One-Shot (5)

Furia
Parte dos

Ensordecedor rugido que hizo eco por todo el mar, los mugiwaras estaban atónitos por aquel momento, pues su amiga marine quien tenía una apariencia tan calmada como adorable escondía en el fondo de su ser a una temible bestia.

— ¡como te atreves a desafiar a tu padre!.

Luffy veía la escena con molestia, pero en el interior estaba analizando la situación.

— ¡luffy que debe--..

— no vamos a interferir, no está vez.

Sus nakamas estaban un poco sorprendidos pero suspiraron, conocían a su capitán.

— esta bien.

— ¡oe, Val!.— alzó la voz llamando a su amiga, la mencionada desvío un poco su mirada a luffy.— no se que sucede entre ustedes.— dice acomodando su sombrero.— pero dale una paliza a ese viejo.

La menor de los fortune asintió y de su nariz salió vapor, si te acercabas a ella podrías fácilmente escuchar leves gruñidos vibrar desde su pecho hasta su garganta.

Luffy con sus amigos se marcharon en dirección al sunny, Franky movió el timón y se alejaron de la isla lo suficientemente como para ver que sucedería. Val al verlos lejos se alivió, estaban a salvo de lo que se vendría a continuación, una pelea entre dos bestias mitológicas.

— donde esta Irene, dile que salga de su barco.— alzó la voz Daegon lo suficientemente alto para que la más joven saliera de la nave también.— valla pero que desastre te convertirste.— dice con desprecio mirando de pies a cabeza a su hija menor.

Irene se molesto al ver nuevamente a su padre, desde su ascenso a almirante no volvió a ser la misma persona.

— Irene, ni se te ocurra salir del barco oíste!?.

— tranquila Val-nee.— responde.— también puedo defenderme sola.— dice mirando a su padre.— ya no soy una niña.

La primera en cambiar su aspecto fue Irene, su cuerpo fue cubierto de llamas carmesí y poco a poco aparecían escamas, su tamaño hiba aumentando hasta que finalmente tomó forma, la de un gran dragón rojo.

La menor alzó su vuelo al barco de la Marina y se subió a las velas de la nave, su gran apariencia asustaba a los Marines que estaban allí.

— Daegon-sama.— exclamaron los marines.— ¿cuales son sus órdenes?.

El almirante chisto, tendría problemas si se desataba una pelea ahí mismo, además que no contaba que sus hijas hubiesen desarrollado la habilidad tan pronto.

Tras ellos otro rugido se escuchó, ahora era Val quien venía hacia el barco y de su boca lanzaba fuego a las demás flotas que lo acompañaban obligando a que lanzara al mar a la mayor de las hermanas y ordenar la retirada.

A la distancia estaba el sunny mirando el espectáculo, luffy estaba emocionado por el gran poder que ambas hermanas tenían.

— increíble...— musito Zoro.— sería interesante luchar contra la capitana dragón.— sonrió ladino.

— nunca podría ganarle.— dijeron al mismo tiempo Nami, ussop y Chopper.

— yohoho.— río brook.— capitana-san es muy interesante.

— ¡¡ella es suuper!!.— dijo Franky haciendo su pose.

— creí que los dragones ya no existían en este tiempo, estoy sorprendida.— comentó robin sintiendo crecer su curiosidad.

Depronto ambos dragones volaron al sunny y sobre Irene venía Sarah, las dos descendieron sobre el barco con calma cosa que igual los puso nerviosos.

— ¡oi, Sarah!.— dice luffy feliz de verlas a salvo.— me alegro que estés bien.

La fortune bajo de la espalda del dragón y acarició a sus hermanas que ahora tenían gran tamaño.

El primero en acercarse emocionado fue luffy, lentamente camino a la que aparentemente era Val. La ahora dragón bajo la cabeza hasta la altura de luffy y suspiro ocasionando que el sombrero de paja cayera tras su espalda, afortunadamente tenía una pequeña Correa que sujetaba su sombrero.

De más cerca podía contemplar sus enormes colmillos, en su apariencia actual Lucía muy intimidante ante cualquiera al igual que Irene.

— esta apariencia te luce genial, te hace ver muy fuerte shishishi.

Val y Irene ya más calmadas poco a poco regresaron a su forma humana.

— no quería que me vieran de ese modo, pero gracias luffy.— respondió apenada.

— es lo que somos tonta.— dijo Irene apareciendo a su lado.— tarde o temprano lo hiban a saber.

— tiene razón.— le apoyo sarah.— creo que es hora de que les digas nuestro linaje.

— esta bien.

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