No Me Dejes Ir.

"Diálogos enredados entre Chun y Allen: Diálogos en Cursivas: Chun, Diálogos en Negrita: Allen y Diálogos en Cursiva y Negrita: Ambos a la vez."

Ya había pasado un día desde que Chun estaba despierto. Komui estaba preocupado así que monitoreaba constantemente la actividad cerebral del albino, el cual se negaba a dormir.

—Chun-kun deberías descansar un poco. Mira, te traje tu osito. —dijo Miranda mostrándole el peluche al menor.

No dormir. Dame, dame. —dijo pidiendo su osito.

El pequeño Chun ya llevaba 16 horas sin pegar un ojo. Estaba empeñado en mantenerse despierto sin importar qué y no parecía tener problemas con eso, pero el Moyashi era otro tema. Aunque Chun se viera sonriente y muy activo, sus grandes y oscuras ojeras y su delicada piel la cual se volvía cada vez más pálida decían otra cosa.

Mientras Chun era cuidado por Miranda, Lenalee y Lavi seguían suministrando de café a la Sección Científica y Kanda, por fin podía descansar en su propia habitación.

—Chun-kun deberías descansar, lo digo en serio. No te ves muy bien. —decía preocupada la pobre exorcista, que parecía a punto de llorar en cualquier momento.

No dormir. Chun no dormir. —se quejaba el pequeño mientras abrazaba a su osito. —Sigue ahí... a veces escucha. —dijo susurrando.

— ¿Cómo? ¿Quién te escucha? —preguntó curiosa.

No sé.

.....

Ya habían pasado 32 horas y el albino seguía sin dormir.

Miranda ya había colapsado hace un par de horas atrás y se encontraba lloriqueando en un rincón, Komui había intentado sedar al menor pero resultó imposible acercarle una aguja, Lenalee y Lavi intentaron usar sus tretas para convencerlo pero tampoco resultó y Kanda... ¿Dónde estaba Kanda?

—Yuu siempre logra convencerlo ¿Por qué no lo llaman Komui?

—Lavi, si supiera donde está metido Kanda-kun ¿no crees que ya lo hubiera traído?

— ¿Cómo? ¿No sabes dónde está?

—No, lo busqué por todas partes pero no logro encontrarlo. Revise en todos los lugares que se me ocurrieron pero nada.

.....

Mientras todos iban de aquí para allá investigando, anotando, sacando conclusiones; Kanda descansaba como hace muchos días no lo hacía. Pero no estaba descansando en su habitación.

Kanda dormía tranquilamente arropado en la nueva habitación que le habían dado al albino.

Komui había buscado al azabache en su propia habitación, en la Sala de Meditación, en el Salón de Entrenamientos, pero jamás se hubiera imaginado que se encontraría en la habitación temporal de Allen, y por eso no lo buscó allí.

Había dormido en su cuarto sí, pero cuando los pasillos se volvieron un mar de murmullos acerca del albino y su negación a dormir, decidió que lo mejor era levantarse e ir a ver que ocurría y porque estaban todos tan liados. Se levantó, se dio una ducha y cambio sus ropas, al salir por los pasillos empezó a ser abordado por los murmullos de los científicos y sus suposiciones con respecto a la situación actual. Caminó, caminó y cuando se estaba acercando a la enfermería, se detuvo.

Todo el día, todos los días cuidando del cuerpo del albino poseído. Cuidando su higiene, cuidando que no se lastimara, enseñándole cosas. Buscando desestabilizar al menor para lograr despertar a Crown Clown y permitirle al albino tomar el control. Ahora que lo pensaba, no había vuelto a hacer eso.

Eso, que ocurrió poco antes de que se desatara la tormenta, no volvió a ocurrir.

Con ese pensamiento en mente, dio media vuelta y se marchó lejos. Luego recordó la nueva habitación vacía del menor y se metió ahí. Y durante horas nadie lo molestó.

Horas de tranquilidad, horas de un buen descanso e ignorando por completo los problemas que los demás estaban afrontando junto al joven exorcista.

Kanda volvía a estar en sus cincos sentidos y volvía a sentirse al cien por cien. Pero algo no le permitía abandonar ese cuarto, ni esa cama. ¿Qué seria?

.....

— ¿Sigue sin dormir?

—Ni un poquito.

—Nii-san, tal vez deberíamos darle un somnífero o algo así.

—Lo intenté mi querida Lenalee, pero siempre que intento acercarme con algo empieza a gritar como loco y temo que inicie otra tormenta.

—Entiendo. ¿No has intentado con gotas?

—Esa es una buena idea. —opinó Lavi. —Tal vez si se lo damos en su comida o en una bebida.

—De hecho, lo hice hace un rato. Puse unas gotitas en su leche pero...

— ¿Pero? —preguntó la china.

—No la bebió.

— ¿Cómo? ¿Se dio cuenta que tenía un somnífero? —preguntó el pelirrojo.

—No lo sé. Cuando le pregunté porque no bebía su leche, solo me sacó la lengua.

—Ja, ja. Quién lo diría, el pequeñín es intuitivo. —dijo Lavi. —Tal vez debamos forzarlo. Allen no puede seguir así, sin mencionar que Chuncito no come ni la mitad de lo que normalmente él comería. Eso también lo debe estar consumiendo.

—Le he estado dando multivitamínicos en forma de paletas de animalitos.

— ¿Probaste poner el somnífero ahí, nii-san?

— ¡Por supuesto! Pero cuando fui a ver si había caído me encontré a Miranda durmiendo en la alfombra. —dijo lloriqueando mientras abrazaba a su hermana.

—Bueno, supongo que debemos pensar en otras cosas. Lena, traigamos más café.

.....

—Baka Moyashi. —murmuraba al aire un azabache aun recostado en la cama.

Había pensado seriamente en levantarse y dar una vuelta por la enfermería, pero no. Luego de meditarlo bastante, simplemente siguió ahí, tumbado en la cama.

¿Él estaría bien? Seguro que sí, tenía a toda el área científica detrás de él. ¿Habría dejado esa tontería de no querer dormir? De seguro se durmió por estar aburrido. Esos eran algunos de los tantos pensamientos que rondaban al japonés mientras seguía de ocioso en aquella habitación prestada temporalmente.

Pero sabía que no podía seguir huyendo por mucho más tiempo. ¿De qué huía exactamente?

.....

— ¡NII-SAN, VEN RÁPIDO! ALGO LE PASA A CHUN. —gritó Lenalee ingresando a toda prisa a la oficina de Komui.

Ambos salieron corriendo rápidamente y se dirigieron a la habitación que el albino utilizaba en la enfermería. Komui aún no estaba muy bien enterado de que era lo que ocurría pero unos cuantos pasillos antes de llegar a destino pudo notar como el albino gritaba desgarradoramente a todo pulmón.

— ¿Qué está pasando? —preguntó Komui apenas ingresar, encontrándose a Lavi y a Reever intentando sostener al menor que parecía una furia.

— ¡NO LO SÉ, NO LO SÉ! —respondió a los gritos el pelirrojo para poder ser escuchado. — ¡ESTÁBAMOS JUGANDO Y EMPEZÓ A GRITAR COMO LOCO!

¡ÉL YA VIENE! ¡ESTÁ VINIENDO! ¡NEE-SAN, NEE-SAN! ¡DESPIERTA!

— ¡ESPERA CHUN! ESTATE QUIETO —intentó razonar Komui con el menor. — ¿QUIÉN ES? ¿QUIÉN VIENE? POR FAVOR CÁLMATE, QUEREMOS AYUDARTE.

NO, NO. BASTA ¡YA BASTA!

— ¡TE DIGO QUE ME SUELTES!

Todas las luces comenzaron a parpadear, las máquinas en la habitación y en habitaciones vecinas comenzaron a fallar y a realizar extraños sonidos, el albino gritaba más y más fuerte al punto de hacer vibrar las paredes; estaba ocurriendo lo que todos más temían.

Se avecinaba otra tormenta.

.....

Kanda seguía tumbado en la cama, todas las luces estaban apagadas pero algo llamó su atención, de la pequeña lámpara comenzaron a generarse pequeñas chispas.

Rápidamente se levantó de la cama y salió del cuarto, su tranquilidad se había ido tan rápido como un parpadeo. Él sabía que el único capaz de jugar de ese modo con la electricidad, era el Moyashi.

El pobre japonés llegó en tiempo récord hasta donde se oían los horribles gritos del albino, apenas abrió la puerta para entrar una fuerte ráfaga de viento lo expulsó hacia atrás arrojándolo lejos haciéndolo golpear con fuerza contra un muro cercano. El golpe había sido muy fuerte, le había sacado un poco de aire de sus pulmones pero aun así se colocó de pie lo más rápido posible volviéndose a encaminar hasta la puerta.

El viento remolineaba ferozmente, los muros vibraban y podían oírse truenos por todo el lugar, pero por suerte para todos aún seguía seco. Por alguna razón no estaba lloviendo.

— ¡MOYASHI! —ingresó gritando Kanda.

El azabache miró en todas direcciones, pudo distinguir a Lenalee en una esquina del cuarto abrazando lo que parecía ser su hermano inconsciente y a Lavi y Reever siendo inmovilizados detrás de uno de los aparatejos de la enfermería por los fuertes vientos.

¿Y Allen?

Kanda miró en todas direcciones sin resultados, pero unas gotas cayendo en su rostro llamando su atención y llevó su mirada arriba, y ahí estaba él. El albino se encontraba suspendido por los aires, parecía un niño pequeño llorando a mares mientras sostenía sus cabellos revueltos por las ráfagas de aire que lo rodeaban.

— ¿¡QUÉ DEMONIOS HACES AHÍ ARRIBA ENANO ENCLENQUE!? ¡BAJA AHORA MISMO! —gritó el furioso azabache.

¿Eh? ¿Kanla? —murmuró sorprendido el menor mientras intentaba calmar sus lágrimas un momento. — ¿Dónde estás?

— ¡AQUÍ ABAJO MOCOSO! DÉJATE DE ESTUPIDECES, MIRA EL DESASTRE QUE ARMASTE.

Chun tan pronto pudo ver a Kanda debajo suyo gritándole dejó su cuerpo caer como plomo, por suerte Kanda estaba ahí para atraparlo. Tan pronto como el albino estuvo seguro en brazos de Kanda, se aferró a su cuello.

— ¡NO ME DEJES IR, NO ME DEJES IR!

—Cállense, ustedes no me dan órdenes. —dijo intentando liberarse un poco debido a que lo estaba comenzando a asfixiar. — ¿Qué pasó ahora para que armes tremendo lío?

Vocecita me molesta.

— ¿El Moyashi? Y con toda razón, estas en su cuerpo. Ya hablamos de esto.

No esa vocecita. —susurró el menor.

Kanda lo miró extrañado y sin comprender a que se refería el albino, pero poco duró su desconcierto al oír a Lenalee pedir ayuda para su hermano.

.....

—Listo, ya pueden irse. —dijo la Jefa de enfermeras que terminaba de asistir a Komui.

— ¿Qué? ¿Solo eso? Debería realizarme un examen un poquito más exhaustivo, casi me muero sabe. —dijo haciendo pucheros.

—No exagere supervisor, solo tiene un chichón en la frente. Póngase hielo y vuelva al trabajo.

—Ay, pero todavía me duele.

— ¡Me alegro de que no haya sido nada! —decía Lenalee con algunas traviesas lágrimas.

—Ya oyó, no tiene nada. Deje de preocupar a su hermana y regrese al trabajo.

Mientras la familia Lee tenía su momento familiar, Kanda estaba sentado en la cama desecha del menor con éste encima de su espalda y a Lavi poniéndolo al tanto de lo que había pasado.

— Entonces comenzó a gritar de la nada y no lo podíamos calmar. No sabía que el Moyashi pudiera gritar tan fuerte, todavía me zumban los oídos. ¡Ey! No me muestres la lengua Moyashi. —dijo señalando al menor que seguía abrazado a la espalda de Kanda.

—Tú, estate quieto. ¿Estás seguro que no dijo nada más? Cuando se vuelve loco también suele volverse hablador.

—Bueno, sí. Gritaron un par de cosas más. —dijo con tono preocupado el pelirrojo. —Bueno, ambos gritaban, pedían que los suelten aunque nadie los estaba sujetando en ese momento.

—Supongo que estaban luchando por tomar el control otra vez, el Moyashi debió intentar tomarlo al notar que se estaba muriendo de sueño. —dijo pensativo Kanda.

—No creo que sea eso. Veras, él...bueno, ellos. Gritaban tu nombre. Pero Chun parecía más agresivo, quiero decir, él le gritaba al Moyashi-chan que los dejara solo. Yuu, no creo que Allen pueda seguir siendo dueño de su cuerpo por mucho más.









Hola a todos! Aquí vuelvo con otro episodio, perdón si me estoy atrasando mucho en actualizar, se me esta escapando la inspiración de las manos y cuando la tengo me cuesta escribirlo coherentemente XD así que se quedan como ideas o frases a medio entender, para después poder desarrollarla mejor. Pero cuesta, me cuesta bastante. Supongo que es una especie de bloqueo... y eso que me descargué mental y espiritualmente en ese libro nuevo que abrí... It's so sad. Bueno, espero pase pronto.

Bueno espero que les haya gustado el capitulo, dejen su estrellita, su comentario y siempre se aceptan buenas vibras.
Nos vemos! Los quiero

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