¿A dónde fue?
"— ¿Kanda? Viniste... —sollozaba el menor — Viniste por mí... Kanda.
— ¿Por quién más vendría enano? ¿Qué demonios te pasó?"
.....
Aun no podía creer lo que estaba ocurriendo, a pesar de estar frente a él... o ante eso; era difícil de explicar. A pesar de estar ahí de pie mirándose a los ojos simplemente no podía creerlo.
¿Eso era el Moyashi?
— ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Kanda desconcertado.
— ¿Por qué me miras así Kanda? –Allen intentó acercarse al azabache pero una ráfaga de aire lo empujó unos pasos para atrás. — ¡KANDA! Lo lamento, lo lamento mucho yo no...
— ¡CÁLMATE!
— Pero, yo no puedo. No sé... es que...
— ¡QUE TE CALMES TE DIGO! —gritó Kanda intentando que el viento no se llevara sus palabras. — ¡TIENES QUE CALMARTE O LASTIMARAS A ALGUIEN!
— ¿Lastimar? —susurró asustado. —Yo no quiero lastimar a nadie. –dijo cayendo al suelo de rodillas, abrazándose a sí mismo y comenzando a sollozar aún más.
El viento se estaba volviendo un más fuerte, la lluvia eran de cada vez más densa y en ese instante Kanda lo descifró, la tormenta se encontraba fuertemente ligada a los tormentosos sentimientos del albino. Si estaba en lo correcto, eso significaba que ese desastre era proporcional al sufrimiento de Allen ¿Tanto dolor sentía esa pobre alma?
— ¡SI NO QUIERES LASTIMAR A NADIE ENTONCES CÁLMATE! TU CONTROLAS ESTE INFIERNO.
— ¿Yo? Pero... no entiendo. Deberías decirle a Chun. —dijo en un susurro bastante amargo.
La emoción de desencanto del menor no pasó desapercibida por Kanda, fue muy evidente que por apenas mencionar a la inocencia un fuerte trueno hizo vibrar todo el pasillo, casi parecía que el lugar se desmoronaría en cualquier instante.
Kanda se esforzó por no salir volando y usó lo que aún le quedaba de fuerzas para acercarse lo más posible al albino, aunque eso significase estar apenas arrodillado frente a él sujetándose fuertemente con las uñas al suelo como un gato.
—No digas estupideces y mantén la calma. Escúchame, ey ¡ESCÚCHAME TE DIGO! —Allen se sobresaltó por las fuertes palabras de Kanda, mas no fue capaz de mirarlo a los ojos. —Mírame. Te ayudaré, pero tienes que mirarme. MÍRAME MOYASHI.
Allen levantó la mirada, temeroso, topándose con los orbes zafiros del azabache. Siempre había pensado que el mayor tenía una muy linda y penetrante mirada, pero nunca había tenido la oportunidad de admirarlos como lo hacía ahora. Solo había podido acercarse a Kanda más de lo normal gracias a la intervención de Chun, pero no era lo mismo, definitivamente... en persona eran mucho mejor.
—Mírame, respira lentamente. Vamos Moyashi, inténtalo.
El pequeño albino asintió lentamente algo dudoso de poder lograrlo, respiró profundamente y llevó las manos a su cabeza intentando concentrarse.
—No, así no. —dijo tomando con sumo cuidado las manos del menor temiendo romperlas. — Sólo mírame, respira y despeja tu cabeza. Es igual a lo que hacemos en la Sala de Meditación.
—Yo no sé meditar. —dijo el albino triste. —No sé cómo se hace.
—Vamos Moyashi, no es tan difícil. Relájate y hazme caso por una puta vez.
Allen estaba nervioso, sentía su corazón agitado y no sabía si podría meditar con Kanda tan cerca de su rostro pero debía intentarlo. No quería que saliera lastimado por su culpa.
No habían pasado ni 15 minutos y por suerte los truenos estaban cesando, la lluvia no caí tan estrepitosamente y el viento ya no empujaba el empapado cuerpo de Kanda así que podía centrar todas sus fuerzas en el albino confundido frente suyo. "Tranquilo, vas bien" era todo lo que le repetía una y otra vez.
La tormenta aún era lo suficientemente violenta a lo lejos para detener a los científicos que buscaban maneras de pasar y traer a Kanda de nuevo pero en el centro, donde dos muchachos se encontraban arrodillados mirándose a los ojos, ya era completa calma. Había una pequeña nube gris amenazante sobre sus cabezas pero por suerte no derramaba gotas. El pequeño albino lo hacía bien, aunque no lo suficiente. La Orden aun corría peligro.
—Moyashi... —susurró Kanda sin despegar su mirada de los ojos cristalinos del menor.
— ¿Qué pasa?
Y lo menos pensado para Allen estaba ocurriendo, Kanda lo había tomado entre sus brazos y lo estaba abrazando contra su pecho. Estaba muy sorprendido, jamás pensó que eso ocurriría ni en sus más locos sueños pero ahí estaban, abrazados.
De repente, la tormenta empezó a despejarse. Las horribles nubes negras desaparecían lentamente y el sol entraba por las ventanas y agujeros del destrozado pasillo creando pequeños hermosos arcoíris por toda el agua derramada en el edificio. Al fin algo de paz.
.....
— ¿Kanda? —susurró una ligera voz a lo lejos. — ¿Estás bien?
—Oigan, déjenlo solo. Necesita descansar. Estuvo mucho tiempo allá dentro y no sabemos qué es eso que tiene pegado.
— ¿Pegado? Yo no veo nada. –dijo Johnny.
Mientras varios científicos rodeaban a un inconsciente azabache en su camilla, Reever-san intentaba mantener la calma mientras observaba desde una distancia prudente el cuerpo del exorcista con sus lentes de visión nocturna. Reever tuvo la idea de emplearlos para ver el rastro de calor de Kanda cuando se metió a la tormenta y no se los había quitado, pero cuando todo se detuvo, corrió con ellos puestos sin notarlo buscando al muchacho por el mojado pasillo pero lo que logró ver con ellos era muy difícil de explicar.
Sobre el lado izquierdo del pecho de Kanda reposaba una especie de masa indefinida formada con hilos que se movían como una pequeña ¿corriente? Era una imagen bastante abstracta a decir verdad y aun no sabían que era así que Reever prefería que todos mantuvieran una distancia prudente luego de llevarlo hasta la enfermería totalmente noqueado.
Ya habían pasado dos horas desde que la tormenta había desaparecido, dos horas donde Kanda no despertaba. Y dos horas desde que esa cosa no se alejaba de él.
.....
—Nii-san, les traje café. ¿Cómo sigue todo?
—Gracias mi hermosa Lenalee-chan. Ojala pudiera decirte que hemos encontrado algo. Además de poder ver "eso", no hay nada más que podamos hacer.
—Entiendo. Marie y Chaoji ya lograron localizar al General Tiedoll y le comunicaron sobre la situación, pero no le han dicho nada sobre Kanda. Yo hablé con la General Nine también.
—Ya veo. De haberle dicho que Kanda no despertó en todo un día de seguro atraviesa el Arca con todo y Conde.
— ¿Crees que esté en coma o algo así? —preguntó preocupada la china.
—No sé Lena. Ojalá supiera. ¿Cómo siguen Chun y Allen?
—Pues Chun... sigue siendo Chun y Allen no mueve su inocencia como antes. No parece... pues, no se ve diferente ni nada después de todo lo que pasó. Como si no les importara.
.....
— ¿Qué es? —preguntaba curioso un albino sentado sobre una gran alfombra peluda que le habían puesto para él en el Salón de Descanso.
— Es un caballito de madera. —respondió Mirando sentada frente al pequeño.
— ¿Y esto qué es?
—Eso es un tren. Tu viajaste en uno así ¿recuerdas?
— No me gustan tren. ¿Y esto?
—Un oso de felpa.
— ¿Y eso? ¿Y eso? ¿Y eso? ¿Y eso? ¿Y eso? —el pequeño Chun estaba acribillando a la pobre Miranda con preguntas sobre sus juguetes que le había llevado, cuando la desafortunada mujer los había tomado no pensó en que tendría que explicarle al pequeño qué eran.
—Etto, Chun-chan ¿Por qué mejor no comemos un postre? —preguntó nerviosa enseñándole una pequeña y temblorosa gelatina.
— ¿Y eso qué es?
Aunque Miranda siguió intentando librarse de las numerosas preguntas del albino, este seguía curioso de todo a su alrededor. Cuando Miranda estaba a punto de ponerse a llorar de los nervios Marie y Timothy llegaron a su rescate. A Timothy no le agradaba que Chun estuviera tan tranquilo a pesar de todo el lío de la tormenta y más aun sabiendo que su amigo Allen no mostraba señales de estar ahí, así que solo se limitó a consolar a la mayor mientras Marie conversaba con la inocencia intentando sacarle algo de información que pudiese ser útil.
.....
— Segundo días después del accidente. Sin cambios: Signos vitales estables, sincronización con la Inocencia "Mugen" también normal... —hablaba Komui a su pequeña grabadora mientras realizaba su chequeo rutinario al cuerpo inerte de Kanda. —Ritmo cardíaco normal y blablá. Todo normal, excepto...
—Excepto porque no despierta. —dijo el General Cross desde la puerta de la habitación. —Me enteré en el camino sobre lo que pasó. El niño de Tiedoll y mi baka Deshi totalmente idos ¿Sabes qué tiene que ver la inocencia en todo esto?
—Ojalá lo supiera General. Chun parece normal y no hemos tenido más incidentes con tormentas por fortuna. Hacemos todo lo posible en salvar las instalaciones.
— ¿Le han mostrado el lío que causó?
— ¿Mostrar? Eh, no. De hecho...
—Pues tráiganlo. Si esa cosa es la culpable de nada sirve tenerlo haciendo el tonto mientras tú admiras al nuevo candidato a bella durmiente. ¡TRÁIGANLO! —gritó al resto de científicos en la habitación. —Tienes que pensar con la cabeza en frío Komui. No sabemos con qué nos estamos enfrentando aquí, mientras más pierdas el tiempo, como veras, más exorcistas pierdes. Primero el enano, ahora éste otro... no podemos vacilar. Ya no más.
Los científicos llegaron pocos minutos después, cargando de caballito al albino que traía consigo el peluche de felpa que Miranda le había conseguido. Lo sentaron en uno de los sillones y se fueron dejándolo solo con el General y Komui.
—Muy bien enano. Basta de juegos. —dijo el General girando una silla, sentándose frente a él.
—Queremos saber qué hiciste y lo queremos saber ya. Quién eres, qué hiciste con el baka Deshi y por qué. Quiero todo, habla.
— ¿Quién es? —preguntó Chun mirando a Komui y señalando a Cross.
Komui se acercó al menor y se arrodilló a su altura, como si de explicarle algo serio a un niño se tratase. —Mira pequeño, este hombre se llama Marian y vino para hablar con Allen ¿Crees que podamos hablar con Allen-kun?
—No Allen, Chun. —respondió abrazando su osito.
—Sí, sí. Sabemos que eres Chun. Pero queremos hablar con Allen y tu hermana. —dijo señalando la inocencia en su brazo.
—No Allen. —dijo escondiéndose detrás de su oso. —Sólo Chun.
Cross se puso en estado de alerta y por un momento tuvo un mal presentimiento sobre eso. Así que encendió un cigarro para evitar perder los estribos demasiado pronto.
— ¿Dónde está Allen entonces? —preguntó Cross. —Queremos hablar con él.
El pequeño se encogió en el sillón y cubrió su cara con el peluche. —Aquí no.
Komui miró preocupado al General, quien se encontraba mirando fijamente al menor. Marian totalmente calmado tomó una calada de su cigarro, se levantó de su lugar y caminó hasta una mesa cercana para dejar a Judgment sobre ella.
—Hermana. —dijo el menor señalando la mesita.
—Sí, sí como sea. Dime enano, si el baka Deshi no está contigo entonces debe estar en otra parte ¿verdad? Así que ahora responde ¿Dónde está?
—No aquí.
— ¿Dónde está entonces? —preguntó Komui. —Necesitamos hablar con él.
—No aquí. No aquí.
Komui sabía que por la cara que se traía el General ya no le estaba quedando paciencia para repetir la pregunta. Lo mejor era hacer hablar al menor lo antes posible.
—Mira Chun, si tú nos dices donde podemos encontrar a Allen-kun, yo te presentaré con varios de tus hermanos ¿Qué te parece? De seguro ellos también quieren jugar contigo.
El albino asomó su mirada por detrás de su oso de peluche y lo miró por un momento. Komui era esa clase de persona en la que podías confiar casi de inmediato, ya que siempre inspiraba confianza, claro siempre y cuando no tuviera uno de sus experimentos cerca.
— ¿En serio? —susurró.
—Por supuesto. Ahora ¿nos dirás?
—Ahí. —dijo señalando.
Komui y Cross se sorprendieron de sobremanera ante la respuesta ¿Estaba ahí? ¿Cómo?
—Ahí, ahí. —repetía señalando, emocionado porpoder ver a mas hermanos. —Y Chun aquí.
Holaa~ ¿Cómo están? Aquí les traigo un capítulo sacado de mi cuarentena 😅 jaja espero que les guste, ya nos estamos acercando a los dramas ulalá :v
Espero seguir con la inspiración lo suficiente para adelantar algunos capítulos más.
Bueno, disfruten la lectura dejen sus sensuales estrellitas y comentarios, me encanta leerlos 💕 nos vemos en el próximo capítulo.
Bye bye~ Sak-chan fuera 👌🏻😄📵
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