Capítulo 22


¿Y QUÉ SI ME IMPORTA?

"Hay gente que, cuanto más haces por ellos, menos hacen por sí mismos". 

—Emma, Jane Austen.


DUNCAN

Anoche la abracé. Luego incómodamente y en silencio, la acompañé hasta su casa.

Pensar en todo lo que hice y dije todavía me hace creer que fue un sueño. Como si esa persona no hubiera sido yo en realidad. Y resulta que estaba tan enfadado que, con seguridad, lo tomé como una forma de frenar mis deseos por querer golpear a Jake hasta hacerlo despertar de sea cualquiera que sea la ilusión en la que viva. Será mi mejor amigo, pero es muy injusto lo que hace con June después de todo.

El reloj de la sala de espera marca el medio día sobre mí. Por primera vez el hospital no está tan concurrido.

Mientras decido qué café de la máquina adquirir, veo a Jake salir de la sala de emergencias. Sigue muy callado, evitando cualquier clase de contacto conmigo, pero esta vez decidido se aproxima.

—Ey. —Tan campante me saluda con una sonrisa—. ¿Quieres uno?

Saca la billetera de su bolsillo.

—¿Así?

—Así ¿cómo? —Inserta un billete, la máquina se lo traga y Jake presiona el número del café que tanto me gusta, pero la lata se queda atascada en el tornillo y Jake suelta un improperio.

—Te comportarás así, como si nada hubiera ocurrido. En su cumpleaños June...

—Terminó conmigo —interviene.

Por imbécil, sí.

—¿Te darás por vencido con tanta facilidad? —cuestiono con engorro. Su comportamiento de crío me empieza a sacar de quicio.

—¿Qué puedo hacer? —inquiere con molestia, sorprendiéndome lo mal de su actitud.

—¿Qué diablos te pasa?

—¿Por qué estás tan al pendiente de nuestra relación?

—Eres mi...

—Ella te preocupa porque te importa. —Nuevamente sobrepone su voz a la mía.

—¿Y qué si me importa?

—La quieres.

—Y tú la amas.

Entre ambos se extiende un incómodo silencio hasta que lo escucho decir:

—No. —Dentro del trance que sufro me contempla con impresionante seriedad—. Me di cuenta que hay "alguien" a quien quiero más que a ella.

¿Qué demonios?

Un calor abrazador se expande en mí mientras no hago más que imaginar el rostro dolido de June.

—¿Desde cuándo?

—¿Qué cosa? —Parece confundido.

—¿Desde hace cuánto tiempo llevas con esa duda? ¿Durante cuánto tiempo la tuviste así?

Transcurre el tiempo y no es capaz de responder, pero su silencio no hacer más que responder por él. No sé nada sobre estar enamorado, pero tampoco necesito tener experiencia para saber que, si de verdad la hubiera amado, no debería haber dado el paso a la duda.

¿Todo este tiempo estuvo jugando con sus sentimientos?

El reloj sigue contando los segundos y no puedo esperar más por su contestación. Estrello el puño con tanta fuerza contra su mejilla que aturdido retrocede.

—¿Tienes idea de lo mal que lo está pasando por tu culpa?

No tiene idea de lo que su forma de actuar ha causado. Evidentemente June ya no es la misma, y todo empezó desde que Jake comenzó a evitarla.

Le toma un momento darse cuenta de lo que acaba de ocurrir y poco después sonríe como si mi revelación le resultara irónica.

—¿Y tú? —Comprueba la zona afectada—. ¿Desde cuándo te preocupas por los sentimientos de los demás?

Nuevamente insinúa que entre ella y yo existe algo más que tan solo una relación de amigos.

—¡No es eso Jake!

—Ah ¿no?

—¿Cómo no voy a darme cuenta si es la mejor amiga de Violet?

—¡Y yo soy...! —Se queda a medias mientras me contempla y suspira. Ahora luce muy dolido—. ¿Alguna vez te preocupaste de lo que yo podía sentir? —Pero claro que lo estuve tomando en cuenta durante todo este tiempo, pero mientras sonríe con ese mismo pesar de pronto siento que el equivocado siempre fui yo—. Disfruta de tu café. —Se marcha.

¿Por qué siempre me hace sentir culpable?

¿Qué es lo que estoy haciendo mal?

Con frustración le doy una patada a la máquina de café. La lata cae en el cajón.


JAKE

Tomé mi decisión.

Por eso después del trabajo me dirigí precisamente a este lugar.

Es tarde por la noche, seguramente June se encuentra de camino a casa cuando la mujer de cabello negro extremadamente liso sale del edificio, cruza la calle contorneándose cual pavo real, y cuando sus ojos verdes dan conmigo me sonríe en forma de saludo. Usa prendas aparentemente costosas y muy prudentes, es una mujer que fácilmente podría captar el interés de cualquier hombre, pero también parece tener carácter, algo que sin duda alguna terminaría por espantar al gran número de interesados.

—¿Cómo obtuviste mi número? —pregunta mientras me echa un vistazo y detiene su mirada en mi mejilla hinchada. Lo deja pasar por alto.

—Fácil, solo tuve que invitar a una de tus empleadas a cenar.

Mi plan era sacarle información sobre June a su funcionaria, aunque no aportó con nada relevante, solo cuestiones de trabajo cuando yo en realidad quería saber si acaso se veía con Duncan a escondidas, pero al final no sirvió para nada más que contarme sobre su jefa y su posible conocimiento acerca del tema. Así fue que conseguí su número.

—Debo darles una charla de conducta más severa —comenta para sí misma—. ¿Quién dices que eres?

Se refiere a la llamada telefónica que sostuve con ella momentos atrás.

—Jake, el novio de June —miento.

Entrecierra los ojos y sé que también debe tener sospechas, así que le muestro un par de fotografías de nosotros juntos que conservo en el teléfono, pero de todas formas poco parece interesarle.

—¿Y qué era eso tan importante que tenías que decirme?

Una mujer así de ambiciosa es fácil de manipular.

—Ten por segura que te interesará. Pero antes, debes prometer algo.

—¿El qué? —indaga.

—Ni una palabra sobre la persona que te lo dijo.

—Vale. Ahora ve al punto. —Su interés empieza a manifestarse casi tan enérgica como su inquietante curiosidad.

—Imagino que conoces a Duncan.

Estoy al tanto de la mentira que inventaron para que June entrara a trabajar y el trabajo extra que Duncan hizo para que esto ocurriera, algo que ciertamente me molesta pero que aprendí a tolerar.

Cuando sus ojos se iluminan sé que he acertado. Claramente, y al igual que muchas conquistas de Duncan, ella se ha quedado muy interesada en él. Por lo mismo no dejará pasar esta oportunidad, pues ambos queremos lo mismo: a Duncan.

—¿El hermano de June? —Una sombra por sonrisa aparece en su rostro.

Niego con la cabeza y su expresión se transforma por completo.

—Interesante. Soy Alexis, por cierto. —Me tiende la mano y acepto su apretón.


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