P5C6. Algún sitio donde hubiera gente
Nunca más.
Estaba en el autobús recorriendo la avenida, y no dejaba de decírmelo a mí misma: Nunca más sobre una barandilla. Y el corazón aún me latía deprisa al pensarlo.
Estaba asustada. Muy asustada. Y allí, sentada en aquel bus, preguntándome por qué lo había hecho, el miedo ya no era nada excitante. Pero antes, ahí arriba... ¡Oh Dios! ¡Si no podía dejar de mirar esa altura y acabé inclinándome más y más hacia el vacío, agarrando sólo con una mano la barandilla, mientras con la otra... ¡Mierda! ¡Ese miedo sí que me excitaba! Y lo peor fue al venirme el orgasmo: Se me nubló la vista y era como si la cabeza me diera vueltas ¡Estaba convencida de que me caía!
Mierda... ¡Mierda! ¡Si me habían dado ganas de saltar! Y no, yo nunca había tenido ningún impulso suicida. Tenía muy claro lo que era: Aquel miedo.
Y no fue hasta que hube bajado de la barandilla y me di cuenta de lo que acababa de hacer. El miedo cambió de golpe, y no me atreví a quedarme sola ahí. Me vestí, salí a la calle y bajé hasta la avenida, para coger el autobús.
Nunca había salido así, y menos para ir a donde iba, pero no se me ocurría nada más. Tenía que ir a algún sitio donde hubiera gente. Aunque apenas les conociera, aunque no me cayeran bien. Y aunque fuera como siempre: Sin que nadie me dirigiera la palabra. Pero no me atrevía a estar sola.
Estaba pensando en lo que acababa de hacer, y pensarlo aún me excitaba.
Bajé del bus y caminé hacia la siguiente esquina, tomando la calle a la derecha. También bajaba, y había dos o tres bares. El primero tenía que ser en el que medio instituto decía que quedaban por la tarde, y fue donde me metí. Era martes, pero ya en junio estaba bastante lleno. Enseguida reconocí a gente del instituto, algunos de mi clase y había bastante más, casi todos de mi edad. Me dio un poco de tristeza pensar que Eli y José jamás irían a un sitio así.
Me acerqué al mostrador de los helados, junto a la barra. Supongo que porque lo vi abarrotado de gente y allí no sería tan raro estar sola. No me apetecía tomar nada, y no sabía qué hacer.
─¡Vaya! ¡A ti nunca te había visto por aquí! ─Exclamó alguien detrás de mí.
Pegué un bote del susto y me di la vuelta. Y tardé un poco en reaccionar. Era un chico de mi aula, uno de los más populares. No era el que estaba más bueno, pero estar, no estaba nada mal.
─Eres Alba ¿no? ¿Cómo tú por aquí? No te había visto nunca...
No me lo creía. Primera sorpresa: ¿Ése sabía mi nombre?
─Eee... si, bueno ─Dije, un poco avergonzada -. Es que estoy estudiando para los finales, y he salido a airearme un poco.
─¿Estudiar tú para los finales? ─Se rió él ─Malas noticias: No se puede subir más de un sobresaliente.
Alucinante ¿También sabía las notas que yo sacaba?
─Bueno, no tengo esa media en todas... en alguna aún puedo subir... ─Me defendí. Y enseguida me sentí ridícula, hablando de mis super notas con un tío como él.
─Ya, claro ¿Me dejas que te invite a algo? ─Añadió.
Me lo quedé mirando ¿Invitarme a mí uno como él? Me sentí como al principio con el cerdo aquel del puerto, el viernes. Pero éste era del instituto, no podía ser posible. Y encima, a mí me salió lo que me salió. Así mismo:
─Bueno... Claro ¿Traes condones?
─¿Cómo? ─Preguntó, abriendo mucho los ojos.
Y yo los abrí aún más. Me muero ¡Me muero! ¡¿Pero qué acabo de decir?!
─No, no, je je... era una broma... ─Le dije, sintiendo el ardor en las mejillas.
─Ya... es que yo no... ─Intentó decir él, también ruborizado.
Pero yo ya no le miraba a él, sino detrás suyo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top