P5C2 ¿Qué mierda de perspectiva te da eso?
─¡Eh, Alba! ¡Bájate ya de la nube! ─Exclamó Olga.
─Ostras, perdona...
Pues sí que estaba en las nubes. Mirando por la ventana de la habitación sin poder dejar de pensar en lo mismo. Otra maldita vez. Y al darme la vuelta me volvió a deprimir ver a Olga sobre la cama de un hospital. Por suerte no había sido nada grave, pero se suponía que estábamos de vacaciones, y verla ahí...
─Aaanda no le des más vueltas. Túmbate en el sofá y duerme un poco, chica, que has pasado toda la noche en blanco. Estás agotada ─Insistió ella.
─No... Bueno, sí, es que... Uuuf, sí que estoy cansada, pero no tengo ganas de dormir.
─Pues no duermas pero no pienses más en eso. Necesitas descansar...
─Olga ¿crees que puedo olvidar por qué estás ingresada en un hospital?
─No te pido que lo olvides, sólo que dejes pasar un tiempo. Creo que es mejor que lo hablemos en unos días, con más perspectiva. Que aprendamos de esto...
─¡¿Perspectiva?! ¿Sabes quién me dijo lo mismo hace dos años? ─Repliqué. Supongo que aún estaba asustada, porque de pronto me enfadé. Y Olga se quedó callada. Y lo sentía, porque era ella la que estaba herida. Pero sólo me faltó oír lo de la "perspectiva".
─¡Pues la jodida Nuria! ─Seguí, ya gritando ─ ¡¡Me dijo que había que ver la experiencia con perspectiva!!
─Alba. Lo siento, pero...
─Olga: ¡Hemos quedado con un grupo de desconocidos para follar con ellos! ¡En este puto país! ¡Y nos hemos presentado a la cita desnudas!
─Alba...
─¡Y resulta que eran traficantes de armas! ¡¡Traficantes de armas, joder!!
─Por favor...
─¡Y te han herido! ¡Y hemos acabado en medio de un tiroteo! ¡Un puto tiroteo y nosotras ahí en medio! ¡¡en pelota picada!! ¡¿Sabes que después nos buscaron por toda la jodida nave industrial?! ¡¿Sabes que estamos vivas de milagro?! ¡¿Qué mierda de perspectiva te da eso?!
Y sin decir nada, ella se movió sobre la cama para sentarse en el borde, de cara a mí. Y me abrió sus brazos. Fue entonces cuando me di cuenta de que yo estaba llorando, y me acerqué para abrazarla.
─Perdona Olga... es que...
─Tranquiiila...
─Es que me he asustado. No sabía si... si tú...
─Tenías miedo de que me pasara lo que te pasó a ti hace dos años ¿no?
Y si, era eso: que ella podía haber acabado como acabé yo. Pero entonces, como tantas otras veces desde hacía dos años, ella movió la cabeza muy suavemente hasta apoyar su frente en la mía. Y después se separó un poco y me miró a los ojos. Y después volvió a acercarse. Tan lentamente, milímetro a milímetro, obligándome a cerrar mis ojos. Y a esperar que sus labios tocaran por fin los míos. Y a recordar por qué la quería tanto.
Porque era mi amiga, y también mi amante, y también mi confidente. Cuando yo lo necesitara, sin tener que pedírselo y sin ningún compromiso. Y porque cuando estaba asustada y era injusta con ella, no se enfadaba. Simplemente me daba lo que nadie más podía darme: Un abrazo y un beso. Un beso en la boca, pero que no tenía lujuria sino consuelo. Seguridad.
─¿Nunca te has preguntado cómo sería nuestra vida si no fuéramos como somos? ─Pregunté sollozando.
─No es lo que somos, Alba, sino lo que hacemos.
─Pero...
─Yo también pienso a veces en lo que te pasó. Fui yo la que te llevó al piso de Nuria...
─No empieces otra vez. Sabes que no fue culpa tuya.
─No me refiero a eso. Sé que te metiste tú, pero aquello no era un infierno sólo para ti. Lo era para otras chicas, algunas incluso niñas. Y fuiste tú la que acabó con él.
─Sólo tuve suerte...
─No fue sólo suerte, Alba. Mírame ─Insistió. Y yo volví a mirar sus preciosos ojos negros ─. Todos sentimos lo que te pasó, pero lo que tenemos ahora es lo más parecido a una familia. Por muy rara que sea. Y lo tenemos gracias a ti.
Y volví a abrazarla, pero aún con miedo. Porque ella no sabía lo que yo oí hacía unas horas, en aquella nave industrial, después del tiroteo. Aquellos criminales nos conocían. Sabían que teníamos mucho dinero. Y ya no estaba segura de que el infierno de dos años antes hubiera terminado. Y tenía miedo de perder lo que teníamos: No el dinero sino lo que Olga llamaba mi familia: Ella, y Eli, y José. Mi cielo después del infierno. Y volví a preguntarme si hubiera sido mejor no haber conocido nunca a la maldita Nuria.
Nuria: La mujer que me enseñó el lado oscuro del sexo. La que me llevó al infierno en un lujoso Porsche descapotable. ¿Sería mejor no haberla conocido?
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Aqui, otra vez para los que no les apetezca leer el primer libro, tengo que hablar de Nuria, un personaje esencial en la historia.
Nuria es una mujer que organizaba reuniones "con amigas" para practicar juegos sexuales. Alba la conoció casualmente en una discoteca la primera noche de su "descubrimiento", y Olga ya la había conocido anteriormente. Al final del primer libro las dos deciden ir a una de esas reuniones, donde Alba acabará practicando un "juego sorpresa".
A partir de esa "reunión" Alba cambiará la idea que tenía del sexo y de sí misma. Ese cambio y sus consecuencias son lo que relato a partir de ahora.
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