Capítulo Cincuenta y Cuatro
Capítulo cincuenta y cuatro.
Sonrío mirando la ilusión en los ojos de mi Elanese al hablar de Dexter y Skylie, es tan bonito verla enamorada y nostálgico darme cuenta de cuanto ha crecido.
Bebo de mi botella de agua fingiendo que las manos no me sudan mientras esperamos a que mi nombre sea dicho.
—Les ¿Estás segura de esto?
Pienso en las largas horas de pensamiento, el avance y conversaciones con mi terapeuta, el mirarme en el espejo y ser capaz de decirme a mí misma que deseo esto.
¿Estoy lista? Creo que nunca nadie lo está, pero lo que sí sé es que me siento segura.
Quiero un bebé y finalmente mi mente está en un punto en donde no seré dañina y poseo la estabilidad mental, física, emocional y económica para hacerlo.
—Estoy segura.
—Hacer bebés tendría que ser divertido —Me dice de manera juguetona.
En eso estoy de acuerdo. El sexo es divertido, pero lo que definitivamente no lo es, es encontrar a alguien que se encuentre en el mismo punto de la vida que yo, que tenga deseos de ser padre y con el que me arriesgue a tal paso cuando apenas iniciaríamos un romance.
—No hacerlo follando es un sacrificio que estoy dispuesta a tomar. Estoy bien con esto —Le sonrío y me toma de la mano.
—Nuevamente lo harás increíble, siempre has sido una gran mamá y en teoría ahora eres más sabia.
—¿En teoría? —Enarco una ceja hacia ella que juega a darme una sonrisa inocente.
—Es que aun eres peligrosa y tremenda.
No puedo evitar reír y ella también lo hace.
—Leslie Anderson, puede entrar a su consulta.
Le doy un apretón a la mano de mi hermana mientras juntas nos ponemos de pie y caminamos hacia la puerta en la que se trazará el inicio de un nuevo capítulo de mi vida.
Nunca dejé de ser una mamá, pero tendré otro bebé, sé que lo haré.
15 de mayo, 2017.
Moon está sonriendo con la mirada fija en el pastel, Heaven está llorando y Love está ocupada metiendo sus dedos en el merengue bajo en azúcar para luego chuparlos y mirarnos con grandes ojos azules llenos de travesura... Y tan solo tiene seis meses.
—¡Captura la foto! —digo.
—Pero Bree está llorando —dice Andrew señalando a Heaven.
Sacudo un sonajero y Heaven lo mira mientras llora y hace pucheros, pero hago un quejido cuando Moon apoya sus manos y rodillas del suelo, balanceando el cuerpo antes de gatear con torpeza hacia mí.
—Bebé no, vuelve allá con el pastel —Le pido y todo lo que hace es sonreírme y detenerse, balanceándose y en serio me derrito.
Love lleva sus dedos pegajosos al cabello de Heaven y ahora ella grita molesta mientras derrama lágrimas y por supuesto que super papá se aleja de la cámara en el trípode y va a su rescate, alzándola para mecerla y comenzar a hablarle con suavidad.
—No pasa nada, solo es un pastel, cariño —Le asegura dándole caricias en la espalda de consuelo.
Incorporándome cargo a la única de nuestras bebés que gatea, Moon, y sonrío cuando emite un pequeño grito y risita mientras la vuelvo a dejar en su lugar y Love mete de nuevo sus dedos en el pastel que antes era un hermoso diseño de cumple mes número seis, pero que ahora es un desastre, sin embargo, parecen ser dos bebés felices y eso es lo que importa.
Andrew se acerca con una Heaven más calmada tras limpiarle el rostro con el borde de su camisa e intenta sentarla en el medio de sus hermanas, pero ella se aferra a su camisa haciéndolo reír.
—Vamos, solo una foto, puedes hacerlo y ninguna de ellas te tirara del cabello ¿Cierto? —Le da una mirada a las otras dos niñas.
Moon vuelve a huir gateando y le entrego el sonajero a Heaven antes de nuevamente tomar a su hermana gateadora y reubicarla.
Con palabras suaves mi esposo consigue que Heaven le libere la camisa y permanezca en el suelo mientras agita el sonajero ahora sonriendo.
—Rápido, rápido, prepara la cámara —Digo y él corre a su lugar.
Heaven agita con fuerza el sonajero a un lado y le da en la cabeza a Love que se paraliza con los dedos metidos en la boca, parpadea hacia mí como si procesara el golpe y espero por el llanto, pero todo lo que hace es darle un golpe al pastel que hace que el merengue vuele y salpique sobre ella y sus hermanas, también sobre mí.
—Era más fácil cuando las acostábamos y solo nos preocupábamos porque miraran a la cámara—comento riendo.
Nos toma diez minutos que permanezcan juntas y es solo porque las tres están demasiado entusiasmadas destruyendo el pastel con manos que luego se llevan a la boca. Sus ropas que siempre hacemos a juego con sus nombres en las fotos del mes, se ensucian con rapidez.
Atrás quedaron las bebés limpias vestidas con enterizos de estampados de corazones, lunas y nubes, pero se ven felices y al menos finalmente conseguimos que Heaven no llore.
Ríen y se ensucian con las mejillas sonrojadas manchadas al igual que algunas partes del cabello que se les crispa a la altura de las orejas y tengo que admitir que estoy derramando lágrimas mientras rio cuando las tres emiten risas contagiosas y altas como si escucharan el mejor chiste.
Es el sonido más hermoso y cuando volteo a ver a Andrew también está sonriendo mientras con el borde de la camisa se limpia las lágrimas.
Hay gritos y risitas mientras golpean el pastel una y otra vez antes de chuparse los dedos.
—Moon, ve a mami —La llamo, pero está más interesada en arrancarle el sonajero a Heaven.
—Son preciosas —dice Andrew y es algo que religiosamente le escucho decir al menos unas tres veces al día.
Nunca vi a un hombre tan entregado a la crianza de sus hijas y tan completamente en sintonía con ello cómo él, es impresionante y me enamora cada día más.
Han sido seis meses de locuras y de crear tantos hermosos recuerdos. Ser padres de trillizas no es nada fácil además de ser costoso y agotador, pero también nos hace sentir un amor al triple y a veces me siento tan enamorada de ellas que no me explico cómo tanto amor me cabe en el pecho.
Hemos pasados sustos, hemos llorado, reído y querido correr muchas veces. Aun desconocemos lo que es dormir ocho horas seguidas y hay noches en las que ni siquiera dormimos mientras ellas se mantienen muy despiertas. La cantidad de pañales cambiados es incalculable y la manera absurda en la que la ropa deja de servirles y pierden calcetines es estresante, pero las sonrisas, las primeras risas, la manera en la que se acurrucan cuando tienen sueño, el desastre de cuando comen comida sólida y la manera tan fácil en la que se ríen o maravillan con las cosas que hacemos me hace saber que esto es perfecto.
De seguramente más de cien fotos estoy apostando a que al menos quince deben haber salido bien, pero Andrew es codicioso y quiere grabar vídeos solo que ambos jadeamos cuando Love se tambalea, cayendo de frente, con el rostro dando completamente contra el pastel.
De inmediato me pongo de pie y la levanto mientras llora a gritos con el rostro lleno de merengue, esto ya no le parece divertido y seguramente se asustó. Mordiéndome el labio, procedo a limpiarle la nariz y los ojos con los dedos, encontrándome con su enfado mientras se aferra a mi camisa ensuciándome.
—Ya está, estamos bien —La arrullo, pero está furiosa, viéndome con grandes ojos lleno de lágrimas, pero es tan difícil mantenerme seria al verla toda llena de pastel.
Solo cuando confirmo que está bien, rompo a reír y miro hacia Andrew que aprieta fuertemente los labios para no reírse.
—Ríete, sabes que quieres hacerlo y no me dejes como la mamá cruel —pido sacándome uno de los chupetes del bolsillo del pantalón, quitándole la tapa y calmando a Love que recarga su mejilla de mi pecho acurrucándose.
Finalmente, Andrew rompe a reír y Heaven también ríe y aplaude mientras Moon una vez más decide irse gateando.
—¿A dónde vas, Allyson? —Le pregunta a la bebé gateadora en tanto recoge del suelo a Heaven y va detrás de Moon.
—Qué locura —musito besando la cabeza llena de pastel de la bebé aun acurrucada contra mí y caminando hacia la cámara.
—No, eso no se toca —reprende Andrew seguramente a Moon en algún lugar del apartamento mientras la sigue con la otra bebé en brazos.
Me doy cuenta de que nunca dejó de grabar y sé que Doug amará tener este vídeo.
Love decide que no le sirve el chupete y lo deja caer al suelo antes de removerse e intentar sacarme la teta. No puedo siquiera comenzar a contar la manera en la que las tres bebés muchas veces me han querido sacar los pechos siempre que las tengo en brazos y tienen la oportunidad. Ethan dice que me ven como su banco de leche y Dexter que nunca vio a unas bebés tan adictas a las tetas, por su parte Andrew siempre les dice que deben compartir con él, pero poco les importa cuando acaparan a ambas y son excesivamente posesivas para incluso sobarlas en cualquier momento en el que las cargo.
Así que mi hija en este momento lucha para bajarme la camisa y suspiro, acomodándola acostada en mis brazos, antes de sacarme un pecho y verla tomar mi pezón para iniciar lo que Andrew llama "su dosis" de la adicción.
—Soy más que un par de tetas, hija.
Simplemente me mira con una mano sobre mi teta y succionando con deleite.
Vuelvo la vista al desastre del pastel y luego a la bebé pegajosa que al igual que sus hermanas necesita un baño.
—Vayamos a ver qué hace papá y tus hermanas.
—¡No se toca, Allyson! No, no... ¡Eh! Dije que no... Oye, no te rías, no me estoy riendo... —Pero incluso yo escucho la diversión en su voz.
Con la bebé posesiva pegada a un pecho, voy en busca del resto de mi amada familia. Seis meses y aun me sorprende que esta sea nuestra realidad.
***
23 de mayo, 2017.
Andrew toma mi mano por debajo de la mesa cuando una mujer morena que reconocemos por su foto en su perfil, entra a la pequeña sala en una cafetería que reservamos para este encuentro.
Es alta, tonificada, con un rostro de facciones duras y mirada achocolatada. Francamente es atractiva, me recuerda a esas chicas que hacen ejercicios y que siempre me aparecen en internet con una belleza diferente a la que estamos convencionalmente acostumbrados a ver.
Selene Jordan, la mujer de la que Allyson Wood se enamoró y de la que quizá hoy consigamos parte de la historia.
Cuando ella se detiene frente a nuestra mesa, Andrew se pone de pie pareciendo indeciso sobre qué hacer, pero ella lo toma por sorpresa en cuanto le da un abrazo en el que me fijo cierra sus ojos y sonríe.
—No estoy abrazando a Ally, pero se siente como una parte de ella —alcanzo a escucharla con un acento irlandés.
Cuando lo libera, lo mira directamente al rostro y supongo que busca similitudes físicas de Andrew con su hermana, pero pese a que ambos eran rubios y compartían algunas características, no son idénticos ni tan parecidos.
—Hueles a bebé —comenta ella y tras un par de parpadeos, Andrew se aclara la garganta.
—Antes olía a algún perfume, ahora siempre huelo a mis hijas —Termina por decir antes de mirarme—. Ella es mi esposa Leslie.
Poniéndome de pie le ofrezco la mano que ella no duda en estrechar. Admito que la situación se siente un tanto incómoda para los tres cuando nos sentamos en la mesa y permanecemos en silencio, uno que solo es interrumpido cuando ella hace su orden, Andrew ya cuenta con su café y yo con una limonada.
—Sé que esto podría sentirse extraño.
—Lo es —No duda en decir Andrew—. Hasta hace poco supe de tu relación con mi hermana, yo ni siquiera sabía que Ally...
—Lo sé, ella era cerrada sobre ello, pero quiero que sepas que Ally siempre me habló de ti, estaba muy orgullosa.
»No se trataba de que no confiara en ti sobre decirte lo que sucedía, ella estaba en su propio camino de aceptación, deseaba primero estar de acuerdo con sus emociones y su vida antes de hablarlo con ustedes.
Andrew baja la mirada hacia la mesa y puedo darme cuenta de la tristeza en sus ojos por lo que no dudo en tomarle la mano entrelazando nuestros dedos.
—Podrías contarme... Sobre Ally cuando estuvo contigo, por favor. Quiero saber quién era, quiero... Solo quiero saber más de ella —concluye con un susurro.
—Puedo hacerlo —Nos sonríe—, pero tienes que entender que Ally siempre fue Ally, el que le gustaran las mujeres no cambió la persona maravillosa que era. Conociste a tu hermana, Andrew, no pienses lo contrario.
»Conocí a Ally en una reunión de un amigo, ella fue con en ese entonces con Travis. No salimos de manera inmediata, de hecho, hablamos muy poco en esa fiesta.
Sonríe con nostalgia e imagino que por breves momentos se pierde en los recuerdos.
—Ni siquiera pensé que pudiese gustarle. Quienes me conocen saben que soy lesbiana y me pareció preciosa e interesante, pero estaba prometida y sé que nuestros mundos estaban lejos de acercarse. Sin embargo, la vida actúa de una manera muy peculiar.
»La próxima vez que coincidimos fue por trabajo, por el suyo y esa vez conversamos mucho más, fue tan increíble —Sonríe de manera ladeada—. Era la persona más dulce y divertida que había conocido en mucho tiempo y tan fácil de hacer reír. Mi parte favorita era cuando se reía de sus propias bromas antes de decirlas.
El camarero vuelve con su café y Andrew yo simplemente vemos cómo saca una petaca con manos temblorosas y le agrega licor para nuevamente guardaba y dar un gran sorbo del café.
—Siento que me gustó primero, que fui la primera en enamorarme, pero ¿Cómo no hacerlo? Ella era increíble, pero entendía que tenía un prometido y que mi vida es complicada, no soy un buen partido.
—¿Por qué? —No puede evitar preguntarle Andrew.
—Mi dinámica familiar es complicada y no porque sea lesbiana.
Me doy cuenta de que no agregará nada más mientras da otro sorbo a su café.
—Nos hicimos amigas y estoy segura de que para ese momento ya la amaba, pero no supe que era correspondido hasta tiempo después y para Ally no fue fácil, siempre sintió atracción por las mujeres, pero luchaba contra el sentimiento.
»Podía darme cuenta de cuánto le asustaba amarme y el cómo le dolía engañar de esa manera a Travis. Él era su ancla al convencionalismo, a lo que se esperaba y le costaba soltarlo, pero cuando estaba conmigo se sentía libre, me amaba y yo amaba a amarla.
—Pero tengo entendido que finalmente Ally se arriesgó a vivir por ella y tomó la decisión de dejar a Travis, de creer en ustedes.
Ese es el momento en el que Selene se quiebra. Presenciamos como se baja todo el café mientras el dolor crudo el envuelve la mirada. Puede que no derrame ni una sola lágrima, pero a veces no necesitas de ellas para mostrar o llevar contigo una profunda tristeza y dolor desgarrador.
—No podía estar con ella, mi familia no hubiese estado de acuerdo.
—¿Por ser una mujer? —interrumpe Andrew apretando mi mano en la suya.
—Por ser dulce, inocente y ajena a todas nuestras tradiciones.
Esta vez, sin esperar ningún café, vacía la petaca en la taza y se lo toma de dos profundos tragos.
—Quería hacer las cosas bien, quería que Ally tuviese todo el futuro prometedor que le esperaba, no me importaba romper su corazón si así tendría posibilidades y otro tipo de vida.
»La soñé viviendo libre, amando a algún hombre o mujer, pero por sobre todo, la soñé amándose a sí misma sin culpa ni arrepentimientos, siendo feliz consigo misma y sus decisiones. Todo lo que quería es que fuese feliz y tuviese un futuro... La protegí y aun así Travis le arrebató ese futuro, le quitó todo y yo... No puedo explicar cuánto duele.
»No pude volver a verla, renuncié para que tuviera todo lo que yo no podía darle y él le arrebató su hermosa vida. Ese hijo de puta fue capaz de apagar la luz más hermosa —La tristeza se mezcla con el odio—. No me despedí, no pude verla, no pude decirle que la quería, no pude explicar nada y me arrepiento, lo hago demasiado.
Mis hormonas aún son un desastre a tantos meses de haber tenido a las niñas, pero sé que el nudo que siento en mi garganta tiene que ver más con la crudeza de su dolor y la empatía mientras permanecemos en silencio.
—No creo que Ally te haya guardado rencor —dice Andrew—. No puedo darte el consuelo que quizá desearías obtener de mí, porque ella no me dijo... —Respira hondo—, pero estoy seguro de que estuvo agradecida de lo que vivió contigo porque así era Ally.
—Me habría gustado haberla amado más, haber hecho más, yo...
Bebe lo que resta directamente de la petaca y me parece abrumador presenciar la manera en la que se ha ido apagando desde que llegó y el sospechar que la bebida es un alivio temporal a su dolor.
—¿Habrías hecho las cosas diferentes? —pregunto en un tono de voz bajo y ella parpadea hacia mí.
Sé la respuesta de inmediato porque muchas veces vi ese reflejo en muchos espejos.
—No. Habría renunciado a ella mil veces si eso la mantenía a salvo, pero me habría encargado de Travis o al menos alguien lo hubiese hecho —Su mirada se vuelve vacía, perdida detrás de mí—. Se suponía que él era un buen hombre, que la amaba y que no tenía esa maldad en su ser.
—Travis asegura que no quiso hacerlo —dice Andrew y me estremezco ante el desprecio en su voz.
—No quiso hacerlo, pero le apuñaló hasta matarla a sangre fría, como si Ally fuese una pandillera o alguien dedicada al crimen que mereciera una muerte tan dolorosa y cruel. Travis sabía lo que hacía y por eso no se detuvo, no va a engañarme y espero que el día de su sentencia tampoco engañe al juez.
—Pagará por lo que hizo —Le asegura Andrew.
—Sé que lo hará.
Permanecemos en unos minutos de silencio que no son tensos, pero tampoco traen ningún tipo de alivio.
—Conservo algunas cosas de Ally que creo que deberían tenerlas tus padres. No estoy segura de que ellos quieran...
—Quieren conocerte —La interrumpe Andrew—, eres parte del recuerdo de mi hermana y ellos lo necesitan.
—Pero ¿No me odian?
—¿Cómo podemos odiarte si no te conocíamos y si mi hermana te amó? Todo lo que queremos es conocerla a través de tus ojos.
—Gracias —Ella estira una mano temblorosa cubriendo la de Andrew sobre la mesa—. Ella me dijo tantas cosas de ti y siempre bromeé sobre su hermano siendo una super estrella. Ally estaba muy orgullosa de ti y quería que nos conociéramos, pero no se pudo.
»Quiero que sepas que la amé, que la amo y valoro cada segundo de mi vida que compartí con ella. Daría mi vida porque ella volviera, porque no hubiese sufrido. Lamento tu perdida y la de tus padres —Hace una pausa para tomar una respiración profunda—. Quise hablar contigo apenas sucedió, quise venir a su sepelio, pero sentí que sería irrespetuoso y siendo honesta no me creí capaz, estaba en negación.
»Vine a Londres y te vi a ti y a tus padres a la distancia y todo lo que hice fue irme a un bar, beber hasta derrumbarme y odiarme por no hacer eso por ella. Muchas veces quise intentarlo, pero me arrepentía, siempre usaba alguna excusa. Primero era que estabas sanando, después que necesitaban más tiempo, lo siguiente es que estabas demasiado bien para hablar de ello luego te estabas casando —Me da una mirada llena de amabilidad— y después las bebés, pero finalmente supongo que en un momento se sobriedad encontré la fuerza para hacerlo.
Su voz se quiebra al final y mira con frustración la falta de licor antes de retirar su mano de la de Andrew y tomar profundas respiraciones.
—Quizá en otra vida, podré amarla de una manera mejor —susurra—, quizá en otra vida, podré envejecer a su lado y no estaremos asustadas de amarnos. Soñaré con ese día porque entonces tendré un propósito para seguir.
—¿Tienes fotos de Ally? —susurra Andrew.
—No en mi teléfono, pero puedo hacerte llegar unas copias impresas.
»Andrew, estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de hablar contigo. Me doy cuenta de que eres tan grandioso como tu hermana lo decía y me alegra que tengas —Me da una mirada—, de que tengan una hermosa familia, les deseo lo mejor.
»Estoy dispuesta a hablar con tus padres y entregarle pertenencias de Ally, pero después de eso no podremos vernos, no creo que nos haga bien y al igual que tu hermana, tenemos vidas muy diferentes y estaremos mejor de esa manera. Sin embargo, gracias por darme este momento.
—Gracias por venir, tienes razón, siempre conocí a mi hermana y esto no la hace diferente.
Esta vez, al ponerse de pie, Andrew la abraza de manera breve y yo estrecho la mano de Selene cuando me la ofrece.
—No dejará de doler, pero comienzas a aceptarlo y a entender que hay cosas que escapan de tus manos. Aprendes a vivir con el dolor, aceptas la perdida y avanzas y tal vez en algún punto, recuperas una parte de tu alegría y aprenderás a gradecer el estar viva.
—Perdiste a alguien —Me dice.
—Perdí a mi hijo —Le hago saber— y aun duele, pero también aprendí a ser feliz con ese dolor latente que nunca se detendrá. Me gusta estar viva y me gusta ser capaz de seguir amando y sonreír.
—Ally te hubiese amado.
—Lo habría hecho —confirma Andrew.
Ella nos da una sonrisa que apenas si llega a sus ojos y se aleja, dejándonos a Andrew y a mí sentados lado a lado.
—Ella no está bien —hablo finalmente, apoyando mi cabeza de su brazo y sintiendo el beso que deja en mi sien.
—Tú y yo sabemos que el duelo se procesa de una manera diferente.
—¿Estás bien, amor? —Entrelazo nuestros dedos.
—Sí, me doy cuenta de que no necesitaba esto para conocer a mi hermana, esto no cambia nada, pero me alegra haberlo hecho o habría vivido preguntándome qué hubiese pasado de no haberlo hecho.
—¿Estarás cuando Evan y Alana hablen con ella?
—Solo si ellos lo quieren, mis padres están en un punto en donde tienen la fortaleza para manejar y vivir esto, no me necesitan para sostenerlos.
—Me pone muy orgullosa lo mucho que han avanzado y su fortaleza —Sonrío.
Amo a los padres de Andrew, se han convertido en mi familia y la manera en la que me dan amor y comparten conmigo es algo que ni siquiera soñaba. Amo pasar tardes horneando con Alana o solo llevar a las niñas con ellos, conversar con Evan o instarlos a ir a ver películas conmigo. No solo le hicieron espacio en sus corazones a las trillizas, también dejaron un lugar para mí.
—¿Vamos por las niñas? —pregunta.
—Le prometimos a Dexter y a Ela que se las dejaríamos hasta la noche —Me rio—. No los desilusiones.
—Pero ¿Y si nos extrañan? —insiste.
—Estoy segura de que extrañan volverse unas salvajes por mis tetas.
—Yo extraño volverme un salvaje por tus tetas —garantiza haciéndome reír.
»¿Quieres tener una cita improvisada mientras otros acaparan a nuestras hijas?
—¿En qué estás pensando?
—Una comida en casa y poder follar en diferentes sitios sin que ninguna bebé nos interrumpa.
—Romántico, mi tipo de cita soñada —suspiro—. Muy bien, me apunto.
Suspira encantado y baja su rostro para darme un beso profundo y húmedo en la boca que despierta cada una de mis terminaciones nerviosas y cumple un excelente objetivo de comenzar a humedecerme.
—Vamos a casa —susurra contra mis labios.
Busco en su mirada cualquier indicio de que este pudiese ser un modo de esquivar lo sucedido en el encuentro o sus emociones, pero todo lo que veo es el profundo amor que me demuestra y la certeza de que está bien en este momento.
—Vamos a casa —repito sus palabras dejando que me ponga de pie y caminando a su lado con nuestros dedos entrelazados.
Dentro de poco otro lugar será al que llamaremos hogar y ya estoy ansiosa de crear nuevos recuerdos ahí incluso si me da nostalgia dejar el apartamento al que nuestras hijas conocieron como hogar durante sus primeros meses de vida; dos de ellas ya gatean y parecen haber descubierto sus lugares favoritos en la casa, supongo que disfrutarán de nuevas aventuras cuando nos mudemos.
—Te extrañaré cuando vayas de gira.
—Aún falta y sabes que serán periodos cortos e intermitentes, y podrán venir algunas veces.
No quiero ni imaginar cuán enfadadas estarán las tres hijas de papá cuando se den cuenta de que Andrew no llega a casa o lo vean a través de la pantalla de un teléfono y no frente a ellas.
Andrew abre la puerta de conductor para mí, haciéndome sonreír cuando me abrocha el cinturón de seguridad, dándome otro beso y mirándome fijamente cuando está listo.
—Te amo —Me acaricia el labio inferior con el pulgar— y a veces me pregunto cómo conseguí que seas mi esposa y tener tres niñas preciosas.
—Siento mucho por ti — Le hago saber en respuesta y su sonrisa es inmediata.
—Lo sé, amor.
Cierra la puerta y rodea el auto hasta tomar asiento a mi lado, encargándose de poner la música mientras saco el auto del estacionamiento.
—Dexter acaba de enviarme una foto con las tres bebés y Sky, parece extasiado.
—Tiene que ser el único que no las ve como demasiado cuando están juntas.
—Los demás solo exageran, son niñas tranquilas.
—Andrew, las amo —Me rio—, pero no son tranquilas y juntas son toda una aventura.
Hace un sonido en desacuerdo y ruedo los ojos porque para él son ángeles que no hacen travesuras y se comportan de la mejor manera posible. Son sus consentidas, son perfectas y cuando alguien intenta hacer alguna queja, canaliza a un abogado para defenderlas.
Son totalmente niñas de papi y tengo mucha curiosidad sobre el futuro cuando sean adolescentes y se interesen por los chicos o chicas.
—Soy uno de esos papás ¿Verdad? —Me pregunta tras unos minutos de silencio.
—¿Qué tipo? —No oculto mi diversión.
—Esos que creen que sus hijas son lo más tranquilo, que siempre hablan de ellas y les enseñan fotos a todos. Me convertí en Harry Jefferson, pero dime que él es peor que yo.
Tarareo la canción sonando sin comprometerme con una respuesta y resopla.
—Por supuesto que Harry sigue siendo peor que yo —Se consuela a sí mismo.
Me limito a sonreír mientras conduzco disfrutando del rato a solas con mi esposo y sabiendo que más tarde volveremos a ser un caos feliz compuesto de cinco personas que se aman. Mi bella y caótica familia.
Feliz añoooo nuevo, mis amores. Espero este año nuevo esté lleno de mas alegrías que tristezas.
Este año nos despedimos de la historia, ya nos queda literalmente casi nada , pero no hay que llorar cuando la travesía ha sido tan especial.
Que 2023 sea un año increíble para todos.
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