"La Inocencia Viste De Enfermedad"
NOTAS: Como les prometí, aquí regreso con el siguiente capítulo...
La verdad, no espere recibir tanto apoyo en la historia y me sorprendí de ver el apoyo que hubo en el capítulo anterior :3
También quiero hacerles una mención. Hubo una personita que pregunto si habría lemon en la historia, y, a decir verdad, aun ando indecisa, pero en caso de que, si haya, temo decirles que solamente estaría en AO3 y Fanfiction.net, porque Wattpad ya anda eliminando cuentas hasta por imágenes que tengan abrazos y besos en borradores... Desgraciadamente, tendría que censurar esas partes en Wattpad :(
Finalmente, antes de comenzar a leer, debo decir un pequeño aviso. En caso de que llegaran a leer esta o alguna otra de mis historias en otro lado, es muy seguramente un plagio. Yo siempre uso el seudónimo "RozenDark" y únicamente público en Amor Yaoi, Wattpad, Fanfiction.Net y AO3. También otorgue el permiso para una traducción al chino y solamente se encuentra en la plataforma/app "LOFTER"...
https://aichidongxidepangfengye.lofter.com/
Esto lo digo, debido a los recientes fallos de Wattpad y que esta misma plataforma tiene una página espejo donde lucran con las historias. Por lo que cualquier cosa, les estaré agradecida si me lo hacen saber. De cualquier manera, en caso de algún otro cambio, les daré el aviso correspondiente :3
En fin, los personajes de One Piece son propiedad de Eiichiro Oda. Las imágenes utilizadas a lo largo del fic son hechas por su servidora.
Y sin más que decir, les invito a leer (^3-)/
~°ɞ°~ღ~°ɞ°~
Luffy veía completamente preocupada a sus dos hermanos. Ace, Sabo y ella se la habían pasado grandioso con la época de lluvias.
Los tres siempre divertidos jugando, entrenando e incluso cazando en los días lluviosos, pero por alguna razón, la diversión terminó en cuanto Ace comenzó a toser y luego Sabo le siguió.
Ahora, sus dos hermanos estaban acostados, cada uno en su futón improvisado con paños húmedos en la cabeza. Pero a pesar de haber seguido cada una de las indicaciones de Sabo, ninguno parecía mejorar del todo.
"¿Qué más puedo hacer Sabo?"
Pero a pesar de que lloraba completamente aterrada, ninguno de sus hermanos pareció escucharla. Luffy mordió su labio inferior, mientras veía por la puerta improvisada de la casa del árbol.
Si quería que sus hermanos mejoraran, debía ir a pedirle ayuda a Dadan, después de todo, se suponía que la mujer era por así decirlo, la encargada de que ellos estuvieran vivos. Y aunque sabía que sus hermanos se enojarían con ella por pedir ayuda a los adultos, era mejor eso a que Ace y Sabo murieran por algo tan estúpido como una fiebre.
"Volveré pronto..."
Se aseguró de cambiar el paño de cada uno antes de agarrar su propia pipa y salir.
Una vez abajo, comenzó a correr lo más rápido que podía, siempre asegurándose de que no hubiera ni un animal que no pudiera derrotar. Debió tener suerte ese día, porque después de haber corrido demasiado, logro ver a lo lejos la cabaña de Dadan.
"¡DADAN!" Gritó al ver a la gran mujer salir de la cabaña.
"¿Esa es Luffy?" Cuestionó Dogra preocupado.
"Y viene sin Ace y Sabo..." mencionó Magra igualmente.
Luffy se detuvo justo frente a la mujer, quien, por cierto, tenía el ceño fruncido. Dadan estaba preocupada <<aunque nunca lo admitiría en voz alta>> especialmente porque a la niña jamás se le veía sola. Luffy siempre tenía que estar cerca de uno o ambos hermanos, pero Ace y Sabo no estaban por ningún lado.
"¿Qué ocurre mocosa?" Preguntó con exigencia. "¿Dónde están Ace y Sabo?"
Ahora sí, Dadan no pudo evitar mostrar su preocupación al ver como la niña comenzaba a llorar, mientras se lanzaba a abrazarla.
"¡Están muy enfermos!" Dijo. "Sabo me dio instrucciones de como bajar la fiebre, pero no funciona y ellos parecen estar peor..."
Dadan frunció el ceño al escuchar aquello. Esos dos mocosos testarudos tendrían un buen regaño en cuanto estuvieran mejor, pero por ahora, lo mejor era ir a buscarlos y traerlos a su cabaña para darles el tratamiento médico que necesitaban.
Solo fue cuestión de dar unas cuantas órdenes e ir por los dos niños, para que ahora, después de unas dos horas, Ace y Sabo estuvieran durmiendo sin tener algún gesto de dolor o malestar. Dadan pudo respirar tranquila al ver que Luffy por fin se había dormido.
Al juzgar por las manchas debajo de sus ojos, deducía que la niña no había dormido en días. Y muy seguramente, tampoco había comido lo necesario. Era una suerte que ella no hubiera enfermado, aunque considerando las tonterías que Garp le había dicho sobre la salud de hierro de la niña, probablemente Luffy no era una persona fácil de enfermarse.
"¡Mocosos tontos! Parece que Luffy les ha ganado en algo. Al parecer su sistema inmune es más hombre que el de ustedes dos juntos", sabía que los dos se hacían los dormidos, pero decidió dejar a los tres infantes y dejarlos descansar, ya en la mañana podría regañarlos como se debe.
Ace y Sabo por su parte, miraron preocupados a su hermana menor. Ambos sintiéndose como unos verdaderos idiotas por pensar en su orgullo en lugar de la salud de Luffy. De verdad, era una fortuna que su hermana pequeña no hubiera enfermado y ambos agradecían que no hubiera pasado.
Porque estar enfermo en verdad apesta y porque una Luffy sana de por si era problemático, así que una Luffy enferma, probablemente los haría perder la cabeza por tanta preocupación.
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"La Inocencia Viste De Enfermedad"
Todos los hombres que fueron a esa misión de rescate estaban demasiado sorprendidos. Su comandante, quien unos días antes había rechazado la sola idea de estar cerca de la chica, ahora se la pasaba cuidando a Lucy en todo momento.
Había pasado cerca de un día en el que fijaron su rumbo a la isla Drum, afortunadamente no estaban teniendo ningún contratiempo en cuanto al clima y gente indeseable con la que no tenían ganas de lidiar por el momento. También se habían asegurado de llamar a su capitán, quien aseguro de dejarles en claro que estaban en camino para encontrarlos en la isla Drum.
"¿Cómo sigue Lucy-chan?"
Deuce ya no se sorprendió de ver a todos esperando en la puerta de la enfermería. Después de todo, cada que salía para buscar más agua fresca o comida y agua para que Lucy consumiera, sus hermanos de tripulación lo abordaban con la misma pregunta.
"Por el momento está mejor. Aunque la fiebre no cede del todo" respondió con calma. "Al menos ya no le sube la temperatura, pero hay que asegurarnos de mantenerla estable y llegar lo más pronto posible a Drum".
Deuce y los otros dos médicos que se encontraban en el barco se sentían impotentes. Los tres habían tratado de analizar la clase de veneno que tenía esa daga, pero ninguno había logrado recordar algún veneno con ese efecto tardío. Ni siquiera Deuce, que prácticamente era el aprendiz principal de Marco.
La única esperanza que tenían eran los médicos de la isla Drum, después de todo, la isla era muy conocida por ser la nación médica. No debía fallarles esa lógica.
"Una cosa más Deuce... ¿Sabes por qué el comandante no ha salido para nada?"
Deuce repentinamente paró su caminata, mientras soltaba un cansado suspiro. Había escuchado por boca de Ace que la chica no era una mimada, que incluso se la pasaba persiguiéndolo y retándolo por cualquier regaño. Ya había visto que la chica tenía demasiada fuerza y que muy probablemente sería una amenaza para sus enemigos si se le enseñaba a usar haki...
La verdad, no entendía la razón por la que repentinamente, Lucy se había vuelto una chiquiona de primera, que no quería que su capitán se fuera a ningún lado. Literalmente, Lucy había insistido en que Ace se quedará a su lado, y aunque en un principio su capitán se negó rotundamente, al ver las lágrimas de la chica, simplemente se sentó a un lado de la cama, mientras Lucy tomaba su mano con fuerza.
Definitivamente Deuce estaba cien por ciento seguro de que ese comportamiento ya no era ningún delirio suyo. Esos dos de verdad parecían una pareja, lo que lo ponía a pensar...
'¿Su capitán de verdad era novio de Lucy?'
"Digamos que Lucy es demasiado persistente en cuanto se le mete una idea en la cabeza".
Aun cuando había seguido su caminata, sabía que ahora todos lo miraban con demasiada confusión. No es como si hubiera dicho una mentira y estaba seguro de que ellos ya sabían sobre la necedad e insistencia de la chica, pero la respuesta era esa y no estaba de tan buen humor para decir cómo los podrían encontrar si entraban a la enfermería. Eso solo generaría más preguntas que respuestas.
"¡VEO LA ISLA!"
Deuce y el resto de los hombres miraron hacía la dirección donde Nathan apuntaba. Isla Drum estaba cerca, y si todo salía bien, en unas horas más Lucy estaría mejor y sin rastro de veneno y todo mundo estaría de regreso en el Moby Dick.
~.☸.~
El plan era simple. Solo debían buscar un doctor y llevarlo al barco para que pudiera atender a Lucy, sin la necesidad de moverla y arriesgar que el veneno se expandiera aún más.
Desgraciadamente, los hombres que habían estado a cargo de la búsqueda, regresaron completamente preocupados.
Ace había aprovechado que la chica se había dormido, para estar al tanto de la situación, así que al escuchar que ningún médico podría atender a alguien más que no sea el rey, lo había puesto furioso.
"¿Qué clase de rey idiota tiene este lugar?" Espetó dispuesto a ir directamente hacía el palacio de ese imbécil.
"Uno demasiado cobarde".
Todos se pusieron alerta al oír una desconocida.
El hombre parecía preocupado y demasiado avergonzado, algo que no entendían del todo, después de todo, era culpa del rey por dejar vulnerable a su gente.
"El rey Wapol es alguien cobarde que solamente piensa en el mismo, por eso hizo un decreto real que todos los doctores de la isla deberían estar solamente a su servicio".
Todos sintieron ira en contra de aquel rey. Especialmente los hombres que habían ido a buscar un doctor y vieron las carencias de la gente.
"¿Quién se supone que eres?" Cuestionó Ace de brazos cruzados. "Suenas demasiado avergonzado, diría que tienes más vergüenza que molestia por las carencias de este reino".
El hombre solamente pudo mirar hacía el suelo, mientras apretaba los puños con fuerza. Claro que sentía vergüenza, la sentía demasiado y todo el tiempo.
"Mi nombre es Dalton" respondió. "Y la razón por la que siento tanta vergüenza, es porque antes fui el jefe de la guardia real", aun no entendía cómo la gente seguía a su favor, considerando todo lo que estaban sufriendo.
"Supongo que ya no lo eres y considerando que estas aquí, es para decirnos algo".
Dalton asintió sin mirarlo. "Hay un médico que puede ayudarlos. De hecho, el resto de los médicos no se compara con la doctora Kureha".
"¡¿Dónde podemos encontrar a esa mujer?!" Exigió saber Ace.
Dalton nego. "Ella no va a venir a su barco", respondió seriamente. "De hecho, ella está justo en mi casa esperando a que ustedes le lleven a su paciente" explicó. "No solamente yo pude escuchar lo que necesitaban y para suerte de ustedes, la bruja médica se encontraba comprando víveres".
"¡Ella fue envenenada!" Respondió Deuce exaltado. "Hemos demorado un día en llegar aquí y el veneno que está atacando su sistema es algo desconocido ¿Por qué no puede simplemente venir?"
Dalton solamente los miró con pesar. "Como dije, el rey Wapol quiere a todos los médicos de la isla a su servicio. La doctora Kureha se las ha ingeniado para evitar seguir las órdenes del rey por años, pero venir directamente al barco la pondría en la mira", explicó con pena. "Trataremos de ser breves y llegar a mi casa lo más pronto posible, pero lo ideal sería llevar a la chica con la doctora. Prometo que la doctora Kureha no dejará que nada malo le pase".
Ace comenzó a pensarlo con los ojos cerrados. Todo eso, mientras Deuce miraba nervioso a sus compañeros en el equipo médico.
Se supone que, con un ataque de veneno, lo ideal era no mover al afectado y Lucy literalmente había saltado cuando la dejo libre de sus curaciones, pero ahora, la chica que se supone, tenía energía interminable, estaba en cama y con fiebre, aunque claro, no es como si la chica no hubiera intentado ponerse de pie, pero la fiebre seguía tan persistente, al igual que la somnolencia.
"Lo mejor será hacerle caso a este hombre", dijo Ace, mientras miraba a Deuce, quien estaba a punto de negarse. "Lucy necesita atención y Dalton-san ya ha dicho que nos la darán, así que solo debemos llevarla y ya".
"Pero capitán, ella fue envenenada" rebatió Deuce con alarma.
"Lo sé, Deuce" le dijo mirándolo. "Pero también debemos pensar con claridad. Vinimos a este lugar solamente para que trataran a Lucy, no para causar más problemas a este reino o para adueñarnos de la isla".
Deuce asintió inseguro. Su capitán tenía la razón, ellos solamente debían atender a Lucy y esperar a su Oyaji, así de simple.
"Muy bien, es hora de alistarnos para llevar a la tonta esa con el doctor".
~.☸.~
Lucy sintió cuando la movieron de la comodidad de la cama. Incluso sintió la calidez de la espalda de su hermano. Aun así, ella no se dignó a abrir los ojos.
Solo cuando sintió la repentina explosión de energía y la sensación de poder moverse sin sentir su cuerpo hirviendo dolorosamente, decidió que era hora de despertar y exigir una buena porción de carne.
"¡Ya despertaste!"
Lucy repentinamente sintió rugir su estómago al ver frente a ella lo que sería un buen asado de tanuki.
Era normal que sintiera hambre, sentía que todo el tiempo que estuvo enferma, no había podido tener el estómago lleno, debido a esa estúpida fiebre que drenaba toda su energía.
"¡COMIDA!"
El reno por su parte sintió la mirada de la chica. Sabía que tipo de mirada era, no había que ser muy listo para saberlo. Así que sabiendo que esa chica loca quería cenárselo allí mismo, decidió que era mejor correr ahora y lamentar después.
"¡DOCTORINE!"
Lucy sin siquiera esperar a que su comida lograra escapar, se puso de pie y corrió detrás de ese tanuki. Solo para encontrarse justo fuera de aquella habitación a una extraña abuela, un hombre que no conocía, al amigo enmascarado de su hermano y por supuesto, a Ace...
"Veo que despertaste mocosa", mencionó la mujer para después darle un gran trago a su botella de licor. "Me sorprende lo rápido que te recuperas, considerando que hace tres horas este par creía que ibas a morir... Hombres, son tan delicados que se olvidan que las mujeres incluso pasan por la etapa del parto y demás cosas..."
Lucy solamente miró confundida a la mujer, pero al ver los rostros apenados de Ace y Deuce, supo que muy probablemente, la mujer se estaba burlando de ellos.
"¡Obviamente estaba preocupado!" Espetó Ace en voz alta. "Se supone que debíamos mantenerla a salvo".
"Pero si estoy bien", respondió Lucy sin entender. "Aunque tengo demasiada hambre".
Ace y Deuce pudieron respirar tranquilos al ver que la chica estaba mejor. De hecho, parecía estar como si nada.
"Estoy seguro de que en el barco ya tienen lista comida más que suficiente para ti. De hecho, Thatch estaba más que dispuesto a traerte de todo, pero considerando la situación de este lugar, lo mejor será pagar e irnos para evitar causar problemas".
Ace no admitiría en voz alta que la mirada maravillada de la chica tonta le estaba causando estragos. Todavía está fresco el recuerdo de horas antes cuando vio a la vieja alcohólica que se supone, debía atender a Lucy.
Era una fortuna que Deuce lo hubiera acompañado y aunque los papeles se invirtieron, agradeció que lograra convencerlo de dejar que la mujer atendiera a la chica.
"¿Thatchy llegó? Pero creí que el barco principal de Capitán Pops estaba muy lejos", dijo Lucy en tono alegre.
"Llegaron hace poco y llamaron a mi Den Den Mushi para preguntar cómo seguías" respondió Ace con calma. "Supongo que debo llamar para avisar que ya despertaste y que podremos irnos dentro de poco".
Lucy no tuvo tiempo de responder, pues Ace simplemente salió sin decir algo más.
"Supongo que tú serás el mocoso que informará al médico principal de la situación, así que empecemos con las tediosas, pero necesarias indicaciones para que la mocosa no se deteriore".
Deuce asintió. "Marco-san y el resto de la primera división se encargará de la salud de Lucy".
Y tanto la señora extraña y el amigo enmascarado de Ace, se fueron al pequeño comedor de la cabaña, para hablar de cosas médicas que ella no entendía del todo. Y ahora, por alguna razón, el otro hombre, salió sin más, quedando ella con el extraño tanuki que la veía con miedo.
"Deberías ir a descansar. Aún no estás del todo bien".
A Lucy le tomó varios minutos captar que aquel extraño, pequeño y adorable tanuki hablaba. Incluso noto que estaba parado y llevaba una gorrita rosa en la cabeza.
"¡¿PUEDES HABLAR?!" Gritó sorprendida, mientras lo señalaba.
"¡¿APENAS TE DISTE CUENTA?!"
Por alguna razón, nadie fue a ver la razón de los gritos, casi como si lo hubieran predicho o algo así.
Pero en lo que ambos se calmaban, Lucy término de regreso a la habitación, hablando con el aparentemente tímido tanuki. Que al parecer no era un tanuki, era un reno y la razón por la que hablaba, era porque se había comido una fruta del diablo por error.
Tony Tony Chopper, era un joven aprendiz de médico de la vieja que había logrado curarla de aquel extraño veneno. Pero esa no era la razón de su decisión reciente. Fueron las siguientes palabras las que la convencieron de que esa decisión era la correcta.
"Ahora que sabes lo que soy, supongo que querrás que me aleje..."
"¿Y por qué querría eso?" Cuestionó con seriedad. "Si tu manada te abandono por el color de tu nariz, entonces ellos son los que estuvieron mal. Si la gente te juzga porque no eres del todo humano o del todo animal, entonces ellos son los que están mal".
Chopper la miró completamente sorprendido, para luego pasar al enojo. "¡SOY UN MONSTRUO!" Gritó exasperado.
El reno pensó que, con esa simple palabra aclaratoria, la chica por fin entendería sus razones. Ni siquiera sabía porque había terminado por contarle su situación, pero por alguna razón, sentía paz y tranquilidad con esa chica.
Y tan diferente era lo que esperaba, que no pudo evitar llorar al ver la enorme sonrisa de la chica, junto con las palabras que le había dicho después.
"Lo he decidido Chopper. Te unirás a mi tripulación en dos años", le dijo completamente segura de sus palabras. "Entrena, aprende lo más que puedas de medicina y en dos años, volveré para que seas el médico de mi tripulación. Un monstruo como yo, es lo que se necesita para la tripulación del futuro rey de los piratas".
El doctor Hiruluk... No, su padre le había dicho que algún día tendría gente que lo quisiera tal y como era. No le creyó en su momento, pero ahora llegaba esta chica extraña, y le decía que necesitaba un monstruo como él a su lado.
Quería responder que sí, pero por alguna razón, no lo hizo.
"¡ME NIEGO!" Respondió completamente inseguro. "Soy un monstruo. No soy ni humano, ni animal, así que no veo la razón por la que me quieres en tu tripulación".
Lucy solamente lo miró con reproche. "¡Me niego a tu negación!" Respondió con simpleza. "Como dije, en dos años volveré y te unirás a mi tripulación".
Chopper la miro completamente incrédulo. Él ya había dicho que no y ella simplemente se negó.
"¡Estás completamente loca!"
Lucy sonrió enormemente. "Además, dices ser un monstruo por comer una fruta del diablo, pero, yo también lo hice..."
Chopper se sorprendió al ver que la chica estiraba su mejilla de manera anormal.
"Comí la Gomu Gomu No Mi y ahora soy una mujer de goma, así que por otro monstruo que haya en la tripulación, no habrá problema. Por el contrario, hará más divertida la aventura".
Chopper no dijo nada más ante eso. No le veía caso, considerando que la chica se negaría una vez y otra vez. Además, tal vez y solo tal vez, haría lo que le había pedido. Después de todo, en dos años las cosas podrían cambiar demasiado.
~.☸.~
La doctora Kureha había visto el cambio de actitud que su aprendiz había tenido después de hablar con la mocosa. Y, a decir verdad, era agradable ver que había gente que no veía un monstruo en Chopper.
Ella ya tiene la edad suficiente para saber que a esa mocosa le espera un largo camino, que a su vez puede traer grandes cambios en el mundo, especialmente con la llegada de aquel cartel sin rostro con el nombre de la mocosa.
Tantos años viviendo y al fin conocía a una mujer 'D'. Esa voluntad tan extraña y contada, pero era más raro ver a una mujer portando la voluntad 'D' y con el linaje tan problemático que la chica cargaba, algo le decía que el mar no estaría tan tranquilo como se esperaba. Especialmente si en esa poderosa y numerosa tripulación había otros dos 'D'.
"Niña, no sé lo que le dijiste a Chopper, pero has logrado que tenga esperanza de algo que en un futuro afectará su vida. ¿Sabes realmente en lo que te estás metiendo?"
Lucy solamente sonrió, mientras asentía eufóricamente. "Chopper cree tontamente que es un monstruo, pero eso es algo que cree por culpa de personas equivocadas, además, yo soy un monstruo, tanto como lo es él y eso es algo que la gente cree por cosas que no hice".
Kureha le dio un gran trago a la botella en sus manos. Puede que la chica sea una completa tonta y despistada, pero en ese momento, era la que más entendía a Chopper.
"Si sigues viva en dos años, tal vez piense bien en dejar a mi tonto aprendiz", mencionó como si nada.
Lucy solamente sonrió enormemente. "Iba a llevármelo con o sin su permiso, abuela".
Kureha frunció el ceño. "Te patearía por haberme dicho abuela, pero no lo haré, porque me has dejado de buen humor".
Tal vez debía confiar en la chica. Tal vez y solo tal vez, Monkey D. Lucy era la persona indicada para que Chopper confiara verdaderamente en la gente.
"Por cierto abuela... Se supone que usted es doctora y eso. Y también se supone que me curó de ese veneno, pero desde antes de que me sucediera el incidente del veneno, llevo sintiendo cosas en el estómago..."
Tal Vez Kureha se había equivocado y la chica si era una completa estúpida.
"Déjame adivinar, esto sucede cada que vez al gruñón del sombrero anaranjado", dijo como si no fuera lo más importante del mundo.
Lucy la miró con sorpresa. "¿Cómo lo supiste abuela?" Cuestionó asombrada.
Tal vez Kureha había sobrevalorado a la chica. Es decir, nadie podía ser tan estúpido para no saber lo que era un enamoramiento ¿O tal vez sí?...
Ella llevaba tantos años viva, y jamás había recibido semejante pregunta, aunque al ver el rostro anhelante de la chiquilla, supo que no era ni una broma y que realmente pensaba estar enferma.
Kureha sonrió al ver tal Inocencia. Tan inusual, tan misteriosa, pero a su vez, tan atrayente...
"No puedo responder a tus dudas niña, pero tengo entendido que en aquella tripulación de ese hombre hay varias enfermeras a cargo del equipo médico, tal vez debas preguntar a ellas", respondió con calma.
Lucy la miró con duda. "Pero se supone que también eres doctora" le dijo con reproche.
Kureha solamente la miró con burla. "Niña, yo no tengo la paciencia suficiente para hacerte entender la clase de 'mal' que te aqueja, aunque te aseguro, no es algo que arriesgue tu vida. Solo ve y pregúntales a esas mujeres, después de todo, pasaras un buen rato en ese barco".
"¡Es cierto!" Respondió con sorpresa. "Entonces mi enfermedad misteriosa se la contaré a Tato-Chan y las demás".
Kureha no pudo evitar reír ante la respuesta de la chica. Sin duda rezando para que las enfermeras tengan la paciencia suficiente con esa niña inocente.
Bastó la espera de una hora más, para que la chica se fuera. Ella y Chopper veían como él gran barco comenzaba a alejarse cada vez más. Kureha siempre con su botella de licor en una mano y en la otra aquel cartel recién llegado justo antes de que los piratas llegaran en busca de ayuda.
"¿Puede creerlo Doctorine? La chica loca quería que me uniera a su tripulación. Me quería a mí, un monstruo ¿Cómo si fuera hacerlo? ¿Cómo si ella pudiera entender cómo me siento?"
Kureha dio un gran sorbo a su botella, para después hablar: "Chopper... Esa niña puede entender exactamente cómo te sientes. Ella más que nadie lo hace".
Chopper no entendió a lo que su maestra se refería, pero al ver a la vieja mujer alejarse sin decir algo más, decidió no seguir ahondando el tema.
Kureha solamente apretaba aquel cartel sin rostro. Sintiendo que algo peligroso se acercaba y todo giraba alrededor de Monkey D. Lucy, el rostro que aún no aparecía en aquel cartel con una exagerada recompensa, donde la pedían solamente 'viva'.
~.☸.~
Francamente Lucy jamás había hecho caso a los regaños del alcalde Woop Slap, tampoco hacía caso a las tonterías que su abuelo decía antes sobre ser un marine obediente y mucho menos, hacía caso a los regaños de Dadan y los bandidos. Así que ahora, no haría caso a ninguna de las reprimendas que Marco se encargaba de darle.
Desde que subieron al barco, lo primero que hicieron fue llevarla directamente a la enfermería, lugar donde las enfermeras completamente preocupadas comenzaron a hacerle chequeos, especialmente con su temperatura, pues aparentemente estaba sonrojada, pero Lucy creía que la razón era porque Ace la había llevado cargando, algo tonto, considerando nuevamente que se trataba de su hermano y que ella ya estaba mucho mejor.
Y justo después de comprobar que ella ya estaba mejor y fuera de peligro, tanto el capitán Barbablanca, como los comandantes hicieron una reunión en la habitación de siempre, con ella justo siendo el centro de atención.
Y desde que todos estuvieron dentro, nadie más que Marco había hablado. Algo a lo que no le veía sentido, considerando que ella siempre haría lo que se le diera la gana.
"¿Siquiera estás escuchando mocosa?" Cuestionó Marco con tono severo. "¿Tienes idea de lo preocupados que estábamos todos cuando Ace nos llamó para decirnos que habías sido envenenada?"
Ella miró a cada uno de los presentes con un gesto lleno de reproche. La regañaban por haber salvado a uno de los suyos, algo totalmente estúpido, considerando que ambos estaban bien.
"Yo no pedí que se preocuparan" respondió con voz autoritaria. "Tampoco pienso retractarme. Salve a uno de tus nakamas, porque simplemente se me dio la gana y lo volvería a hacer, porque seguiré teniendo las ganas de hacerlo".
Repentinamente Marco sintió un dejavu. La manera de responder de Lucy le recordó cuando Ace llegó con ellos para quedarse. Solamente que ella se diferenciaba con un aura llena de liderazgo. Aun así, no dejaría de regañar a esa niña tonta.
"Mocosa necia", y Marco juraba que esos dos hermanos llegaron al Moby Dick para volverlo completamente loco.
"Marco, ya deja a Lucy-chan, ella está bien y además salvó a Deuce, creo que con todo lo ocurrido aprendió su lección" dijo Thatch con una mirada llena de reproche a su hermano.
El resto de los comandantes solamente comenzó a reír al ver a Marco quedar rojo del enojo. Sin duda todos estaban de acuerdo en que Thatch sería el consentidor de la chica y al parecer el favorito, porque Lucy solamente asentía sonriente a las palabras de Thatch, aunque claro, probablemente ni siquiera había aprendido la lección.
"¡Ni siquiera se te ocurra usar esa carta!" Lo reprendió.
"Aunque Marco, esto solamente nos sirvió para ver que la chica si tiene fuerza suficiente para defenderse en estos mares", mencionó Izo con calma.
Lucy asintió más que encantada. "¡Es cierto!" Exclamó ansiosa por lo que diría. "En el East Blue hice muchas cosas cuando estuve con mi abuelo. Primero termine en una isla con un cuartel de la marina y le patee el trasero a un tal capitán Morgan, porque quería ejecutar injustamente a mi futuro primer oficial, por alguna razón el abuelo se enojó mucho cuando nos descubrieron. Luego le patee el trasero a un payaso que decía no ser un payaso, aunque tenía la nariz roja y enorme, pero por alguna razón que desconozco, el abuelo le permitió huir. ¡Oh, es cierto! Justo antes de eso derrote a una vieja fea de nombre Alvida y el abuelo reclutó como aprendiz al chico que había obligado a ser su grumete, es gracioso. También derrote a un tipo que supuestamente había muerto y era conocido como un gato y, por último, y al que disfrute derrotar, fue al imbécil de Arlong, un hombre pez que había hecho llorar a mi futura navegante".
Todos los comandantes repentinamente gritaron sorprendidos por los nombres mencionados por la chica. Literalmente Lucy, había afirmado haber derrotado a todos los piratas con cuantiosas recompensas en el East Blue. No solo eso, Arlong era un ex pirata del Grand Line y perteneciente a la tripulación de Jimbe. También había mencionado un payaso y Marco sabía a la perfección a quien se refería, considerando que en su juventud ese estúpido payaso y su estúpido amigo pelirrojo le habían dado unos cuantos dolores de cabeza.
"¡DE NINGUNA MANERA PUDISTE DERROTAR A TODOS ESOS PIRATAS!" Gritó Ace sin creer aquello.
"Pero lo hice, el abuelo, junto a Zoro se encargaron de los nakamas de Arlong, mientras yo le pateaba el trasero a ese imbécil. Incluso te dije que duele más la mordida de un hombre pez que una estúpida puñalada y eso lo sé, porque yo misma me hice esta cicatriz", orgullosa señaló la cicatriz que tenía debajo de su ojo. "Aún recuerdo la cara que Shanks puso cuando lo hice" y aún ahora no entendía las expresiones llenas de terror de Shanks y sus nakamas, si ellos fueron los que la incitaron a apuñalarse.
"¡Espera un segundo!" Exclamó Haruta completamente sorprendido. "¿Conoces a Shanks? ¿Ese mismo pelirrojo Shanks?" Le pregunto con sorpresa.
"¡Ese mismo!" Respondió con entusiasmo. "Él fue quien me dio mi preciado sombrero y salvó mi vida del señor de la costa".
"¿Qué se supone que es un señor de la costa?" Preguntó Marco con cierto fastidio por lo alargada que se había hecho la junta.
"Lo mismo le pregunté yo", dijo Ace de brazos cruzados.
"Es un rey marino", respondió Lucy sin perder la emoción.
"¡De ninguna manera!" Exclamó Thatch sin creer aquello. "¿Qué hace un rey marino en una isla del East Blue"?
Barbablanca al fin tuvo una respuesta de las tantas incógnitas que le habían surgido cuando el mocoso Shanks había regresado hace once años al Nuevo Mundo sin un brazo y su preciado sombrero. Y podría seguir preguntando y probablemente Lucy respondería con su habitual sonrisa, pero al ver que sus comandantes tenían ganas de seguir negándose a creerle a la chica, lo mejor era decir de una vez, su razón para convocar una junta con Lucy en la habitación.
"Dejemos de lado ese asunto hijos míos. Después de todo, Lucy dice la verdad".
Todos los comandantes reunidos miraron incrédulos a su capitán y padre. De ninguna manera podían creer que una chica tan pequeña, sonriente e inocente pudiera derrotar a alguien, mucho menos a un Gyojin.
"¿Cómo puedes creer eso Oyaji?" Cuestionó Marco.
"Garp me llamó justo antes de que Ace lo hiciera. Al parecer logró contactar a Dragon para informarle lo que sucedía. Sin embargo, lo hizo demasiado tarde, porque Sengoku no pudo retener más la información de Lucy. El mundo ya sabe el apellido de Dragon el revolucionario y el nombre de la hija por la que abandonaría su revolución".
Todos vieron con preocupación el cartel sin rostro que su capitán les mostraba. En grande estaba el nombre de Monkey D. Lucy, y justo debajo la enorme cantidad de dinero que ofrecían de recompensa, junto con la palabra solo 'viva'.
"Garp también me dijo que su nieta tiende a escaparse sin que alguien lo sepa y cuando la encuentran, generalmente está en problemas. Así es como Monkey D. Lucy hizo parte de su recompensa, derrotando a Alvida, a un capitán de la marina, a Buggy, al aparentemente vivo Kuro y al temible Arlong".
"¿Entonces esta mocosa hizo todo eso?"
Ninguno podía creerlo y menos viendo la sonrisa llena de orgullo de la chica. Pero si lo pensaban, tal vez por eso mismo, Lucy había podido derrotar gente del Grand Line. Monkey D. Lucy era alguien misteriosa y a su vez peligrosa.
Y tan rápido como su capitán había logrado convencerlos de creer en las palabras de la chica, pero el alboroto de afuera, dio por terminada la reunión. Todos los presentes, menos la única chica, sabían lo que estaba sucediendo.
Ya todos sabían sobre el linaje de la chica a la que debían proteger.
Salieron apresurados, encontrándose completamente rodeados de sus hombres de sus respectivas divisiones. Todos con los carteles recién llegados en sus manos.
"¿Es verdad Oyaji? ¿Lucy-chan es hija de Dragon el revolucionario?"
Todos miraron a su capitán con ansias. Barbablanca estaba a punto de responder, pero fue Lucy quien lo hizo primero.
"Lo es", respondió con simpleza. "Aunque técnicamente no lo es, considerando que ni siquiera lo conozco".
Y con esa simple respuesta llegó el caos en todo el Moby Dick. Y con eso, Barbablanca supo que las cosas se pondrían más agitadas de lo que ya eran.
Todos estaban conmocionados con la noticia; tan ocupados que no notaron la mirada oscura que uno de ellos le daba a la chica.
Monkey D. Lucy. Nieta de Monkey D. Garp, el héroe que había atrapado al difunto rey pirata. Hija de Monkey D. Dragon, el líder de los revolucionarios y el actual hombre más buscado.
Sin duda alguna, entregar a la chica, le traería beneficios a quien lo hiciera. Solo debía esperar a encontrar la Yami Yami No Mi. Y Marshall D. Teach, sentía que ese momento estaba cada vez más cerca.
Y mientras Teach saboreaba lo cerca que estaba de la grandeza, en otras partes del Grand Line, otras personas veían el cartel de se busca de un futuro más prometedor y lleno de aventuras inolvidables. Uno más anhelante de tener aventuras fuera de la oscuridad y soledad. Otro más anhelante de cumplir su meta de crear un gran barco. Y la última, creyendo haber encontrado alguien como ella.
Tal vez Monkey D. Lucy, era la clave de muchas cosas. No solo el ancla para atrapar a los revolucionarios.
Continuará...
~°ɞ°~ღ~°ɞ°~
NOTAS: Y eso ha sido todo por este capítulo. Si les gustó, les agradecería que me lo hicieran saber con sus lindos comentarios :3
Les informo que se nos vienen tres capítulos más en este mes. Es decir, a mitad del mes (el quince) tendremos el sexto capítulo, y en unos días más habrá un capítulo, que sería el primer extra de esta historia, justo para celebrar el cumpleaños del hermano más amable de Lucy y hermano/futuro cuñado de Ace :D
Y justo terminando el mes, seguiremos con el siguiente capítulo de la historia...
Próximo capítulo: "La Inocencia Viste De Confusión", donde las enfermeras tendrán que tener paciencia para que su nueva hermana menor sepa y entienda bien lo que es un enamoramiento y como lograr enamorar al causante de ese mal...
En fin, nos leemos pronto...
Chauchau (^3-)/
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