P6C8. ¿Por qué había ido?
Y me quedé mirando cómo se iba hasta la puerta y salía. Y aún seguía sin creer que pudiera tomarme por tonta con tanto descaro, con esa filosofada tan cutre de las chicas normales. Pero encima, casi detrás de ella, vi salir a la chica de la blusa azul. Su novio la agarraba de un brazo y casi la estaba arrastrando. Ella se daba prisa y ya tenía lágrimas en los ojos; y justo antes de cruzar la puerta, él le puso la otra mano en la espalda, y literalmente la empujó hacia fuera.
Y al verlo sentí asco. Y rabia. Hijo de puta...
Y me levanté. Y también me dirigí hacia esa puerta para salir de allí ¿Por qué había ido? ¿Por qué coño tuve que salir el fin de semana con Olga? ¿No podía haberme quedado dentro de mi burbuja, masturbándome tan tranquila?
Pero no podía quedar la cosa ahí, por supuesto que no. Nada más salir, tuve que verlo. El hijo de puta estaba apenas a unos metros de la puerta, calle arriba, con la inútil de la blusa azul. Quedando justo delante de mis narices, cuando me giré para volver a subir hacia la avenida.
Le estaba pegando una bofetada en la cara.
Una sola bofetada. Delante de mis narices. Oí claramente el sonido del tortazo y me quedé clavada, mirándolo.
La chica pegó un grito ahogado, muy ridículo. Y llorando como estaba se alejó de él pasando por mi lado. Y yo tuve que volver a girarme cuando vi la cara de aquel cerdo. La miraba con desprecio. Ella se detuvo frente a la puerta del bar y se apoyó en un coche aparcado. Ahora lloraba ocultándose la cara con las dos manos, pero antes de cubrírsela del todo, también se la vi: Era una cara de desesperación. Y de miedo.
Y yo allí quieta, mirándola. Ni ella ni su novio parecían haberse dado cuenta de que estaba allí. Pronto salieron dos chicas más del bar, y otro chico. Al verla, las dos corrieron hacia ella.
─¿Qué ha pasado, Su? ¿Te ha vuelto a pegar? ─Le preguntó una ¡Y ella negaba con la cabeza!
Me di la vuelta otra vez y eché a andar hacia la avenida. Caminando rápido. Y cuando pasé junto a aquel cerdo, ni me miró. Y yo me aparté un poco, pero no por miedo.
Pasa de largo, Alba. Pasa de largo y no le mires. Porque como te diga algo, lo vas a matar.
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