No Sueltes Mi Mano.
"Diálogos enredados entre Chun y Allen: Diálogos en Cursivas: Chun, Diálogos en Negrita: Allen y Diálogos en Cursiva y Negrita: Ambos a la vez."
—No dormir...la vocecita.
—No me importa, enano. Te duermes por las buenas o te desmayo a golpes.
Kanda se estaba encargando de arropar al pequeño albino, por petición de Komui debería insistir cuanto fuera necesario para lograr que el cuerpo de Allen descansara al menos un par de horas y así recuperar energías.
Luego de un par de minutos insistiendo para que el menor descansara, Chun terminó cediendo pero con una pequeña condición, Kanda debía dormir con él.
— ¡Noches buenas! —canturreaba felizmente el menor arropado a un lado de Kanda.
—Se dice "Buenas noches" enano. Y ni siquiera es de noche, así que cállate.
El pobre azabache no había tenido más remedio que acostarse en la misma cama con el menor, todos habían salido de la habitación para dejarlos descansar tranquilos y como precaución se habían llevado cualquier aparato que pudiera dañar a Kanda en el caso de que el menor volviera a enloquecer.
— ¿Kanla?
— ¿Qué quieres? Duérmete. —dijo girándose en la cama para darle la espalda al menor.
— ¿Mugen-nii? —preguntó trepándose por el cuerpo de Kanda. — ¿Dónde estar?
—Oye, quieto, bájate. —dijo tomando por el cuello al menor para moverlo delante suyo y apresarlo entre sus brazos inmovilizándolo. —Mugen descansa ahora duerme de una buena vez.
El pequeño Chun interpretó ese movimiento como un abrazo, así que hizo lo que le pareció más correcto ante la situación, y abrazó a Kanda también.
—Cuidado donde tocas enano pulgoso. —dijo al sentir esas pequeñas manos recorrer su espalda.
— ¿Qué ser pulgoso?
—Tú eres un pulgoso. Ahora duerme. —dijo tapando con su mano derecha los ojos del chico.
Los muchachos se quedaron en esa posición durante un buen rato, Kanda fingía dormir para lograr que el albino pegara un ojo, pero aunque mantuviera sus ojos cerrados, Kanda podía sentir que el menor no dormía tampoco. Solo mantenía sus ojitos cerrados, además de que el movimiento de sus delgados dedos rozando su espalda y cabello lo delataban. Solo jugaban a dormir.
—Oye... —llamó con parsimonia el mayor.
—Chun dormido. —susurró el albino.
—Sé que no duermes enano. Puedo sentir como te mueves. —dijo quitando su mano de la cara contraria para mirarlo a los ojos. —Si no duermes le harás daño al Moyashi.
—Chun no hacer doler Allen.
—El Moyashi necesita dormir... y también necesita volver. —dijo acercando su cara a Chun.
—Pero Chun no quiere irse. —dijo con voz temblorosa y poniéndose nervioso. —Vocecita...
Y sin perder más tiempo, Kanda acortó la distancia entre ambos plantándole un beso. El pequeño Chun estaba nervioso, pero como la última vez en la habitación de Allen, se estaba dejando llevar. No sabía qué hacer, ni que significaba realmente, solo sabía que le gustaba porque en parte le hacía recordar ese sentimiento de felicidad que lo invadía cuando estaba con la señorita. Pero lo malo de dejarse llevar, era que perdía el control que ejercía en el albino.
—Mmh...basta. Kanda... basta. —hablaba entrecortado el albino intentando separarse del beso.
—Era hora Moyashi. —dijo con sorna. —Te estabas tardando en regresar.
— ¿Dónde estamos? ¿Por qué...por qué estamos? —dijo al notar la posición comprometedora.
—Larga historia. —dijo aflojando su agarre y alejándose un poco de su rostro. — ¿Qué tanto recuerdas? ¿Recuerdas la tormenta y la inocencia?
El albino tenía toda su cara roja e intentaba evitar la afilada mirada del azabache sobre él en esa pequeña cama. Aunque sus expresiones eran muy obvias, aun así trataba de ocultar su cara y solo se limitaba a mover la cabeza en modo afirmativo.
— ¿Recuerdas lo que pasó después? Hey, mírame cuando te hablo. —dijo atrayéndolo hacia él.
—Ba...basta. ¿Cómo quieres que te mire a la cara después de lo que estábamos haciendo?
— ¿Qué? ¿Por eso? Te tiemblan las piernas demasiado rápido Moyashi. —dijo divertido acercándose a su oído sintiendo como se estremecía entre sus brazos.
— ¡Cállate! Y de todos modos, ¿por qué me hacías algo como eso?
—Tú dímelo. Al parecer lo hago y tú apareces.
—Tsk, pues perdóname por interrumpir tu momento con la inocencia. —dijo desviando la mirada. —Para la próxima no volveré a mi cuerpo, no vaya a ser que interrumpa otra cosa.
—Oye, para tu información lo hice para que lograras regresar.
—Si tú lo dices...
— Mmh ¿Qué? ¿Quieres que lo haga contigo? Solo dilo Moyashi bipolar.
— ¿¡QUÉ!? ¡No, estás loco! —dijo ocultando su cara ruborizada en el pecho de Kanda.
—Pues por mucho que te niegues tendré que hacerlo. —dijo mientras se posicionaba sobre el menor aprisionándolo debajo de su cuerpo. —No te puedo confiar nada, tal vez te distraigas y la inocencia termine volviendo. —le dijo en tono de burla. — ¿O qué? ¿Me dirás que no te gusta?
—Estoy soñando. Sí, eso debe ser, es un sueño. Un sueño retorcido de Road. —se repetía Allen intentando no mirar a la cara a Kanda. —O tal vez morí...
—No estás muerto Moyashi exagerado. Mírame.
—Ni loco.
—No sé ni para que te resistes, sabes que puedo obligarte.
Kanda tenía razón, él definitivamente era más fuerte que Allen bajo esas circunstancias sin mencionar que estaba en una buena posición para no dejarlo ir... o moverse. Allen se mordía insistentemente el labio inferior, no sabía qué hacer, sabía que estaba actuando como un niño pero al menos era un niño con bastante orgullo.
— ¡MÍRAME CARAJO! —le gritó tomándolo de la barbilla para verlo a los ojos.
Allen le sostuvo la mirada, estaba nervioso sí, pero su orgullo era más necio. O tal vez no tanto.
—Si haces alguna tontería como morderme te mato.
— ¿Qué te crees que soy? ¿Un perro? Abre la boca.
Allen obedeció tímidamente y dejó que el azabache lo besara. Lo estaba haciendo lento y pausadamente así que su miedo no duró demasiado, pasado los segundos y con algo más de coraje intentó llevarle el ritmo torpemente para no estar solo ahí quieto, pero su falta de experiencia era muy evidente. Kanda sentía que con cada roce de sus labios hacia al albino temblar como una pequeña hoja y eso le gustaba, no todos los días podía decir que hacia vacilar al joven exorcista con quien se peleaba diariamente.
—Abre más... —le susurró al oído.
—Pero... alguien podría entrar. —susurró temeroso por lo que podría pasar.
—Nadie va a venir. Se supone que estamos durmiendo.
El Moyashi lo dudó por un momento, no podía negar que no lo estaba pasando mal, aunque lo que mantenía su mente repleta de dudas eran las intenciones del asiático. ¿Por qué lo estaba haciendo?
—Kanda... no le vas a decir a nadie ¿verdad? —preguntó avergonzado.
—No tengo porque hacerlo ¿o sí?
Y con esa respuesta, el menor dejó que otra vez explorara su boca pero esta vez con mayor vehemencia. Kanda usaba su lengua hábilmente mientras que el albino seguía aprendiendo en el proceso, aunque el azabache no estaba siendo brusco como pensó que sería, pero sí estaba siendo bastante insistente en su labor, dejando al pequeño quinceañero inexperto casi sin aliento. Ante la falta de oxígeno, en lugar de alejarse de Kanda para respirar un momento solo se limitó a abrazar fuertemente su cuello intentando no colapsar, por suerte Kanda lo había notado.
—Respira por la nariz, Moyashi. Lo último que necesito ahora es que te asfixies por tonto.
— ¡Cállate! No es tan fácil como lo haces parecer.
—Tsk, serás inútil. Hagamos esto entonces. —dijo tomando la mano izquierda del albino, posicionándolo a un lado de su cabeza. —Si te falta el aire solo presiona mi mano ¿entendiste?
El albino sólo asintió ante la sugerencia y se dejó guiar nuevamente por el azabache. Todo iba bien pero un par de minutos después de empezar Allen comenzó a sujetar fuertemente y con insistencia la mano de Kanda, y con su otra mano lo jalaba hacia él.
—Hey ¿Qué te pasa? —preguntó Kanda alertado por la extraña reacción.
—No dejes que regrese... por favor. —suplicó.
— ¿De qué demonios hablas?
— No lo dejes... no sueltes mi mano. —repetía insistente intentando volver a besar a Kanda. —Por favor, Kanda.
—Tranquilízate Moyashi o será peor. Dime que pasa.
— ¡NO ME SUELTES! —gritaron ambos.
— ¡Me mentiste! —dijo balbuceando entre sollozos la inocencia. —Hiciste que Chun se fuera... Chun no quiere irse. Kanla hacer a Chun irse.
—Enano malnacido ¿Dónde está el Moyashi?
—Ahora Chun. —dijo con la cara enfurruñada y con unas traviesas lágrimas asomando para salir.
—Ahora nada. ¿Dónde está el Moyashi? ¿Qué le hiciste? Responde o...
—No vayas a soltarme, Kanda. —dijo gimoteando. —No puedo sentirte, no siento tu mano.
—No digas tonterías Moyashi que no me fui a ninguna maldita parte. —dijo sujetando su mano.
—Noo... basta. No quiero... —decía llorando escandalosamente el menor. —Kanla no quiero.
—Kanda... Kanda. —hablaba entrecortado el albino. —No siento mi cuerpo... Kanda.
—No digas tonterías Moyashi. Mira, estoy sujetando tu mano ¿la sientes? Soy yo, oye escúchame.
Kanda comenzaba a desesperarse no sabía qué hacer, realmente tampoco tenía idea de que estaba ocurriendo lo cual le dificultaba mucho más la tarea de ayudarlo. Solo podía estar ahí y verlo llorar desconsolado como un niño pequeño. ¿Cómo un niño?
—Escúchenme. —dijo con voz firme, logrando que cesaran su llanto un momento. —No sé qué está pasando pero tenemos que resolver esto juntos.
—La voz/La vocecita. Ella...basta. —respondieron. —Kanda/Kanla.
— ¡BASTA! ¡No sé de qué demonios hablan pero si siguen así ninguno ganará nada!
El grito de Kanda hizo estremecer al asustado albino, el cual había dejado de llorar y ahora tenía toda su atención en el azabache que yacía sobre su cuerpo. El menor se veía muy asustado y agitado, en circunstancias normales podría parecer que estaba al borde de un colapso nervioso.
—Explíquenme qué carajo pasa. De a uno.
—La vocecita...
— ¿Qué voz? ¿De quién carajo hablas? —dijo tratando de mantener la compostura.
—Cuando aparece...siento que me desvanezco. Mi cuerpo pesa y a veces no lo siento.
—Se lleva cosas...
— ¿Cómo que se lleva cosas? ¿Qué se lleva?
—Recuerdos...
—Se quiere llevar a la señorita. No quiero, no quiero.
—Es horrible Kanda... casi olvido a Mana.
Ambos volvieron a romperse en llanto mientras Kanda solo podía observarlos en silencio. ¿Voces? ¿Pérdida de memorias? ¿Qué pasó con eso de que el único problema era la inocencia adherida al albino? ¿Ahora había otra cosa? ¿Qué era?
—Tenemos miedo. —dijeron abrazándose al mayor con su mano libre.
—No sé qué está pasando Moyashi, pero tienen mi palabra de que sea lo que sea que esté pasando, no la tendrá fácil. Acabaremos con esto pronto. Juntos.
—No sueltes mi mano...Yuu.
Hola a Todos! aquí les tengo un nuevo capítulo.
Ojalá les guste la escena del beso, me tomó mucho tiempo conseguir las palabras correctas para lograr esa ambientación, el primer intento de ese beso fue un desastre a mi parecer XD y no encajaba con Kanda tampoco. Pero creo que ahora mejoró bastante, aun necesito mejorar mis escenas "íntimas" y mas aún si está el señorito amargura conocido como Kanda.
(Se aceptan sugerencias y comentarios para mejorar esas escenas jaja siempre es bueno aprender y mejorar.)
Bueno, nos vemos a la próxima.
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