y ciertamente lo es.

—Bueno ¿Habrá algo más que jodidas miradas entre ustedes?

Andrew rueda los ojos y le da una larga mirada a Dexter que pasa su brazo alrededor de mis hombros y me da un beso sonoro en la mejilla.

—Sí, Dexter, vamos a vernos durante unos minutos más y estás estorbando —le dice Andrew y yo rio por lo bajo.

Dexter se ríe antes de liberarme y volver junto a los demás mientras Andrew da pasos hacia mí y se inclina para que nuestros ojos estén a la misma altura.

—Me alegra que estés aquí —susurra.

—A mí también.

Y sonriendo me da un asentimiento para que vayamos con los demás, caminando lado a lado y lanzando pequeñas miradas cuando pensamos que el otro no está viendo.



11 de febrero, 2017.

Mi espalda da contra la puerta en cuanto la cierra detrás de nosotros y sus manos codiciosas se pasean por todo mi cuerpo en tanto su boca devora la mía.

Me roba el aliento, el aire, la respiración, todo mientras sus dedos presionan mis nalgas clavándome los dedos y empujándose hacia mí para que pueda percibir cuán duro se encuentra.

Gimo contra su boca y aprovecha la oportunidad para mordisquearme los labios antes de hacer su camino hasta mi cuello. Mis manos le quitan el blazer, luego proceso a deshacerme de los botones y cuando todo ese torso trabajado está frente a mí, arrastro mis uñas cortas por su abdomen haciéndolo maldecir.

—Todas las cosas que quiero hacerte, Leslie.

—Todas las cosas que quiero que me hagas, Andrew.

Ante mi declaración, una risa ronca se le escapa y siento cómo me humedezco todavía más.

El viaje a casa fue un gran juego previo con una mano en el volante y otra entre mis piernas acariciándome por debajo de la ropa interior mientras yo le daba tanto acceso cómo podía, ahí fue donde me dio el primer orgasmo de la noche o debería decir de la madrugada.

Tuvimos una noche increíble en el festejo del álbum, bailamos, nos besamos y coqueteamos creando toda esta anticipación que ahora está en plena ebullición.

Mis dedos se deshacen de su cinturón y rompo el botón del pantalón antes de bajarle la cremallera, adentrando mi mano más allá del bóxer para sentirlo duro en mi mano.

—Joder —sisea empujando contra mi mano.

—Lo quiero rápido, duro y sucio. Tenemos toda la madrugada para hacerlo con menos prisa, pero te necesito ahora —susurro apretándolo en mi mano.

Pienso que no me escuchó o nos hará ir lento cuando no me responde, pero entonces se incorpora y ambas manos van detrás de mi espalda.

—Este vestido fue caro, pero no me importa, en este momento me estorba.

Y simplemente así rasga la endeble tela desde la altura de mi trasero en tanto me deshago del nudo alrededor de mi cuello, estoy segura de que más tarde me quejaré de esto, pero ahora no me importa.

Alzándome me hace enredarle las piernas en la cintura mientras patea sus zapatos y camina por toda la sala, deteniéndose en la mesa en donde me deja caer acostada con mi trasero en el borde.

—Te ves tan perfecta —susurra con las pupilas dilatadas.

—Tú eres perfecto —gimo porque sus dedos hacen a un lado mi diminuta braga y dos de sus dedos hacen círculos en mi entrada.

—Tan lista —susurra, tocándome con una mano y sacándose a sí mismo con la otra.

—Todo lo que quiero es a ti.

Una sonrisa lenta se despliega en su rostro antes de que me pellizque el manojo de nervios haciéndome gemir nuevamente.

—Sabes qué decir para hacerme querer dártelo todo, amor.

Y dicho eso sus palmas me abren las piernas tanto cómo mi flexibilidad se lo permite y se agachada dándome una amplia lamida que me hace rodar los ojos hacia atrás y gritar.

Andrew sí que sabe cómo reiniciar nuestra vida sexual.

Me besa de una manera obscena haciendo que el sonido de mi humedad nos llene fuerte y claro, es tan duro y directo con el único objetivo de hacerme venir que no le toma demasiado tiempo conseguirlo ni siquiera me penetra con los dedos, él simplemente muerde, lame y succiona en tanto aprieta sus dedos en mis muslos.

Grito con fuerza, arqueando la espalda cuando tiemblo y alcanzo el orgasmo de una manera que ni siquiera puedo procesar, no es que él me lo permita cuando tomándome de las caderas se introduce en mí de una sola estocada.

¡Mierda! No teníamos sexo desde hace mucho y estoy procesando su tamaño, quema de alguna manera, pero quiero más.

Esta vez no estamos haciendo bebés.

—Fuerte y duro ¿No? —dice moviendo apenas las caderas—. ¿Fue eso lo que me pediste?

—S-sí —consigo tartamudear.

Estoy sudada, abierta, sonrojada y demasiado excitada, viéndolo con la camisa negra abierta y el pantalón junto al bóxer a inicio de sus muslos. Está despeinado, tiene la boca hinchada y las mejillas sonrojadas, en este momento se me asemeja a algún tipo de Dios.

—Entonces tendrás que agarrarte fuerte, amor, porque te he querido follar durante tanto tiempo que no conozco de control.

Gimo algo inentendible mientras abro las piernas tanto como puedo y extiendo las manos por encima de mí tomando el borde de la mesa, lo que ocasiona que mis pechos sobresalgan y eso le gusta.

No hay más advertencia más allá de la manera en la que me ve cuando me clava los dedos en las caderas y comienza a embestir con fuerza y rapidez haciendo que mi cuerpo suba y baja sobre la mesa.

Mis muslos son pegajosos de lo mojada que me encuentro, los golpes de nuestras pieles resuenan y me estoy volviendo loca de placer. Sus manos abandonan mis caderas y se agarran de mis pechos, acariciándome las puntas con el pulgar mientras empuja sin ningún tipo de clemencia y cuando mi cuerpo se desliza demasiado arriba, se quita con rapidez el pantalón junto al bóxer para volver a introducirse en mí apoyando una rodilla sobre la mesa mientras me levanta las caderas para obtener el ángulo que quiere y embiste incluso con más fuerza haciendo que la mesa se sacuda.

Me agarro de su cintura sintiendo que me quema de adentro hacia afuera y cuando empuja la pelvis hacia adelante para presionar sobre mi clítoris, gimo su nombre esperando no quedar ronca.

Me ve con intensidad, con los labios entreabiertos mientras pequeños jadeos se le escapan en medio de todas las cosas halagadoras y ardientes que me susurra: sobre cuánto me extrañó, lo bien que me siento, lo bien que lo estoy haciendo y cómo inequívocamente tengo que ser simplemente suya porque lo estoy volviendo loco y soy todo lo que quiere.

Pequeños gemidos los sacuden cuando se tensa y lo siento latir dentro de mí, vaciándose con profundas estocadas y la verdad no alcanzo a procesar que se ha corrido porque sale de mí y reemplaza su miembro por dos de sus dedos que se mueven con demasiada destreza y precisión haciendo que me arquee.

—Eso es, amor —me elogia pellizcándome un pezón con la otra mano—. Dame ese orgasmo.

Entonces sus dedos se doblan y el pulgar se presiona más arriba y mi mundo da vueltas mientras grito. Si no supiera lo que estoy experimentando, pensaría que me he orinado ¡Mierda! Nunca había tenido uno de esos.

Todo el cuerpo me palpita y me cuesta orientarme mientras sus besos llueven sobre mi vientre, en donde descansa la pequeña cicatriz de la cesárea.

—Estoy muerta, Andrew.

—No, no lo estás —se alza sobre mí para mostrarme su sonrisa mientras me ve a los ojos—. Te extrañé.

—Lo dejaste muy en claro —digo riendo por lo bajo y acariciándole el pecho húmedo en sudor.

—Espero y no estés cansada porque aun quedan muchas horas y las niñas siguen con mis padres.

Gimo cuando sus dedos van entre mis piernas y creo que recoge restos de su venida para acariciarme con ello.

—Eres tan sucio, nadie se lo esperaría

—Es nuestro pequeño secreto —me garantiza con un brillo en los ojos—. ¿Tomamos una ducha?

—¿Para que puedas follarme de nuevo?

—Qué bien me conoces.

Se incorpora sacándose la camisa y luego la presiona entre mis piernas para evitar el desastre que escapa de mí, pero ya es demasiado tarde para la mesa. No le contaré a nadie lo que hicimos en ella y prometo que la limpiaré muy bien e igual en unos meses nos mudaremos y no se irá con nosotros.

Su pulgar e índice toma uno de mis pezones, con la vista clavada ahí mientras pellizca y tira hasta que liquido emerge de ellos y una sonrisa ladeada aparece en su rostro.

—La comida de las niñas se está desperdiciando —comenta.

—Por tu culpa.

—¿Mi culpa? —Lleva sus labios al centro de mi garganta sin dejar de tirar de mis pezones ahora con ambas manos.

Lo próximo es que siento su lengua contra mi pulso mientras su semi erección se balancea entre mis piernas.

—Estás ensuciándome las tetas —Le hago saber y su risa suena contra mi clavícula.

—Permíteme limpiarlo.

Y así sin pensarlo demasiado, la boca de Andrew atrapa uno de mis pezones y tira haciéndome arquear. Él es demasiado apasionado sobre ello mientras lame y chupa durante al menos un par de minutos en el que se alterna de un pecho a otro.

—Me vas a volver loca.

—¿Ya no lo hago? —pregunta antes de tirar con los dientes de un pezón e incorporarse dándome un azote en la nalga.

—Ya lo haces —confirmo—. Necesitamos esa ducha ¿Vamos por ello?

—Ven aquí, amor —me alza, haciéndome enredar las piernas en su cintura mientras camina hacia nuestra habitación.

—Tendremos tanto que limpiar —murmuro besándole la mandíbula.

—Pero valdrá la pena.

Y sí que lo vale porque luego de tener tantos orgasmos que quedo básicamente desmayada y de estar adolorida entre las piernas con un montón de chupetones en zonas de mi cuerpo que solo él y yo podremos ver y las potentes marcas de sus dedos, me duermo desnuda abrazada a su cuerpo, satisfecha y a gusto e incluso cuando nos levantamos súper temprano para recoger todo y limpiar para ir en busca de las niñas, continúo sonriendo y radiante.

***

30 marzo, 2017.

—¿Te gusta este lugar, Love? —le hablo alzándola y su respuesta es darme una sonrisa boba mientras baba se acumula en las esquinas de su boca.

Sus ojos que aun son grises oscuros con un toque leve azulado, todavía nos toca esperar por el color oficial, me ven con atención y hace sonidos encantadores que me instan a querer abrazarla todo el tiempo, a ella y sus hermanas.

—Este será tu nuevo hogar, bebé —Le hago saber antes de besarle una de las mejillas sonrojadas y de volverla a cargar con normalidad, riendo cuando una de sus manos va a mi ojo.

Tengo que tener mucho cuidado porque desde que cumplieron los tres meses, en febrero, parece que me quieren tocar los ojos cada vez que los ven, les llama la atención el color y lo mismo pasa con los de mis hermanas.

Un llanto fuerte viene desde algún lugar del apartamento y abandonando las vistas de lo que será mi habitación y la de Andrew, vuelvo a la sala para encontrarlo dándole biberón a Heaven mientras con un pie mueve el coche de tres en donde se encuentra Moon llorando.

—¿Qué pasa, cariño? No te enojes —Le hablo a Moon que me da un puchero entre lágrimas cuando el labio inferior le tiembla y se queja.

Sosteniendo con un brazo a Love consigo cargar a Moon, teniendo a ambas de frente, con sus espaldas y traseros contra mi torso y mi antebrazo alrededor de sus estómagos, es graciosa la manera en la que mueven los pies y golpean sus manos contra mi brazo.

—Se ven muy graciosas siendo calvas —Se ríe Andrew aun alimentando a Heaven.

Debido a que seguían perdiendo el cabello para el nacimiento del nuevo, decidimos simplemente afeitarlas y dejarlas que empiecen desde cero, lo que ahora las hace aun más difíciles de diferenciar.

Nuestras bebés ya tienen cuatro meses y quince días, tienen las mejillas más besables, pestañas largas y unas boquitas que constantemente se alzan en pucheros o muecas graciosas. Están en una etapa en la que juegan con sus pies y les causa curiosidad sus manos, también sonríen con facilidad y si antes lloraban con fuerza al estar enojadas ahora alcanzaron un nuevo nivel.

Suelen dormir un poco más por las noches y siguen obsesionadas con Andrew y también con mis tetas. Hace una semana papá estaba de visita y mientras hablábamos Heaven decidió que era buena idea tirar de mi camisa e ir por su teta, así que me dejó con un pezón afuera, por lo que ahora suelo usar más sujetador porque son muy manos sueltas para desnudar lo que consideran suyo.

Hasta el momento Andrew establece que se parecen más a mí que a él físicamente, pero a veces cuando las veo con fijeza siento que tienen mucho de él. Son preciosas y nadie puede resistirse a ellas y debido a que aman ser cargadas realmente no huyen cuando algunos brazos muy bien dispuestos las quieren cargar, al menos que las tengamos Andrew o yo, en ese caso lloran, pero solo les dura un minuto antes de que se distraigan.

He conseguido aumentar de peso y estar en un punto saludable, también corté mi cabello a la altura de mis hombros luego de que se me cayera mucho durante los primeros meses de su nacimiento y eso me da más facilidad para peinarlo y lavarlo con rapidez, además evita que las manos sueltas tiren de el o se lo lleven a la boca. Poco a poco estoy recuperando mi equilibrio como mujer y madre.

Andrew y yo tenemos al menos una cita semanal en donde solo somos nosotros dos, cualquiera de nuestros amigos o familia cuidan a las niñas, también hacemos muchas salidas familiares los cuatro y las niñas ya fueron llevadas a Preston a visitar a Arthur, también las llevamos a visitar a Ally.

Nuestra vida sexual está bastante activa, siempre conseguimos el tiempo para tener esa intimidad incluso si a veces son folladas duras y contundentes que me dejan caminando extraño. Es cierto que ya no podemos tener sexo en cada rincón del apartamento cuando hay cosas de bebés por todas partes, pero seguimos siendo creativos.

Y finalmente hoy firmamos la compra de nuestro nuevo pent-house ubicado cerca de donde habíamos estado viviendo hasta ahora. Es enorme, de dos pisos y cuenta con cuatro habitaciones y tres baños, tiene suficiente espacio para que las niñas se recreen al crecer y para cuando comiencen a gatear, caminar e incluso correr. Es el lugar perfecto para sus primeros años de vida y se siente genial que tras meses de búsqueda finalmente encontramos al que consideramos correcto.

Me sorprende tanto ver cómo mi vida ha cambiado en el lapso de un año y unos pocos meses, no puedo creer que esta sea mi vida y la manera en la que amo a mi familia.

—¿Cuándo quieres que comiencen a trabajar en los cambios y remodelaciones del apartamento? —Me pregunta Andrew, guardando el biberón vacío en una de las pañaleras y procediendo a sacarle los gases a Heaven.

—Pronto, me gustaría que nos mudáramos antes de que ellas comiencen a gatear, me pone nerviosa que comiencen hacerlo cuando estemos en el apartamento actual.

—Una de mis prioridades es establecer la seguridad de ese balcón —asiente hacia el lugar— y algo que limite las escaleras en tanto están así de pequeñas.

—Cubrir los tomacorrientes.

—Acolchar las esquinas para que no se lastimen —agrega.

—Cambiar el suelo, es demasiado liso incluso mis zapatos derrapan.

—Seguro anti niños para cada puerta ¡Ah! Y también ponerles un límite hacia la cocina.

—Muchas cosas —hago una mueca y él asiente—, pero unas muy bien pensadas. Somos un fabuloso equipo, Andrew Wood.

—Somos muy buenos padres de trillizas —Me guiña un ojo y yo acomodo a la bebé que se me esta resbalando y que se esfuerza en chuparme el brazo.

Caminando hacia mí, baja el rostro para darme un beso en la boca que me hace suspirar y ambos reímos cuando Love le agarra de la camisa y lloriquea mientras que Moon es más práctica yendo por su cuello.

—No puedo cargarlas a las tres —les dice Andrew antes de plantarles besos en la mejilla—. ¡Dios! Ustedes son tan lindas, son muy bonitas. Te dije que tenía buenos genes, Leslie.

—No lo puse en duda —me rio.

Esta vez me planta un beso en el cuello y Moon aprovecha de tomarle un puñado del cabello mientras patalea.

—Oye, suelta el cabello de papá —digo mientras Andrew con suavidad comienza a liberarle las hebras de los pequeños dedos.

Love se agarra a la camisa de Heaven que se sobresalta y eructa, lo que hace que seamos un enredo que Andrew consigue liberar entre risas.

Pasamos otros minutos en el que será nuestro hogar y luego nos dirigimos hacia la camioneta en donde tras ubicar a cada bebé en su portabebés, le tomamos otra foto porque somos ese tipo de padres que toma mil fotos al día, pero que publica muy pocas en redes.

Una vez Andrew y yo estamos ubicados en nuestros puestos, me giro y descubro que Love se está sacando el calcetín, Heaven juega con sus dedos y Moon sostiene el chupete contra su boca mientras nuestros ojos se encuentran y hace ese sonidito de exigencia cómo si me pidiera que la sacara, pero luego se distrae con sus dedos.

Tienen poco más de cuatro meses en nuestras vidas y yo no puedo imaginarme sin ninguna de ellas, son tres hermosos regalos a los que cuidaré y amaré toda mi vida e incluso después de ella.

—Love se quitó el calcetín —Le digo a Andrew, estirándome hacia atrás para tomar dicha prenda cuando se la busca de llevar a la boca.

Ella grita y luego amenaza con llorar, pero le introduzco el chupete que succiona con fuerza sin dejar de verme mientras le vuelvo a poner el calcetín.

—Se lo volverá a quitar —Me dice Andrew sin despegar la mirada de las calles.

—Moon se lo está quitando también —Me quejo deteniendo a la bebé para darle uno de sus juguetes.

Volviendo a mi asiento me pongo más cómoda mientras veo a Andrew conducir, viéndose maravilloso como siempre.

—Recibí un correo de Selene —me dice y noto la ligera tensión en sus hombros—. Me dijo que estará en Londres en mayo y que le gustaría hablar conmigo.

—¿Y con tus padres?

—Creo que lo hará después de que nos reunamos —señala—. Estoy intrigado de conocer a alguien que fue tan importante para mi hermana, no creo que sea un cierre porque las historias no tienen eso, pero me hace sentir mejor, me hace creer que estaré más cerca de ella.

—Eso tiene sentido, fue importante para Ally. Es bueno que ella se pusiera en contacto contigo.

Selene es la mujer irlandesa con la que Allyson Wood mantuvo una relación de emociones muy fuertes y Andrew estuvo sorprendido cuando hace un mes ella le escribió presentándose y adjuntando una foto junto a Ally. Preguntaba si podrían reunirse en su próxima visita a Londres y darle unas cosas que ella segura a Ally le encantaría que la tuviesen sus padres.

Fue duro recibir ese correo, Andrew lloró durante horas porque eso hizo escocer la herida y aunque temía la reacción de sus padres, lo conversó con ellos quienes también lloraron, pero admitieron que les gustaría conocer y conversar con Selene.

Creo que los tres tienen mucho deseo de conocer a través de Selene ese lado de Ally que nunca pudieron hacer a través de sus ojos y que no tienen miedo de ello, que de alguna manera esperan que con esas reuniones algo dentro de ellos se sienta incluso más ligero.

Un llanto repentino desde atrás me sobresalta y giro.

—¿Quién llora? —pregunta Andrew.

—Es Moon —me estiro para meterle nuevamente el chupete, pero frunce la boquita, negándose mientras lloriquea.

—¿Qué pasa, Allyson? —pregunta Andrew y escucharlo, pero no verlo la molesta aun más.

—Vamos, toma el chupete... Bueno, hoy parece que estamos caprichosas—. Vamos, bebé hermosa, toma el chupete.

Estoy segura de que si pudiese hablar me diría "que no quiero" mientras su labio inferior tiembla y mueve la cabeza.

Para mi suerte, Andrew se aclara la garganta y comienza a cantar lo que ocasiona que casi de inmediato Moon detenga su lloriqueo y que sus hermanas dejen de hacer lo que hacen para abrir los ojos y buscar a Andrew con la mirada. Sonrío aun más cuando Heaven expulsa su chupete y sonríe mientras las tres mueven las manos y los pies en lo que supongo es emoción.

Sacando el teléfono de mi bolsocomienzo a grabar a las bebés que disfrutan de la voz de su papá.

—Y así es cómo se detiene un llanto —hablo antes de enfocar la cámara en Andrew—. Súper papá salvó el día.

Andrew hace una pausa para reír y tres bebés se molestan hasta que vuelve a cantar tranquilizándolas.

Dejando de grabar me acomodo en mi asiento mientras Andrew continúa cantando y ninguna bebé llora y aunque pocas veces hago publicaciones de nuestras hijas en redes sociales, comparto esta junto a la descripción: así se siente la felicidad.

Y agrego seis corazones amarillos, cuatro por mis hijos, uno por Andrew y otro por mí.



Holissss, espero hayan disfrutado de estas tres actualizaciones que felizmente escribí.

Ver a Landrew ser padres me llena el pecho de amor y ver a las niñas ir creciendo, me emociona.

Con estos capítulos ya nos restan entre dos o tres capítulos finales + epílogo, ha sido todo un placer llegar hasta aquí. De igual manera estaré avisando cuando se suba el capítulo final para que estén tan "preparadas" como se puede estar cuando no quieres soltar, entiendo el sentimiento.

Nos leemos pronto.

Redes sociales:

Instagram|tiktok: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top