Inicia la Carrera por el Control
Más adelante encontraran diálogos enredados entre Chun y Allen pero los diferenciaré de la siguiente maneras: Diálogos es Cursiva: Chun y Diálogos en Negrita: Allen.
— ¡TE LO DIJE KOMUI! TENDRÍAS QUE HABERTE DESECHO DE ESA COSA EN CUANTO PISO LA ORDEN ¿¡Y AHORA CÓMO PIENSAS RESOLVER ESTO!? —gritaba exasperado el General Cross.
—Cross debes calmarte, lo estas asustando. —dijo Komui intentando tomar a Cross que caminaba de un extremo al otro dentro de la habitación de la enfermería. —Por ahora, necesitamos estar calmados para...
— ¿¡CALMADOS!? —gritó tomando por el cuello de la bata al científico. — ¿TE DAS CUENTA QUE TODO ESTO PASÓ PORQUE TE TOMASTE LAS COSAS CON DEMASIADA CALMA?
Mientras Komui forcejeaba con el iracundo General, un pequeño Chun había tomado su osito de felpa para ir a ocultarse asustado debajo de la cama donde reposaba el cuerpo de Kanda. Chun no entendía muy bien porque gritaban tanto, después de todo no creía estar haciendo nada malo realmente. De hecho, Chun realmente no tenía intenciones de solo ocultarse, su verdadera intención era llegar hasta la mesita donde reposaba Judgment y tomarla. Pero algo lo detuvo, una ligera vocecita que susurraba algo. Así que se asomó a la cama para oír mejor.
— ¡NO! Chun no vuelve —gritó sorpresivamente, alertando a Komui y a Cross. — ¡NO! —volvió a gritar y se metió bajo la cama con su oso.
Komui al oírlo inmediatamente tomó sus lentes de visión nocturna y dirigió su mirada hacia la cama esperando ver algún cambio. Y ahí estaba. La masa de hilos abstracta se movía. No, fluía. Fluir era la palabra correcta, fluían sincronizadas como las aguas de un arroyo. Era hipnótico.
—Se está moviendo.
— ¿Qué cosa? ¿Qué se mueve? —preguntó confundido Cross.
—No sabemos por qué, pero hay algo extraño aferrado del lado izquierdo de Kanda. Por alguna razón podemos verlo con estos. —dijo extendiéndole sus lentes para que observara con sus propios ojos de lo que hablaba.
Mientras Cross observaba atónito esa cosa sobre el joven exorcista, Komui se acercó bajo la cama para poder hablar con la pequeña inocencia que se encontraba escondido.
— ¿Chun? Sal un momento, por favor. —dijo en voz baja.
— ¡NO! —gritó desde su escondite.
—Vamos pequeño, no te haremos daño. ¿Puedes decirnos qué pasa? ¿A dónde no quieres ir?
— ¡NO VOLVER! ¡CHUN NO VUELVE!
— ¿De qué hablas? Pequeño, déjame ayudarte. Sal de ahí abajo, no te haremos daño.
— ¡QUE SE CALLE, QUE SE CALLE, QUE SE CALLE! —gritó Chun, hasta el punto de preocupar incluso a las personas que se encontraban pasando fuera de la habitación.
De pronto, las luces comenzaron a parpadear insistentemente.
— ¿Komui? —llamó el General. — ¿Debo empezar a preocuparme?
—Tal vez General. ¿Trajo paraguas?
Komui estaba seguro que la horrible tormenta volvería lentamente otra vez y lo peor de todo era que en el área de enfermería tenían toda clase de artefactos eléctricos y de sustancias inflamables que podrían causar grandes problemas en las instalaciones del recinto.
Chun seguía gritando mientras las luces empezaban a subir su brillo intensamente a más no poder, encegueciendo a todos en el cuarto, incluidos los curiosos que asomaron sus narices al oír los gritos del menor.
Y de pronto, todo se apagó.
Las luces explotaron por la sobrecarga, dejando todo en una silenciosa penumbra. Pero una voz profunda y áspera rompió el silencio.
—Te dije... —se escuchó. — ¡QUE LO DEJARAS VOLVER! —Era Kanda. Inmediatamente una pequeña chispa tomaba fuerzas en las sombras y la habitación se iluminó tenuemente.
Todos posaron la mirada en la camilla, encontrándose con el japonés de pie, quien sostenía a un albino por su cuello fuertemente por los aires, mientras que en su brazo izquierdo reposaba lo que antes llamaban "una masa abstracta", pero ahora lo veían claramente. Era Allen. Parecía un fino cristal hecho de hilos azules pero definitivamente era Allen y brillaba.
Kanda sostenía tan bruscamente el cuello del quinceañero que los presentes temían que se lo rompiese, pero lo más preocupante fue ver como el cuerpo apresado dejaba de forcejear, dejando sus brazos caer.
— ¡MOYASHI, AHORA! —dijo mirando al menor que estaba sosteniéndose en su cuello.
Allen se movió, como si de una pequeña brisa se tratase, lo mejor que pudo hasta su cuerpo real y lo abrazó hasta fusionarse con él. Desapareciendo en una chispa de luz.
De pronto las luces de emergencia se encendieron iluminando toda habitación.
Kanda soltó el cuello del albino y lo sujetó antes de que se desplomara contra el suelo, lo colocó con cuidado sobre la cama y se quedó a su lado, observándolo en silencio, como si estuviese esperando algo más.
— ¿Alguien puede explicarme qué carajo acaba de pasar? —preguntó con voz ronca Marian, rompiendo el silencio que se había producido por todo lo ocurrido.
—No tengo idea. —susurró Komui, más para sí mismo que para el General.
.....
Unas horas más tarde, en el despacho de Komui.
— ¿Entonces todo este tiempo Allen-kun estuvo fuera de su cuerpo?
—Sí. Esa porquería de inocencia lo relegó a un lado, a tal punto que terminó sacándolo fuera. Y de alguna forma terminó adherido a mí para no desaparecer por completo. —explicaba Kanda.
—Supongo que de no ser por tu sello, Allen hubiera terminado por entrar en tu conciencia Kanda. Tu regeneración permitió que no lo hiciera por completo. Bueno, claro que solo es una teoría. Después de todo es la primera vez que tratamos con algo así. —opinó Reever.
—No quiero decir te lo dije, pero ¿sabes qué? Lo diré igual ¡TE LO DIJE! —recriminó Kanda. —Sabía que tendríamos que haber llevado al enano con Hevlaska desde el inicio, Komui. ¡NOS HABRÍAMOS AHORRADO MUCHOS PROBLEMAS, CARAJO!
—De haber llegado antes también lo hubiera apoyado. –secundó Marian.
—Señor Reever, me están atacando. —lloriqueó Komui, tirando de la bata de su colega.
—Perdón, pero no te puedo defender en esta.
— ¿Y ahora qué? ¿Los llevamos con Hevlaska, Supervisor? —preguntó Johnny.
—Sí, supongo que será lo mejor. Vayamos por él.
Komui salió de su oficina seguido de Reever y Kanda rumbo al cuarto de la enfermería donde el pequeño albino había quedado inconsciente.
El albino no mostraba señales de despertar pronto, se veía débil y muy agitado como si estuviese teniendo una pesadilla de la cual no podía despertar.
—Kanda, trae una silla de ruedas por favor. Así será más fácil llevarlo con Hev.
El nipón salió de la habitación en busca de la silla mientras Komui y Reever examinaban el pequeño cuerpo en la cama. Todo se veía relativamente normal, hasta que Reever examinó sus ojos con la linterna.
—Su ojo derecho se ve mal. —dijo Reever. —Antes la marca de la inocencia era apenas perceptible a la vista pero ahora... recubre casi todo su ojo.
—Definitivamente se ve mal. —dijo Komui mirando el ojo del menor. —Se ve como un derrame, pero no parece ser su sangre, eso debe seguir siendo el pequeño Chun.
—Si ahora trae estas pintas supongo que está más aferrado que antes. Komui, Hevlaska nunca le ha retirado una inocencia activa a un humano vivo. —dijo Reever con tono preocupado. —Tú y yo sabemos que esto puede resultar muy mal.
—Lo sé, pero no sé qué más hacer ¿Qué tal si perdemos a Allen? Tal vez afecte su conexión con las memorias del decimocuarto. No creas que no pienso en todos los horribles finales que Allen-kun podría sufrir. Aun así, Hev es la única que puede hacer algo en esta situación.
—Sabes, antes de que Kanda despertara, yo iba de camino a avisarte algo. —susurró mirando hacia la puerta esperando que Kanda no entrase en ese momento. —Llamaron de la oficina de Levellier, no sé cómo pero lo saben. Saben que Allen fue poseído por otra inocencia.
—Oh no.
—Komui, aquí está la estúpida silla. —anunció Kanda al llegar. —Sube al enano y terminemos con esto de una buena vez.
—No, no. Quiero salir. Jugar con nee-san. —dijo el menor removiéndose en la cama.
— ¿Qué está pasando ahora? —preguntó preocupado Reever. —Se escucha como...
—Ah no. Eso sí que no. —dijo enojado Kanda tomando al albino por sus hombros. —No dejaré que regreses ¿ESCUCHASTE? ¡SI TENGO QUE VOLVER A AHORCARTE LO HARÉ! —dijo sacudiéndolo arriba y abajo.
—No quiero, déjame. —murmuró. —Por favor, ya basta.
— ¿Allen-kun? —preguntó Komui. —Deben estar peleando por tomar el control. Rápido Kanda, tráelo. —dijo el mayor mientras tomaba algunos instrumentos quirúrgicos de un mueble de la habitación.
Kanda tomo en sus brazos al albino que no paraba moverse y de balbucear incoherencias, todos salieron del cuarto siguiendo a Komui hasta una de las Salas especiales que utilizaba para reparar y tratar inocencias dañadas. Una vez allí, recostaron al pequeño sobre la camilla metálica y sujetaron sus brazos y piernas para evitar que se moviera.
— ¿En qué piensas Komui? —preguntó Reever cerciorándose que las ataduras no dañaran la piel del menor.
—Hasta el momento, por lo que sabemos la inocencia pierde parte de su dominio cuando estimulamos a Allen-kun y cuando pierde sus fuerzas físicas. —explicaba el científico mientras rebuscaba entre sus estantes y equipo. —Así que, si estoy en lo cierto... debemos dormir a Chun y mantener alerta a Allen-kun.
— ¿Cómo carajo piensas hacer eso?
—Anestesia local, básicamente. —respondió llenando una jeringa con un líquido azul. —Pero le hice unos ligeros cambios, para que su efecto dure un poco más y que no afecte su sistema.
— ¿Pero eso no adormecerá a ambos? —preguntó Reever.
—No si lo inyectamos en el lugar corrector. Kanda, por favor sujétalo.
— ¿Aún más? —preguntó irónico mirando al chico inmóvil en la camilla.
Komui se acercó al menor y abrió su parpado derecho dejando completamente expuesto su ojo rojo a la vista de Kanda. —Por favor sujétalo fuerte, tal vez le duela un poco.
— ¿Pero qué carajo le pasó en el ojo?
—Kanda, pregunta luego. —Komui tomó la aguja y la acercó al ojo derecho del albino.
Mientras Kanda sujetaba al menor que intentaba removerse, Komui dirigía lentamente la aguja hacia el párpado inferior y dentro de la cavidad orbitaria del albino con mucha precisión. Aunque se tomó su tiempo para realizar la tarea pudo notar la relajación del menor de manera casi inmediata. Poco a poco había dejado de forcejear y su respiración errática volvía a la normalidad.
.....
—Nii-san, oí las noticias ¿De verdad Allen-kun regresó? —preguntó Lenalee ingresando a toda prisa junto a Lavi en la oficina de Komui.
—Oh Lena, sí. Hace unos minutos a decir verdad. Estamos esperando a que despierte por completo para llevarlo con Hevlaska.
— ¿Con Hevlaska? Creí que retirar la inocencia de buenas a primeras podía ser peligroso.
—No tenemos otra opción, Lavi. Chun toma demasiado control sobre el cuerpo de Allen.
—Pero nii-san eso significa. ¿Qué removerán a Chun a la fuerza?
.....
Mientras, en la Sala donde seguía sujeto Allen.
— ¿Entonces él esta sedado?
—Sí, Komui te inyectó una de sus porquerías en el ojo derecho. —respondió sentándose en una silla a un lado del albino.
— ¿Eh? ¿En el ojo? —preguntó asustado.
—No seas llorón, Moyashi. —se burló el azabache. —No te preocupes en niñerías además...
—No Moyashi... —susurró levemente. —Chun.
— ¿QUÉ? Mierda, mocoso como molestas. Este cuerpo no es tuyo ¡ENTIÉNDELO DE UNA VEZ!
— ¿Por qué? Chun quiere jugar. ¿Y Mugen-nii?
— Cállate ¿Dónde está el Moyashi? ¡RESPONDE!
—Vocecita no deja a Chun jugar. —dijo empezando a sollozar. —Chun ya no... Ya no estar solo ¡YA NO!
De pronto, las luces comenzaron a centellear otra vez.
—Haz que pare, por favor. —sollozaba el albino. —Ya no más...
—Moyashi, ey. Resiste enano no lo dejes volver ¿Me escuchas? Aguanta iremos con Hev y...
— ¡DÉJAME EN PAZ! ¡DÉJAME EN PAZ!
Hola pequeños saltamontes, aquí les tengo una nueva parte. Pensaba subirla antes de ayer pero mi Internet estaba muerto y no sé porque realmente.
Bueno, espero que les guste y nos vemos en el próximo capitulo ¿Que le pasará a Allen? ¿Chun dejará de molestar a Kanda? Espero que no XD molestar a Kanda es divertido.
Bye bye~ Sak-chan fuera 👌🏻😄📵
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