P10C3. Pedro
Cuando iba con José hacia la habitación de Olga me sentía un poco asustada, pensando en lo que me acababa de decir él. Pero antes de llegar vimos a Pedro en el pasillo hablando con Eli. Y por supuesto, ella partiéndose de risa.
─Ah, hola, Alba. Si no te importa me llevo un momento a José a la cafetería, que yo también quiero hablar con él ─Dijo Eli, mirando a José con cara de mala leche.
─Eli, ahora no es un buen momento... ─Empezó José.
─Tranquilo que ahora no te voy a echar la bronca ─Le interrumpió ella, agarrándole una mano ─Venga, sólo quiero que me acompañes, que en mi estado un antojo es un antojo. Necesito algo dulce.
Y así me quedé: Otra vez a solas con el simpatiquísimo nuevo pretendiente de Olga. Pero claro, él no podía permitir que me sintiera incómoda.
─Hola guapa. Cómo estás ─Me dijo enseguida.
─Bien, gracias...
─Que ya lo veo, que no era una pregunta... ─Añadió poniéndome ojitos. Y yo no pude evitar sonreír. ¿Iba a acabar acostumbrándome a sus gracias?
─Mira ─Siguió ─. Es que me gustaría pedirte algo antes de que te lleves a Olga...
─¿A mí?
─Sí. Quiero que me des permiso para volver a verla ─Me dijo, asintiendo exageradamente con la cabeza.
─Oye, que eso se lo tendrías que pedir a ella...
─Ya, claro ¿Y por qué me da que tengo que pedírtelo a ti?
Me lo dijo mirándome con los ojos entrecerrados. Desde luego no era el tipo de hombre que te imaginarías saliendo con Olga, pero con esa gracia al hablar y esa mueca de niño travieso seguían dándome ganas de abrazarle.
─Mira ─Le dije ─. Es que tú no la conoces, y no sé si...
─Si eso es lo que quiero. Conocerla, nada más. Tranquila que su mano no te la pediré hasta dentro de un par de semanas...
Y ahí le miré seria.
─¿Un par de meses? eee... ¿un par de años? ─Siguió. Y yo aún seria ¿Cómo podía bromear sobre todo?
─Chica, que en un par de décadas no sé si resultaré tan gracioso...
Y al final tuve que volver a sonreír. Es que era imposible, el tío me podía...
─Verás, Pedro. Es que Olga y yo no... Quiero decir que...
─Trabajo en lo que trabajo, Alba ─Me interrumpió levantando una mano ─. Tengo cierta experiencia en observar a la gente...
Yo no sabía qué decir ¿De qué me estaba hablando?
─Ya te lo dije ─Siguió ─. He conocido a gente de todo tipo, buena y mala ¿Entiendes? Y Olga es de las que no te importa lo que haga. Quieres estar con ella, y cuando estás sólo quieres que sea feliz.
¡La madre que lo...! ¿No me resumió a Olga en dos frases, el tío? ¡Si hasta se me hacía un nudo en la garganta!
─Y sé cómo te quiere ella. Y también José y Eli. Ni loco intentaría separaros, está clarísimo que no podrían vivir sin ti...
─Oye, Pedro, creo que me tomas por quien no soy...
─Eso es lo que te hace tan interesante: Que no te lo crees.
¡¡La madre que lo...!!
─Sé que sólo hace tres días que la conozco. Y no sé si tengo alguna posibilidad, pero es que... También eres tú y la parejita. No es fácil encontrar gente como vosotros ¿Sabes? Si sólo pudiera... no sé, veros de vez en cuando...
¡Y la carita que me ponía! ¡Cabrón! ¡Si tenía que aguantarme para no abrazarle!
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