CAPÍTULO 5 | DE TAL PALO, TAL ASTILLA

(Volví publicarlo, por qué me pareció raro que un usuario me informará de que este capítulo no le aparecía).

CAPÍTULO 5: DE TAL PALO, TAL ASTILLA.

Esa quinta voz le pertenecía a Skye. La cockapoo regresó nuevamente a la habitación. Los miembros presentes en la sala, aún seguían en su estado de shock.

—Desde entonces, aprecio más a los machos de verdad. Chase es mi amigo, y lo conozco desde muy pequeña, él no sería capaz de desviarse de esa forma —dijo la hembra de ojos rosas.

—Entonces, ¿Por eso te preocupas tanto por él? —preguntó Liberty.

Skye ante la pregunta se detuvo en las escaleras, girándose para ver a su amiga a los ojos, asintiendo con su cabeza.

—Entre esa y otras razones, pero sí —contestó la Cockapoo con total seriedad.

—¿Y qué fue de ella? ¿La has visto recientemente? —preguntó nuevamente la perra salchicha invadida de curiosidad.

—No volví a saber de ella, ni quiero verla. Les daré un consejo: de verdad aprecien a los chicos, ya casi imposible saber quién es macho y quien es hembra.

Aconsejó Skye, dejando ese mensaje reflexivo a sus amigos. Su experiencia pasada la llevó a generar dicha opinión, manteniéndola firme y vigente hasta el día de hoy.

—Jamás pude superarlo, lo intenté, pero no lo logré —suspiró Skye.

—Tienes razón, amiga. Toda la razón del mundo —dijo Zuma—. Lamento que hayas tenido que pasar por eso, y tienes nuestro apoyo.

—Yo igual te apoyo, espero que encuentres al chico correcto, y cuando digo "correcto", es realmente al chico correcto —agregó el dálmata.

—Gracias amigos —agradeció Skye expresando gentileza—. Pero en sí, por eso tengo un mal presentimiento, ellos no llevan solo un par de semanas de novios, llevan meses y meses.

—Claro, no sabemos qué más cosas le habrá hecho ella a él —agregó el perro bombero.

—Exactamente, ese es mi punto. Pero una cosa es cierta, cuando en una pareja, sea del lado que sea, cuando uno da el primer golpe, esa relación va en declive —aclaró la cockapoo.

Y con ese segundo mensaje, Skye subió las escaleras perdiéndose de la visión de todos sus amigos, no sin antes recoger el objeto por el que se había venido, su cepillo para el pelaje favorito, uno que Katie le regaló unas semanas atrás.

«Mientras tanto en las calles de la ciudad, nos escabullimos entre callejones u atajos, y al doblar en una de las esquinas, tanto Rocky como yo, logramos ver el semáforo dañado, así como también el enorme embotellamiento.

—¡Ahí está! —gritó el mestizo desde su vehículo.

—¡Rocky, tendremos que dar la vuelta! —sugirió el policía de tránsito.

Rocky asintió con su cabeza, y se dispuso a seguirlo. Ambos canes siguieron avanzando hasta rodear toda la cuadra. En pocos minutos se encontraban bajo el semáforo.

«Fue ahí cuando se percataron que en la calle que ambos estaban, un semáforo no cambiaba a rojo, y del otro lado había uno que daba pulsaciones intermitentes en sus luces.

—¡Rayos! ¡Chase, los dos semáforos están dañados! —informó Rocky deteniendo su vehículo.

—Bueno, en ese caso será más sencillo para mí —comentó el pastor alemán.

—Chase, ¿podrías pasarme un pack de conos? Ocuparé un carril libre para poder trabajar.

—Dame un minuto —dijo el pastor alemán.

—Y ahora que lo pienso... creo que voy a necesitar una escalera —pensó el mestizo en voz alta, observando lo alto que estaban los semáforos.

El policía de tránsito, tomó unos cuantos conos apilados y los dejó caer. Seguidamente Chase se bajó de su vehículo y los tomó para colocarlos manualmente sobre el carril izquierdo.

—¡Ya casi termino! Solo me queda hacer una cosa más —gritó.

Aún debía cerrar el carril desde la parte de atrás. Por lo que me subí a la acera y corrí hasta el otro extremo de la calle.

«Una vez ahí desplegué un pequeño cartel, que se fue armando poco a poco hasta las patas. A decir verdad estaba un poco pesado para mí, pero solo consistía en agacharme para que ambos soportes quedarán sobre la carretera, o eso creía, aún tenía que acomodarme bien para dejarlo recto.

—¡Mmm! Dios como pesa esto, ¡Ahrg! —se quejó agachándose poco a poco con su voz agotada. Al escuchar el sonido metálico al chocar contra el suelo, Chase soltó la señal, y suspiró aliviado.

Chase analizó lentamente toda la intersección, y vió unos espacios para estacionarse. por lo que volvió a su vehículo, y con sus luces intermitentes aún encendidas, aceleró pasando en frente del embotellamiento y se estacionó a un lado de la calle.

Posteriormente, ladró un comando que desplegó una serie de señales que brillaban en la oscuridad. Chase se acercó quedando en el centro de la intersección.

—"¡Ruf! Megáfono". ¡Escuchen, mientras el semáforo es reparado, yo los guiaré! —anunció el perro de tránsito a través de su megáfono.

Mientras el Pastor Alemán se encargaba del tráfico, Rocky sacó una escalera usada de la parte de atrás de su camión, además de un libro de la guantera.

«Jamás había reparado un semáforo antes, pero tenía un libro que un Operador de Tráfico me regaló hace varios años. "Mantenimiento de Semáforos". Coloqué la escalera y con el libro en la otra pinza, me puse manos a la obra.

—Muy bien, verde es mi color.

El reloj marca las 6:20 de la tarde, era prácticamente de noche.

La reparación fue para largo. En otras palabras, la reparación tomó más tiempo de lo que ambos esperaban. Para mala suerte de Rocky, a mitad de la reparación le cayó polvo en su ojo derecho. Aún así, logró reparar ambos semáforos utilizando el manual.

—Rayos, definitivamente tienes el ojo muy rojo, Rocky —observaba el pastor alemán, apuntando la luz de su linterna en su ojo.

—Debió ser el polvo de hace rato, pero ¡Ahg! ...a decir verdad, me está comenzando a arder —comentó el mestizo.

—Será mejor que Marshall lo revise —sugirió Chase apagando su linterna—. ¿Seguro que puedes conducir?.

—Si puedo, pero será mejor irnos antes de que empiece a nublarse mi vista.

Chase asintió con su cabeza, a lo último iba a decirle que iría a recoger los conos y la señal. Pero el ruido de un crujido, y una textura rugosa bajo su pata llamó su atención.

—Una envoltura, bueno Rocky supongo que ahora seré el perro reciclador en vez de tí —ríe antes de tomarla con su hocico.

—Jaja, eso parece. Mira, tienes un basurero allá en la esquina.

Chase rápidamente fue a tirarla al basurero, pero seguidamente llamó la atención del mestizo, pronunciando repetidamente su nombre.

—¡Rocky, Rocky, tienes que ver esto! —gritaba el pastor alemán justo a un lado del basurero.

El mestizo se aproximó hacia él a paso veloz al escucharlo.

—¿Que encontraste, Chase? —preguntó el perro reciclador.

—Encontré una de estas banderas coloridas, mira —respondió jalando el rectángulo de tela.

—Vaya... parece que alguien se arrepintió de su compra. Se podría decir que puso la basura en su lugar —dijo con un tono gracioso que hizo reír a Chase.

—¡Jajaja! Buena esa —rió el perro policía.

—Je, al menos no la tiró en la calle. Aunque siento que el lugar correcto para esto según mi opinión profesional, sería directo en la fundidora.

—*Cof Cof* Queda arrestado por ensuciar la vía pública. ¿Y qué hago con ella, Rocky? —preguntó.

—Regresala al basurero, no es algo reciclable —sugirió.

—Quizás es para añadirle color a la basura. Pero... tú eres el experto en estas cosas, Rocky —la arroja nuevamente dentro del basurero.

Ambos regresaron al lugar donde estaban sus vehículos y recogieron las cosas, Chase los conos y la señal que bloqueaba el carril, mientras Rocky retiraba la escalera para guardarla en su camión.

—¡Todo listo! Ya podemos irnos, Chase.

—Rocky, ¿podrías avisarle a Ryder que tal vez llegue un poco tarde hoy? —pidió amablemente el pastor alemán.

—¡Oh! cierto, dijiste que irías a hablar con tu novia. De acuerdo, se lo diré —aceptó Rocky.

—Muchas gracias, Rocky. Maneja con mucho cuidado amigo.

Chase subió a su patrulla, tomando otro camino diferente, en dirección contraria al cuartel. Chase tenía varias dudas por resolver.

La ciudad era muy grande, por lo que tardó más o menos una hora para llegar a su destino. El pastor alemán se estacionó al lado derecho de la calle, y observó a su derecha una casa.

—Espero que Cora me dé una explicación, no creo que mis amigos sean capaces de mentir sobre algo así —Se dijo a sí mismo.

El perro policía apagó el motor de su vehículo, y se bajó de él. Chase sabía que Skye jamás le mentiría, y la reacción que ella tuvo era suficientemente creíble para él.

«No sabía por qué me sentía nervioso a medida que me acercaba a la puerta, tal vez miedo de que realmente lo que pasó sea verdad o que siga molesta y ella decida atacarme».

—Bien, aquí voy —habló Chase, observando por unos segundos el timbre de la casa. De un salto presionó el botón del timbre estirando su pata.

Esperé por un corto periodo de tiempo, y observé el jardín, tenía unas hermosas flores plantadas, como rosas, y tulipanes.

«Volví a tocar el timbre y está vez pude escuchar unos pasos que se aproximaban a la puerta, acompañados de una voz».

—Ya voy, ya voy —dijo la voz femenina de lo que parecía ser una persona algo mayor. Los pequeños ruidos metálicos que se escuchaban, eran las llaves chocando entre sí.

La señora también quitó los dos seguros que tenía la puerta, y la abrió con cuidado.

—Buenas noches señora —saludó el can de manera educada.

—Aw mira nomás que tenemos aquí, buenas noches amiguito ¿Necesitas un plato con comida y agua? —ofreció la abuelita amablemente.

—Eh, es muy amable, pero en realidad quería preguntarle una cosa, ¿Se encuentra Cora? —preguntó el perro uniformado.

—¿Cora? Oh, claro que sí, pasa amiguito —extendió su mano, invitándolo a entrar.

Con eso pude confirmar las hermosas flores, a ella le encantaban las flores, tenía pinturas de orquídeas, rosales, y margaritas también. Era una casa muy acogedora, y realmente parecía la casa de una abuelita por dentro.

«La adulta mayor me llevó a la sala de estar. Me gustaba mucho la decoración de su casa, con una alfombra color vino, un papel tapiz verde oscuro, y lámparas antiguas.

—¿Cómo te llamas jovencito? —preguntó la dulce mujer.

—Me llamo Chase, es un placer.

—Mi nombre es Azalea, es un gusto. Oh, espera, eres de ese famoso equipo, eh... Ay ¿Cómo se llama? ¿"Perros de Rescate"? —Tratando de recordar, era obvio que había reconocido a Chase.

—Paw Patrol —corrigió el pastor alemán con una sonrisa.

—¡Si, ese, ese! Tengo una sobrina que los adora a ustedes. Bueno, eh... tú espera aquí, iré a buscar a mi nieta Cora, ya vuelvo.

La mujer se fue de la sala a buscar a Cora. El pastor solo dijo ¿"nieta, Cora"?. Chase sabía que era imposible que fuera su nieta biológica, pero era bonito ver como la consideraba como una nieta a pesar de la diferencia de especie.

«Esperé alrededor de diez minutos, solo pude escuchar unas voces a lo lejos las cuales no le dí mucha importancia, y el ruido de los autos que pasaban en la calle. Mientras tanto, yo observaba la pecera que tenían en la sala.

—Mira que lindo, ya que muy poca gente tiene peces como mascotas.

—¿Chase? —preguntó una voz sobresaltada a sus espaldas.

El pastor alemán se volteó al reconocer la voz de su actual pareja, mientras ella lo observaba de una forma extraña sin decir nada, no esperaba verlo en su propia casa.

—¡Amor! —Se acercó el pastor alemán ilusionado de verla. Trató de darle un abrazo, pero ella no correspondió, solo retrocedió un poco —. ¿Qué pasa amor?.

—¿Qué haces aquí? Te dije que no me gusta que vengas a mi casa —Se expresó de forma brusca y con total seriedad, al igual que desconcertada con su presencia.

El can notó algo fuera de lugar en su pareja, le daba la sensación de que ella trataba de evitarlo. El pastor alemán sabía que a su novia no le gustaba que viniera a su casa, quizá estaba incómodo por eso, o al menos eso creía Chase.

—Cielo... yo... necesito hablar contigo —dijo en tono de seriedad y preocupación —. Por favor.

Ella miró el rostro de Chase apagado. La Husky miró hacia otro lado dejando un silencio incómodo en la sala de estar.

«Pasaron los minutos hasta que hubo movimiento por parte de Cora, quién dió un leve suspiró, se subió al sofá grande y con un gesto de palmadas en el sofá,

—Ven, sube —Le indicó ella.

Chase la miró fijamente por unos instantes. El can entró a su burbuja de pensamientos.

—¡Te dije que subieras! —ordenó ella elevando

el tono de su voz, dando un golpe algo fuerte sobre el sofá.

El can se sobresalta ante la orden de su pareja, por lo que se acercó al sofá, subiéndose a él rápidamente de un salto y se sentó al lado de ella.

—Hmm... Amor, escucha... Sé que... que tu... se que no te gusta que venga a tu casa, por lo que veo... aún sigues molesta, pero... vine aquí para hablar de lo que pasó en el circo —dijo el pastor alemán completamente nervioso

Él no era capaz de hacer contacto visual con ella, tenía miedo de recibir otro ataque de irá de su pareja, no era la primera vez que ocurría aparte del circo.

—Skye... ella me comentó que tú... hiciste...

—Culpa a tu amiguita Skye entonces, ella me provocó en primer lugar —interrumpió ella—. No tiene derecho a meterse.

—Eh... ok... ¿Quiero saber por qué me empujaste en el circo? Puedes decirme lo que sea, estamos juntos en esto, no me enojaré contigo —aclaró el perro policía.

Chase colocó su pata temblorosa en su espalda, acariciándola con suavidad y ternura, apoyando su mejilla en la de ella.

—Se qué hemos tenido muchas diferencias entre nosotros, pero quiero que esto realmente funcione para ambos —decía con total sinceridad.

—¿Diferencias? A ver, Chasy no me involucres en tus cosas, que la mayoría las has provocado tú —dijo ella mirándolo de reojo. Cora retiró la pata de Chase de su lomo.

El perro policía se entristeció al escuchar eso. Aún así trató de ser fuerte y aguantar lo que tenía contenido dentro de su pecho.

—Ahh... quizás, pero realmente quiero que esto funcione, ambos hemos tenido equivocaciones, pero... realmente quiero ser el mejor novio que puedas tener, darte abrazos, pasar tiempo contigo —expresó.

—Lo primero, si quieres que esto funcione, no me digas que hacer, no me gusta que ningún chico me diga que tengo que hacer —aclaró la Husky.

Chase la observó, notando nuevamente las mismas vibras que Cora estaba liberando en el circo.

—Escucha amor, te perdono por haberme empujado de esa forma, pero... por favor, no quiero que seas tan brusca conmigo —dijo él.

—Bueno, entonces no intentes decirme que tengo que hacer, no tienes control sobre mis decisiones, y tampoco debiste haberme dicho que me calme, Chase —dijo ella mientras lo observaba.

—De acuerdo, lección aprendida. Solo, no culpes a mi amiga Skye por todo esto, no me gustaría ver más choques entre ustedes dos, ambas son importantes en mi vida.

—¿En serio te importa más tu amiguita? Yo soy tu novia, no ella. No puedo creerlo, todos los machos son igual de... creen que tienen el control sobre su hembra y creen que pueden decirle qué hacer.

Chase tragó saliva, y miró hacia el lado contrario de donde estaba Cora. Su tristeza era evidente, y trató de que ella no lo viera en ese estado. Además de eso se encontraba incómodo.

—Pero, no trato de controlarte a tí, solo... trato de ser amoroso y...

—No quiero más abrazos, ni besos, no me gustan los abrazos, ni los besos ¿Me oíste? —preguntó dejándolo muy claro.

Chase la miró, y asintió con su cabeza, aceptando las mandatorias condiciones de su pareja. El pastor alemán dio un fuerte suspiro antes de dirigirse a ella nuevamente.

—B-bueno, creo que debería irme, ya dije lo que tenía que decir, y... y mis amigos me están esperando —bajando del sofá.

—Si, es mejor que te vayas, no quiero tener machos, reglas de la casa —recordó mirando fijamente adelante.

—Cuídate mucho cielo —agregó sin ánimos, él solo quería irse del lugar, no se estaba sintiendo nada bien.

«Yo sentía una extraña y desagradable sensación en mi pecho, como un dolor, un hueco, un vacío, como si alguien sacará mi corazón y lo apretara con fuerza, me sentía culpable, no sabía que estaba haciendo mal»

El pastor alemán cabizbajo caminó a pasó acelerado, pero para su mala suerte, cuando estaba a segundos de poder salir al pasillo, Azalea apareció cortando sus pasos.

—Muy bien jovencito, te tengo una noticia que posiblemente te va a gustar. Espera, ¿ya te vas? —preguntó la dulce mujer frente a él.

—Eh.. si, yo debo... debo volver, c-con mis amigos, ya es tarde y me están esperando en el cuartel, me gustaría quedarme en serio, pero —gira su cabeza, mirando a Cora—... pero, tengo que irme.

—Ohh... ¡Je, je! Lo entiendo, no te preocupes jovencito, solo venía a invitarte a cenar mañana, para así poder conocerte me...

—¡No! —interrumpió Cora con un grito, dejando asustada a la adulta mayor—. Es decir, no creo que sea buena idea, no me gustaría que ocurra una emergencia... y el debe estar alerta a cualquier llamada que lo "saque de aquí".

Encaró la Husky Siberiano entonando esa última frase entre los colmillos de su fingida sonrisa. Azalea le pareció extraño esa subida de voz, pero la ignoró.

«Chase por un lado quería rechazar la invitación, pero no quería ser descortés con la mujer que lo recibió con sus brazos abiertos en su casa. Cora se acercó a él y colocó su pata en el hombro del pastor alemán, dándole un leve tirón a su collar».

—Sería un gran honor, realmente me encantaría pero... Cora, eh... mi Cora tiene razón, puede ocurrir una emergencia en media cena, entonces...

—Mmm... ya veo amiguito, pero no te preocupes, si llegas a tener una emergencia, no tendré problema en que te tengas que ir, por qué es tu trabajo, pero me gustaría que asistieras.

—De acuerdo, aquí estaré.

—Perfecto, nosotros cenamos a las siete.

Y con eso último Azalea se despidió de mí llevándome a la salida. Al subir a mi patrulla, la amable mujer me miraba desde la puerta agitando su mano en gesto de despedida, acompañado de "Que Dios te bendiga y te acompañe" mientras el motor se calentaba.

«Aceleré con cuidado, y podía ver a la mujer diciendo "adiós" con su mano desde el espejo retrovisor izquierdo. Al detenerme en la señal de stop, volví a mirar y la puerta estaba cerrada.

—Madre, es que osea, ¿¡Cómo se te ocurre!? Invitarlo a cenar aquí a él, ¿en serio? —dijo una chica joven de 26 años.

—No veo cuál es el problema, hijita —dijo Azalea, quién era la madre de la joven.

—Vamos abuelita, ¿por qué lo invitaste a cenar? —preguntó la husky, tampoco estaba muy de acuerdo con la decisión que tomó la adulta mayor.

—Mamá, sabes lo que opinamos aquí, nada de hombres en esta casa, solo sirven para romper el corazón, y ser machistas con nosotras —opinó la joven.

—¡Si! Tiene razón, no debiste invitarlo, aquí no se permiten hombres —dijo Cora estando de acuerdo con su dueña.

—¡Por dios, es tu novio Cora! Y segundo, les recuerdo que está es mi casa, yo la compré con mi pensión, las reglas las pongo yo.

El ambiente estaba muy picante entre las tres, Azalea ya conocía a lo que se enfrentaba. Tal como Cora mencionó, no era su primera relación amorosa, entonces ya la conocía.

—Saben, mejor iré a ver cómo está la sopa —dijo la mujer—. ¡Oh! Y si alguna se atreve a tratarlo mal, les juro que ambas se van de aquí. ¿Entendido?.

—Seh... entendido —respondió la perra no muy convencida y con su enojo contenido.

—¿Entendido, Laura? —la miró fijamente.

Azalea miraba a su hija Laura, sabía que ella era la que le había metido esos pensamientos a su mascota.

«La señora se fue por el pasillo hacia la cocina, dejándolas solas a ambas.

—No le hagas caso Cora, recuerda esto, las mujeres somos el sexo fuerte. Nunca te dejes dominar por ningún macho ¿Ok? —se agachó para estar a su altura.

—Entendido.

—Si un hombre, bueno en tu caso un macho, si un macho se sobrepasa contigo, o quiere darte órdenes, ¿qué tienes que hacer?.

—Pegarle, y demostrarle quién manda, demostrarle que no tiene ningún control sobre mí —respondió Cora con una sonrisa y una pose firme.

—Buena chica. Es mejor darle el golpe tú, a qué se aproveche y se te monte. Debes ser firme, Cora.

«Mi amiga skye tenía razón, fue una muy mala idea ir a la casa de mi novia. No sé que estoy haciendo mal, tal vez la estoy tratando mal, quizás tenga razón y se siente... obligada. Esto de tener una relación, es más difícil de lo que yo pensaba.

El pastor alemán llegó a la torre de control después de hora y diez minutos de carretera. Seguidamente condujo su vehículo por la enorme rampa. Era de noche.

—No sé a qué hora es, pero parece que ya apagaron las luces... ¡Mmph! Me duele un poco el pecho —Llevando su pata a su pecho.

El resto de los miembros del equipo yacían dormidos profundamente volando en el mar de los sueños, a excepción de una de las chicas del grupo, quién se preparaba para dormir.

«Ella sujetaba una foto con su pata, mirándola con nostalgia y preocupación al mismo tiempo. Era la foto de dos cachorros abrazados.

—¿Y si tienen razón? ¿Y si realmente malinterpreté las cosas? —decía Skye en voz baja, con tono de duda y confusión.

La imagen contenía un recuerdo preciado de Skye, abrazando a Chase. Una foto que tomó Ryder al día siguiente de encontrar a Skye.

—No quiero que te hagan daño, Chasy.

«Yo quiero y amo a todos mis amigos, pero jamás he apreciado tanto a alguien cómo lo ha sido Chase. Me preocupa que ella le pueda hacer daño. Espero equivocarme, pero estoy segura de lo que ví.

La cockapoo le parecía extraño que su mejor amigo aún no haya regresado; eso la mantenía preocupada e inquieta.

—Son las 9:10 p.m —observa el reloj en el despertador—. Ya es tarde y Chase aún no regresa. ¿Y si le pasó algo?.

Su preocupación rápidamente se transformó en miedo, y su imaginación no le ayudaba. Trató de llamarlo con su placa, pero no hubo respuesta. Ella tenía miedo que no se haya resuelto nada entre ellos, y que haya terminado en golpes, o en algo incluso peor.

—¡Responde, responde, responde! Ay... maldición, por favor Chasy, responde —repetía pero solo recibía ruidos de estática—. Debo ir a buscarlo.

CONTINUARÁ

N° DE PALABRAS:

3,804

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top