P8C20. El infierno se ampliaba
Cuando oí que llamaban a la puerta no podía ni respirar.
─Pasa.
La vi abrirse por debajo del sofá, y también esos enormes pies avanzando hacia mí. El negro. Y fue él el que se sentó en el sofá.
─Habib ¿Qué coño pasa con el Diego ése? Me dijiste que era muy bueno, pero es un completo inútil.
─No es muy listo, señor, pero eso nos va bien. Es bueno pero sólo en lo suyo. No creo que deba preocuparse por él.
─¿Ah no? ¿Sabías que no fue la secretaria del García la que llamó ayer?
─Lo sé, pero dudo que fuera cosa del Diego. Él no conoce al señor García, y menos aún los problemas de su hija. Y ya sabe que hay otra gente que conoce las... aficiones del señor García. Y que tiene enemigos. A usted no le pueden hacer nada, pero yo le recomendaría que no mantuviera más tratos con él.
Hubo una pausa, antes de que volviera a hablar el viejo.
─Pues no me gusta ese Diego. Y tampoco la tal Nuria. Si tiene problemas con lo de las niñas, no me interesa. Es imperdonable que haya dejado irse a la chica.
─Bueno, ya le dije que la idea de la terraza era un poco arriesgada...
─Fuiste tú quien me enseñó el vídeo que le grabaron cuando la vigilaban ¿Crees que es normal ver a una... chavalita como ella... masturbarse desnuda... y... colgada de una barandilla? Lo del sábado en el piso de la Nuria ya lo había visto antes. Esto nunca.
¡Oh mierda! ¡¡Mierda!! ¡¿Me grabaron sobre esa barandilla en la casa de mi padre?! ¡¡¿Me estaban vigilando?!!
─Aún así, señor, creo que...
─Ya conoces mis gustos, Habib. Después de ver ese vídeo me apetecía que se hiciera en una terraza, y os pago mucho dinero por controlar los riesgos. Lo que ha pasado es por la incompetencia de esos cámaras, y sobre todo de esa Nuria.
─Tiene razón, señor. Me ocuparé de que no vuelvan a fallar.
─Aun así no me gusta la jodida Nuria, prefiero que busques a otra. Y habrá que ver qué hacemos con ella, ahora que ya sabe lo que había que hacer...
─Como quiera, señor. Pero tampoco creo que debamos preocuparnos por eso. A la Nuria se le paga mucho dinero y no es nada tonta, sabe muy bien lo que le conviene. Y también es la mejor con las chicas. Fue la única que consiguió liar a la ex de su abogado.
─Bueno, bueno, ya hablaremos de eso... ¿Está ya la niña abajo?
─Están acabando de prepararla. Si quiere bajar, iré a asegurarme de que la tengan a punto.
Oí cómo el viejo se levantaba.
─No ─Dijo ─. Prefiero verlo desde mi habitación ¿Está a punto la pantalla grande?
─Claro, señor.
El viejo se dirigió a la puerta. El negro también se levantó y le siguió.
─Dile a la Tere que me suba la cena y dame diez minutos antes de empezar.
─Por supuesto, señor...
Salieron los dos, y antes de oír cómo se cerraba la puerta la luz volvió a apagarse. Pero yo seguí detrás de ese sofá.
Y sumergida en esa penumbra, aún agachada, vomité sobre aquel impecable suelo. Y después cerré la boca apretando los labios con fuerza, aterrada porque pudieran oírme llorar. Y mientras mis lágrimas salían en silencio, sentí que el infierno en el que estaba se ampliaba mucho más allá de aquella lujosa mansión, hasta ocupar toda mi vida.
Porque toda mi vida había sido una mentira. Mi padre era un pervertido y yo era un accidente. Y cuando salí de mi falso mundo buscando sensaciones, me encontré una realidad que ya me estaba acechando. Un monstruo que me había estado vigilando, que me había utilizado y ahora quería matarme. A mí, y también a Olga.
No. A Olga no. A ella no.
Me levanté, fui hasta a la puerta y la abrí muy lentamente, mirando. Vi la sala vacía, crucé la puerta y la cerré. La puerta que daba a fuera seguía abierta y me moví hacia allí, sintiendo un pánico tan fuerte que hacía tiritar todo mi cuerpo. No sabía lo que hacer, sólo que tenía que huir de allí.
Esa vez no recorrí ni un palmo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top