"La Inocencia Viste De Desastre"
NOTAS: Últimos capítulos...
No pude terminar a tiempo el capítulo, porque la tos no me deja ni dormir :')
Pero bueno, hay cosas buenas en esta semana, como por ejemplo que fui con mi hermana a ver Red Film, logramos comprar vasos y palomeras y nos salimos con la nuestra al conseguir los boletos conmemorativos (solo nos querían dar uno), aunque el cine al que fuimos es primera y última ocasión en la que lo pisamos...
Pero bueno, por fin les llega el capítulo número treinta y dos, que solamente trae más cosas y más dramas...
Finalmente, antes de comenzar a leer, debo decir un pequeño aviso. En caso de que llegaran a leer esta o alguna otra de mis historias en otro lado, es muy seguramente un plagio. Yo siempre uso el seudónimo "RozenDark" y únicamente público en Amor Yaoi, Wattpad, Fanfiction.Net y AO3. También otorgue el permiso para una traducción al chino y solamente se encuentra en la plataforma/app "LOFTER"...
https://aichidongxidepangfengye.lofter.com/
Esto lo digo, debido a los recientes fallos de Wattpad y que esta misma plataforma tiene una página espejo donde lucran con las historias. Por lo que cualquier cosa, les estaré agradecida si me lo hacen saber. De cualquier manera, en caso de algún otro cambio, les daré el aviso correspondiente :3
En fin, los personajes de One Piece son propiedad de Eiichiro Oda. Las imágenes utilizadas a lo largo del fic son hechas por su servidora.
Y sin más que decir, les invito a leer (^3-)/
~°ɞ°~ღ~°ɞ°~
Ace se sentía como un completo idiota...
Luffy le había advertido e incluso le había suplicado para que no creyera en las palabras de Bluejam, pero él siempre actuaba tan estúpidamente como para caer en los juegos de sus enemigos. Y ahora que todo era un desastre en Gray Terminal, pudo ver las consecuencias de sus actos.
"¿Cómo saldremos de aquí, Ace?"
Ace se reprendió mentalmente por pensar en cosas que justo ahora, no importaban del todo. Así que una vez que logró liberarlos de las ataduras que los retenían en el barco destrozado de ese hombre, se aseguró de apretar la pequeña mano de Luffy, mientras aumentaba la velocidad de sus pasos.
Si la situación seguía de esa manera, antes de que lograrán salir de allí, él y Luffy terminarían calcinados con toda la basura de Gray Terminal y eso era algo que no podía permitir que ocurriera...
"Tranquila Luffy... No pienso abandonarte, ni dejar que algo malo te pase..."
Sabía que en una situación tan desastrosa como en la que estaban, sus palabras solamente eran palabras vacías. Primero debía lograr sacarlos sin llegar a quemarse, pero era más fácil decirlo que hacerlo cuando todo a su alrededor estaba en llamas...
Y justo cuando estaban a punto de salir, gracias a un viento demasiado misterioso y conveniente, que creó una abertura lo suficientemente ancha para que salieran al bosque, Ace nuevamente apresuró la carrera con Luffy junto a él para poder salir antes de que esa brecha se cerrará nuevamente por las llamas. Por desgracia, cuando estuvieron a punto de salir al fin, Bluejam y su maldita tripulación llegaron para impedirles el paso.
"¿Se iban tan pronto?"
"¿Qué no se suponía que estabas a punto de convertirte en un noble?" Exclamó con seriedad, mientras se aseguraba de poner a su hermana detrás de él. "¡Déjanos en paz!"
Bluejam dio una sonrisa desquiciada, mientras negaba en respuesta. "Esos malditos nobles se atrevieron a traicionarme y dejarme en este maldito desastre en llamas para que me queme con la basura pútrida" bramó con furia. "Además, no podría dejarlos ir, al menos no hasta que me digas la ubicación de tu tesoro. Después de todo, tú y ese mocoso noble han asaltado por años a los debiluchos en este lugar, así que dime la ubicación y los dejaré ir sin más".
Luffy salió en defensa de sus dos hermanos y señalo con molestia a ese molesto pirata. "¡De ninguna manera! Mis dos hermanos han trabajado duro para conseguir ese tesoro... ¡Ace no te dirá nada!" A pesar de su disposición para pelear junto a su hermano, Ace la volvió a situar atrás de él, mientras veía con seriedad a Bluejam.
Ace sabía bien lo que quería Bluejam ahora, pero no era el momento para ese tipo de cosas. Aun así, no dudo ni un poco en decir la ubicación de su fondo pirata y menos si con eso lograba poner a Luffy a salvo...
"Te la diré, pero a cambio nos dejarás ir y no volverás a molestarnos".
Bluejam asintió con una maliciosa sonrisa. "Lo prometo, mocoso".
Ace estaba completamente seguro de que Sabo hubiera hecho exactamente lo mismo si eso aseguraba el bienestar de Luffy, pero aun cuando había hecho lo correcto, las cosas no salieron como había pensado y cuando menos lo esperaba, Luffy estaba a punto de morir frente a él...
Todo paso demasiado rápido justo después de que Bluejam rompiera su palabra y los tomará con amenazas a sus vidas. Ace debió deducir que ese hombre había quedado completamente loco e incontrolable, pero en su afán por mantener a Luffy a salvo y no sentirse equivocado, no hizo caso a esas advertencias y ahora veía nuevamente las consecuencias.
Ese maldito hablo mal de Sabo y aunque él creía firmemente en su hermano, era Luffy quien no podía permanecer callada y quieta. Así que Bluejam y su tripulación decidieron eliminarla de una vez por todas.
Ace estaba viendo en cámara lenta lo que estaba a punto de perder y no podía permitirlo...
De ninguna manera permitiría que le arrebatarán a Luffy...
"¡No toques a Luffy!"
El desastre en el que estaban, repentinamente se estaba calmando con su grito. No supo lo que ocurrió y tampoco le importaba.
Ace simplemente se acercó a su hermana pequeña, para verificar que no le hubieran hecho un daño que no pudiera repararse...
Pero en ese día, Ace debió entender que el desastre en su vida, ya estaba escrito...
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"La Inocencia Viste De Desastre"
Barbablanca y todos sus comandantes estaban al tanto de lo que estaba sucediendo justo arriba de ellos, y por supuesto, ninguno estaba para nada contento con la situación actual.
Para el hombre más fuerte de los mares, justo ahora, Sengoku había perdido completamente el juicio al ver lo que estaba haciendo. Pero tampoco era algo que lo sorprendiera considerando que no podía esperar mucho de la Marina y su sentido de justicia tan retorcido...
"Oyaji, por favor da la orden..." Thatch no podía seguir viendo esa maldita transmisión sin hacer algo al respecto.
Aunque Barbablanca estaba igual o peor que cada uno de sus hijos. Ciertamente la vista de una Lucy embarazada y a punto de ser ejecutada públicamente podía demasiado para cada uno, pero ver a una Lucy embarazada y vestida completamente de blanco no era algo que hubieran querido ver...
Era simplemente enfermo poner a una mujer embarazada a tal sentencia, pero ver a alguien que habían conocido y con quien habían convivido era peor. Especialmente si ese alguien parecía un dulce ángel...
"Juro que tengo tantas ganas de darles una sobredosis a cada uno de esos marines para que sufran lenta y dolorosamente", murmuró Whisky con rencor.
"Por primera vez apoyo tus métodos, hermana..." respondió Haruta.
Barbablanca miró a cada uno de sus hijos asintiendo ante su frustración. Desvió su mirada hacía a Marco y sin esperar respuesta, se levantó de su asiento, mientras apretaba con furia su naginata.
"Hijos míos... Es hora de entrar a esa guerra..."
Y cada uno de los miembros de esa numerosa tripulación, dieron un grito de acuerdo con su capitán...
Era momento de entrar en acción y sacar a Lucy de ese maldito lugar al que no pertenecía...
~.☸.~
San Charlos se reía ruidosamente de la chica del sombrero de paja. Sabía que muy pronto se aseguraría de enseñarle por las malas que no debía hacer enojar a un hombre con la posición que él tenía y de paso, burlarse del maldito Dragon el revolucionario...
Claro que al ver los tres barcos de la tripulación de Barbablanca, lo asustaron completamente, haciendo que regresara directamente donde se encontraban su padre y hermana...
"¿Qué hacen esos malditos piratas en este lugar?" Exigió saber San Rosward con enojo.
"Ahora mismo lo averiguaremos, mientras tanto, será mejor trasladarlos a usted y sus hijos a un lugar seguro" respondió con respeto uno de los miembros del CP0.
"¿Qué hay de nuestra esclava?" Exigió San Charlos con furia. "Esto no debía pasar".
El miembro del CP0 miró al almirante de flota en busca de respuestas, pero este no respondió. Luego miró hacia la hija del líder de los revolucionarios al escuchar lo que había dicho...
"Hola, capitán Pops..."
Eso le daba una respuesta y más dudas que no tenían respuestas. Personalmente se aseguraría de interrogar a Sengoku después de arreglar ese desastre, pero ahora era más importante el bienestar de la familia de Dragones Celestiales.
"Lo mejor será ponerlos bajo resguardo cuanto antes. Les aseguro que su próxima adquisición estará lista en cuanto se dé el aviso de que Dragon el revolucionario llegó".
Como era de esperarse de una arrogante familia de Dragones Celestiales, los tres estuvieron en desacuerdo de abandonar el sitio sin su pertenencia. Desearía poder obligarlos, pero si ellos deseaban mantenerse en el lugar, no podía hacer nada más que asegurarse de mantenerlos a salvo.
Lo peor de ese momento, fueron las palabras siguientes pronunciadas por el mismísimo capitán Barbablanca...
Palabras que definirán su posición en esa guerra que aparentemente habían ocasionado...
"Sengoku... Si quieres guerra, la tendrás, pero no solamente pelearán contra los revolucionarios..."
Sengoku no podía creer lo que sus ojos veían, sin duda alguna no podía creer que Barbablanca se hubiera unido a la batalla y peor, mucho antes que Dragon. Con enojo miró a Garp en busca de respuestas, pero al ver la sonrisa satisfecha de quien fue su amigo en el pasado, se dio cuenta de que debió investigar con tiempo en lugar de tomar parte de esa guerra.
Si la situación se descontrolaba aún más, era probable que no pudiera retirarse en paz o que incluso no pudiera salir con vida de la guerra.
Respiro profundo en busca de calmarse y guardar las apariencias.
"¡La guerra no es contigo, Barbablanca!"
Barbablanca frunció el ceño con furia, mientras daba un fuerte golpe con la base de su naginata. "Si te metes con uno de mis hijos, entonces buscas guerra contra mí", respondió con dureza, al mismo tiempo que señalaba a una sorprendida Lucy. "Esa niña podrá no tener la marca de mi familia, pero estuvo bajo mi protección durante meses. Incluso lleva en su vientre al hijo de uno de mis hijos... ¡Ella ya es parte de mi familia!"
Repentinamente el caos reinó entre los marines y los tres miembros de la nobleza. Por supuesto, Sengoku se sintió atrapado por completo y la sonrisa altanera de Garp solamente hacía que su furia creciera aún más...
"¿No se supone que la chica está embarazada del hijo de Gold Roger?" Cuestionó exigente el líder entre el grupo de los CP0. "Almirante de flota Sengoku, ¿Qué está ocurriendo justo ahora? La guerra era en contra de los revolucionarios, pero ahora tenemos a los piratas de Barbablanca en este sitio, ¿Acaso esto tendrá que ver con la reciente invasión de Puño de fuego en Impel Down?"
Sengoku no tenía idea de cómo responder a esas preguntas. Era justo ese desastre lo que hubiera querido evitar de ser posible. En verdad esperaba que Barbablanca no hubiera intervenido, pero aparentemente no era algo que hubiera pasado y menos si lo que ahora afirmaba era una realidad.
"Supongo que Sengoku no les ha dicho nada de lo que necesitan saber y considerando que estamos a punto de presenciar una guerra como ninguna otra, tendré que revelar información que no es de mi agrado divulgar con ustedes..."
Sengoku vio con disimulado pánico a Garp. Todo sin creer que estuviera a punto de revelar algo que también lo involucraba...
"¿Y qué sería eso, vicealmirante Garp?"
Garp se puso de pie con ambos brazos cruzados en su pecho. La mirada seria estaba completamente cubierta por una sombra que no auguraba nada bueno y entonces, decidió hablar con voz lúgubre: "Puño de fuego Ace, el comandante de la segunda división de los piratas de Barbablanca es el hijo de Gold Roger. Su verdadero nombre no es Portgas D. Ace, es Gol D. Ace..."
"¡Garp imbécil!" Gritó furioso Sengoku.
Un silencio se creó entre todos los que se encontraban en Marineford, hasta que cada uno de los marines que se encontraban en el lugar, comenzaron a gritar histéricamente.
'¡No es justo! ¡Creí que sólo lucharíamos contra los revolucionarios!'
'Una lucha contra los revolucionarios de por sí era difícil, pero si le sumamos a los piratas de Barbablanca y sus aliados es demasiado...'
'¿Qué se supone que haremos ahora...?'
La preocupación también estaba entre los de alto rango y los Shichibukai. Era verdad lo que los marines mencionaban, una lucha contra el ejército revolucionario era complicada, pero sumándole a los piratas de Barbablanca, era algo que no veían posible de ganar.
"Esto es más difícil de lo que creíamos" murmuró el líder de los CP0, quien dirigió su mirada hacía el almirante de flota. "¿Por qué hasta ahora, sale esta información? ¿Está al tanto de que hay una familia de Dragones Celestiales presenciando esta lucha, almirante de flota?"
Sengoku mantuvo las apariencias, mientras dirigía una mirada llena de rencor a Garp. "No tenía idea de esa información", respondió. "Y Marshall D. Teach no hizo mención de esta información y tampoco ha tenido la decencia de aparecerse en esta lucha..."
Después de unos minutos el agente de CP0 asintió, mientras dirigía su mirada hacía los tres Dragones Celestiales, por supuesto, sin que estos lo notarán siquiera. "Si me permiten majestades, lo mejor en esta situación será que los traslademos a un lugar seguro".
San Rosward miró a sus dos hijos y luego a los piratas de Barbablanca. "Por esta ocasión, lo mejor será salir de este lugar hijos queridos. Esos sucios piratas actúan con trampas y lo más seguro es que quieran usarnos de escudo, así que confiemos en que su nueva adquisición, tendrá que aguardar en este lugar hasta que ese molesto revolucionario aparezca".
Santa Shalria asintió con miedo de que esos piratas la miraran siquiera. "Concuerdo contigo, querido padre", respondió temblorosa. "Además, si la maldita mocosa muere, no será un desperdició, al menos claro, que muera justo frente a su maldito padre y se lleve consigo la sucia descendencia de ese maldito pirata".
El agente del CP0 y sus compañeros pudieron respirar un poco más tranquilos de que al menos dos de esos nobles pensarán con claridad, pero el grito disconforme del tercer noble, fue el que los preocupó...
"¡Me niego!" Gritó con furia San Charlos. "Padre, esta mocosa arruinó mi oportunidad de comprar una sirena y su maldito padre nos ha quitado tantos juguetes que me hace enojar demasiado. No puedo simplemente dejar que se salgan con la suya así nada más", con furia señaló al grupo de agentes del CP0. "¡Se supone que ustedes están para protegernos! ¡Así que tiene que dar su vida para protegernos!"
Los miembros de la Marina repentinamente sintieron demasiado temor como para permanecer en el frente de batalla. En especial si tenían que ser escudos de los tres Dragones Celestiales que no habían querido irse a resguardar.
Lo peor para esos pobres infelices, fue ver como los numerosos miembros de la tripulación de Barbablanca comenzaban a bajar de los barcos, para dar comienzo a la pelea. En esos momentos era defenderse o dejarse morir y muchos de ellos <<por no decir la mayoría>> no tenían ganas de morir en un lugar como ese.
"Garp, ¿En que se supone que estás pensando?" Sengoku se acercó furioso a encararlo. "Te recuerdo que eres un héroe de la Marina y un hombre reconocido mundialmente por sus hazañas. Lo que acabas de hacer, es complicar más las cosas".
"Te recuerdo Sengoku, que deje en claro que apenas terminará esta guerra, yo renunciaría a esta maldita corrupción a la que llaman justicia, independientemente de los resultados", respondió Garp igual de enojado. "Además, lo que hice fue dejar en claro las razones por las que Barbablanca y los suyos se encuentran aquí, porque parece ser que su leal almirante de flota y ese Shichibukai tan especial no dijeron información demasiado valiosa para mantenerlos al tanto de lo que podrían encontrar en su intento de guerra".
Sengoku se sintió completamente atrapado con las palabras de Garp. Aun así, no era el momento de perder la compostura y menos ahora que la tripulación de Barbablanca había comenzado a atacar a los marines.
"Va siendo hora de que llamen a los pacifistas".
Apenas Sengoku dio la orden, varios de esos famosos 'pacifistas' aparecieron en el campo de batalla. Por supuesto, los piratas se sorprendieron de ver varios robots tan idénticos al Shichibukai Bartholomew Kuma.
"¡Tiene que ser una maldita broma!"
Ninguno de los piratas que ahora estaban en medio de la batalla, podían creer lo que sus ojos veían. La Marina había llegado tan lejos como para hacer robots con esa apariencia y ese nivel de destrucción como para tratar de destruir todo lo que estuviera en contra de su amada justicia...
"¡Destrúyanlos todos!" Ordenó Marco, mientras se aseguraba de eliminar a uno de esos pacifistas. "Seguramente se habrán enterado de lo que Kuma hizo por Lucy y ha pagado por ello..."
Y con la orden de Marco, los miembros de la tripulación de Barbablanca no dieron tregua a ningún marine o robot. Mientras tanto, Barbablanca se quedó de pie en el Moby Dick junto a sus enfermeras, quienes, a pesar de no ser tan buenas luchadoras, portaban en sus manos más que instrumentos médicos, mientras veían con rencor a los hombres que deberían ejercer verdadera justicia.
Esto sin duda alguna era un desastre a los planes de la Marina y lo peor era que la transmisión jamás cesó. Por el contrario, los pocos reporteros que se encontraban grabando la noticia que sería primicia en el mundo, seguían haciendo su labor.
"¡Debemos apresurarnos a sacar a Lucy-chan de ese horrible lugar!"
Era bueno que Thatch hubiera aprovechado al máximo practicar sus nuevos poderes en esos meses. No tenía la ventaja de los logia como los que eran poseedores de esos poderes, pero al menos podía quitar de su camino a los que le estorbaran con agujeros negros que usaba para absorberlos y luego soltarlos lejos sin impórtale en lo más mínimo si se hacían daño.
A pesar de ese detalle, Thatch seguía siendo el mismo hermano preocupado <<mamá gallina, aunque lo negara>> por Lucy y su bebé.
Ella ni siquiera debería de estar allí observando cómo se desataba una guerra por su bienestar. Ella debería de estar en el Moby Dick disfrutando al máximo que todos sus hermanos y hermanas la estuvieran mimando hasta en el más mínimo detalle, pero en su lugar, ella estaba siendo amenazada con ser asesinada o más bien, siendo la burla de esos malditos nobles a los que la Marina protegía como si fueran los más finos tesoros.
"Eso es lo que estamos tratando Thatch", respondió Izo, mientras acababa sin miramientos con unos ineptos marines.
Los tres Dragones Celestiales veían con temor y asombro como los marines iban reduciendo en número, mientras los piratas solamente salían con algunas heridas de sus peleas. Por si fuera poco, los comandantes de la tripulación de Barbablanca no parecían inmutarse en lo más mínimo con la pelea y seguían avanzando cada vez más.
"¡Hagan algo!" Ordenó San Charlos con furia. "No pienso irme sin mi nuevo juguete y tampoco pienso permitir que esos sucios piratas logren llevarse mi propiedad".
Sengoku tuvo que poner toda su fuerza para evitar que Garp cometiera una locura en contra del noble. En su lugar, miró con severidad y porte autoritario a los Shichibukai y a los almirantes.
"Va siendo hora de que se pongan a trabajar".
"Supongo que no podré disfrutar de una pequeña siesta con todo este alboroto", Aokiji de inmediato bajó al punto álgido de la batalla y detuvo sin esfuerzo el ataque en picada de Marco.
"Supongo que tendremos que poner todo nuestro esfuerzo para que no nos dejen en ridículo. No es algo que desearía, pero ordenes son órdenes" mencionó Kizaru con aburrimiento, mientras rápidamente se deshacía de varios grupos de piratas.
"Esto es el deber de la justicia", Akainu ni siquiera tuvo contemplación en su ataque. Él simplemente los calcinó con su ataque de lava.
"No puede ser..."
Luffy ciertamente ya había visto cuerpos muertos por cierto incendio del pasado, pero ver como ese maldito marine mataba sin siquiera mostrar arrepentimiento a hombres con los que había convivido por meses, la hacía sentir culpa y más que nada, irá...
"¡Detente!" Con furia comenzó a mover las cadenas que la mantenían sentada en aquel lugar, pero sin ejercer fuerza suficiente para liberarse, aunque así lo quisiera.
"Ellos no van a detenerse niña".
Sengoku se acercó sin mirar a la chica, mientras veía como la batalla comenzaba a tomar balance entre ambas partes. Pudo sentir la mirada llena de odio que le dirigían la chica y Garp, pero, aun así, no se atrevió a mirar a ninguno de los dos.
"Ellos no tienen nada que ver conmigo", respondió Luffy. "¡Así que váyanse de una vez!"
Barbablanca y sus hombres sintieron demasiada culpa y preocupación al escuchar el grito de Lucy. Ella no debería de pedir tal cosa y, aun así, lo hacía...
"Lucy... ¡No abandonó a ninguno de mis hijos!"
Luffy tenía tantas ganas de romper esas estúpidas esposas y lo hubiera hecho de no ser, porque había prometido no hacerlo hasta que fuera el momento indicado. Sin embargo, era demasiado difícil aguantarse con lo que estaba viendo.
Se suponía que la Marina debía proteger a los indefensos, ser justos al momento de una batalla, pero en su lugar, había visto como atacaban por la espalda a varios de los hombres de esa tripulación con la que se había divertido por meses.
Ella en verdad deseaba unirse a esa batalla y ayudar, pero simplemente, no podía hacerlo...
"¡Almirante de flota viene algo enorme desde el océano!"
Cuando aquel marine dio ese grito, tanto marines como piratas vieron donde señalaba el que había gritado. Los piratas de Barbablanca sonrieron al ver llegar a uno de sus aliados más fuertes llegar caminando con pisadas fuertes y pesadas, mientras que los marines sintieron temor al ver al enorme monstruo emerger del mar como si nada y justo detrás de él, llegaba un barco de tamaño notable y una bandera pirata con la calavera rojiza y cuernos encima como Jolly Roger que cada miembro de la Marina podía reconocer en cualquier lado...
La llegada del capitán Little Oars Jr. Y su tripulación, los piratas Little solamente le confirmaban lo peor a los miembros de la Marina: Barbablanca y su tripulación hablaban en serio cuando afirmaron que tendrían parte en esa guerra...
"Ellos no son el único problema al parecer".
Las palabras de Aokiji tomaron sentido en cuanto vieron no muy lejos del barco recién llegado, algunos barcos llegar. Todos inmediatamente reconocieron los barcos como parte de los piratas aliados a Barbablanca.
Así que, para dar una oportunidad a los suyos, Aokiji rápidamente se aseguró de congelar el mar, y dejar atrapados todos los barcos...
"Esto no va a detenerme".
Whitey Bay conocida como la bruja de hielo en el Nuevo Mundo, no había escatimado en hacer un barco aprueba de hielo por nada. Así que dio la orden de seguir adelante y así se hizo hasta llegar hasta la bahía de Marineford.
El resto de los piratas recién llegados, bajaron de sus respectivos barcos con armas en manos y dispuestos a dar pelea comenzaron a correr hacía el punto donde la batalla era fiera y desastrosa...
"¿Qué tiene de especial esta vulgar mujer?"
Ninguno de los tres Dragones Celestiales podía creer como se habían descontrolado las cosas. Se suponía que todo sería sencillo, y que Dragon se entregaría para tratar de salvar a su hija, cosa que obviamente no pasaría, porque apenas apareciera aquel traidor a su causa, ellos tendrían a la hija del revolucionario como uno de sus nuevos juguetes.
Pero todo se había salido de control con la llegada de esos piratas. Por si fuera poco, habían llegado algunos de sus aliados para dar pelea...
"Es algo extraño que de las cuarenta y cuatro tripulaciones piratas subordinadas a Barbablanca, solo hayan llegado treinta y siete. Se supone que los piratas del sol no están activos y menos con la negativa de Jimbe, así que... ¿Dónde estarán las otras siete tripulaciones?" Sengoku veía demasiado extraña esa observación, pero al ver a Garp en busca de respuestas, este ni siquiera le prestaba atención...
En otro punto de la batalla, Donquixote Doflamingo se divertía utilizando a varios de los piratas como si fueran marionetas, hasta que vio llegar a aquel gigantesco monstruo: "La Marina y sus malditos miembros son tan inútiles en batalla".
El hombre había visto como aquel monstruo derrotaba con facilidad a varios de los miembros gigantes entre la Marina. Era sin duda alguna un problema que tendría que solucionar solamente para desquitar enojo...
'Cuidado con los hilos'
Luffy había estado viendo en silencio la batalla, sorprendida de ver la llegada de varios grupos piratas que estaban dispuestos a dar apoyo al capitán Pops y hubiera seguido así, de no ser por la voz misteriosa dando esa advertencia. "¿Qué hilos?" Cuestionó confundida.
'Los hilos de ese hombre... ¡Cuidado con los hilos!'
Ella comenzó a mirar por todos lados para tratar de encontrar al hombre de los hilos del que hablaba la vos y cuando lo encontró, con solo verlo, sintió enojo al ver a quien buscaba. "¡Señor gigante! ¡Ten cuidado con ese tipo de lentes!"
Little Oars apenas tuvo tiempo suficiente para evadir aquel ataque cortante. Si el ataque de Doflamingo le hubiera rozado siquiera, lo más probable era que hubiera perdido la pierna...
"¡Gracias pequeña!"
Doflamingo miró con furia a la mocosa en el patíbulo. "¿Cómo supo de mi ataque?" Soltó sin dejar de mirarla.
"¿Acaso importa eso en este momento?"
Oars pudo evadir el ataque de Doflamingo gracias a la chica de la que le habían contado y que era demasiado importante para Ace, pero Doflamingo no había tenido la suerte de lograr evadir el poderoso ataque que Oars le dio y lo mando al otro extremo de Marineford.
"Gracias a esa chica, nuestro capitán está a salvo".
Thatch que estaba cerca de los hombres de la tripulación de Oars asintió sonriente. "Seguramente el don misterioso de Lucy-chan le advirtió justo a tiempo", mencionó con orgullo. "¡Aguanta un poco más Lucy-chan!"
Luffy no pudo evitar sonreír cuando escucho a Thatch decirle esas palabras. De hecho, las palabras del capitán Pops y las acciones de las personas en batalla, la hacían sentir querida...
"¡Ellos están cada vez más cerca!"
San Charlos estaba completamente colérico con lo que veía. Los marines no estaban haciendo absolutamente nada y esos horribles piratas estaban por llegar a su posición y llevarse a su propiedad...
"¡Primero la quiero muerta antes de que se la lleven y se salgan con la suya!" Gritó furioso, mientras señalaba al sorprendido almirante de flota. "¡Ejecútenla de una vez!"
Garp se mostró furioso al escuchar esa orden. Y por la mirada de Sengoku, supo que así sería...
"¡No hagas nada abuelo!"
Garp tuvo que aguantarse en su sitio para no hacer absolutamente nada para impedir lo que estaba por pasar. Implorando para que Barbablanca y sus aliados llegaran a tiempo para impedir esa ejecución totalmente injusta...
"¡Adelantarán la ejecución!" murmuró Marco, mientras comenzaba a volar para tratar de impedirlo. Y lo hubiera logrado, de no ser porque fue imprudente y lograron ponerle una esposa de piedra marina en la pierna derecha.
"¡El comandante Marco cayo!"
Todos hacían lo que podían por llegar a tiempo e impedir que sucediera lo peor en esos momentos. Viendo con impotencia como Lucy ni siquiera parecía temer por lo que estaba a punto de suceder...
"Señor Senny... ¿Esta ejecución está siendo transmitida en todo el mundo?"
Sengoku se sintió como el malo del cuento en cuanto la nieta de Garp lo llamo con aquel apelativo que su antes amigo lo llamaba. "Es una ejecución transmitida mundialmente", respondió con sinceridad.
Luffy lo miro con interés. ¿Incluso en el East Blue?" Cuestionó.
"De hecho es transmitida en cada isla habitada y que esté ligada a la Marina".
Luffy asintió con una enorme sonrisa, mientras veía al frente. Garp no pudo evitar sonreír tristemente al tener una idea de lo que su nieta estaba a punto de hacer. Pero sin duda alguna, sintiendo orgullo, por el desastre que traería consigo al parecerse justo ahora a cierto pirata idiota que le sonrió a su propia ejecución...
Luffy respiro hondamente con los ojos cerrados, hasta sentirse lista y volver a abrirlos, entonces grito lo más alto posible: "¡YO SOY LA MUJER QUE SE CONVERTIRÁ EN EL REY DE LOS PIRATAS!"
El silenció reino repentinamente y la pelea se detuvo momentáneamente en cuanto la chica grito aquellas palabras con una enorme sonrisa...
Los periodistas no podían creer lo que estaban grabando y viendo, pero estaban seguros de que las personas en el mundo estaban igual o más sorprendidos con la peculiar prisionera...
"¡La mataré yo mismo!" San Charlos apunto su arma a la cabeza de esa molesta chica. "No permitiré que una sucia y vulgar mujer nos haga quedar mal".
Nuevamente, los piratas comenzaron a dar pelea e intentar llegar a tiempo para impedir esa ejecución tan injusta...
El cielo repentinamente comenzó a nublarse y el viento a soplar salvajemente. También estaba el hecho de que truenos y relámpagos comenzaron a sonar como si fueran tambores anunciando lo peor...
Pero nuevamente Luffy sonrió sin dejar de mirar al frente...
"Zoro, Nami, Usopp, Sanji, Chopper, Robin, Franky, Brook..." Luffy gritó cada uno de los nombres de sus preciados nakamas. "Lo siento... Estoy muerta..."
Y justo antes de que San Charlos logrará disparar un rayo cayó justo donde se encontraba la chica del sombrero de paja. El noble apenas y pudo ser rescatado antes de que terminara por electrocutarse, pero la chica no había tenido tanta suerte...
"¡Lucy!" Garp estuvo a punto de ir donde su nieta estaba, pero entre el humo pudo verla liberada de sus esposas...
"¿Qué acaba de pasar?
Nadie tenía idea de lo que acababa de pasar, pero justo ahora, Luffy se encontraba de pie con las cadenas de sus esposas completamente destrozadas y ella sacudiendo el polvo de su vestido blanco como si nada.
"¡Eso dio miedo!" Dijo entre risas.
"¡Lucy-chan esta libre!"
Ahora solamente debían llegar hasta donde se encontraba y llevarla directamente con su capitán y las enfermeras. Por supuesto, Aokiji no tenía las intenciones de permitir aquello e hizo un muro de hielo que les impedía el paso...
"Eso no va a detenerme y creo que ese rayo fue una señal muy clara..." Luffy estuvo a punto de estirar sus brazos para llegar pronto con el capitán Pops y los demás, hasta que ese molesto noble dijo algo que en verdad la hizo enojar.
"¡De ninguna manera permitiré que esa maldita ramera se salga con la suya y traiga al mundo a ese monstruoso demonio!" San Charlos sin miedo alguno se acercó a la chica con su arma en mano. "Te voy a eliminar junto a ese demonio que llevas en el vientre".
La mirada de Luffy fue completamente cubierta por su sombrero de paja. Dio una vuelta y comenzó a caminar a paso apresurado hacia ese molesto hombre, quien nervioso comenzó a disparar. Ella no se esforzó demasiado en esquivar una a una las balas que se iban perdiendo al aire, mientras apretaba fuertemente los puños.
Y cuando estuvo justo frente a ese imbécil, se aseguró de emplear toda su fuerza en el puñetazo que, sin ella saberlo, había sido con haki de armamento. Termino no solo por romper el casco burbuja de San Charlos, también por mandarlo completamente lejos de la posición de donde estaban y lo mandó a estrellarse en un duro muro de concreto.
Nuevamente la pelea se calmó por lo que acababan de ver. Ni siquiera los piratas más experimentados se atrevían a hacer tal cosa y tal vez si fuera otro momento, sentirían orgullo por la hazaña de la chica, pero no ahora que se encontraban en plena guerra.
"De mi bebé no tienes permitido hablar... Puedes decir lo que quieras de mí y solamente me reiré, pero de mi hijo... ¡Jamás puedes hablar!"
San Rosward y Santa Salria no podían creer lo que veían. Una simple campesina se había atrevido a golpear a uno de ellos y por si fuera poco, la mirada con la que los veía, era obvio que ni siquiera les temía, ni tampoco se arrepentía por lo que había hecho...
"Esa chica... Esa chica se atrevió a golpear a un Dragón Celestial..."
"¡Detengan a Monkey D. Lucy ahora mismo!" Ordenó Sengoku.
Garp se acercó a ese necio a paso lento, con la mirada ensombrecida. "Considera esto mi renuncia" y sin decir algo más, le dio uno de sus famosos puñetazos y lo mando lejos. "¡Lucy vete de aquí!"
Luffy asintió preocupada, mientras estiraba sus brazos para catapultarse lejos de esos tontos. Pero en su estado y con el vestido sería complicado el aterrizaje, de no ser, porque Oars pudo verla y atraparla justo a tiempo.
Barbablanca se dio cuenta de que las cosas se habían descontrolado con lo que Lucy había hecho, aunque estaba orgulloso de ver que ella hubiera defendido a su hijo a pesar de la situación. Por supuesto, ahora que ella estaba bajo la protección de Oars, aprovecho para comenzar a atacar también...
Dio un golpe al aire con sus poderes activados, que hizo temblar la tierra y el mar. El hielo comenzó a quebrarse peligrosamente y el viento de la tormenta solamente ayudo para hacer más fuerte su ataque.
Determinado, miró hacía donde se encontraba Sengoku, siendo golpeado con fuerza por el mismo Garp. Sonrió con la vista, al menos Garp había confiado lo suficiente en ellos y su propio hijo como para esperar el momento ideal...
Y cuando obtuvo la atención de los marines, él dijo: "Como ya había dicho antes... Si guerra buscan, entonces una guerra es lo que tendrán".
Y con esa declaración, los Shichibukai no tuvieron más opción que seguir las órdenes de la Marina. Después de todo, Barbablanca estaba más que decidido a pelear con todo...
~.☸.~
Jimbe se había asegurado de mantener el rumbo y la velocidad máxima en el viaje. Incluso los demás se habían asegurado de curar a los heridos para estar listos para la pelea que tendrían en Marineford.
Pero por más velocidad y preparación que tuvieran, era algo obvio que no llegarían tan pronto como lo querían. Habían muchos contras en el viaje...
Para su mala fortuna, un par de tontos no podían entender ese hecho...
"¡¿Cuánto tiempo falta para que lleguemos?!" Cuestionó Ace.
Jimbe simplemente negó sin dejar de mirar el rumbo, ni soltar el timón. "Todavía nos falta un buen tramo, pero si seguimos así, llegaremos pronto..."
Y Jimbe negó en cuanto pudo ver a Sabo de reojo y con las mismas intenciones que Ace. Ese par debía aprender a tener un poco más de paciencia y de paso, descansar lo suficiente para una batalla que era más que seguro que sería feroz...
"¡Creo que puedo ver Marineford a lo lejos!"
Jimbe de manera inmediata miró hacia dónde apuntaba el vigía, solo para darse cuenta de que era verdad: Marineford se podía ver a lo lejos, lo que significaba que ya estaban cerca del lugar.
"¿No podemos apresurar el barco?" Preguntó Sabo con impaciencia.
Jimbe negó. "Estamos yendo a máxima velocidad. Sin embargo, no tardaremos tanto en llegar como lo había creído en un principio".
"¿Puedes ver algo más?"
El vigía asintió nervioso por lo que lograba ver apenas, así que tembloroso, respondió la duda de Ivankov...
"No estoy seguro por completo, pero me parece ver los tres barcos de la tripulación de Barbablanca y algunos barcos de sus aliados".
Con la respuesta del vigía, supieron que la batalla ya había iniciado y ellos ni siquiera habían llegado. También les preocupó que repentinamente el cielo y el viento no estaba a su favor.
"¿En verdad no hay manera de llegar más rápido, Jimbe?"
Y Jimbe estuvo a punto de responder con una negativa, otra vez...
Hasta que el mar comenzó a mover salvajemente el barco y el viento a soplar a tal punto de hacer un silbido molesto, pero al mismo tiempo, preocupante...
Solo entonces, el barco comenzó a brincar una y otra vez, hasta que, por alguna razón, sintieron temblor en el mar...
"Creo que hicieron enojar a Oyaji..."
La respuesta temerosa de Ace, alertó a todos en el barco. Los gritos no faltaron en cuanto el barco salió volando por los aires y cada uno de los que estaban en el barco se agarraron a lo que pudieron, mientras ahora, tenían la vista completa de lo que había justo debajo de ellos.
Incendios, humo, sangre, cuerpos, personas heridas, pero lo que más le importo a Ace y Sabo, fue ver que Luffy estaba en las manos de un monstruo gigante que era demasiado familiar para Ace...
"¡¿Alguien se ha preguntado cómo vamos a aterrizar?!"
Esa sin duda alguna, era una buena pregunta que tendrían que responder en cuanto llegaran al suelo...
~.☸.~
Varios minutos después de que Barbablanca diera ese golpe, los piratas se sintieron eufóricos y con la victoria cada vez más cerca, así que atacaron con más fuerza, para defender a Oars en lo que llevaba a la chica a la que habían ido a salvar.
"¡Gomu Gomu No Pistol!"
Oars ni siquiera había visto el ataque de Doflamingo. Nuevamente la chica lo había salvado, pero le preocupaba que estuviera peleando con un vientre llamativo de embarazo...
"No deberías esforzarte tanto, pequeña Lucy".
Luffy sonrió enormemente. "El bebé está bien, me preocupa, pero tampoco puedo dejar que les hagan daño", respondió con simpleza.
Oars estuvo a punto de responder, cuando se sintió atrapado y sin posibilidades de moverse libremente. Repentinamente apretó su mano alrededor de la chica, quien lo veía preocupada, mientras intentaba liberarse.
"¡Oars! ¿Qué es lo que haces?" Preguntó Vista, quién era el más cercano a la posición del gigante.
Repentinamente todos miraron preocupados hacía el gigante, con la duda de atacar o no hacerlo. Pero al ver que Oars apretaba su agarre en Lucy, supieron que debían hacer algo.
Luffy nuevamente escucho la llamada de aquella voz y vio hacía donde había caído ese tipo de los hilos. Estaba sonriendo, mientras movía sus manos como si estuviera haciendo algún esfuerzo...
"¡No soy yo!... ¡Mi cuerpo se mueve solo!" Gritó Oars con impotencia.
"Es ese tipo..." Luffy apenas y pudo señalar hacía Doflamingo.
Izo se dio cuenta del detalle que Luffy había observado y dio un disparo que distrajo lo suficiente a Doflamingo. Oars no estaba completamente libre, pero pudo soltar a Luffy, quien comenzó a caer...
"¡Te tengo niña!" Vista logró atraparla justo antes de que hubiera tocado el suelo.
Se aseguró de que la chica no tuviera ningún rasguño, o en este caso, alguno que estuviera demás. Así que en cuanto verificó que estuviera bien en lo que cabía, comenzó a correr con ella en brazos, mientras evadía a los marines que ahora lo perseguían...
"¡Protejan a Vista y a Lucy!"
Y tal como Barbablanca ordenó, todos comenzaron a proteger a Vista de los marines. El problema era que Oars seguía bajo el control de Doflamingo y los tres almirantes que ahora hacían lo imposible por atrapar a Luffy.
La situación de ahora era simplemente un completo desastre, pero al menos tenían a Lucy en sus manos, así que no podía empeorar...
O eso habían pensado hasta que un gran barco cayó del cielo con pedazos enormes de hielo y varios gritos aterrados como eco...
Los piratas y los marines vieron con asombro el espectacular aterrizaje que habían dado los prisioneros que habían escapado de Impel Down, pero Luffy estaba más sorprendida de ver a Ace, Jimbe e Ivankov entre aquel grupo.
Luffy incluso pudo ver a Buggy a quien había derrotado cuando estuvo en el East Blue, pero por alguna razón, no podía dejar de ver al rubio al lado de Ace...
Por alguna razón, sentía ese encuentro completamente familiar y de alguna manera, doloroso...
Definitivamente, la situación de ahora era un completo desastre...
Continuará...
~°ɞ°~ღ~°ɞ°~
NOTAS: Y eso ha sido todo por este capítulo. Si les gustó, les agradecería que me lo hicieran saber con sus lindos comentarios :3
Los dos babosos por fin hicieron su épica llegada y Luffy por fin dio ese épico y demasiado satisfactorio puñetazo...
Muchas cosas vienen en el siguiente capítulo y con muchas cosas, me refiero a mucho drama. Así que tengan muchos pañuelos cerca >:D
Próximo capítulo: Extra V: "La Inocencia Y Su Fiel Tripulación", donde los piratas no oficiales de Sombrero de paja, ayudan a salvar a la gente de isla Dawn...
En fin, nos leemos pronto...
Chau chau (^3-)/
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